- Mar, 22 Ene 2008, 18:17
#232080
Te paso un artículo del Dr. Sears que igual te puede ayudar. No comparto todos los puntos pero igual a vosotros os interesa.
Sobretodo no me gusta el sentido que parece tener el “tiempo fuera del agresor”, me gusta más un tiempo en un lugar relajado sólo o acompañado, según necesite el niño, para calmarnos todos y poder hablar de lo sucedido, que un tiempo fuera como castigo para reflexionar sobre lo que se ha hecho mal (si los castigos funcionasen sólo habría que aplicarlos una vez, o diez, a partir de cien yo sospecharía que algo no va bien).
Tampoco me gusta el apartado “Recompense”, yo creo que hay que conseguir que el niño interiorice que pegar no es un comportamiento aceptable, no que si pego me dan un premio (¿si se acaban los premios volverá a pegar?).También puede pasar que el premio cada vez tenga que ser más importante y, al final, el premio se convierte en rutina y no sirve para nada.
En “aplique doble disciplina” envían el niño a su habitación, ¿para qué? Si su habitación es un lugar agradable para relajarse y recargar pilas me parece bien, si es un castigo no. Imagínate que en lugar de golpearse delante de vosotros lo hace sólo en su habitación, podría realmente hacerse mucho más daño.
Pegar y morder: 15 maneras de parar (William Sears)
Las manos y los dientes en crecimiento, frecuentemente se meten en problemas. Los niños pequeños, muerden y pegan sin pensar en las consecuencias. Los mordiscos y golpes, hacen daño y deben ser corregidos, antes de que hagan daño a los cuerpos o las relaciones.
Entienda porque los niños muerden y pegan
No se lo tome como algo personal. Los bebés muerden las manos (los pezones) que les alimentan. Todo lo que los bebés hacen se resuelve alrededor de su boca o sus manos. Las manos y los dientes son las primeras herramientas sociales, y aprenden a usarlas con las respuestas que obtienen. Tan pronto como los dientes erupcionan y las manos le agitan, los bebés experimentan y usan estos instrumentos sobre diferentes objetos, para ver que se siente. ¿Y que hay más disponible y más familiar que la piel de los padres? El trabajo de los bebés es usar estas herramientas: el de usted, enseñarle como. Estos pequeños mordiscos y golpes iniciales, tan malos como parecen, son comunicación llena de juego, no comportamiento irrespetuoso ni agresivo.
Los golpes y mordiscos agresivos son más comunes entre los 18 meses y los dos años y medio, cuando el niño carece de lenguaje verbal para comunicar sus necesidades. En su lugar se comunica mediante acciones. El morder, habitualmente para a medida que crecen las habilidades de comunicación, pero el pegar no.
Entender porque los niños pequeños (toddler) pegan y muerden
Lo que en un niño pequeño son simplemente gestos socialmente incorrectos, pueden, si no son revisados, convertirse en comportamientos agresivos en los niños. Por esto es por lo que usted quiere eliminar esto del repertorio del bebé, antes de que forme parte del niño en crecimiento. Los niños se vuelven agresivos para liberar enfados, para controlar la situación, para demostrar poder o para proteger sus pertenencias en una batalla por juguetes. Algunos llegan al mal comportamiento en un intento desesperado para llegar a unos padres distantes.
La mayor parte de los comportamientos agresivos en la primera infancia, disminuyen en el momento en que el niño puede comunicarse con palabras en lugar de con acciones.
Considere la fuente
¿Qué dispara un comportamiento agresivo? mantenga un diario (al menos notas mentales) que identifiquen la correlación entre los actos del niño y las circunstancias que lo favorecen. Por ejemplo: Kate mordió a Suzie durante el juego en grupo. S. tenía su pelota favorita. Era casi la hora de la siesta, había montones de niños en un sitio pequeño y S. es muy mandona.
El niño que hace daño a uno de los padres
La bofetada en la cara es un comportamiento socialmente incorrecto con el que muchos niños experimentan. Reconduzca al “abofeteador” a un comportamiento socialmente aceptable: “choca esos cinco”. Igualmente reconduzca el morder: “no se muerde, hace daño a mamá”, poniendo cara infeliz y después reconduzca: “abraza a mamá, eso si me gusta”, poniendo cara feliz.
Una vez que el abofetear se ha convertido en una expresión de frustración (por ejemplo: se enfada porque no le dan un dulce) use las consecuencias naturales: firme pero calmadamente dígale: no se pega y póselo en el suelo. Seguirá estando enfadado por el dulce: verbalícelo para él, diga en palabras porque está enfadado. No permita que su hijo lo utilice como punching-ball. Déle el mensaje de que no permitirá que le haga daño. Si usted no permite que su hijo le haga daño cuando es muy joven, será menos probable que se lo haga a otros en el futuro, y que permita que se lo hagan a el: le está enseñando a decir no a las agresiones, por ejemplo levantando una mano para evitar el golpe, pero no devolverlo.
Toddlers que pegan a bebés
Si su hijo de un año y medio golpea con su martillo de juguete en la cabeza de bebés, retire todos los objetos con que pueda pegar Enséñele y dígale que no pegue y ofrézcale un gesto alternativo: se cariñoso, acaricia al bebé, mientras guía su mano.
No devuelva el mordisco
“El niño necesita aprender que los mordiscos duelen” puede usted razonar. Si pero no hay manera de que su hijo decida no morder si usted muerde. Utilice una método alternativo de “diente por diente”: lleve a su hijo aparte y dígale: “déjame que te enseñe el daño que hacen los dientes” y presione su antebrazo contra sus dientes superiores como si estuviera mordiéndose a si mismo, no de forma vengativa, sino como un padre mostrando algo: ¿ves como morder duele? De esta lección inmediatamente después del mordisco. Usted quiere que su hijo aprenda a ser sensible con los sentimientos de los demás: una lección temprana es la empatía.
