Cuando estaba en el hospital con mi hijo recién nacido, vino una amiga a verme y me trajo de regalo el libro de Estivill. Me dijo que ella lo había leído y lo había seguido cuando su nene tenía ocho meses, y que ojalá lo hubiera hecho antes, que era mágico, que funcionaba etc.
Yo no tenía ninguna idea preconcebida, en realidad no tenía idea de nada sobre la maternidad, así que, sin prejuicios, cuando llegué a casa, la primera o segunda semana, lo leí. Lo leímos los dos, mi marido y yo. Y sentí algo muy extraño mientras lo leía. Sentí desasosiego. No me encajaba lo que yo sentía estando con mi bebito recién nacido y la manera en que este señor hablaba de los niños. Notaba una falta de cariño en las páginas, como si hablara de perros. Le dije a mi marido: “mira, yo no voy a hacer este método porque no me gusta cómo me hace sentir. Si algún día el niño no duerme bien, ya buscaré otro método, que supongo que habrá alternativas”.
Pasó el tiempo, y llegué a este foro. Leí y leí. Y os voy a decir una cosa que espero que no ofenda a nadie, porque en ese caso me ofendería a mí misma también, ya que me incluyo. Al principio me parecía como muy radical. Como muy dogmático, tanto con la comida como con el sueño como con la lactancia (otro tema del que me gustaría hablar un día con vosotras, cómo os necesité, y no os encontré hasta que era tarde). Decía “estas son unas histéricas, tampoco hay que ser tan cerrado”. Pero no podía para de leeros. Y fui abriendo mi mente, y me di cuenta de que los radicales son los demás, que no admiten otra manera de hacer las cosas.
Compré el “Mi niño no me come” y el “dormir sin lágrimas”, y fue como una revelación. Os aseguro que este foro y esas dos lecturas han hecho que mi mente dé la vuelta. Y me digo, ¿por qué? ¿por qué me costó tanto, si ya estaba en mi cabeza el germen de la duda? Y de ahí mi reflexión. No sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero esto es lo que yo pienso al respecto:
Primero: los métodos conductistas prometen un éxito rápido, y casi igual para todo tipo de niños. El que eso sea cierto o no lo desconozco, pero lo que sí es cierto es que con la gente que hablo, nadie parece dudarlo, aunque no conozcan a nadie que lo haya seguido. Dicen algo así como: “dicen que funciona. Que es muy duro, pero que si aguantas, funciona”. Y todo el mundo se lo cree.
Segundo: conectando con lo anterior, la gente está dispuesta a utilizar este método, aunque saben que lo van a pasar muy mal y van a llorar a manta, porque “he malcriado a mi hijo durmiéndolo al brazo, o sus abuelas, y ahora me toma el pelo, y necesita ser educado y que sepa que no me va a torear. Esto además de toda la basura que dice ese señor en su libro, destinada a vencer tus naturales escrúpulos. Es un lenguaje sectario, como bien explica C González en su libro. Es decir, el método funciona, y si no funciona es culpa tuya que eres una débil y no has sido capaz y el nene te ha tomado la cabellera.
Tercero: Es muy difícil luchar contra toda la vida oyendo decir que los niños prueban tus límites (¿un bebé?), que saben latín (¿un bebé?), que lo vas a lamentar, que se acostumbrarán a los brazos y jamás te los quitarás de encima (ojalá), y más cuando lo oyes a profesionales de la pediatría, maestros, etc. Y tú, pobre ignorante que lo único que eres es MADRE, piensas que así son las cosas, que los demás saben más que tú, y que aunque tu naturaleza se rebela contra ello, y no piensas hacerlo jamás, es porque has reconocido que eres un ser débil y que vas a malcriar a tu hijo por cogerlo en brazos y estrujarlo contra tu pecho (con cuidado, aunque lo que te pide el cuerpo es apretarlo tan fuerte que te lo vuelvas a meter dentro de ti junto a tu corazón) y no permitir que llore en la cuna ni un segundo más de lo que te cueste llegar volando por el pasillo. Y que algún día lo lamentarás, pero que no puedes ir en contra de lo que te piden todos los poros de tu piel.
Cuarto: por eso ahora soy tan feliz . Y eso es lo que quería compartir con vosotras. No tengo que obligarle a comer (gracias a Dios), ni tengo que dejarlo llorar . Pensar que lo que hago con tanto amor no sólo no dañará a mi hijo, sino que reforzará nuestros lazos y lo hará convertirse en un adulto más centrado y seguro de sí mismo, hace que tenga ganas de gritar de alegría . Seguir el camino fácil (que para mí es éste), hacer lo que menos me cuesta, lo que menos le haga llorar y lo que más me causa satisfacción. ¿qué más puedo pedir?
Quinto: después me enteré de que el niño de mi amiga, la que me regaló el libro, tiene seis años y le tiene terror al pasillo de su casa. Pavor. No puede andar por él solo. Y mi amiga no sabe (y me alegro porque el remordimiento le haría mucho daño), ni se imagina, que esto yo lo achaco a que llevan desde que su hijo tenía ocho meses diciéndole que no puede salir de su habitación cuando se despierte hasta que los papás vayan a por él. El niño debe de pensar que algo hay muy peligroso fuera de su cuarto para no poder salir solo.
La pena es que todas estas opiniones y “culturilla” popular alimentada por muchos profesionales, está tan arraigada, que no creo que la cosa cambie en mucho tiempo, sobre todo cuando se promete un éxito rápido y te aseguran que tienes la razón de tu lado. Caldo de cultivo para niños infelices y padres desencantados (tratar a sí a sus hijos no les puede dejar indiferentes, por muy convencido que estén).
Y algún día os hablaré de la lactancia, y por qué llegasteis demasiado tarde, o yo fui demasiado lenta al reaccionar.
Perdonad por el rollo, pero tenía que sacarlo de dentro. Ahora soy una “histérica” más, y estoy muy contenta de ello!!!!!!!!
Gracias por leerme, y por estar ahí para ayudarme con mis dudas.