esta mujer dice no haber sentido nunca a sus cuarentaytantos la llamada de la maternidad. y que al escribir este libro que acaba de publicar cree que de forma definitiva a erradicado de su cabeza la idea de ser madre. el libro trata sobre un adolescente de 14 años que lleva a cabo una matanza en su instituto. y su relación con su madre.
a pesar del dramatismo del libro y de su ausencia de instinto maternal, me ha llamado la atención su reflexión sobre el tema de tener hijos y la relación de la madre con ellos.
os comparto lo mas interesante de la entrevista. pero podeis leerla entera aquí:
http://www.magazinedigital.com/reportaje.php?cnt_id=829
La que ha armado usted con su libro! Se ha cargado el mito de la maternidad. ¿Usted no cree en el reloj biológico?Estoy convencida de que es posible no tener instinto maternal. Nos lo han impuesto, como tantas otras cosas. También es posible –porque todo es posible– que una madre no quiera a su hijo, como que un hijo no quiera a su madre.
La sensación que experimentan algunas mujeres al parir y ver a su hijo por primera vez no siempre es placentera. Algunas la definen como "tener a un extraño en brazos". ¿Se refiere a ese temor?Desde que escribí el libro he hablado con bastantes mujeres que han pasado por una experiencia similar. Y le aseguro que no todas sienten esa felicidad inmensa y absoluta que nos presentan las películas. Muchas sienten miedo, desconfianza ante su bebé. Y hay que desculpabilizarlas
¿Cree que se ha atrevido a verbalizar un sentimiento que jamás una mujer se atreve a contar por miedo a la desaprobación?
Por supuesto. Eso es lo que me dicen quienes se acercan a mí para agradecerme el libro. Supongo que les he quitado un peso de encima. Si el libro ha llamado tanto la atención es porque pongo sobre la mesa un tabú de nuestro siglo. Honestamente, no he tenido críticas negativas; he generado polémica, eso sí. Ya sabía de antemano que sería un libro controvertido.
Usted no tiene hijos. ¿Cómo se metió en el alma de la madre de un niño abominable?
Me ayudó mucho observar a mis amigos con hijos. ¡Pero entre ellos no hay ningún Kevin, ¿eh?! Sólo analicé los sentimientos, los comportamientos. Y, bueno, ¡tengo una imaginación muy viva! Especialmente cuando describo cosas que me dan miedo.
Entonces, usted escribió esto para superar su propio miedo a tener hijos.
Desde los ocho años he tenido sentimientos ambivalentes respecto a la maternidad o quizás, más honestamente, hostilidad. Nunca me planteé ser madre hasta los cuarenta y pocos, que es cuando escribí la novela, que desmenuza lo que puede funcionar mal o incluso ser catastrófico de la experiencia. Despejé mis últimas dudas.
Incluye usted una lista de cosas que las mujeres deben tener en cuenta si optan por la maternidad. Sé que algunas lectoras repasan esa lista con un lápiz en la mano y ponen crucecitas como si fuera un test.
Son las cosas que una debe asumir, aquello que cambiará en cuanto empiece a ser madre. Que tendrá menos horas para ella, menos capacidad de maniobra, puede que algún problema profesional. Pero ¡ojo!, a mí me parece absolutamente respetable que una se decida por la maternidad. De lo único que advierto es de la transformación que sufrirán. Luego, cada cual.
¿Se censuró en algún párrafo?
El hecho de ser madre era mi mayor temor. Y pasaba por encima del temor de mis descripciones. Por ejemplo: cuando eres madre tienes que empezar de nuevo, ¡volver a explicar el abc otra vez! La repetición, la compostura, la presión de no equivocarte. Quise ponerme ante esa suposición, de un hijo que no controlas, que no dominas, que te come con su insolencia
¿Y su madre?
Tampoco quiso tener hijos.
[...]
Una paradoja: Eva no amaba a ese niño cuando nació, pero acaba amándole de adolescente a pesar de todo el horror. ¿Conseguimos amar a quienes conocemos aunque no nos guste lo que conocemos?
Creo que es la única fórmula para resistir una relación similar: estar cerca del hijo, aunque no lo entiendas. Mantenerte ahí, aunque sea a distancia.
¿Acaba usted sabiendo por qué ese tremendo "jueves" Kevin materializa ese desastre?
Al final se puede deducir que, en el fondo, era una manera de llamar la atención de su madre. Y, de un modo perverso, conseguir su admiración y su amor y al mismo tiempo eliminar los seres que eran los competidores de ese amor. Y funcionó.
[...]
¿Habría resistido tener un hijo como Kevin?
No tengo ni idea. Ya soy demasiado vieja y nunca lo descubriré. Recuerdo que recibí la carta de una mujer mayor explicándome que tenía un hijo como Kevin. Le pregunté: "¿Llegaron a reconciliarse?". ¡No pudieron hasta que él tuvo 45 años! ¿Se imagina?
Entonces tal vez lo único válido contra esa tiranía adolescente es que los progenitores sigan cerca aunque ellos les den la espalda.
Creo que sí, no hay otro modo. La fórmula es no huir de ese hijo. Él siempre sabrá dónde encontrarte.
[...]
"Al final decides ser madre –dice Eva– porque necesitas tener alguien más a quien amar, además de tu marido."
Esta es la más hermosa de todas las excusas. Pero en mi caso no es así, desde luego. La relación con mi pareja me llena, y no necesito nada más. Yo lo plantearía así: "Si lo que quieres es dar más amor, está muy bien tener un hijo. Pero si lo que quieres es recibir más amor, tienes un problema
bueno esto es. os he subrayado lo que mas me ha llamado la atención. supongo que no os dejará tan buen sabor de boca como el otro articulo, pero ¿no os invita a reflexionar?
¿es posible querer a tu hijo cuando hace algo así?