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por maggygold
#289847 Hola a todos, me encontré con un libro maravilloso basado en los avances de la neurociencia que me está ayudando mucho a comprender las necesidades de mi bebé y futuro niño. Lo comparto con ustedes para que les beneficie tanto como a mi.

EL CEREBRO DE TU HIJO

Los padres no son magos. No pueden garantizar la felicidad de sus hijos cuando sean mayores, ni protegerles de las pérdidas y los rechazos. Pueden, no obstante, incluir en los sistemas cerebrales de sus hijos que son claves para el desarrollo de su potencial para una vida profuncamente satisfactoria.

Hace unos 300 millones de años los reptiles habían evolucionado en la tierra. Los mamíferos y, por último, los humanos, llegaron mucho después. Sorprendentenmente, la estructura de nuestro cerebro es testigo de esta historia. Se podría afirmar que tenemos tres cerebros interrelacionados, cada uno de los cuales realiza funciones específicas.

Nuestros cerebros se componen de un cerebro recptil central, un cerebro mamífero inferior y un cerebro humano superior. Cada uno de estros tres "cerebros" o "regiones cerebrales" se conecta con los demás a través de una red de nervios, a la vez que ejerce sus propias funciones específicas.

A veces, los tres cerebros operan juntos de una forma maravillosamente coordinada y, con la activación de ciertas sustancias químicas positivas, potencian lo mejor del ser humano. Otras veces, toman el mando determinadas partes del cerebro o determinadas sustancias químicas, Esto puede causar que las personas actúen de una forma que produzca aflicción a sí mismas y a los demás. Los padres pueden incluir en la activación de funciones y sistemas del cerebro infantil y en la forma en que se relacionan los tres cerebros.

Los instintos básicos

Los humanos nos sentimos superiores a los demás animales porque poseemos el cerebro superior más desarrollado. No somos superiores en cuanto a las resgiones más antiguas de nuestro cerebro, la reptil y la mamífera. De hecho, estas regiones se parecen mucho en su organización general con las de un ratón. Estas regiones más antiguas han permanecido inalterables a lo largo de millones de años. Como dijo un científico: "Es como albergar un museo antiguo en nuestro cerebro". Cuando nos sentimos inseguros, física o psíquicamente, los impulsos de la parte reptil y mamífera de nuestro cerebro pueden anular las funciones humanas superiores e inducirnos a comportarnos como animales acorralados. Experimentamos reacciones impulsivas de "huida o lucha", que nos producen estallidos de ira o comportamientos ansiosos. Como padres, podéis influir en el cerebro de vuestros hijos para que sus regiones superiores puedan controlar las reacciones primitivas del cerebro inferior, al menos, en la mayoría de los casos.

El desarrollo de nuestro cerebro

Hace más de tres millones de años el cerebro de nuesros primeros parientes humanos tenía casi la mitad del tamaño del nuestro, y el cerebro del primer hombre erecto, Homo erectus, siguió siendo pequeño. Hace unos doscientos mil años, el cerebro de nuestro ancestro directo, el Homo sapiens, había crecido hasta un tamaño similar al de nuestro cerebro moderno y mostraba una avanzada capacidad de generación de ideas nuevas. Hace unos cincuenta mil años los seres humanos ya pintaban, producían ornamentos y joyas y adoptaban la religión. Pero, aún faltaba mucho para que los humanos desarrollaran la capacidad de pensamiento sofisticado de hoy día.

LOS TRES CEREBROS DE TU HIJO

Aunque parezca que tu hijo solo tiene un cerebro... ¡en realidad tiene tres! En ocasiones, los tres cerebros actúan juntos de una forma maravillosamente coordinada pero, en otras, una de su partes predomina. La crianza de tus hijos y tus respuestas a sus reacciones influyen mucho en la activación de una parte u otra de su cerebro.

