- Vie, 13 Feb 2009, 17:37
#311679
a día de hoy todo el mundo busca una segunda opinión, como pueden elegir la de hacer sufrir frente a la de dar cariño?
Porque me temo que la opción de dar cariño es la opinión minoritaria
. Por desgracia, pululan un montón de "expertos en niños", con o sin cualificación, demasiado dispuestos a explicarnos que darle cariño a un niño o incluso a un bebé lo volverá consentido. Y como todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, y nos gustaría que el día de mañana se convirtieran en personas decentes y responsables, es muy fácil caer en la trampa, y pensar que estos métodos acabarán por "fortalecerle" o "hacerle madurar".
La mayoría de mis compañeros de trabajo también son padres, hay muchas mujeres, lo que hace que el ambiente a veces se vuelva un poco "marujo"
. Yo me he ganado a pulso una etiqueta de "blanda" y de "progre" que llevo con orgullo
. La gran mayoría de la gente que conozco apoya algún que otro tipo de método conductista o simplemente represivo, sea el dichoso
Estivill o darle un azote al niño cuando se pone insoportable.
Cuando hablas de tratar a los niños con cariño, de explicarles las cosas en vez de imponerlas, de que no es necesario sacarles a rastras de una habitación para que entiendan que su comportamiento no está siendo correcto, automáticamente dan por hecho que tú lo consientes todo, cuando (por lo menos en mi caso) no hay nada más lejos de la realidad.
Puede sonar demasiado filosófico, pero creo que estamos muy acostumbrados a buscar resultados inmediatos en muchas áreas de nuestras vidas, lo que incluye la educación de los hijos. Todos estos métodos nos los venden como beneficiosos para los niños, pero en realidad para lo único que sirven es para hacerles la vida más cómoda a los padres: que el niño esté callado, no moleste, no explore, no interrumpa, no hable a no ser que los padres quieran que hablen.
Mi abuelo decía que los niños "hay que verlos, pero no oírlos", realmente se trata de lo mismo, pero encima apoyado en una base seudo-científica.
El problema radica en que estos expertos nos animan a que nos preguntemos cómo queremos que sean nuestros hijos, cuando la pregunta debería ser cómo son en realidad.
Me gustaría concluir con una frase de Carlos González (me encanta):
"Por exceso de cariño no se educa mal a nadie"
Recuerdos de una mamá blanda y progre, que sigue luchando a diario con sus limitaciones pero por lo menos intenta hacer lo que cree que es mejor para su hijo (y no para ella).
Siento haberme extendido tanto, pero es que el tema me pone de los nervios
♥ Mamá de dos polluelos que dieron forma a mis sueños y los hicieron realidad ♥
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más... Mi blog: El mundo de Kim