- Dom, 31 May 2009, 11:04
#333029
Loes escribió:Pero vas a permitirle que aúlle y dé patadas y tire cosas para desahogarse? Entonces el mensaje que le estás dando es que de mayor puede ser un bandarra cualquiera que cuando esté enojado o disgustado puede salir a quemar papeleras.
Yo no lo veo así. Evidentemente no se le puede permitir que aúlle o dé patadas, pero lo malo de la silla de pensar es que se le aparta cuando precisamente está más enfadado. Yo opino que hay que reconocer su derecho a estar enfadado, pero al mismo tiempo ayudarle a canalizar esa agresividad de forma más aceptable.
La silla de pensar funciona como restricción física, que el niño se desespere allí y no destroce la casa, pero el niño puede acabar teniendo la idea de que solo le quieren cuando se porta bien, y cuando no es así no le quieren cerca. En mi opinión, la idea que se le tiene que dar es que nuestro amor hacia él es incondicional, se porte bien o mal. Eso no significa permitir o tolerar cierto tipo de comportamiento, pero es más útil aguantar el chaparrón con él, abrazarle fuerte para que se calme, impedirle que pegue, muerda o dé patadas, mientras se le explica que lo que está haciendo no es aceptable. En vez de apartarle, se le ofrece nuestra presencia y nuestra ayuda, la quiera o no, pero por lo menos no está solo, y de este modo, una vez que lo peor ha pasado, se puede retomar o continuar un diálogo que no se ha interrumpido del todo, por lo menos por nuestra parte. La silla de pensar da la idea de "te voy a poner aquí porque mientras te portes mal no quiero tenerte cerca" y después "ahora puedes salir y actuamos como si nada hubiera pasado, lo que has hecho no me importa lo más mínimo".
Finalmente, existe una teoría muy extendida según la cual las rabietas hay que ignorarlas sin más, yo no estoy de acuerdo, la mayoría de mis familiares, amigos y conocidos lo ponen en práctica y por lo que veo, haciendo eso no se reducen de forma significativa.
A mí personalmente me parece un buen comienzo separar el motivo de la rabieta (que a veces puede ser lo de menos) de las manifestaciones de la misma. El motivo lo "aparcamos" y lo hablamos tranquilamente después. Lo segundo se lo intentamos explicar, si está tan extremadamente desatado que puede llegar a hacerse daño o hacerlo a los demás, lo que mejor resultado me ha dado hasta la fecha es un abrazo fuerte, que le transmite cariño y a la vez le "inmoviliza". Finalmente, si se tira al suelo y me pide que le coja en brazos, según los expertos de turno es un capricho y me está tomando el pelo, quiere salirse con la suya y demás. ¿Pero que tendrá que ver que me pida cogerle en brazos con que, por ejemplo, me haya pedido un caramelo y no se lo haya dado? ¿No será que es su forma de hacer las paces? ¿No será que acaba de darse cuenta de que mis brazos son más importantes que el caramelo?
Pues le cojo, le abrazo, me siento con él en el sofá, en la cama o en el sitio que tenga más cerca y le cuento por qué no le puedo dar el caramelo, le digo que entiendo como se ha sentido y a la vez le explico cómo me he sentido yo cuando ha tenido esa reacción.
La idea básica de ignorar las rabietas es hacer ver al niño que su actitud no nos afecta. Yo no estoy de acuerdo. Me parece muy importante conseguir empatizar con él, que vea que todo lo que hace me afecta, para bien o para mal, y que del mismo modo vea que entiendo que lo que yo hago también le afecta, en resumidas cuentas, que intentemos ponernos cada uno en el lugar del otro. A mí no me gusta que esté enfadado y sé que (aunque no lo verbaliza) a él tampoco le gusta que yo lo esté.
Tengo que decir que en los últimos meses las rabietas han disminuido de forma muy significativa, en número e intensidad. También he notado que, con el tiempo, está siendo cada vez más sensible al sufrimiento ajeno, si por ejemplo ve a un niño llorando por la calle me pregunta qué le pasa, si es en el parque se acerca, le ofrece un juguete o le toma de la mano. Una vez le pregunté por qué hacía eso, la respuesta que me dio fue de lo más sencilla y conmovedora: ese niño estaba triste.
No me quiero echar flores ni mucho menos. Posiblemente, solo sea que el niño me ha salido "bueno" como me dicen a veces. Yo creo que todos nacen buenos, todos pueden llegar a ser más buenos todavía, solo es cuestión de ayudarles a encauzar esa bondad, a dar amor, y la mejor manera de que den amor es que a ellos no les falte. Nunca.
(Perdón por la parrafada
)
♥ Mamá de dos polluelos que dieron forma a mis sueños y los hicieron realidad ♥
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más... Mi blog: El mundo de Kim