El sistema de crianza tendrá un gran impacto según estas tres regiones cerebrales (la racional, la mamífera y la reptil) influyan en la vida emocional de tus hijos a lo largo de su vida. ¿Serán atormentados por el sistema inferior (reptil) que causará repetidamente impulsos primitivos de defensa y agresión? ¿O se sentirán tan herido que desconectarán los sentimientos de amor y necesidad del cerebro mamífero, viviendo su vida de una forma excesivamente racional, incapaces de entablar relaciones íntimas? ¿O su cerebro racional cooperará con los sistemas emocionales del cerebro mamífero de una forma que les permitirá disfrutar del máximo nivel de inteligencia social y del grado más profundo de compación y solidaridad humanas?

EL CEREBRO RACIONAL
Es el cerebro superior, también conocido como "lóbulos frontales" o neocórtex. En términos evolucionistas, es la parte más reciente del cerebro, que equivale al 85% de la masa cerebral total y envuelve las partes más antiguas. Es en los lóbulos frontales del cerebro infantil donde una crianza de comunicación afectiva ejerce un impacto positivo.
Sus funciones y capacidades incluyen:
- la creatividad y la imaginación.
- la capacidad de resolver problemas.
- el razonamiento y la reflexión.
- la conciencia de sí mismo.
- la bondad, la empatía y la compasión.

Esta parte del cerebro ha producido los mayores logros del ser humano pero, si se ve aislada de los sistemas de emotividad social del cerebro mamífero será responsable de atrocidades.

EL CEREBRO MAMÍFERO
También denominado cerebro emocional, cerebro inferior o sistema límbico, esta región tiene prácticamente los mismo sistemas químicos y la misma estructura que las demás especies mamíferas, como los chimpancés. Desencadena emociones fuertes, que el cerebro racional ha de poder dominar. También ayuda a controlar los impulsos primitivos de huida o lucha. Esta parte del cerebro activa:
- la ira.
- el miedo.
- la angustia de separación.
- el cuidado y la crianza.
- las relaciones sociales.
- el juego.
- el impulso explorador.
- la lujuria en los adultos.

EL CEREBRO REPTIL
Es la parte más profunda y antigua del cerebro humano, apenas modificada por la evolución. Los seres humanos compartimos esta parte del cerebro con todos los demás vertebrados. El cerebro reptil activa comportamientos instintivos relacionado con la supervivencia y controla funciones corporales esenciales para la vida que incluyen:
- el hambre.
- la digestión y eliminación del alimento.
- la respiración.
- la circulación.
- la temperatura corporal.
- el movimiento, las postura y el equilibrio.
- los instintos territoriales.
- el instinto de huida y lucha.

EDUCAR EL CEREBRO

Durante siglos hemos utilizado técnicas de crianza sin conocer sus posibles efectos, a largo plazo, en un cerebro infantil en desarrollo. Esto fue así porque, hasta hace poco, no podíamos apreciar el efecto de nuestros actos en el interior del cerebro de nuestros hijos. Sin embargo, ahora ya sabemos que la relación entre padres e hijos puede tener efectos duraderos en las funciones cerebrales y el equilibrio químico de los cerebros de los niños.

Con los avances de la neurociencia, los escáneres cerebrales y años de investigación de los cerebros de primates y otros mamíferos (cuyos cerebros emocionales tienen casi la misma estructura y química que el nuestro), desponemos de información vital sobre el impacto de las distintas formas de crianza en el cerebro infantil. Vuestra actitud como padres puede determinar que los sistemas y la química cerebral de vuestro hijo se activen de un modo que le permita disfrutar de una vida plena y satisfactoria.

El cerebro inacabado de vuestro hijo

Gran parte de cerebro infantil se desarrolla después del nacimiento, por eso es muy susceptible de ser cincelado por las relaciones con los padres. En el momento de su nacimiento, el cerebro superior del niño está inacabado, por ello se les ha denominado "fetos externos". Cuando los bebés nacen tienen unos doscientos mil millones de células cerebrales, aunque muy pocas conexiones entre las células del cerebro superior. Estas conexiones serán las responsables de la inteligencia emocional y social del niño y sobre ellas los padres tienen gran influencia. Cuando los ancestros del hombre moderno, los Homo erectu, se irquieron, los humanos se vieron libres para utilizar las manos. Esto condujo a un avance de la inteligencia, que fue acompañado de un aumento del tamaño del cerebro. También la posición erquida produjo un estrechamiento de la pelvis y la vagina en las hembras. El aumento del tamoño de la cabeza y la reducción de la pelvis significó que el bebé humano tenía que nacer muy inmaduro, con solo el 25% del tamaño final de su cerebro, comparado el 45% de los chimpancés.

