Un derecho humano que no suele venir en los libros, pero que sin embargo es ampliamente respetado, es el defecar cuando nos viene en gana. Por supuesto que a veces nos pilla el apretón en un acto social o lejos de un inodoro, y nos vemos obligados a aguantarnos (y todos sabemos lo que eso cuesta). También sabemos lo que cuesta defecar cuando no se tienen ganas (el típico “ve al lavabo antes de salir, que luego no podremos”). ¿Se imagina usted que el director de una fábrica, para evitar pérdidas inútiles de tiempo, obligase a los empleados a ir al lavabo de once a once y cuarto, todos a la vez? ¿Verdad que parece más que humillante, grotesco, que daría lugar a protestas, que saldría en la prensa?
Si obligar a un adulto a ir al lavabo a las 11.45 o prohibírselo a las 13.28 nos parece una ridiculez, mucho más ridículo nos parecería intentarlo con un bebé. […]GONZÁLEZ, Carlos. Bésame mucho. Ed. Temas de hoy.
En primer lugar, existe un consenso casi unánime en que para que los niños controlen esfínteres, hay que enseñarles, y eso se consigue a través de la retirada del pañal. Sin embargo, lo ideal sería hacerlo exactamente al revés: esperar a quitar el pañal cuando el niño esté preparado para ello, es decir, cuando pueda controlar esfínteres por sí mismo. Esta idea, en general, produce cierto temor. Se suele creer que si uno no le retira el pañal al niño, éste nunca llegará a controlarse, y tendrá problemas de incontinencia. Lo cierto es que, a no ser que haya un problema funcional real, ningún adulto tiene problemas con el control de esfínteres. Lo que nos hace sospechar que se trata de un proceso madurativo propio del ser humano, y no un objetivo educativo que las familias o las escuelas deban asumir como propio. Desde este punto de vista, en vez de retirar el pañal y correr con el orinal detrás de nuestros hijos, sería mucho más cómodo para todos (sobre todo para los niños, que no se sentirían presionados ni evaluados) esperar a que el propio niño nos diga que ya no necesita el pañal.
Bien entrada la segunda mitad del segundo año de vida (o sea, después del año y medio) algunos bebés pueden empezar a darse cuenta cuando tienen sucio el pañal e incluso a saber cuando “se están haciendo”. Este es un lento proceso que puede llevar alrededor de 2 años más, desembocando en el control de esfínteres.
Se suele escoger el verano para la comodidad de los padres. El buen tiempo es una excusa perfecta para que tanto el niño del año y medio, como el de dos y el de los dos y medio se animen a dejar el pañal. Algunos podrán controlar temporalmente esfínteres, cuando todos estamos de vacaciones, y tienen a mamá todo el día consigo, pero al comenzar las clases, las exigencias, las separaciones, vuelven a “retroceder”, dejando en claro que aún no pueden ocuparse de controlar esfínteres en situaciones donde están frágiles emocionalmente.
Debemos explicar al niño implicado lo que esperamos de ellos: “cuando tengas ganas de hacer pipí o caca, avísame y vamos al orinal (o al inodoro, lo que cada niño prefiera)” y preparar este momento unos días antes con algún dibujo, alguna canción, etc. Una vez llegado el día “x” no hace falta repetir cada media hora la pregunta, con una vez, será suficiente y así no le crearemos al pequeño ningún estado de ansiedad innecesario.
A partir de este momento hay un sinfín de posibilidades. Algunos padres optan por seguir con el pañal para salir a la calle hasta que el niño controle mejor. Otros, directamente optan por retirarlo por completo día y noche (aunque éste es preferible retirarlo cuando el niño lleve un tiempo levantándose seco y siempre que esté de acuerdo en dejarlo también), otros lo mantienen para las siestas y las noches…cada cual escoge lo que mejor se adapta a sus necesidades y a las de su hijo. Sea como sea, los pasos que se siguen son los siguientes:
-en principio dirá pis cuando ya lo ha hecho.
-después lo dirá mientras lo hace.
-Por último aprenderá realmente a controlar y lo pedirá con antelación.
De cualquier modo, hay niños que no aceptan la retirada del pañal. Simplemente no están preparados. El pañal es un elemento que les ha acompañado toda su vida y de momento, no logran desprenderse de él. En tal caso, no se disguste ni se decepcione. No se trata de una carrera (aunque en el parque algunas madres hagan creerle que si no se lo quita traerá consecuencias irreversibles) y puede que si forzamos la situación, su hijo sufra. Respétele, déjele su pañal e ínstele a que le diga cuándo se siente preparado para retirarlo. Al cabo de unos meses podremos volverlo a intentar. Muchos niños se “asustan” cuando sienten de verdad cómo les sale el pipí o la caca porque hasta ese momento los pañales le habían impedido sentirlo.
