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De momento es lo que se me ocurre, pensaré a ver si te puedo ir dando alguna otra idea.
ella me decia que cuando me iba el niño cambiaba por completo y estaba superagusto y asi era, ahora pablo tiene 5 años y le dice abuela milagri, el tiene tres abuelas, milagri es una señora un poco mas joven que mi madre, despues vino noah al cual lo cogio desde que nacio,es mas su primer bibi se lo dio ella y el primer baño tambien.
noah esta encantado con milagri la ve por la mañana y se vuelve loco, ella lo lleva a todos sitios y se le cae la baba con el, dice que es su nieto.
normalmente yo salgo a trabajar antes que el se despierte y vuelvo a las 8 y media o sea todo el dia, aunque ella esta con noah todos los dias por la mañana y dos dias a la semana hasta las siete que sale mi marido de trabajar.
le dije a milagri que seguramente llevaria a noah a la guarde el mes que viene y la pobre tiene un disgusto que no veas, aunque ella seguira llendo a casa para hacer las cosas de casa, creo que se ha echo imprescindible en casa para mi y para los niños
Si necesitas ayuda, perfecto, que te haga la casa y la comida y así tú disfrutas de Lía como os merecéis.
despues vino noah al cual lo cogio desde que nacio,es mas su primer bibi se lo dio ella y el primer baño tambien.
Uyyyy, yo no podría haberlo permitido, con lo mamá leona que he sido cualquiera me quitaba a mí esos momentos
tambien te digo que habia que ver la cara de amor, ternura, dulzura que tenia milagri mientras lo hacia
Gracias de nuevo a todas!.
De todas formas no os ofendais, quizás faltaba información y por eso leyendo parecía que el único motivo era el cansancio, que no digo que no sea un motivo válido, si no que como todas en general lo estamos...., pues eso que se quedaba la explicación un poco pobre.
Besos a todos.
yolanda_lia escribió:Aunque sinceramente pienso que es muy demagogo decir que estar con la niña es un privilegio
¿Demagogo?¿En serio?¿Tú sabes la cantidad de madres que estamos por aquí que hacemos malabares para poder estar 10 minutos más al día con nuestros pequeños?¿Sabes la suerte que es poder estar con tu hija? Le estás quitando tu exclusividad antes de que nazca su hermanit@ y eso no es justo para ellas. Hay muchas mamás por aquí embarazadas de su segundo hijo que además compaginan un trabajo fuera de casa, no es justo para ellas que digas estas cosas.
yolanda_lia escribió:la realidad es que tengo que pensar también en el que viene, y Lía que todavía camina muy torpe, necesita brazos muy amenudo, no permie que me siente ni un segundo quiere jugar todo el rato y en el parque subir y bajar del tobogan...
Es lo normal a su edad, no es nada extraño. Es lo que necesita, mujer.
Cambia el chip, intenta disfrutar de tu hija y cuando venga el hermanit@, pide ayuda si la necesitas, pero sigo insistiendo que la ayuda es mejor con la casa y lo demás porque si no tu hija podrá sentirse una carga.
m jose escribió:para yuziel: por desgracia por problemas de salud yo no podia hacerlo en ese momento, de todas formas no me perdi ningun detalle, alli estaba mirandoles mientras me caian dos lagrimones.
tambien te digo que habia que ver la cara de amor, ternura, dulzura que tenia milagri mientras lo hacia
Pero a ver...¿qué problema de salud tenías, mujer, q te impedía dar un biberón?
De cualquier forma, ¿por qué no lo hizo el padre?hubiese sido mucho más lógico, no? Vamos no sé, al menos eso opino yo.
Juguemos juntos
Las personas grandes tenemos muchas cosas importantes que resolver. Y cuando se suma la obligación de criar y educar a los niños pequeños, la lista de prioridades y urgencias aumenta considerablemente. Nos preocupa especialmente el futuro de nuestros niños: decidir cuál es la mejor escuela, el mejor estudio de inglés, cómo lograr que sean educados y amables, cómo hallar soluciones para encarar el problema de los celos por el hermano menor, qué decisiones tomar para que no sufran a causa del divorcio de sus padres o qué médico consultar por las alergias reiteradas. En fin, que la vida se ha convertido en una maraña de preocupaciones, desde que la compartimos con nuestros hijos pequeños.
