Empezando con la alerta sanitaria por el virus de la influenza porcina; empezó en el centro de la república, en la capital, seguro por la densidad de población (que era mas susceptible el contagio), aquí en Jalisco no había casos confirmados, pero ahora sí, incluso muertes. He estado en casa el mayor tiempo posible y Moisés aún no va a la escuela y ese es un punto positivo, pues hay menos riesgo de contagio.
El domingo pasado (3 de Mayo) Carolina empezó con temperatura alta, por instrucciones de su pediatra le dí paracetamol; pero el lunes fuimos a consulta, el diagnóstico fue una infección en su garganta, su pediatra le recetó antibiótico, el mismo lunes iniciamos el tratamiento y hasta el martes noté sólo un poco de mejoría (ay, mi pequeña, con fiebre alta y con malestar, pero no dejaba de sonreir). El martes en la noche le noté en su carita un par de ronchitas y el miércoles al despertar me dí cuenta que estaba toda “llena” de ronchitas en su cara, pequeñas y rojas, pero muchas, se veía toda su carita roja….. Inmediatamente supuse que se trataba de la penicilina y le hablé a su pediatra y le cambió el antibiótico, ¿podría haberle ordenado alguna prueba de reacción antes de recetarla?
Ufffff, así duró hasta el viernes, poco a poco las ronchitas fueron invadiendo todo su cuerpecito y le recetaron un antihistamínico y un corticoide, me sentí muy mal, algo responsable, y pensaba si apenas está empezando con ablactación y de repente tomando 3 medicamentos distintos.
Su pediatra apoya al 1000% la lactancia materna, cuando nació Carolina (34 semanas) él la recibió y con su ayuda seguimos el método canguro.
Por fin desde el domingo ya casi no tiene ninguna ronchita, ya no hay fiebre y está muy bien…
Por disposición de las autoridades no hay actividades escolares hasta el próximo lunes 18 de Mayo, entonces, Moisés invitó a un primito a casa, ayer lunes estaban jugando, y Moisés agarró una caña de pescar, para pegarle a una “piñata improvisada”, (esa caña estaba “resguardada” en un sitio que creí no la iba a alcanzar), y se encajó el anzuelo en su dedo meñique de la mano.
Me asusté mucho, me fui al hospital, creí que iba a ser necesaria una incisión para poder sacar el anzuelo, al tratar de extraerlo se desgarraría por la forma de gancho…… Moisés estaba muy tranquilo, y la doctora que me atendió fue maravillosa: con toda paciencia y dulzura le habló a Moisés explicándole lo que iba a hacer: limpiarlo, ponerle anestesia local, y con mucha habilidad sacó el anzuelo sin necesidad de incisión y me confesó que si hubiera fallado en su intento hubiera sido necesaria la incisión y algunos puntos.
Ay chicas, estos últimos días me he sentido triste, responsable con mis bebés, con todo lo que está pasando en mi país y lo que le pasó a mis hijos fueron hechos totalmente aislados, pero me hace pensar lo importante que es cuidarlos, protegerlos, amarlos.
Gracias por leerme hasta aquí, me siento mal por todo lo que me ha pasado y por lo que están pasando algunos de mis conciudadanos. Espero que todo esto pase, confieso que no creí que fuera a durar tanto tiempo, los casos se incrementan aquí y en otros países, eso me pone triste.
Un abrazo