Los padres influyen en el desarrollo del cerebro emocional de sus hijos porque a lo largo de los primeros años hay períodos críticos para este desarrollo.

Durante este tiempo, el cerebro infantil empieza a establecer conexiones aun ritmo muy rápido. De hecho, el 90% del crecimiento del cerebro humano se produce durante los cinco primeros años. En estos años cruciales se hacen, deshacen y rehacen millones de conexiones cerebrales, directamente influidas por las experiencias vitales del niño y, en particular, por sus experiencias emoscionales con los padres.
En torno a los siete años esta impresionante actividad cinceladora disminuye. Esto es así porque cada vez más células cerebrales son mielinizadas lo cual permite una comunicación mejor entre neuronas. También fortalece los caminos cerebrales y fija su posición. De modo que hay cierta verdad científica en la famos aserción jesuita: "Dadme a un niño hasta que cumpla los siete y yo os devolveré a un hombre".

La relación padres-hijos

Todas las experiencias del niño con sus padres forjarán conexiones entre las células de su cerebro superior. El cerebro humano está diseñado de este modo para poder adaptarse al entorno específico en que vive. Esta adaptabilidad puede operar a favor del noño o en su contra. Si, por ejemplo, tiene un padre maltratador, empezará a adaptarse a un mundo abusivo, y en su cerebro se producirán todo tipo de cambios estructurales y químicos, que pueden dar lugar a actitudes de hipervigilancia, mayor agresividad y miedo, o a un aumento de los impulsos de huida o lucha en la región reptil de su cerebro.
De modo que vuestra forma de escuchar a los hijos, de jugar con ellos, de mimarles, reconfortarles y tratarles cuando son traviesosn es de gran relevancia. Sus experiencias con vosobros repartirán las cartas a fovor de su felicidad o desdicha cuando sean mayores. Con una crianza emocionalmente responsable, en su cerebro se establecerán conexiones vitales que les permitirán afrontar bien las tenciones de la vida adulta, entablar relaciones satisfactorias, administrar bien su ira, ser amables y compasivos, tener la voluntad y la motivación necesarias para cumplir sus sueños y ambiciones, experimentar una calma profunda y ser capaces de amar.

Es necesario que comprendamos las regiones mamífera y reptil del cerebro infantil.
Durante los primeros años de vida, cuando el cerebro racional superior del niño está inacabado, su cerebro inferior llevará la batuta. En muchas ocasiones los sistemas emocionales y los impulsos primitivos de sus cerebro inferior le dominarán. De ahí sus fuertes estallidos de rabia, sus congojas, sus chillidos y sus revolcones por el suelo en un estado de desesperación. No está siendo travieso, solo está sujeto a una realidad de la inmadurez del cerebro infantil humano. Sencillamente, su cerebro superior no se ha desarrollado lo suficiente para que pueda calmar estas intensas tormentas emocionales.
En lo más profundo del cerebro inferior existen varios sistemas emocionales genéticamente distintos, y su conocimiento es crucial para la buena crianza de los hijos. Son los sistemas de la IRA, el MIEDO, la SEPARACIÓN, la ANGUSTIA, la BÚSQUEDA, el CUIDADO, el JUEGO y la LUJURIA (en los niños no está desarrollda). Eminentes neurocientíficos, han demostrado que estos sistemas y el comportamiento que los caracteriza existen en todos los mamíferos y pueden activar con la estimulación de áreas específicas del cerebro inferior.

