Todo esto me hizo especialmente gracia, pues de todos los niños que estaban allí, sólo mi hijo estaba correteando a nuestro alrededor jugando con unas hojas que había en el suelo, mientras los otros 2 niños estaban
atados a sus sillitas de paseo como si fueran muebles mirándolo con cara de "yo también quiero". Uno de ellos gruñó mientras señalaba a mi hijo correteando, como diciendo "bájame que yo también quiero jugar", y su madre a cada gruño se limitaba a mecer el cochecito. En un momento dado mi hijo le dio una hoja a uno de los niños, y cuando su madre se dio cuenta le quitó la hoja rápidamente y gritó "Deja eso! Caca!". Debe ser que ir atado todo el día a un cochecito sin interactuar con el entorno debe ser muy educativo y les debe fomentar su independencia...
Aún así no dije lo que pensaba sobre este hecho, porque me pareció meterme ya donde no debía... Pero ellos sí, ellos me dijeron tal sinfín de barbaridades sobre el triste futuro que le esperaba a mi hijo y que era una mala madre que lo sobreprotegía y lo anulaba como persona (cuando yo en ningún momento hice ningún comentario valorativo sobre los suyos o sobre si me parecía que ellos eran buenos o malos padres).
Me fui a casa desolada, desolada porque no me sentí comprendida ni respetada por mi forma de educar, porque indirectamente (o no tanto) me dijeron mala madre y a mi hijo le dijeron tonto, y porque ya me veo venir que nos van a colgar el cartelito de "la madre sobreprotectora y el pobre niño" y que la próxima vez que nos encontremos por la calle estarán examinando cada gesto de mi hijo para justificarse.
Total, que la próxima vez que me encuentre con alguien conocido y salga el tema este, no voy a opinar, me voy a callar, o si hablo será para darles la razón en todo y luego hacer lo que me salga de los .....Porque ayer gasté muchísimas energías en argumentar y sólo sirvió para que nos colgaran la etiqueta de tontos y nos criminalizaran. Por lo tanto no voy a decir lo que pienso del tema nunca más.