Carolina no se destetó durante el embarazo, aunque sí redujo mucho el número de tomas, al final del mismo sólo hacía una o dos durante el día y ninguna por la noche, ni siquiera para dormir ya que empezó a no querer dormirse a la teta, prefirió los cuentos, y al mediodía al dejarse la siesta, dejó de tomar a esa hora.
Cuando nació Mauro retomó con fuerza su lactancia, estaba encantada con la leche que había y lo buena que estaba, volvió a hacer unas cuatro o cinco tomas al día, que tampoco eran muchas, pero al hacerme grietas en un pezón dejé de darle de un pecho y ella lo aceptó bastante bien, así que cada vez que veía que no estaba libre "su teta" no pedía, con lo que las tomas se redujeron. Con el tiempo fue perdiendo interés por la teta, pasó a tomar dos veces, nada más levantarse y después de comer, después la única que pedía siempre era la de recién levantada, algunas veces la otra, que fue la que dejó primero. Y hace poco no quiso en un par de ocasiones la de la mañanay yo dejé de ofrecerle, de eso hace una semana, me pidió un día por la tarde porque tenía hambre, pero le ofrecí otra cosa y no insistió.
Tengo que decir que he disfrutado del tandem, sobre todo al principio cuando mamaban los dos a la vez, ella acariciaba al bebé y yo a ellos dos, pero esto duró poco, lo que empezó él a moverse y a ser imposible sujertarle las manitas para que no le molestara a ella, así que pasé a darles por separado, pero era más complicado estar con ella en la teta y tener que decirle que se diera prisa que tenía que coger al peque. También que Carolina ha adquirido muchas habilidades a la hora de expresar sus sentimientos, lo que creo que ha facilitado la situación, da la impresión que la teta ya no la necesita como consuelo. Y yo dejé de ofrecerle porque me hacía bastante daño con los dientes, sobre todo cuando estaba mucho rato, imagino que el estar los pezones más sensibles por tomar el peque más, la verdad es que era contradictorio, le ofrecía teta de mañana muy contenta, pero luego me arrepentía cuando me hacía daño, cosa que seguro notaba, así que opté por no ofrecerle más y ella no me ha vuelto a pedir.
Ha sido un destete silencioso, no pactado, no hablado, me siento como tantas veces he leído en los destetes, por un lado me da penita pensar que podríamos haber seguido, aunque la verdad creo que no mucho y por otro estoy feliz de que haya sido así y haber llegado hasta casi los tres años, quien me lo hubiera dicho a mi, que empecé a planterame lo de seguir según ella crecía e iba leyendo cosas sobre lactancia.
En fin, que menudo rollazo he soltado, pero necesitaba compartirlo.