Ahora que tengo un ratín de tranquilidad entre toma y toma, voy a tratar de resumiros como fue el pasado jueves 24, día que nació Nicolás (Sole, al final no fue el 25 como tu hermana).
Me levante tan bien y como en el cole de Pablo estaban de huelga y lo tenía en casa, estuvimos toda la mañana jugando al “gol” y haciendo el tonto. Nos fuimos paseando a casa de mi madre donde íbamos a comer y cierto es que yo notaba alguna molestia, pero sin más. Tras comer fui al gine a monitores y ahí ya sabeis lo que pasó: 4 cm de dilatación…
Le dimos la merienda a Pablo, nos bajamos a jugar al parque a los columpios y realmente entonces empecé a sentir contracciones, pero eran de lo más llevaderas. Sobre las 5.30 ya la cosa fue en aumento, así que decidimos ir para el hospital, dejando antes de nuevo a Pablo con mis padres.
Eran las 7 más o menos cuando entraba por la puerta del hospital. Me hicieron un tacto y estaba ya de 6 cm¡¡¡¡ así que directa a la sala de dilatación. Allí me dijeron que si quería la epidural tenía que ser ya porque de lo contrario, no habría tiempo. Os aseguro que me entraron muchísimas dudas: hasta ese momento las contracciones eran fuertes pero soportables… ¿Y si lo intentaba? Pero me venía a la mente el parto de Pablo, dolorosísimo por la oxitocina, por el efecto y no efecto de la anestesia… y la pedí. A las 7.30 me la ponían y desde el primer momento supe que sería distinto a Pablo: nada de temblores, nada de sudores; solo un pequeño hormigueo en las piernas y calorcito…
A partir de ese momento os prometo que fue de risa: David y yo hablando como si estuviésemos en una cafetería: “nos teníamos que haber traído unas cartas” dijo mi super marido… Yo estaba monitorizada pero de tal manera que podía medio sentarme, así que no estuve incómoda en ningún momento. Veíamos como las contracciones se marcaban en la pantallita y decíamos: ¿es posible que no me duelan nada?... tan sólo notaba como la tripa se ponía dura como las piedras.
De pronto a las 11 noté muchas ganas de ir al baño. Llame a la matrona y al decírselo me salta: “haz fuerza como para hacer caca”… y ahí yo, haciendo fuerza: “OK Helena, al paritorio, la cabeza de Nicolás ahí está”…. Os aseguro que me puse a llorar como una niña: “como era posible haber dilatado, no enterarme, estarme riendo con David pensando en que haremos este verano… y ahí estaba ya el peque??????”
Me pasaron al quirófano, siempre con David a mi lado y me dijeron si tenia fuerzas como para parir medio incorporada viendo como salía el peque. ¿Fuerzas? Todas las del mudo y más… Y ahí que fuimos: la matrona me avisaba cuando venía una contracción fuerte y en 5 pujos… 5, Nicolás estaba en el regazo de mama¡¡¡¡¡ eran las 11: 15 de la noche…. Fue espectacular¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Y nada de oxitocina, y nada de episotomía. Tengo 2 puntitos por un pequeño desgarro pero nada mas.
Me lo pusieron en la teta desde el momento 0 y no veais como se enganchó… que fuerza. Pesó 3.410 (menuda columpiada por parte de mi gine….) y midio 50 cm. El Apgar 9/10 y todo perfecto, precioso, tranquilo…
Ah…… de verdad, soy feliz¡¡¡¡¡
Por su parte Pablo ha estado todo el finde con mis padres, totalmente feliz de la vida. Nuestra idea era que sólo hubiese dormido allí solo una noche, pero viendo lo bien que estaba, hemos preferido seguir así y apena s ha notado mi ausencia de lo entretenido que ha estado con media familia pasando por allí. El domingo pedí el alta voluntaria. En teoría me podía haber quedado hasta el lunes, pero como tanto Nicolas como yo estábamos bien, preferimos irnos a casita para descansar y estar sobre todo con Pablo.
Y yo creo que no me dejo nada. A las que habeis llegado hasta aquí, gracias por leerme. Estoy realmente encantada y feliz de contaros esta maravillosa experiencia, sobre todo teniendo en cuenta lo complicado que fue el embarazo. Estoy feliz de tener a mi marido, a Pablo (que pasado mañana cumple 2 años¡¡¡¡) y al pequeño Nicolas, que ha venido a completar esta familia. Estoy feliz de teneros a mi lado, compartiendo nuestra vida….
ESTOY FELIZ