Si se fuerza a un niño a continuar sin pañal cuando aún no está preparado o se le castiga cuando hay escapes involuntarios, ese niño-que aún no controla los esfínteres- contraerá la musculatura de su zona genital para que no salga nada y así evitar ser castigado (como los adultos cuando tenemos mucho pis y no podemos entrar en el baño, que apretamos esa zona). Esa forma incorrecta del control de esfínteres está relacionada en la vida adulta, sobre todo en mujeres, con dificultades para tener relaciones sexuales satisfactorias y/o con problemas de penetración, puesto que la musculatura guarda memoria y sigue estando contraída. JOVÉ, Rosa. La crianza feliz. Ed. La esfera de los libros.
INCONVENIENTES DE RETIRAR EL PAÑAL ANTES DE QUE CONTROLEN
-Pérdida de confianza en sí mismos: si la decisión de retirar el pañal es unilateral le estamos dejando entrever a nuestro hijo que su manera de hacer las cosas ya no es la correcta. Esto merma la seguridad en sí mismo y a la vez la confianza que tienen en nosotros de que le queremos tal y como es (incluyendo sus pañales).
-Logística de limpieza y cambios de ropa: fregona a mano y lista en cualquier momento. Ropa en el lavabo, en la lavadora, mudas para salir, etc. ¿De verdad alguien piensa que nuestros hijos se sienten a gusto así?
- El idioma del pis: Retirar el pañal supone lo que Laura Gutman llama el “idioma pis”…desde que nos preparamos para salir empezamos a preguntar obsesivamente: “¿quieres hacer pis?, ¿has hecho pis?, ¿de verdad que no? ¿Y caca, este niño ha hecho hoy caca?” y luego, cada diez minutos, estemos donde estemos, delante de quien estemos, lo preguntamos sin descanso, incluso nos atrevemos a llevar a nuestros hijos contra su voluntad al servicio de diversos bares y restaurantes “a ver si sale”.
EL PAÑAL NOCTURNO
Queremos hacer una mención especial al pañal nocturno. Como hemos señalado anteriormente es usual que un niño controle perfectamente los esfínteres durante el día pero, en cambio, llegada la noche, cuando se relaja, no es capaz de controlar los escapes.
Según la AEPED, hasta los 5 años no se considera edad inapropiada (hablando de varones puede hablarse incluso de 6 años) para suponer que nos hallamos ante un problema (enuresis nocturna). Afecta a una media del 10 al 13% en niños de 6 años y entre el 6 y el 8% en niños de 10 años.
Mi experiencia personal me dice que la retirada del pañal nocturno para algunos niños es muy difícil de conseguir. Recuerdo que mi hija fue la que me pidió que le quitase el pañal cuando llegó el calor. Tenía 27 meses y aunque confieso que yo me lo había planteado para mi estancia en la playa (por aquello de que era más fácil limpiar escapes con poca ropa) mi hija me sorprendió pidiéndolo antes. Una mañana al vestirle le expliqué que tal y como me había pedido, ese día no llevaríamos pañal, que me tenía que decir cuándo quería hacer pis o caca para llevarla al WC. La cosa funcionó bastante bien. A la hora de ir a dormir la siesta di por hecho que necesitaría pañal (nunca sabré si cometí un error o no) y se lo puse. Ella no me dijo nada y estuvimos así varios meses, usando pañal para las siestas y para las noches.
Un buen día fue ella misma quien me dijo después de comer que no quería pañal para la siesta. Me preparé con toallas previendo que tendría algún escape, pero tal fue mi sorpresa que aquello no pasó ni ese día ni los siguientes. Pensé que si era capaz de controlar en las siestas tal vez había llegado el momento de quitar también los de la noche así que una vez más le pregunté si quería dormir en braguitas. Me dijo “un no” rotundo. Curiosamente si se les escucha, ellos mismos nos guían en el camino. Qué fácil resulta todo cuando una confía.
Así continuamos a día de hoy. Le pregunto en ocasiones si quiere dormir sin pañal por las noches pero sigue con su negativa. No la fuerzo, sé que tarde o temprano ese momento llegará. Ella me ha ido indicando cuando ha estado preparada así que confío en que me advierta también cuando llegue el momento de abandonar el pañal de la noche.
BIBLIOGRAFÍA:
-Control de esfínteres: una cuestión madurativa. Proyecto materna. Nuria Otero Tomera.
http://proyectomaterna.es/articulos/mat ... adurativa/
-Retirar el pañal o controlar los esfínteres: el huevo o la gallina. Proyecto materna. Nuria Otero Tomera.
http://proyectomaterna.es/articulos/mat ... a-gallina/
-Diagnóstico y tratamiento de la enuresis nocturna. Luis Miguel Rodríguez Fernández y Salvador Gracia Manzano.
http://www.aeped.es/protocolos/nefro/10.pdf
-María Paula Cavanna. Licenciada en Psicología.
http://www.zonapediatrica.com/psicologi ... teres.html
-GONZÁLEZ, Carlos. Bésame mucho. Temas de hoy, 2006.
-JOVÉ, Rosa. La crianza feliz. Cómo cuidar y entender a tu hijo de 0 a 6 años. La esfera de los libros, 2009.