Los sistemas de la IRA, el MIEDO, y la ANGUSTIA DE LA SEPARACIÓN están preparados al nacer para ayudar en la supervivencia del bebé.[b]
Están diseñados así para impedir que los recién nacidos sean devorados por los depredadores y para mantenerlos cerca de un progenitor. Los peligros potenciales del mundo moderno son muy distintos pero, a pesar de todo, los acontecimientos cotidianos pueden estimular fácilmente uno o más sistemas en el cerebro infantil. Por ejemplo, su sistema del MIEDO se puede activar con el ruido de un portazo, sus sistema de la IRA reacciona cuando la madre intenta vestirle y sus sistema de la ANGUSTIA DE SEPARACIÓN se estimula cuando la madre abandona la habitación. Los bebés se ven continuamente abrumados por la activación de estos sistemas, porque su cerebro racional superior está muy poco despierto para ayudarles a pensar, razonar y calmarse.
Con una crianza coherente en sus respuestas emocionales, los lóbulos frontales del niño empezarán a trazar caminos cerebrales esenciales que, con el tiempo, le permitirán calmar estos estados de alarma nacidos en sus cerebro inferior.

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por JAM
#291040 Que interesante....
Por favor sigue compartiendo con nosotras ese libro...
Y mil gracias :clap: :clap: :clap: :clap: :clap:

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por sirena
#291053 Muchas gracias por compartirlo, me ha resultado muy interesante. Sigue poniendo mas, porfiiiiiis :mrgreen:
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por maggygold
#291384 Me alegra mucho que les interese la información de este libro... Debido a que todas somos madres y tenemos poco tiempo para estar en la computadora voy a seguir pasando el libro pero en apartes más pequeños para que lo puedan leer con más facilidad y para darme tiempo a mi también ;-)

Algunos niños nunca reciben suficientes respuestas emocionales de sus padres.

Si el niño no recibe ayuda suficiente para controlar las intensas emociones y los impulsos primitivos de su cerebro inferior, puede que su cerebro no desarrolle las conexiones necesarias para dominar las situaciones estresantes. Su legado será no desarrollar la capacidad humana superior de la compasión ni la habilidad de reflexionar conscientemente en sus propias emociones. Los escáneres cerebrales demuestran que muchos adultos de carácter violento siguen impulsados por los alcances ancestrales de la ira/miedo y defensa/ataque, nacidos en las regiones mamífera y reptil de su cerebro. Estos escáneres detectan muy poca actividad en las partes del cerebro superior encargadas de la regulación y modificación de los sentimientos de ira.

Las reacciones químicas del cerebro infantil también se ven afectadas por el modelo de crianza.

Las células y los caminos cerebrales se activan por hormonas y sustancias químicas naturales. Entre otras sustancias químicas, se encuentran la oxitocina que se libera en el momento del nacimiento y facilita el establecimiento de lazos emocionales entre madre e hijo; y los opioides, que son las hormonas que generan sensaciones de bienestar. Estas hormonas se producen cuando la madre u otro adulto allegado tocan o abrazan al niño. Los padres atentos y afectuosos activarán repetidamente la secreción de estas hormonas y crearán lazos firmes con el niño. Si, por el contrario, los padres no comprenden la necesidad infantil de afectividad, la secreción de oxitocina y opioides queda bloqueada. En este caso, el niño sufrirá un “infierno hormonal” debido al estrés prolongado que puede provocar alteraciones permanentes en su cerebro.

Alégrate conmigo

Para que el niño establezca eficazmente los sistemas de regulación del estés en su cerebro, es necesario que se sienta acompañado tanto en sus alegrías como en su dolor emocional. Es así porque también la alegría es un estado de excitación muy estresante. Acompáñale en sus entusiasmos. Si el niño no recibe ayuda contra el estrés de la alegría, pude que le asuste la excitación física de júbilo cuando sea adulto.[/b]

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por Armandilio
#291454 Este libro es fabuloso. Se lo recomiendo a todo el mundo....

A ti te recomiendo que no lo transcribas más que nada por tu beneficio psíquico y social. Como tengas que escribir todo el libro te va a dar un telele... :???: (pero vamos, que si lo quieres seguir haciendo, hazlo).
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por maggygold
#292027 ¿Qué nos dice la ciencia del estrés?
En el pasado se creía que el cerebro infantil en desarrollo era una estructura robusta, capaz de soportar todo tipo de tensiones. La investigación neurocientífica ha demostrado que se trata de una falacia. Aunque los niños tienen cierta capacidad de resistencia durante los cruciales primeros años, el cerebro en desarrollo es muy vulnerable al estrés. Tan sensible es, que la tensión inherente en muchos métodos de crianza muy difundidos puede alterar delicados equilibrios en su “química emocional” y en los sistemas de respuesta a la tensión de su cuerpo y su cerebro, en ocasiones causando la muerte de la células de determinadas estructuras cerebrales.

