Hacía siglos que no me pasaba por aquí pero es que he tenido un fin de embarazo bastante estresantillo y una ya está muuuuy mayor, jejejej. En fin, que como ya me ha dicho mi “portavoz oficial” que había dado la noticia del nacimiento del perenquencillo, he querido pasarme para dar las gracias por las felicitaciones.
Os cuento un poquito:
Aitor nació el 9 de junio a las 5 de la tarde, así que en vez de estar celebrando mi octavo aniversario de boda con mi maridín con fresas y champán, me lo pasé en el paritorio, jejej (mira que había días al año y se me juntan dos acontecimientos “planetarios” la misma fecha). En resumen, a las 3 de la mañana rompí aguas pero no dilaté; cuando ya estaba de 4 pedía que me pusieran la epidural hasta a las otras parturientas y a las 5 de la tarde nació el renacuajo, con 51 centímetros de altura y 3.700 de peso. Yo me llevé de recuerdito 11 puntos como 11 soles, que me tienen mis partes nobles que ya os imaginareis. Conclusión; final feliz.
Recibimiento por parte de la perenquencilla. Genial, Martina se salió. En cuanto vio a Aitor no paraba de decir “parece un muñeco” y se tronchaba de risa. Estuvo “sembradita”, para comérsela. Está muy cariñosa y muy pegadita a mí pero como yo tb tenía mono de estar con ella, pues felices como perdices (salvo cuando me pide que la coja en brazos y yo me acuerdo de mi trabajo de tricotosa bajero).
Dudas: pues ya que estoy, os cuento que ando algo inquieta. Me ha tardado en subir mucho la leche (unos 4 días) y me da la sensación de que tampoco estoy muy llena. No me noto el pecho duro como con martina, que se me iba saliendo la leche a borbotones. La cuestión es que me da la impresión de que Aitor se puede estar quedando con hambre. Esta noche, prácticamente le he dado cada hora pero coge poco tiempo (10 minutos como mucho y despertándole todo el tiempo) y no le veo saciado. Además, esta noche ha hecho cacas 4 veces y echa muchos buchitos de leche por la boca, así que me da que entre que no come mucho, la leche no debe de ser muy consistente y lo está echando por arriba y por abajo, se puede estar quedando con hambre. ¿Qué pensais?, ¿qué hago? Porque claro, la sombra del bibe planea por mi casa, con mi madre diciendo que no deje que el niño pase hambre y yo pensando a ver si le estoy dejando con hambre al pobre. Encima, por el día el pequeñajo duerme como una marmota y claro, luego las noches son sandungueras…
De todos modos, mañana tengo el matrón para la prueba del talón. A ver qué me dice.
Pues eso, chicas, que muchas gracias otra vez y ya intentaré poneros al día, aunque con tanto ajetreo… besos