Pero no escribo para hablar de logros "dormideros" de mi peque, sino míos al respecto de ese tema.
Alguna monitora me recordará como mamá al borde de un ataque de algo serio. Adriano tardaba casi dos horas (a veces más) en dormirse, y Paulo otro tanto de lo mismo, con sus dos años y medio largos. La situación familiar no favorecía. AUnque no es momento de volver a explicarlo.
EL caso es que estuve a punto de volverme loca, durmiendo primero al uno y luego al otro, en total unas 3 horas diarias para dormirles a ambos. Lo pasé fatal, muy muy mal. Hasta el punto de que me recetaron ansiolíticos... Perdía la paciencia, los nervios y la cordura.
Pues bien. ¿Para qué escribo? Para contaros que ahora estoy tranquila, serena y feliz. Muy feliz. Hace ya algunas semanas, de hecho. Semanas en las que ni he entrado más a desahogarme en este foro...
Ahora empiezo con Adriano una horita antes, sobre las 20:30, y generalmente antes de las 21:30 ya se ha dormido. Es una horita de relajo, me tumbo con él en la cama y mientras da vueltas y vueltas, trepa por encima mío, se levante, se cae de culo, da otra vuelta, se queja un poquito... Mientras hace todo eso yo me dedico a hacer ejercicios de periné, que nunca encontraba momento para hacerlos, y a pensar, a relajarme, a estar agustito... Tanto que cuando se duerme estoy como en babia.
Entonces salgo y voy con Paulo, al que generalmente ya ha acostado mi madre unos minutos antes. Entonces la relevo (si aún no estaba acostado lo hago yo, le leo un cuento y apagamos la luz), me acuesto con él, hablamos de lo que nos ha gustado y lo que no nos ha gustado del día. Conversamos, nos reímos, nos abrazamos... Le encanta. Y a mí también.
Tras un rato de cháchara cortamos y toca "besazo", abrazo y a dormir. Remolonea un poco, pero bueno, a veces se duerme conmigo ahí tumbada y otras, si tarda mucho, le digo queya es hora de dormir y que está tardando mucho así que mamá se tiene que ir a cenar. Me voy del cuarto y se queda ahí. Más o menos es mitad-mitad los días que me quedo hasta el final y los que me quedo sólo un rato. Aún así es un biuen rato juntos. Y es un gustazo de rato.
Eso sí, cuando salgo tengo tiempo para poco, pero total... ¡¡para lo que hay que hacer!!
Estoy encantada y feliz.
AH, se me olvidaba: Adriano se despierta de noche, le doy de mamar, se queda ya el resto de la noche en mi cama y dormimos muy agusto como lirones los dos.
EN RESUMEN: Hago exactamente lo mismo que hacía antes, cuando estaba histérica (salvo lo de empezar una horita antes), sólo ha cambiado mi actitud. EL cristal con el que se mire.
Ah, y sin tomar los ansiolíticos recetados, ¡eh? Que son incompatibles con la lactancia y... además no me dan ningún buen rollo.