En este segundo embarazo tenía muy claro que no quería repetir el error que cometimos con Pau al instaurar una lactancia mixta. Quería darle a mi pequeña lo mejor que le podía ofrecer al nacer, y me sentía preparada para ello.
Pero en el hospital parece que se puso todo en contra:
- parto por cesarea (con el consiguiente retraso en la subida de la leche),
- me dejaron en reanimación 4 horas pq no había camas en el hospital con lo cual no pude ofrecer el pecho a la niña hasta después (y porque no dejé de quejarme, que sino igual no la veo hasta el día siguiente...);
-para colmo se llevan a la pequeña un ratito a la incubadora y le dan UN BIBERÓN DE SUERO Y UN CHUPETE (de esto me enteré después, que sino les lio una que se acuerdan de mí para siempre)
-Hipoglucemia grave (26), corren a darle un biberón sin hacerme ningún caso cuando les pedí que me trajesen una jeringa para darle la leche...
-Como no me subía la leche y apenas mamaba por la somnolencia, deshidratación con aumento brusco de bilirrubina hasta niveles de ingreso para fototerapia (al final no fué necesario por suerte)... insistieron en los biberones para que no aumentase la deshidratación...
- Pérdida de mas del 10% del peso (concretamente del 10,5%) con lo cual añaden nueva justificación al biberón.
Total, que salimos del hospital con una mixta y un pecho al que la niña casi ni se agarra. Sentí que nuevamente había fracasado, para colmo las enfermeras diciéndome que no podía poner en peligro la vida de la niña por querer usar una jeringa para darle la leche (por el riesgo de aspiración?) y haciéndome sentir la peor madre del mundo.
A los 3 días de salir del hospital sentía ya que la lactancia había fracasado y empecé a quitarme la leche con el sacaleches para dársela, aunque tenía tan poca que necesitaba seguir dándole leche artificial.
Pero gracias a las horas que Rafi se molestó en hablar conmigo y a sus buenos consejos, todo cambió.
Empecé a ponerme todo el día la niña al pecho. Contínuamente. Pasé a darle la leche con una jeringa con muchísimo cuidado para que no se atragantase, en muy pequeñas cantidades.
Al quinto día del alta la niña perdió 10 gramos de peso.
Pero al sexto empezó a cogerse mejor al pecho. Cada toma podía tardar mas de una hora pq se dormía y la tenía que ir despertando con toallitas frescas y hablándole.
Al séptimo día empezó a coger peso de nuevo.
Entonces empecé a quitar los suplementos progresivamente.
Todo esto asesorada pero también habiéndolo consultado con nuestra pediatra (hace años ya que nos conocemos) y estando ella de acuerdo en que no era estrictamente necesaria una mixta. Nos dimos una semana de margen para probar y, si no lo conseguía, volvería a la mixta.
Y pude pasar a una LME.
En 22 días Carla ha engordado 1kg y 100 gramos. Al alta pesaba 2,900 y hoy ha llegado a los 4kg.
No quiero decir con esto que debais desobedecer a quienes os aconsejan una mixta. Pero sí que no siempre es necesaria y que en nuestro caso si las cosas se hubieran hecho bién, probablemente ni hubiera sido necesaria.
Y animar a aquellas que se encuentren en una situación similar. Pasar de una mixta a una exclusiva es posible, siempre y cuando vuestro pediatra esté de acuerdo y el peso y crecimiento del bebé vaya bién.
Y nada, que me siento muy orgullosa de haberlo conseguido, aunque sin el apoyo de Rafi probablemente no lo hubiera conseguido.
También decir que por parte del hospital no sentí ningún apoyo a la lactancia materna, sino todo lo contrario. Me sentí muy sola.
Gracias Rafi!