Elías nació el 30 de diciembre. Aún no ha cumplido los tres y ya va al colegio de mayores. Y aún lleva el pañal.
Como cabía esperar, al llegar el verano más de una voz me recomendó quitarle los pañales para que se fuera acostumbrando. Pero nosotros no lo veíamos interesado ni preparado y no hicimos nada.
Nos inquietaba el tema del colegio. Yo soy maestra y sé cómo se las gastan en los colegios con el tema del control de esfínteres, pero aún así no quisimos forzar a Elías.
Hemos tenido la suerte de dar con un colegio con un espíritu distinto. Cuando en Septiembre le planteamos al tutor de Elías el tema, se quedó así:
Vamos, que nunca nadie le había planteado el tema. Pero reaccionó bien. Acordamos que llevaría pañal braguita y ya veríamos.
El caso es que después de una semana, Elías dice que quiere llevar calzoncillo, que el profe dice que en el cole no se lleva pañal (presión, lo llamo yo a esto). Así que calzoncillos: y se moja. Por lo que si le veo muy angustiado le vuelvo a enviar con pañal y que me llamen para hablar, si quieren. Al fin y al cabo es un centro donde he podido plantearlo, y creo que hemos hecho bien, no solo por Elías, sino por los niños que vengan detrás.
Ahora lo de mi cole. Soy nueva en el centro y tengo a los alumnos de 3 años. Imaginaos mi cabreo reprimido cuando oigo a mis compañeras: "los niños tienen que venir con el control de esfínteres, y si cambiamos a los niños cada vez que se hacen pis entonces los padres se acomodan".
Si en el cole de mi hijo me llamaran para cambiarlo cada vez que se moja, tendría que dejar mi trabajo y cargarselo a ellas. Pero eso, gracias a Dios, no va a ocurrir.
Pues nada, sólo desahogarme, es que he venido muy cabreada de mi cole hoy.