Las horas de luz disminuyen, dan ganas de recogerse pronto y leer un buen libro o contar un cuento a nuestr@s hij@s.
Pasear por la playa, ahora algo más solitaria y observar cómo se va metiendo el sol, las luces en el cielo reflejadas en al azul del mar... los barcos de pesca de bajura faenando por la ría.
El ambiente huele distinto. Pronto llegarán las lluvias, que harán crecer la hierba bajo estos árboles caducos y nos llenarán de verde el gris invierno.
Me imagino lo hermosos que deben estar los pueblos de montaña de Lugo, Os Ancares, O Caurel... llenos de colorido con la riqueza de sus bosques.
No sé cómo hay gente que se deprime en otoño... si os ocurre venid aquí, venid a Galicia!