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por Yuziel
#345242 Por Trece:

El verano se termina, las noches largas y calurosas también. Esos días en los que hemos estado al completo con nuestros peques dan también fin.

Muchos de nuestros hijos empiezan una nueva etapa en su vida con el comienzo del colegio o de la guardería. Van a ser muchos cambios de golpe, van a pasar de estar con nosotros a estar en un entorno desconocido y en manos de personas que no conocen. En algunos casos puede haber cambios en su comportamiento: niños que dormían bien pueden empezar a despertarse por las noches reclamando más atención, niños alegres pueden volverse tristes, niños tranquilos pueden estar agresivos. Tendremos que tener paciencia y ponernos en su lugar infinidad de veces para no olvidar que si se sienten así es por un motivo.

Necesitarán más que nunca que les escuchemos, que les preguntemos, que les amemos y que les ayudemos a comprender lo que les pasa y a ofrecerles herramientas para superarlo.

A continuación podéis leer un artículo con prácticos consejos para preparar la vuelta al colegio.

Va al colegio por primera vez: un momento delicado.

La incorporación del niño de 3 años a la vida escolar debe ser una experiencia positiva, que le haga sentir que se hace “mayor” de forma divertida y con la ilusión de saber que en el colegio siempre hay alguien para jugar.

Los primeros días de clase son generalmente duros para los niños. Unos se incorporan por primera vez a un centro educativo; otros dejan su maravilloso centro preescolar para ir al “cole de mayores”, y, en cualquier caso, aunque permanezcan en el mismo centro, después de un largo período vacacional, les cuesta recuperar el ritmo de trabajo. ¿A quién no?

Pero con un apoyo adecuado, por parte de padres y profesores, las jornadas eternas se convertirán pronto en una diversión continua y las inseguridades, los nervios y los llantos desaparecerán sin darnos cuenta. Llegará el momento en que el niño no querrá abandonar el cole.

La separación

A cualquier niño le resulta difícil separarse de su ambiente familiar. Por eso hay que planificar minuciosamente el período de adaptación, prever sus temores y orientar sus expectativas. Es muy importante que estemos convencidos de que la incorporación del niño a la vida escolar va a ser beneficiosa para él, porque, de lo contrario, le transmitiremos inseguridad. Nuestro hijo/a percibirá de forma transparente nuestra actitud dubitativa, aunque le estemos diciendo “lo bien que se lo va a pasar”. Si nuestros gestos difieren totalmente de lo que le estamos diciendo con las palabras, le daremos un doble mensaje, que dificultará todavía más las cosas.

Es lógico que existan sentimientos de pena, dudas, temores... por ambas partes, pero lo importante es que no tengan más fuerza que la confianza y la serenidad. Por eso, si no estamos muy seguros de no desmoronarnos en el momento clave, es mejor que, el primer día, acompañe al niño otra persona que le infunda mayor seguridad.

Preparar el terreno

Son de gran utilidad los contactos previos familia-colegio. Sabiendo cómo se desarrollará la jornada, cómo son las clases y el nombre de su profesora, le podremos transmitir más fácilmente al niño cómo va a ser su estancia en la escuela.

También es muy útil ir un ratito al centro antes de su primer día, mientras los niños de su edad están en el jardín, para que el niño se vaya familiarizando con el entorno.

Es importante asistir a las reuniones que convoque el centro (de adaptación, de presentación del equipo, de funcionamiento de la escuela...) e informar sobre todos los datos clave que faciliten al profesorado el conocimiento rápido y profundo del niño, de manera que él se sienta como en casa.

Podría comenzar con un horario reducido, si el centro lo permite, e ir ampliándolo de manera escalonada, en función de las necesidades de adaptación, no dejarlo a comer durante las primeras semanas, etc.

¿Y si, aun así, llora por la mañana? Aunque al principio los llantos son normales, hay que estar en contacto directo con el profesor para saber cómo se está desarrollando el período de adaptación; si, después de marcharnos, el niño ha participado en las actividades y si, en general, se va integrando bien. De lo contrario, habrá que buscar la mejor forma de ayudarle a conseguirlo. Algunos niños pueden llegar a necesitar un trimestre para adaptarse.

Un derroche de imaginación

Para que los alumnos superen el período de adaptación, los profesores programan un sinfín de actividades atractivas. Colocan fotografías o dibujos en las perchas o crean espacios personales (mesas, casilleros...), de forma que cada niño tenga un punto de referencia dentro de un espacio común. Después, narran cuentos, los dramatizan, se disfrazan, juegan en el patio de recreo, hinchan globos..., y así los niños se quedan con un buen recuerdo para el día siguiente.

Su lugar en el grupo

Nuestro hijo, de repente, se encontrará inmerso en un grupo amplio de niños de su edad, con unos adultos que tiene que compartir. Es cierto que un niño de esta edad necesita una relación personalizada con el adulto para sentirse protagonista, para sentir que existe. Un “¡Buenos días, Ana!” es tranquilizador. Pero, a la vez, Ana debe comprender que forma parte de un grupo y que esto no significa competencia, sino enriquecimiento. Poco a poco, Ana aprenderá a existir por sí misma y, al mismo tiempo, se irá introduciendo en los hábitos y reglas de la vida cotidiana.

Ideas muy prácticas

1 Procura llegar puntual al cole, respetando el horario de entrada.

2 Hasta que haya superado el período de adaptación, conviene que la asistencia del niño al centro sea lo más rutinaria posible. Siempre los mismos preparativos, llegar al centro a la misma hora, recogerlo en el momento acordado...

3 No acapares al profesor/a a la hora de la entrada, porque se pasará la mañana atendiendo a los padres en vez de a los hijos. Puedes darle de forma escueta informaciones esenciales (enfermedades, regímenes alimentarios, cambios horarios, etc.) y solicitarle una entrevista para hablar del niño/a.

4 Las despedidas han de ser efusivas pero cortas. Dile “hasta luego” con una sonrisa, incluso si se le escapa al niño alguna lágrima, y vuelve puntual por la tarde para evitarle frustraciones y disgustos inútiles.

5 No le prometas cosas que no vayas a cumplir (“¡Voy a aparcar el coche y vuelvo!”). Una vez que se sienten engañados es más difícil que vuelvan a confiar en nosotros.

6 No amenaces al niño con cosas relacionadas con el cole para conseguir su obediencia (“¡Si no recoges los juguetes, se lo cuento a tu profesora!”).

7 No pidas a la profesora cosas que tú no seas capaz de hacer: darle una medicina, quitarle un juguete...

8 Procura que el niño no lleve al colegio objetos de casa; evitará muchos conflictos. En clase todo se comparte, y sus compañeros no entenderán que ese objeto sea suyo exclusivamente.

9 Elige ropas cómodas y prácticas: pantalones con cinturilla elástica, zapatos con cinta adhesiva...

10 No olvides marcar la ropa de forma legible en un lugar visible. Si, además, consigues marcarla de manera que tu hijo la reconozca, mucho mejor.

Artículo escrito por Virginia González Psicóloga y profesora de Educación Infantil, publicado en http://www.conmishijos.com

Otros artículos de interés:

Guardería y siestas sin llantos:
http://dormirsinllorar.com/mejnoch8.htm

El inicio del colegio:
http://www.criaryamar.com/aprendizaje-i ... -cole.html

También hay un post de desahogo donde podemos contarnos el día a día de nuestros peques en el comienzo del colegio o guardería:

viewtopic.php?t=40397

QUÉ SUERTE HAY QUE TENER AL NACER.- (SKA-P)

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