Habla con ella, explícale cómo te sentiste, qué pasó por tu mente, dile que no te gustó perder los papeles. Los niños son más humildes que nosotros, los niños no son capaces de guardar rencor, simplemente olvidan y perdonan (al contrario que la mayoría de los adultos, que perdonamos pero no olvidamos).
No te tortures por los fallos, mi niña. Momentos así hemos tenido todas y aunque te sientas fatal son legítimos, tienes/tenemos derecho a equivocarnos y que nuestros hijos lo vean. En cierto modo, le estamos enseñando el valor de la humildad, de entonar el "mea culpa".
Espero que vaya pasando, preciosa. Aquí nos tienes para lo que necesites.
Un besazo.