El tema de compartir es algo que nos trae de cabeza muchas veces, cuya importancia, en mi opinión, está sobrevalorada. Como sabéis, tengo una cuñada que se merece la medalla de oro a la pesadez por su obsesión enfermiza al respecto , pero sin llegar a estos extremos, la mayoría de los padres tiene cierto interés o afán de conseguir que sus hijos presten sus cosas voluntariamente.
El porque no está claro, a veces lo he preguntado pero no me han dado respuestas claras, se limitan a encogerse de hombros y decirme "es así", "tienen que aprender a compartir".
Lo que sí está claro es que en la edad adulta nadie se siente obligado a desprenderse de sus posesiones materiales.
Si pensáis en una persona a la que admiráis, seguramente no sea alguien que haya donado millones a organizaciones benéficas. Lo más probable es que se trate de alguien que se haya esforzado por mejorar las condiciones de los desfavorecidos, o que haya empleado desinteresadamente su tiempo o sus habilidades para ayudar a los demás.
En otras palabras, lo que nos define son nuestros actos, no la facilidad con la que repartimos nuestras pertenencias.
En nuestro entorno, solemos valorar a las personas que nos escuchan y apoyan, que sienten alegría ante nuestros logros y tristeza ante nuestras derrotas.
Muy bien, esto no es compartir. Se llama empatizar. Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, esforzándose por comprender sus sentimientos, darle consejos desinteresados o simplemente ofrecerle un hombro para llorar.
Curiosamente, a los niños se les pide mucho que compartan, pero no que empaticen, como si no fueran capaces de entender los sentimientos ajenos, y prestar juguetes sea "para ellos" la única manera posible de demostrar altruismo y bondad.
Efectivamente, existen teorías que declaran que los niños pequeños son egoístas por naturaleza y por tanto incapaces de pensar en nadie que no sean ellos mismos.
Yo personalmente no estoy de acuerdo. Pienso que los niños son infinitamente más desinteresados, tolerantes y solidarios de lo que somos los adultos. Los sentimientos de los demás no les dejan indiferentes, todo lo contrario, los niños pueden demostrar auténtica empatía sin necesidad de ayuda externa.
De todos modos, para que un niño se interese por los sentimientos de los demás, es ante todo necesario que reconozcamos los suyos (por eso estoy tan en contra del conductismo, un principio de acción - reacción sin involucrarle emocionalmente es totalmente ineficaz en este respecto). Que vea que nos damos cuenta de que está contento, triste, enfadado, alegre, cansado o nervioso. Que le digamos cómo nos sentimos nosotros. Acabará dándose cuenta de que a los demás les pasa lo mismo, que todos tenemos estados de ánimo cambiantes en función de las circunstancias y del comportamiento de los que nos rodean.
En cuanto consigan poner nombre a sus sentimientos, entenderán que estar alegres y felices es divertido, en cambio sentirse tristes o enfadados no es tan agradable. Si los demás reconocen estas variaciones en ellos y las consideran válidas, es probable que ellos hagan lo propio con los demás.
Mi hijo tiene poco más de tres años y no para de asombrarme con las demostraciones de empatía que observo en él. Se siente muy incómodo y violento cuando ve llorar a otros niños, nota que están tristes y le da pena, muchas veces se acerca al niño que llora y le da la mano para llevarle a jugar y distraerle. Le he visto entregar el juguete que tenía en las manos para dárselo a un niño que estaba llorando, y recuperarlo cuando el otro se cansaba, acercarse a un niño que estaba con una rabieta para darle un beso y que se le pasara. No lo expresa tan claramente, pero veo que esa es su intención.
No os cuento esto para echarme flores, precisamente es todo lo contrario, en ningún momento se lo he enseñado ni le he dicho que es lo que tiene que hacer. Sí que lo he hecho con él y puede que sea como lo ha aprendido. El comportamiento puede parecerse al mío pero el instinto es completamente suyo.
Dicho esto, ¿acaso me importa si en alguna ocasión no quiere prestar algo? ¿tengo que enfadarme si le dice a otro niño "puedes coger esto y esto, pero esto otro es mío y no te lo doy"? ¿es más importante que preste un juguete o que tome de la mano, con su juguete bien agarrado, al niño que está llorando?
Vaya sermón que os he metido ... seguro que la próxima vez que os diga "voy a compartir esto con vosotr@s" me contestáis "noooo, si compartir es malísimo, guárdatelo para ti" .
Besos
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más...
Mi blog: El mundo de Kim