A mí mucho. Pero mucho.
Yo antes me consideraba bastante cercana y comprensiva con los niños y con sus familias, pero ahora siento que quizá no lo fuera tanto.
Y no sólo porque veo el otro punto de vista, y siento como mías las preocupaciones de las madres, sino porque al tener a Elías he tenido que cambiar mis esquemas de cómo funciona un niño y he profundizado más en teorías psicológicas que entienden al niño como un ser potencialmente bueno. No es que antes no las conociera ni me gustaran, lo que ocurre es que me he vuelto más radical en este sentido.
En la crianza de nuestro hijo mi marido y yo lo tenemos bastante claro (con las dudas razonables), y aunque ahora está con muchas rabietas somos muy felices con él.
El problema es que ahora no creo en la escuela como antes. AL menos no en la escuela tal y como está organizada. Y al ser interina siempre soy la recién llegada a todas partes, por lo que mi opinión me la tengo que callar o decirla bajito, y más de una vez me veo obligada a hacer cosas que no quiero hacer. Todo esto lo vivo muy mal.
¿Qué tal vosotras?