Para que un bebé concilie bien el sueño lo mejor es procurar que esté relajado, acompañarle para que se sienta seguro ¡y olvidarse de las normas!
Una de las mayores preocupaciones de los padres, sobretodo de los padres primerizos, es buscar la mejor forma de qe sus hijos duerman bien, ya que de ello depende el correctro descanso del pequeño y, cómo no, también el de los propios padres. Pero tan importante es saber qué podemos hacer para que nuestro hijo duerma bien como saber qué aspectos deberían evitarse a la hora de propiciar el descanso de los niños.
De entrada, uno de los errores más comunes es tomar como referencia a los bebés de amigos o familiares. Cada niño tiene su propio temperamento, su propia manera de ser y sentir, sus propios gustos y preferencias, por lo que lo que funciona con uno puede no ser útil para otro. Comparar a dos bebés siempre es un error. En cualquier caso, hay una serie de actitudes generales que pueden ser de ayuda a unos y otros.
Como la mayor parte de las intervenciones que hacen los padres para lograr que su bebé descanse se dividen en tres momentos -antes de dormir, mientras concilia el sueño y después de que se haya quedado dormido-, vamos a seguir el mismo criterio para explicar los errores en los que solemos caer con más frcuencia. Conocerlos es el primer paso para ayudar a nuestros hijos.
ANTES DE IR A DORMIR.
1. Que se canse mucho no sirve de nada. Uno de los fallos más frecuentes suele ser intentar que el niño esté muy cansado, con el falso convencimiento de que así dormirá mejor. Nada más falso: un niño excesivamente cansado y soñoliento es un niño irritable, con dificultades para la relajación, que va a presentar muchos más problemas a la hora de acostarse y al que le costará más conciliar el suñeo. Por lo tanto, deeremos evitar los juegos y actividades excesivamente agotadores antes de acostarnos así como intentar retrasar el horario de irse a la cama con la idea de que tendrá más sueño y dormirá mejor.
2. Su horario no es fijo. TAmbién es incorrecto pensar que si lo acostamos a la misma hora, pase lo que pase, va a dormir igual. Hay que recordar que , sin sueño, a un niño le cuesta mucho adormecerse; como a los adultos. Éste es el problema de muchas familias cuando hacen trayectos cortos de regreso a casa dercanos a la hora de acostar al bebé, durante los cuales el niño duerme un ratito. Ese día, seguramente, cuando sea su hora habitual de dormir tendrá menos sueño.
3. Aunque coma mucho, se despertará igual. La alimentación también suele ser una de las variables en las que los padres se fijan más porque creen que cuanto más lleno esté su hijo, más dormirá. Un bebé al principio necesita comer frecuentemente y por ello, tome lactancia materna o artificial, va a despertarse para comer. El hecho de que tome más o menos leche no va a evitar que se despierte para comer -puede que alguna vez sí-, sino que tan sólo va hacer que sus tomas sean más irregulares en cuanto a la cantidad ingerida de lo que el propio niño desearía. Incluso hay algunos niños que cuando notan el estómago muy pesado tienen más dificultades para dormir o se despiertan por pequeñas regurgitaciones, que se deben a la leche que han tomado "de más" Con procurar que nuestro hijo esté debidamente alimentado antes de acostarse ya es suficiente.
4. La bañera puede animarle. El baño nocturno suele ser una de las rutinas más frecuentes que utilizan los padres para que sus hijos consigan dormir bien, pero también puede convertirse en algo contraproducente. Hay niños a los que el baño les relaja y otros a quienes les tonifica y despierta más, por ello deberíamos intentar adivinar a qué grupo pertenece nuestro hijo antes de decidir bañarlo siempr por la noche. En el supuesto de que nuestro hijo sea de los nios que se despiertan al tomar el baño, con separarlo suficientemente de la hora de acostarse o bañarlo durante el día, el problema estará resuelto.
5. La oscuridad le asusta. También debemos desterrar el mito de acostar al nio a oscuras. El lugar reservado para dormir debe ser agradable y tranqulizador y una haitación totalmente a oscuras no es agradable ni tranquilizadora para la mayoría de los nios. Una luz tenue, la persiana semi levantada o la puerta entreabierta son más aceptadas por los pequeños a la hora de dormir.
MIENTRAS SE CONCILIA EL SUEÑO
6. No todos necesitan calor. El ambiente en el que duermen los niños es una de las cosas que se suele tener en cuenta a la hora de acostarles. En general, se suele dar una temperatura ideal para las habitaciones de los más pequeños. Pero como cada niño es único e irrepetible, uno de los errores más frecuentes suele ser pensar que la temperatura que va bien para la mayoría también será la adecuada a nuestro pequeño. Hay bebés muy calurosos y otros que son muy frioleros. No esperéis que la temperatura estándar funicone con vuestro hijo y buscad la más adecuada para él.
7.El silencio no es imprescindible. Con el volumen de ruido de la casa ocurre lo mismo que con el calor o el frío. cada niño tiene su propio umbral de tolerancia. La mayoría de los nios pequeños duerme bien con algo de sonido ambiental. Se suele recomendar que durante las horas de descanso diruno haya más ruido que por la noche, pero eso no significa necesariamente que a todos los bebés les guste y puedan descansasr así. Algunos tardan en coniciliar el sueño si notan mucho movimiento alrededor.
8.Empeñarse en dejarlos solos, unabsurdo. Otro de los errores más frecuentes es no acompañar al bebé mientras se duerme, amparándose en la creencia de que no necesitan compañía. Pero, en cambio, tenemos la constatación de que a los adultos nos gusta sentirnos acompañados en el sueño. ¿Qué son sino las camas de acompañantes de muchos hospitales? Nadie nos vigilará, ni sanará mejor que los médicos y enfermeras... pero nos gusta sentir alguien cerca en momentos de desamparo ¿Nuestros hijos son tan distintos a nosotros?