Si el niño no recibe la ayuda adecuada para sus emociones, los sistemas de alarma de su cerebro inferior podrían ser hiperactivos en su vida adulta.
Esto significa que tendría reacción exageradas ante motivos de tensión poco importantes, agobiarse por cosas insignificantes, vivir siempre preocupado y/o perder la paciencia con mucha facilidad. Los padres no les pueden proteger de las desdichas inevitables de la existencia pero pueden ejercer un impacto decisivo en su calidad de vida, criándoles de una forma que establezca firmemente en su cerebro sistemas eficaces de regulación del estrés y sistemas químicos que comban la ansiedad. Muchas investigaciones demuestran que la calidad de vida se ve profundamente afectada por el establecimiento de unos buenos sistemas cerebrales de regulación del estrés en la niñez.

El sistema de alarma del cerebro
Uno de los más importantes sistemas de alarma del cerebro inferior es la amígdala. Esta elabora el sentido emocional de todo lo que nos ocurre. Si la amígdala percibe la presencia de una amenaza, se comunica con el hipotálamo, y este activa la secreción de las hormonas del estrés, preparando el cuerpo para la lucha o la huida.

La secreción de ciertas sustancias químicas de excitación positiva queda bloqueada, para asegurar la plena atención a la fuente del peligro. No obstante, si en la infancia recibimos ayuda eficaz por parte de nuestros padres, familiares o educadores para afrontar las intensas emociones de la ira, la angustia y la frustración, nuestro cerebro superior humano intervendrá eficazmente. También nos puede ayudar cuando reaccionamos excesivamente, dándonos a entender que lo ocurrido se puede solucionar.

El funcionamiento del cerebro superior puede calmar la amígdala, liberando sustancias químicas contra el estés, que relajan el cuerpo y nos hacen sentir mejor. De lo contrario, puede que el cerebro superior no haya desarrollado las conexiones necesarias para realizar estas maravillosas funciones de control del estrés. Esta situación puede dar lugar a una depresión clínica.
No ayudar al niño a afrontar sus sentimientos “intensos” podría tener auténticas dificultades para desconectar los sistemas de alarma hipersensibles de su cerebro inferior. Como resultado, su percepción de la realidad estará teñida de sensaciones de amenaza o dificultades mayores.

Aprendo muy rápido
Durante los dos primeros años
de vida se produce un crecimiento importante de los lóbulos frontales del cerebro infantil. Este período ofrece una gran oportunidad para crear circuitos nerviosos que sostengan el aprendizaje y el desarrollo del lenguaje, así como para el des

[i]Necesito que me calmen
Los niños afligidos y turbados
necesitan tu compasión, consuelo y cobijo físico para recuperar el equilibrio de sus sistemas corporales y cerebrales trastornados.

