Os cuento. Tengo un niño que la verdad es muy, muy, muy bueno, un trasto, pero bueno. No tiene apenas rabietas (de momento, y cruzemos los dedos) y cuando se enfada se distrae en seguida. Pues el miércoles pasado fue horrible, lloraba por todo, se cabreaba si no le dejabas hacer algo (leáse coger la escobilla del WC o subirse a la mesa, cosas peligrosas), hasta tirándose por el suelo, no quería comer, no se calmaba con nada, horrible. Aparentemente su estado de salud era bueno. El día antes estaba perfecto y al siguiente también. Me fui a la tarde a trabajar y por 1ª vez en mi vida me sentí aliviada de irme (me sentí fatal por pensar eso). Sólo fue un día aislado, la noche normal. Pues el sábado le descubrí una muela que le había roto ya la encía y estaba medio fuera, la 1ª muela. ¡Qué mal me sentí! Automáticamente pensé que por eso había estado tan tontín el miércoles. El pobre encontrándose mal y yo no lo super ver
Si es que estos chiquitines son unos solazos. Cuando se quejan ES POR ALGO. Pues eso, que cuando el río suena agua lleva, y quien diga que lloran por llorar o por fastidiar NOOOOO y NOOOOO. Es que no saben hablar pobrecitos, y de algún modo tienen que decirlo, no?