- Vie, 01 Feb 2008, 21:23
#235027
Pues a mi me pasó algo similar, en la guarde donde va mi hija les quitan el pañal a los 18-20 meses por "ley"
a mi hija le dieron algo de chance de llevar calzon entrenador y/o pañal, pero solo por 2 semanas, luego me prohibieron mandar pañales....
Yo en casa segui poniendole como si nada, hasta que ella misma me pedia hacer pis en el baño y habia dias que la dejaba sin pañal... el pis se le escapaba a veces (aun tiene uno que otro escape), pero la caca nunca, afortunadamente esa siempre la hizo en el baño....
En fin,como todas, creo que es cuando el nene esté preparado y no pasa nada si le vuelves a poner pañal, no adelantas ni retrasas nada, pero habla mucho con tu niño para que lo vaya identificando, y pues a mi tambien me parece aun pequeño para quitarle el pañal... la mia lo dejo a los 2 años exactos, pero unos antes y otros despues no pasa nada....
//Edit:// Edito para poner algo que encontre en otro post que sabiamente escribio Juanma
siempre sabe que decir...
Una pregunta muy frecuente en las mamás que consultan, es que temen darle un doble mensaje a su hijo si le vuelven a poner el pañal una vez que se lo han quitado. Siempre se puede volver atrás. Los papás consultan atemorizados porque su hijo se ha vuelto "regresivo". No se puede hablar de regresión en un niño de 2 ó 3 años, porque no se puede regresionar a un lugar del que nunca se ha salido.
Otra preocupación muy común es la de los mensajes contradictorios. Personalmente creo que damos tantos mensajes contradictorios a nuestros hijos todo el tiempo, que en el peor de los casos, este sería uno más. Pero no lo es. El único mensaje debiera ser "Te acompaño, y si ayer pudiste estar sin pañal y hoy lo necesitas, te lo pondré". Los chicos tienen cosas mucho más interesantes que hacer a esta edad, antes que estar todo el día preocupados en sus pises y cacas.
Algo comenzará a cambiar cuando dejemos de decir "le saqué la teta, le saqué el pañal, lo saqué de nuestra habitación", y podamos tener la paciencia suficiente como para esperar a que sean ellos quienes nos indiquen el camino a seguir.
"Hemos de empezar a ver a los niños como si de una argamasa se tratara que necesita de unas manos dóciles, amables y cuidadosas para moldearla. Cuanto más dulces sean estas manos, cuanto más cercanas y comprensivas sean con las irregularidades que la argamasa pueda provocar, mejor será el resultado final."