- Mar, 02 Dic 2008, 10:56
#296297
Hola Morgana...
Hay una cosa que has dicho que creo que has dado en el clavo:
ahora más que una niña de 2 años, parece que tengo una adolescente en casa
Pues exactamente es eso. En la escuelita de mi hijo Paulo, de 2 años y medio, me dijeron a principio de curso (al comentarles yo lo irritable que está, testarudo, enfadón...) que los 2 años son como
"una adolescencia en pequeñito". me pareció de lo más acertado. Y es que exactamente están viviendo su primera etapa de "independencia", de diferenciarse de nosotros, de demostrarse a sí mismos que ellos no son "nosotros", sino personas aparte, y nos lo pretenden dejar claro en todo momento con esos "no quiero" continuos, y esa "rebeldía" que demuestran.
Lo que me describes me recuerda muchísimo a cómo está Paulo, y a lo que me cuentan las otras mamás de su clase, que están igual de "desesperadas" de lo tercos que están sus niños.
Lo que me hace gracia es que con algunas se trata de su segundo, tercer, cuarto y hasta quinto hijo. Y me llama muchísimo la atención que se les olvide que con sus otros hijos debió de ser igual o parecido. Vamos, digo yo...
Pero fíjate, que escucharte contar esto me tranquiliza, porque yo creía que Paulo estaba así por lo inestable que está su vida últimamente (está sufriendo algunos cambios importantes), y me culpabilizaba mucho por ello. Y el caso es que, aunque eso le debe estar afectando, también debe estar así porque es propio de su edad.
¿Consejos? Paciencia, paciencia... coger aire, respirar, mano izquierda... Y lo que tú necesites, chica. Entiendo lo duro que está siendo esto para ti, porque yo con dos (tengo otro de 1 año) estoy hasta las napias también en mucho momentos, y sin verle ilusión a nada de mi rutina diaria. Pero eso son algunos días, que son muy deprimentes, es cierto, pero luego se pasa. Es muy duro esto de ser madre, dedicación completa, sin descanso, ni vacaciones, ni bajas por enfermedad, ni nada de nada... Jornada completa (diaria y nocturna) todos los días del año. Es muy comprensible que te sientas así en algunos momentos, no te culpes por ello.
En cuanto a las rabietas al despertarse, a Paulo a veces le pasa, y lo que mejor me funciona es tomármelo con calma. Porque sé que cuando empieza así la cosa, malo. Entonces lo que hago es "dejarle en paz", y sin enfadarme, con muuuucho cariño, preguntarle si quiere que le deje solito (aunque a veces se limita a gritar y rabiar, sin contestarme) o que me quede con él. Si empieza: "vete, vete, vete...." le digo que vale, pero que si quiere que venga que me llame, que mamá viene. Entonces lo que suele pasar es que me voy y en seguida me llama furioso, entonces vuelvo y me quedo sentada en su cama (sin tocarle, porque eso le enerva más, es como si yo quemara o algo), cerquita, sin hacer nada. Esperando. Que me sienta cerquita sin más... Poco a poco se le va pasando y de pronto, de la nada, se pone contento y como si nada hubiera pasado.
Lo que creo que les pasa es como cuando a veces nosotros nos echamos una de esas siestas que te dejan el cuarpo fatal, y te levantas súperdesubicada... Y necesitas tu tiempo para "reencontrarte".
A veces, para evitar que pase eso, simplemente cuando se despierta no le hablo, le dejo agustito que vaya retomando conciencia de dónde está, de que se está despertando, etc. Así él, poco a poco, se va activando. Porque tengo comprobado que si llego yo enseguida a hablarle, besarlo o lo que sea, le sienta fatal. En el fondo a mí me pasa lo mismo...
Y en cuanto a quitarle la siesta... en eso no te puedo decir porque de momento nosotros seguimos con ella. Aunque al peque le acabo de quitar una de las dos siestas del día, y está sufriendo "periódo de adaptación". Igual es eso lo que le pasa a tu niña, que hasta que su cuerpo se habitúe a no tener siesta, lo llevará un poquillo regulín... Prueba a hacer algo relajante a la hora en la que habitaulmente hacía la siesta, como leer algún cuento, hacer puzzles, construcciones, ver la tele... No sé, algo que le haga "bajar el ritmo" un poquillo para que su cuerpo retome fuerzas.
A ver qué tal te va, cuéntanos...
Y mucho ánimo de otra mamá que a veces también se siente harta. Como todas, seguro...