Pero.....¿cómo medir y cuantificar la cantidad del alma que comparto con la personita que llevo dentro?
Porque siento sus ganas de vivir, como crece y se desarrolla, como lucha por seguir adelante. Siento cómo toma sus fuerzas de las mías, cómo despierta de su letargo a la luz.
¿Cómo medir la cantidad de risas que comparto con Paula a lo largo del día? ¿El llanto cuando no puedo más? ¿El amor incondicional tras un día largo de noes y rabietas?
¿Cómo medir la calidad de un beso de un niño?
Seremos una concatenación de átomos y moléculas, pero hay MAGIA en todo ésto.
La magia de la maternidad, con sus penas y alegrías, con el dolor, que siempre seguirá con nosotras desde que parimos hasta la muerte. Porque siempre sufriremos por nuestros hijos, por sus tristezas, por su lucha....
Y siempre nos llenaremos con su alegría, con sus besos, con sus abrazos...viendo cómo su corazón late cada día.