Algunas de vosotras recordareis que hace 10 meses golpearon a Pau en la boca y le partieron los dos incisivos superiores, a parte de desgarrarle el frenillo lingual.
Desde entonces hacemos seguimiento con una odontopediatra. Hay un incisivo necrosado, cuya raiz se ha ido reabsorviendo, pero sigue aguantándose todavía en su sitio e incluso ha disminuido su mobilidad hasta el punto de que Pau puede comer perfectamente con él.
Bueno, que me enrollo, os escribo para contaros como van esas visitas de seguimiento, y como lo hacemos para que Pau se deje explorar. Al principio yo temía (sinceramente, me horrorizaba) tener que llevarle. Pero eso solo ocurrió en la primera visita. Desde entonces, un par de dias antes le cuento que iremos de nuevo a la doctora de los dientes, le explico lo que le hará y lo que tiene que hacer él y que es muy importante que colabore y nos ayude, para cuidar mejor su diente. Hacemos un simulacro de la visita, le estiro en una butaca y le hago abrir la boca, le hago radiografias de mentira y le toco los dientes...
Parece impensable que un niño tan extremadamente inquieto como es Pau llegue allí y se comporte tan tranquilo, como ha hecho hoy y todos los días que hemos ido allí. Cuando hemos llegado se ha estirado él solo en la camilla (hoy ni siquiera me ha pedido estirarse encima mío, que es lo que hacíamos habitualmente). Ha colaborado en todo momento, abriendo la boca, dejándose tocar y fotografiar el diente por detrás. ADemás se ha dejado mirar los últimos molares que le están saliendo. Y a la hora de la radiografía ya ha sido el colmo, pq sin ni siquiera sostenerle la cabeza (antes yo se la sostenía estirado encima mío) ha seguido todas las instrucciones y se la ha dejado hacer sin rechistar. Luego, muy contento, ha mirado con nosotros las fotografías y la radiografía.
Yo me lo miraba desde delante, de pié, para que me viera en todo momento (menos en el momento de la radiografía, que he tenido que salir por prevención). Y veía a un niño, a mi niño, que se me hace mayor...
Nos hemos pasado horas y dias haciendo simulacros de este tipo. Os los aconsejo ante situaciones de este tipo, les prepara, disminuye su miedo y aumenta su confianza en vosotr@s y en ellos mismos.
Luego cuando hemos salido un montón de halagos y besos (para él, por supuesto).
Me siento muy orgullosa.