Esta mañana volvía del trabajo, no había dormido apenas en toda la noche, la verdad es que tenía muchísimo sueño. Iba por autopista pq sino no me da tiempo a llegar y poder llevar a Pau a la escuela. Como os podeis imaginar iba rápido, lo que permite la velocidad máxima de una autopista, pero que no deja de ser muy rápido.
Y he pinchado una rueda delantera.
No tenía que pasar, afortunadamente. Hubiera podido ser: una rueda delantera, altas velocidades, yo iba todo lo concentrado que te permite conducir el echo de no haber dormido en las últimas 24 horas.
Y no ha ocurrido nada. Solo el pinchazo, pero nada más.
No tenía que ser.
Y hoy, a pesar del echo en sí, me siento profundamente feliz.