Modelos de pegar
K. golpea a T. La madre de K. (avergonzada e irritada) rápidamente se acerca y golpea a K. en le brazo diciendo: -“no se pega”- ¿está usted tan confundido como K. ahora? ¿Ha sido usted empujado por vergüenza o enfado a hacer algo ilógico? Todos lo hemos sido. Así que planifique su mente con tiempo: que hará cuando su hijo pegue a alguien.
Niños que dañan a otros niños
Usted se da cuenta de que un niño pega a otro para obtener un juguete. Muéstrele y dígale una forma alternativa de obtener el juguete: “no pegamos a otras personas. Si quieres el juguete, esperas a que tu amigo termine o pregúntale a mamá y yo pondré un tiempo para compartir. Cuando yo quiero algo de ti no te pego para conseguirlo, te lo pido amablemente”. Si el que pega no colabora, pídale a la víctima que diga que no jugará con el hasta que pida perdón y deje de pegar. También impresione: como te sentirías si te pegara a ti.
Tiempo fuera para el agresor
“Morder hace daño, y es malo hacer daño, te vas a sentar a mi lado”. Habitualmente, los niños de dos años pueden establecer la conexión entre ser agresivos y las consecuencias. Anime a su hijo a decir “lo siento”. Si ya no está enfadado, puede que quiera dar un beso o un abrazo.
Sea un modelo de no-agresión
Un niño que convive con la agresión será agresivo. ¿Cómo comunica usted el disgusto, maneja conflictos, y obtiene sus objetivos? La agresión es contagiosa. Los niños pequeños también copian los comportamientos agresivos de hermanos mayores. Haga de esto una experiencia educativa: hábleles a los mayores de que son un ejemplo Por su propio beneficio y el de los pequeños, dígales que “limpien” su acto.
Arrancar cosas de las manos es un comportamiento agresivo propio de niños pequeños y preescolares (tenga cuidado de no ejemplificar esto sin intención quitándoles las cosa de las manos). De forma tranquila explíquele porque no puede tener la cosa que a agarrado y pídale que devuelva el objeto al niño o que se lo de a usted, Puede que tenga que ofrecer un “repuesto”. Si su hijo está a punto de dañar algo valioso o a si mismo use una vos firme y muestre con el lenguaje corporal que espera que lo deje inmediatamente.
Evite situaciones que sacan lo peor de los niños. En un cumpleaños, a una madre se le ocurrió organizar una búsqueda para los chicos, por toda la casa, además ofreció un premio para el ganador: la casa y los niños terminaron arruinados.
Suavice
Observe al niño pequeño que habitualmente tira juguetes y muñecos y los golpea. Mientras algo de este comportamiento es normal, si es frecuente puede ser una bandera roja de tensión y enfado. El niño corre riesgo de tratar a los humanos de esa manera. Además de investigar en la raíz del problema, favorezca un juego más tranquilo: “abraza al osito”, “quiere ala muñeca”.
Recompense
Los niños de más de tres años responden bien a la recompensa. Cree un panel de puntos por no pegar: “cada día que no pegue se dibuja una cara sonriente, y cuando tenga tres, iremos a comer juntos”.
Programe autocontrol
Algunos niños impulsivos pueden pegar antes de pensar. Para niños de más de tres años, ayúdele a controlar esos impulsos, sugiriendo comportamientos substitutivos a los que el chico pueda recurrir cuando a su mente viene la palabra “pegar”: “tan pronto como sientas que quieres pegar, golpea una almohada o da una vuelta al patio”. Usted puede ser modelo de autocontrol: la próxima vez que piense en pegar a su hijo, hágaselo saber. Sujete su propia mano y diga “no mano, no debes pegar”
Aplique doble disciplina
Cuando el pegar se vuelve irrespetuoso y mina su autoridad, merece una doble dosis de corrección: de mamá y de papá. T. de cuatro años se enfadó y pegó a su madre. Inmediatamente ella lo sentó, le miró fijamente a los ojos e imprimió en él que bajo ninguna circunstancia debía pegar a sus padres, que ese comportamiento es intolerable y sería firmemente corregido, y le envió a su habitación. Después de este tiempo de exclusión, hablaron sobre su enfado. Más tarde compartió el hecho con su marido que habló con T. Reforzó la seriedad de la cuestión y le dijo que no le permitiría pegar a la mujer que el quería. Este padre sabio, obtuvo más recorrido de su disciplina, haciendo saber sus sentimientos hacia su esposa.
Supervise
Ni es bueno ni seguro dejar jugar sin supervisión a un niño agresivo con víctimas potenciales, sin padres a la vista. Si su hijo es agresivo, comparta su preocupación con los otros padres y profesores, y busque su colaboración para temperar el comportamiento agresivo de su hijo. No dude en comentar la situación, sin duda ellos también habrán pasado etapas de agresividad. De otra forma las agresiones pueden destruir una amistad.
Los profesores y cuidadores también deben estar vigilantes, para que la actitud no afecte a todo el grupo. En el establecimiento de un grupo los niños aprenden lo que es socialmente aceptable: si el foco está en el niño que muerde, o si perciben que morder es un comportamiento aceptable, pueden coger esta etiqueta y hacerlo parte de su repertorio. Mientras el comportamiento de un agresor debe ser atendido inmediatamente, no de la idea de que esta es la única manera de obtener atención. Asegúrese de encontrar la manera de premiar a los niños por su buen comportamiento.