- Sab, 02 Feb 2008, 23:23
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Juanma escribió:Yo creo que el hecho de que se comporte así es precisamente porque el vínculo es muy sólido, es decir, si no le importaras, no se comportaría de esa manera, pasaría de ti, pero su forma de decirte que te encuentra a faltar es esa .
Estoy completamente de acuerdo con Juanma. Si el vínculo no fuera sólido pasaría justamente lo contrario, a tu hijo le daría exactamente igual que no estuvieras en casa. Además llegas a una etapa en la que suele haber una crisis, sobre los 9-10 meses empieza la
angustia de separación. Hemos hablado un montón de veces sobre estas crisis de angustia, en las que el niño se hace consciente de nuestra no-presencia y de su fragilidad al estar sin nosotros. Nosotros les transmitimos seguridad y eso hace que cuando no estamos, se sientan inseguros. Su forma de manifestar esta angustia suele ser en forma de intenso llanto al separarse de nosotros, las noches suelen empeorar durante estas temporadas y a veces demuestran su rechazo a nuestra ausencia mostrándonos indiferencia o enojo.
Yo recuerdo una época en la que cuando volvía del trabajo Pau no me hablaba. No me recibía ni me decía nada, se quedaba con la canguro o con su padre y hacía como si no hubiese llegado nadie a casa. Tengo la mala suerte de trabajar de tardes y claro, después de la mañana en la guarde y la tarde con la canguro, esperas que al llegar a casa tu hijo te reciba como un rey, y no es así. Son temporadas. Luego verás que llegarás y saldrá disparado a tus brazos. Nosotros actualmente atravesamos de nuevo una etapa de "rechazo", cuando llego del trabajo lo primero que me dice el niño cuando llego es que me vaya
.
El consejo es que no te enojes ni te ofendas, es normal que te sientas mal o culpable, pero tu dirígete a él y dale un mega-achuchón y un beso. Si te rechaza, no te muestres enfadada. Respeta su malestar y quédate junto a su lado. A veces cuando llegamos del trabajo vamos tan agobiados con las cosas que tenemos que hacer que entramos pensando en que hay que cambiarnos de ropa, duchar, preparar la comida.... Haz un stop. Siéntate con tu hijo 5 minutos por lo menos. Que vea que llegas y ahí estás, para él y por él. Le lees un cuento, o le cantas, o juegas... y luego haces lo que tengas que hacer.
Verás que solo es una etapa. Mas adelante se te caerá la baba cuando entres por la puerta y tu nene venga corriendo hacia tus brazos.
Esther, Pau i Carla