- Sab, 11 Jul 2009, 15:18
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Hace poco leí un artículo de un médico titulado "El corte de digestión es un mito" o algo así, en el que decía que lo peligroso son los cambios de temperatura cuando acabas de comer, no el hecho de haber comido en sí. Es decir, si acabas de comer y hace calor, sería peligroso si te tiras de golpe en agua fría, pero si vas entrando poco a poco no pasa nada, y si el agua está templada o caliente (si te vas a duchar, por ejemplo) no pasa absolutamente nada. Bueno y esto teniendo en cuenta que te pegues una comilona de aúpa, porque si tu niño se come un yogur y cuatro galletas...Pues nada!
Mira lo he encontrado, te lo pego:
Corte de digestión: ¿Mito o realidad?
Ha llegado el verano y los niños ya están de vacaciones. Es hora de ir a la piscina y a la playa; es hora de divertirse! Sin embargo, para los padres se presentan algunas nuevas preocupaciones: "no salgas sólo", cuidado con la bicicleta", "no te bañes después de comer", ...
Recuerdo que cuando era niño a algunos de mis amigos les dejaban bañarse después de comer mientras que a mí no me lo permitían. Actualmente sigue habiendo dos bandos de padres: los que creen y los que no creen en el "corte de digestión". Pero, ¿eso del "corte de digestión" es verdad o mentira?
Lo cierto es que el término "corte de digestión" es erróneo. Los problemas que pueden ocurrir al introducirse en el agua se relacionan más con otras situaciones que con la digestión y el aparato digestivo. Lo que suele ocurrir es que se produce un síncope (pérdida de conocimiento) como consecuencia de la diferencia de temperatura entre la superficie del cuerpo y el agua. Por eso el "síncope de hidrocución" (forma científica de llamar al "corte de digestión") es más frecuente cuando el individuo ha estado expuesto durante mucho tiempo al sol y se introduce bruscamente en agua fría; entonces, debido a una constricción de los vasos sanguíneos de la piel, la sangre se dirige a la red circulatoria profunda, fundamentalmente del tubo digestivo, lo que puede producir una parada de los movimientos respiratorios y cardiacos. El "síncope de hidrocución" también puede ser la consecuencia extrema de un reflejo que se produce en condiciones normales y que consiste en que, cuando introducimos la cabeza bajo el agua, disminuye la frecuencia cardíaca; una respuesta exagerada de este reflejo podría terminar en una parada del corazón. Quizá por eso, y en contra de lo que se piensa de forma generalizada, son los ancianos (con tendencia a una frecuencia cardíaca baja) – y no los niños - los más propensos a padecer este tipo de accidentes.
Por todo lo anteriormente dicho, para prevenir un "síncope de hidrocución" se deben evitar las exposiciones prolongadas al sol y los ejercicios físicos intensos antes del baño, el baño después de las comidas (especialmente si han sido copiosas o se han ingerido bebidas alcoholicas) y la entrada brusca al agua fría. Lo conveniente es entrar poco a poco en el agua para que el cuerpo se adecue progresivamente a la nueva temperatura. Además, una vez dentro del agua se debe salir rápidamente o pedir ayuda si se siente mareo, escalofríos, náuseas, visión borrosa o zumbidos de oídos.
Sirva como resumen decir que es la diferencia térmica entre la piel y el agua el factor fundamental responsable del "síncope de hidrocución", y no el proceso de la digestión; que, desgraciadamente, el cuadro puede terminar en una parada cardio-respiratoria y no de los movimientos del tubo digestivo; que no son los niños los más proclives a sufrir este tipo de accidentes; y que, aunque el término "corte de digestión" sea incorrecto, hay que tener cuidado con el baño en determinadas situaciones.
Cuídense ustedes tanto como cuidamos a los niños. ¡¡¡Buen baño!!!
Dr. Fermín Mearin
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