Nosotros llevamos su pelota, su cubo y pala... pero no les hace ni caso, a la que divisa en el horizonte otra pelota, a por ella que se lanza, esté libre o estén otros niños jugando con ella. Si se incorporara al juego o se quedara con el juguete de otro niño jugando al lado pues bien. Pero como no sabe jugar quieto, coge lo que sea y se pira.
Y claro, hay niños a los que les da igual, pero hay otros que no quieren dejarle la pelota con la que están jugando, y menos para que se la lleve a la otra punta del parque. El resultado es que Guillermo siempre acaba llorando por no poder coger todo lo que quiere.
Total, que intentamos evitar esas situaciones distrayéndolo de mil formas, pero nada sirve. Es muy persistente y si ha localizado una pelota insiste en ir a por ella. Le explicamos que es de otro niño, que no se puede coger todo, que tenemos otra pelota para jugar... intentamos que juegue con el dueño de lo ajeno sin que se tenga que ir... pero rara vez nos funciona algo y si lo hace, es por pocos minutos.
Me gustaría que me dieseis una solución mágica, pero me temo que no la hay , salvo dejar pasar el tiempo y que conforme sea mayor vaya entendiendo mejor lo que le explicamos. Mientras, si alguien ha pasado por ese suplicio que resulta ir al parque o a la piscina (la semana que viene vamos a la playa y ya estamos temblando) y ha dado con la tecla para que no acaben llorando cada 5 minutos, se lo agradecería inmensamente