Ayudar a los niños a hacer frente a sus emociones.
Cuando ayudamos a nuestros hijos a enfrentar sus emociones un elevado número de células de su cerebro superior empiezan a establece conexiones con las células del cerebro inferior. Son las denominadas redes cerebrales o caminos descendentes. Con el tiempo, estas redes empezarán a controlar de forma natural los impulsos primitivos del miedo, la ira y la angustia del cerebro inferior, permitiendo al niño reflexionar sobre sus sentimientos en lugar de limitarse a descargarlos de forma primitiva (mordiendo, golpeando o huyendo). Algunas maneras de ayudar al niño:
• Tomar la aflicción del niño en serio. Comprender su forma de vivir un acontecimiento, aunque difiera mucho de la nuestra propia. Buscar las palabras adecuadas para consolarlo. Mostrarle que hemos comprendido la naturaleza de su desazón diciéndoselo en un lenguaje que él pueda entender. Por ejemplo: “Estás muy enfadado conmigo porque no quise comprarte el cochecito rojo” en lugar de: “¡Pedir, pedir y pedir! No sabes hacer otra cosa”. Consideremos el ejemplo de Jack, que tiene dieciocho meses y que está furioso porque su papá no le dejó chupar un caramelo que encontró en la acera. El padre de Jack logra apartar la frase inicial que le vino en mente –“Esto es ridículo, claro que no puedes comer este sucio caramelo”- para sentir la aflicción de su hijo. Intenta imaginar el mundo como lo ve el niño en ese momento y reconoce sus sentimientos en toda su intensidad. Dice: “Jack, veo que estás enfadado conmigo por el caramelo. No te gustó que te lo quitara, Querías comértelo”. Jáck empieza a calmarse y su padre le coge en brazos y le arrulla. Así el niño se tranquiliza aún más.
Hasta los niños más pequeños se benefician de esta actitud comprensiva. En tenderán el tono de la voz de los padres aunque no comprendan las palabras. Esto les ayudará a desarrollar esos caminos cerebrales descendentes que, cuando sean un poco mayores, les permitirán administrar con éxito la intensidad de sus emociones y mantenerse estables incluso bajo mucho estrés.
• Responder a las emociones del niño con la voz y la energía apropiadas. Es mejor responder a las emociones del niño con voz expresiva. Por ejemplo, si tu hijo te ofrece una concha de mar con alegría y entusiasmo, agradéceselo con una energía similar. Si el niño está furioso, tu voz y tus palabras han de reflejar esta emoción: “Veo que estás muy enfadado conmigo, no solo un poquito”.
• Mantener la calma y fijar unos límites claros. Un factor clave para la buena administración de las emociones de tu hijo es la capacidad de controlar las tuyas propias. Tómate en serio tu necesidad de apoyo emocional y encuentra el tiempo parar hablar de tus sentimientos con una persona comprensiva. Debes estar allí para atender las emociones de tu hijo en lugar de cargarle con las tuyas. Cuando sea necesario, márcale unos límites claros diciéndole “No” con tranquilidad y firmeza. La vacilación o el intento de convencerle o de rogarle de ponerse el pijama, por ejemplo, le harán sentir emocionalmente inseguro. El niño necesita sentir que su madre es una persona emocionalmente fuerte y que está claramente al mando de las situaciones.
• Tranquilízale físicamente. Responde a la aflicción de tu hijo con un sereno consuelo físico. Como veremos más adelante en el libro, el afecto físico libera maravillosas sustancias químicas calmantes en el cerebro del niño. Si en ese momento no te sientes tranquila, recurre a otro adulto para que le calme o tómate el tiempo necesario para tranquilizarte antes.

Los efectos de la falta de ayuda a largo plazo.
Extensas investigaciones científicas demuestran que la calidad de vida se ve afectada por el establecimiento o no de unos buenos sistemas reguladores del estrés en el cerebro infantil. Las investigaciones también demuestran que puede ser muy difícil invertir la tendencia a reaccionar en exceso de los sistemas cerebrales. Se puede invertir, no obstante, con la ayuda de fuertes relaciones terapéuticas en la vida adulta con un consejero o terapeuta. Por desgracia, son demasiadas las personas que no optan por esta solución.

Si no podemos administrar bien el estrés, la vida se convierte en una lucha constante y son muchos los que no lo consiguen.
Basta con considerar los elevadísimos números de niños, jóvenes y adultos que sufren depresión y ansiedad o presentan un comportamiento agresivo para darnos cuenta de la amplitud del problema. Si no podemos afrontar el estrés, acabamos aislándonos del mundo o luchamos contra él. Las personas capaces de hacer frente al estrés pueden pensar con claridad cuando están bajo presión y saben tranquilizarse cuando las cosas van mal. Porque han desarrollado eficaces sistemas de regulación de las tensiones en sus cerebros. Cuando estos sistemas existen, las experiencias dolorosas de la vida nos hacen más sabios.