Son tantas las cuestiones que necesitamos solucionar, que incluso el ocio ha dejado de ser parte de nuestra vida cotidiana, sobre todo para las mujeres que además trabajamos fuera de casa. Ese pequeño espacio de diversión, de no hacer nada, de cantar o de dejar volar la imaginación, ha quedado relegado entre las múltiples tareas atrasadas. Sin embargo los niños -por suerte- aún logran conservar el juego como parte indispensable y constante de su desarrollo.
Los niños juegan todo el tiempo: Cuando comen, cuando caminan por la calle, cuando observan a los demás, cuando les decimos que tienen que ir a dormir, cuando nos llaman, cuando lloran, cuando están distraídos. Juegan aunque nosotros no nos demos cuenta de ello. Juegan a cada instante en medio de la interacción con la realidad, convirtiendo esa experiencia en múltiples posibilidades para atravesarla. Transforman de ese modo cada vivencia en muchas otras, indistintamente si son reales o imaginarias, ya que todas forman parte un momento único. Es posible que los adultos no tomemos en cuenta que ellos están dentro de un juego permanente y que desde ese lugar de creatividad y fantasía, nos invitan una y otra vez a acercarnos a ese mágico territorio de ensueños.
¿Por qué no aceptamos la invitación? Porque no nos resulta fácil. Los niños se mueven dentro de códigos que ya hemos olvidado o utilizando un lenguaje lúdico que tal vez ni siquiera hemos experimentado siendo niños. Jugar nos puede parecer extraño, misterioso o molesto. Y también podemos sentir que es una manera de perder el tiempo. En todo caso, jugar a la par de los niños pequeños, no es sencillo.
Vale la pena subrayar que a las madres no tan jóvenes, nos puede resultar aún más complejo entrar en la lógica infantil del juego. Y también constataremos -si nos observamos y observamos a nuestro alrededor- que habitualmente los varones participan en los juegos con mayor entrega y alegría que las mujeres. O sea que podríamos mirar a los varones -quienes con total despreocupación llegan a casa y se ponen a jugar- para aprender de ellos el manejo del ocio y la diversión.
¿Para qué sirve jugar con los hijos? Es la manera más directa de entrar en relación con ellos. Generalmente les pedimos que se adapten al mundo de los adultos, -cosa que hacen, por ejemplo, soportando largas jornadas escolares-. Jugar con ellos es hacer el camino inverso: nosotros nos adaptamos un rato al mundo de los niños. Parece ser un trato justo.
En ocasiones puede suceder todo lo contrario: que los niños hoy estén tan exhaustos de las obligaciones escolares, tengan tan poco tiempo libre y tan poca vitalidad para explorar el juego y la fantasía -refugiándose en la televisión o el ordenador- que posiblemente las personas grandes queramos ayudarlos y enseñarles a jugar. Lo cual no está nada mal. Siempre y cuando estemos dispuestos a permitirles desarrollar la inventiva y la ilusión, en lugar de imponer juegos reglados, difíciles de asumir, exigentes y donde el niño, una vez más, tiene que obedecer y en lo posible responder a nuestras expectativas. Jugar “bien” se parece demasiado a hacer la tarea de la escuela bien, portarse bien y ser un niño bueno. ¡Es decir que en ese caso ya no se trataría de jugar!
Sin embargo ¿las personas grandes somos capaces de jugar jugando? ¿Qué sucedería si nos dejamos llevar por la alegría y la improvisación, e imitamos lo que de alguna manera los niños proponen? Claro que la “lógica” del juego será diferente a la que estamos acostumbrados, y es posible que nos sintamos perdidos. El secreto para lograrlo será seguir a los niños, e ingresar tomados de la mano dentro de sus escondites preferidos. ¿Cómo saber si lo estamos haciendo bien? Sólo observando al niño. Constatando si está disfrutando o no. Si estamos intercambiando piedras de colores, o saltando uno sobre el otro, o jugando a las escondidas o repartiendo naipes…sabremos si es el juego adecuado en la medida que el niño esté fascinado. Ahora bien, si quienes estamos encantados con el juego somos nosotros, pero el niño está aburrido, nos hemos olvidado del niño real y estamos jugando con nuestro niño interno. Y eso, lo podemos hacer a solas.
Definitivamente, jugar es una cosa seria. Y algunos niños están dispuestos a enseñarnos las reglas.
Laura Gutman
Definitivamente, jugar es una cosa seria. Y algunos niños están dispuestos a enseñarnos las reglas.
Me encantó, mi hija dice que su papi trabaja en una oficina, su mami en la casa y la computadora y que ELLA TRABAJA JUGANDO, y que no descansa ni los domingos, je je, y saben que pienso? que es cierto, y que su trabajo es el mejor del mundo.