Lo mismo sucede cuando tenemos pareja o cuando vamos de viaje: para la mayoría es mejor compartir habitación con alguien conocido que con un desconocido. A los humanos nos gusta que nos velen el sueño, que haya alguien de onfianza que duerma cerca de nosotros. Quizás algunos dirán que con dormir en una habitación que esté cerca ya es suficiente. Pero nosotros sabemos que existe esa habitación al lado. Los nios pequeños no saben qué hay más allá de sus naricitas.
9. Hay que ser realistas y pacientes. Que el bebé debe aprender a dormir solo también es una idea aceptada por muchos... pero tatalmente infundada. Por un lado, hay que dejar claro que los niños no necesitan aprender a dormir puesto que es algo con lo que nacen. Si únicamnete nos referimos a que duerman solos-sin compañía- tampoco hace falta enseñarles nada proqu ya o harán, cada uno a su tiempo.
En caso de que se les tuviera que enseñar algo, debería hacaerse como con la mayoría de cosas en esta vida: primero me lo hacen mis papás, luego lo hago con mis papás, y más tarde lo haré sin mis papás. Es lo que hacemos , por ejemplo, con sus comidas: primero le alimentamos nosotros (le damos el pecho o el biberón), luego comen "con" nosotros (van cogiendo la cuchara, manosean la comida con los deditos... aunque continuamos enseñándoles o dándoles de comer) y finalmente, cuando ya son suficientemente hábiles, acaban comiendo ellos solitos.
Con el sueño sucede igual. Lo más importante para que los bebés y los niños pequeños puedan conciliar el sueño es que sepan relajarse. Tienen que aprender que relax es igual a dormir. Y lo harán con elpaso del tiempo. Primero se dormirán plácidamente con mamá o papá (les mecemos, les cantamos, les acariciamos), luego lo harán con nosotros (nos explican lo que más le gusta para relajarse y dormir, y piden que lo hagamos por ellos: contarles un cuento, hacerles compañía, una masaje...), para terminar relajándose solos sin la ayuda de nadie. Ninguna persona debería pasar un mal trago para ir a dormir. NUNCA.
DESPUÉS DE DORMIR
Cuando el bebé ya disfrurta del suño, los adultos también cometemos algunos errores.
10. Los niños no duermen de un tirón. Quizás el primer error es pensar que a partir de cierta edad -algunos autores incluson apuntan que a los sieste meses- ya no va a despertarse más. Por esta razón, muchos padres no acuden si el niño se despierta en medio de la noche, esperando que vuelva a dormirse. ASí , en la mayoría de casos lo único que conseguiremos es que se desvele y esté más tiempo para volverse a dormir que si acudimos al momento.
En segundo lugar, hay que saber que los despertares nocturnos son lo más normal. ¿qué nos dicen las estadísticas? Que el 81% de los niños aún se despierta a los 12 meses, y el 54% a los 2 años. Por ello, si tu hijo se despierta en medio de la noche, confórtale e intenta que concilie el sueño más rápidamente que sepa.
11. Se desvelan si les trasladamos de lugar. Otro error frecuente es mover al niño al poco tiempo de haber conciliado el sueño. Como el pequeño está en una fase de sueño muy ligera, todavía puede despertarse con facilidad. Hay que esperar a que esté profundamente dormido.
12. A veces tienen sed. Una última eequivocación en la que suelen caer los padres es creer que el niño no necesita bebe3r por la noche. Muchos niños-se supone que hasta un 35%, ni que sea de forma ocasional-sufren apneas nocturnas y respiran con la boca abierta, lo que les provoca sed. Por otr parte. las espesas papillas noctrnas preparadas y ofrecidas al pequeño con elánimo de que duerma más, le dan mucha sed porque tienen un contenido pobre en agua.
Sea como sea, el hecho de beber por la noche es muy frecuente y necesario para el niño. ¿Por qué hacerle pasar sed? Nadie tiene reparo en que un bebé haga tomas nocturnas; el "problema" son los nios mayorcitos que siguen queriendo leche por la noche y sus padres o piensan que ellos tamibén necesitan beber. En el caso de los niños que maman, la leche materna es doblemente beneficiosa porque por su composión favorece el sueño nocturno.
CONTRA LOS MÉTODOS DE ADIESTRAMIENTO.
Estos métodos se basan en dejar a losniños solos para que aprnedan a dormir. En realidad, aprenden a no quejarse y a esperar que el llanto y elmiedo les dejen agotados. Me gustaría citar al escritor y divulgador científico Eduard Punset:
"¿Es mejor dejar llorar al niño por la noche un buen rato para que se acostumbre a cierto grado de independiencia o, por el contrario, lo correcto es precipitarse para acunarlo con vista a interrumpir el estrés del miedo y de la separación? ¿Pueden los niños manipular a sus padres mediante el llanto?
La mayoría de las respuestas a estas preguntas pueden rastrearse en dos descubrimientos básicos de la neurociencia moderna. En primer lugar, el cerebro de un niño no está dotado todavía para afrontar por sí solo la consecución del equilibrio y el bienestar. En segundo lugar, las resonancias magnéticas de cerebros infantiles sometidos a periodos prolongados de estrés revelan una disminución del volumen del hipocampo, que aumenta su vulnerabilidad a la depresión y la ansiedad (...) en la edad adulta."
Punset, E. El viaje al amor. Las nuevas claves científicas