He ido disparada a pedir hablar con su educadora, que me ha recibido enseguida. Me ha dicho que no cree que mi hija haya sufrido ningún percance estos días y que no ocurre nada especial en el comedor. Le he preguntado si obligan a comer a los niños y me ha asegurado que NO, que lo tienen estrictamente prohibido por la dirección.
Mi hija ahora mismo está durmiendo la siesta en su cama y encantada con el trato: cole sí, comedor no.
Lo cierto es que no me termino de creer que no les obliguen a comer. Se lo pregunto a mi hija y me da respuestas contradictorias ¿Se os ocurre alguna otra razón por la que pueda odiar tanto el comedor escolar?
Gabriel Miró