El paisaje:
Verdes prados en verdes y suaves montañas, bosques coloreados de otoño, frondosos, profundos y bellos, con infinidad de especies: carballos (robles), castaños, algún eucalipto y muchos más que ni conozco.
Caminos cruzados por vacas, ovejas y tractores (otro animal endémico de la zona ) que dejan rastros "olfativos" y huellas en la tierra.
Color y olor, el centro de Galicia, tres provincias entrecruzándose, frío y sol, otoño galaico, azul cielo con sol y luna menguante.
Las visitas:
*Caminata interminable al alto de una ermita (Sta.Madanela), con Xoel a hombros (el papi), sin alito pero estupefactos del asombro ante tal paisaje, hasta Santiago se veía, rodeados de montañas ondulantes y el nuevo tipo de "arbol" que se siembra por aquí "molino de vientus" que nos estropea la visión de tal maravilla.
Flor de lis en todas partes, brotando tímida en los caminos.
Un zorro muerto, la naturaleza no es tan grata con sus habitantes.
*Un museo etnográfico repartido en 3 casas, obra y gracia de un vecino interesado en que se conozca nuestro pasado, las entrañas de los abuelos. Impresionante.
*El monasterio cisterciense de Sobrado, grandioso, un trabajo de cantería impresionante.
*La casa del queso, con quesos, claro y "zoo de animales domésticos" donde un ternero muy grandote "exprimia" las tetas de su madre, que, amorosamente aguantaba los tirones y lamía al grandullón dulcemente. Xoel con miedo al "vutus" (avestruz)
Lo peor
La casa:
Rural, grande, sencilla pero no tanto, con caseros extraños, antisociales y serios, un perro correteando y dejando pastelitos por todo el jardín.
No recomendable. Aunque la comida excelente en preparación, nos cansamos de carne con patatas comida y cena durante 4 días.
Los animales
* el zorro muerto, una tristeza, muy extraño, colgado de un palo, sin signos de disparo ni trampa
* la vecina ganadera, nos enseña sus vacas, cerdos y terneros. Un ternero recién nacido separado de su madre "ahora se hace así, no maman, se le pone la leche en un cubo con un tetina artificial y ya no mama de la vaca", el ternero aún humedo del parto, mugiendo, llamando a su madre, se me partía el alma. La madre desde el otro extremo berreando sin parar.
* El zoo de animales, encerrados, con mirada triste, con ganas de salir, no me saco los ojos de la vaca ni del caballo, que me dejaron acariciarlos...buscando amor.
* El abandono del monasterio, sin dinero, sin monjes, sin alma, un trabajo desperdiciado e infravalorado, sin ayudas de la administración.