- Mié, 21 Ene 2009, 10:20
#305675
Hola a todas,
no me entendáis mal. Os quiero contar sobre un documental que vi ayer. Iba sobre ua protectora de los chimpances de Sierra Leona. Y como no me quiero enrollar voy al grano. Los voluntarios tenían que enseñar a los chimpances bebe que habían perdido a su madre como sobrevivir, como vivir en su habitat natural y se los llevaban todos los días a la selva. Los llevaban en brazos y los peques se agaraban a ellos. Les enseñaban a subir a los arboles y les animaban a alejarse. Pero poco a poco y si les entraba miedo les dejaban volver en seguida y los cogían otra vez en brazos. Entonces dijeron una frase que me quedo gravada "No hay que forzarles a nada, porque si no se pueden asustar y les puede quedar un trauma para toda la vida y siempre asociarán esa situación con miedo"
Y pensé en nuestros monillos (sin ánimos a ofender), nuestros pequeños bebitos, que con apenas unos meses aún ni son capaces de "agarrarse" a nosotros, que somos nosotras las que los tenemos que "agarrar" y después cuando ya se "agarran", a veces se nos olvida la importancia de dejarles que lo hagan.
Que hay gente que se empeña en dejarles que se "independicen" lo antes posible, a dejarles solos, en no permitir que se "agarren" o que les "agarremos" cuando les hace falta, cuando se sienten nerviosos, miedosos, o simplemente cariñosos.
Inevitablemente hice la comparación. Sé que no somos chimpancés, por favor, no os lo toméis mal. Pero creo que en eso nos parecemos, aunque parece ser que en nuestra cultura se ha olvidado la importancia de coger, proteger, alimentar, dar cariño a nuestros bebes.
Y a veces cuando yo estoy nerviosa, cansada, sobrecargada pienso en esos niños que van en sus carros sin rechistar, que duermen en sus cunas toda la noche, que no hacen paripé para irse a la cama, que están sentados quietos sin molestar y me veo tentada a conseguir lo mismo.
Afortunadamente ese pensamieto solo dura un instante y recapacito. Cojo a mi niña, la achucho y me encanta ver su cara llena de felicidad, su sonrisa de oreja a oreja y comprendo que estoy haciendo lo correcto.
Besos y que tengáis un buen día!!!
no me entendáis mal. Os quiero contar sobre un documental que vi ayer. Iba sobre ua protectora de los chimpances de Sierra Leona. Y como no me quiero enrollar voy al grano. Los voluntarios tenían que enseñar a los chimpances bebe que habían perdido a su madre como sobrevivir, como vivir en su habitat natural y se los llevaban todos los días a la selva. Los llevaban en brazos y los peques se agaraban a ellos. Les enseñaban a subir a los arboles y les animaban a alejarse. Pero poco a poco y si les entraba miedo les dejaban volver en seguida y los cogían otra vez en brazos. Entonces dijeron una frase que me quedo gravada "No hay que forzarles a nada, porque si no se pueden asustar y les puede quedar un trauma para toda la vida y siempre asociarán esa situación con miedo"
Y pensé en nuestros monillos (sin ánimos a ofender), nuestros pequeños bebitos, que con apenas unos meses aún ni son capaces de "agarrarse" a nosotros, que somos nosotras las que los tenemos que "agarrar" y después cuando ya se "agarran", a veces se nos olvida la importancia de dejarles que lo hagan.
Que hay gente que se empeña en dejarles que se "independicen" lo antes posible, a dejarles solos, en no permitir que se "agarren" o que les "agarremos" cuando les hace falta, cuando se sienten nerviosos, miedosos, o simplemente cariñosos.
Inevitablemente hice la comparación. Sé que no somos chimpancés, por favor, no os lo toméis mal. Pero creo que en eso nos parecemos, aunque parece ser que en nuestra cultura se ha olvidado la importancia de coger, proteger, alimentar, dar cariño a nuestros bebes.
Y a veces cuando yo estoy nerviosa, cansada, sobrecargada pienso en esos niños que van en sus carros sin rechistar, que duermen en sus cunas toda la noche, que no hacen paripé para irse a la cama, que están sentados quietos sin molestar y me veo tentada a conseguir lo mismo.
Afortunadamente ese pensamieto solo dura un instante y recapacito. Cojo a mi niña, la achucho y me encanta ver su cara llena de felicidad, su sonrisa de oreja a oreja y comprendo que estoy haciendo lo correcto.
Besos y que tengáis un buen día!!!
, enseguida vuelve.