Las personas cuyos cerebros no han desarrollado sistemas eficaces de respuesta al estrés sufrirán todo tipo de problemas.
Los sistemas de respuesta al estrés forjado en la niñez y que tienden a la reacción excesiva se encuentran detrás de mucho trastornos mentales y dolencias físicas. Estos incluyen:
• La depresión.
• Los estados de ansiedad persistente.
• Las fobias y las obsesiones.
• Los síntomas y enfermedades físicas.
• El aislamiento emocional.
• El letargo y la falta de impulso.
• La falta de deseo o entusiasmo.
• La falta de espontaneidad.
Además, muchas experiencias se malogran por culpa de los estados de malestar personal o social. Importantes fuerzas vitales se consumen luchando contra sentimientos dolorosos en lugar de ser canalizadas hacia las relaciones y proyectos creativos y satisfactorios.

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por maggygold
#293642 HISTORIA DEL CEREBRO


Nuestro cerebro inferior se parece al de los demás mamíferos; el superior, los lóbulos frontales, es más grande, y podemos pensar con más profundidad que otro animal.
El chimpancé tiene lóbulos frontales pequeños y piensa esencialmente en el presente.
Nuestros lóbulos frontales mayores nos permiten imaginar, razonar.
El cerebro reptil se desarrolló hace 300 millones de años. Es instintivo, controla algunas funciones corporales, y su funcionamiento se basa en la supervivencia.
El cerebro mamífero se desarrolló hace unos 200 millones de años y, con él, aparecieron nuevos programas cerebrales relacionados con el comportamiento social.
Los humanos existimos desde hace unos 200 mil años y hemos desarrollado un razonamiento sofisticado, aunque conservamos las regiones reptil y mamífera.
El cerebro superior de los recién nacidos establece conexiones a un ritmo muy rápido mientras es cincelado por las experiencias de sus primeros años. Al principio las neuronas están desconectadas.
Los bebés tienen 200.000 millones de células cerebrales pero pocas conexiones.
En torno al primer año de vida las células del cerebro superior han establecido muchas conexiones.
Cerca de los dos años el “cableado” del cerebro es más complejo y ha comenzado la poda sináptica.

Distintas partes del lóbulo frontal del cerebro infantil se pueden desarrollar de forma maravillosa con una crianza emocionalmente responsable o permanecer subdesarrolladas con otros sistemas de crianza.
• La región orbitofrontal desempeña un papel fundamental en la administración eficaz de las emociones fuertes y en la inhibición de los impulsos primitivos del cerebro inferior. Ayuda al niño a responder con sensibilidad y a entender los mensajes emocionales y sociales.
• La región prefrontal dorsolateral está relacionada con nuestra capacidad de pensar, planificar, reflexionar y elegir.
• La región ventromedial se relaciona con la capacidad del niño de pensar en sus experiencias emocionales y calma las regiones mamífera/reptil del cerebro cuando entran en estado de alarma.
• La región singular anterior nos ayuda a centrar la atención y sintonizar nuestros propios pensamientos.
Dos hemisferios cerebrales separados revelan las estructuras profundas del cerebro mamífero.

Al sentir miedo, ira o tristeza los escáneres cerebrales muestran grandes áreas de activación en las regiones inferiores del cerebro y desactivación en las regiones superiores.
El miedo activa las antiguas estructuras del cerebro inferior y medio.
La ira produce la activación de la parte más profunda del tallo cerebral.
La tristeza activa parte del sistema de cuidado del cerebro inferior.

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por Sunshine
#293866 Wow! Que currazo te estás pegando, gracias. Me parece super interesante y explica muchas cosas y comportamientos. Me encanta que lo pases aquí, pero creo que me lo voy a comprar!
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por Trece
#293870
Armandilio escribió:Este libro es fabuloso. Se lo recomiendo a todo el mundo....

A ti te recomiendo que no lo transcribas más que nada por tu beneficio psíquico y social. Como tengas que escribir todo el libro te va a dar un telele... :???: (pero vamos, que si lo quieres seguir haciendo, hazlo).

Opino lo mismo, con la cantidad de cosas que tiene el libro sería demasiado. Yo también lo recomiendo, yo lo tengo como libro de cabecera y me sirve para revatir a los estivill. :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:

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por Summertime
#294539 Muchas gracias por traducirlo y ponerlo, este es un gran libro que nos ayuda a estar seguras de hacer lo mejor cuando seguimos nuestros instintos.