Pues aquí estamos... creciendo y encontrándonos con escollos nuevos y nuevas experiencias.
Ahora el tema estrella es la guarde...
mi pobre niño, que se queda lila cuando lo dejo... es terrible para él y para mí, pero intentamos llevarlo bien y hacerlo de la mejor manera posible.
Estoy tranquila, porque la guarde me dá confianza, me gusta la gente que trabaja allí y me dán plena libertad para llegar tarde, para ponerle un bibe en la mochila, para que se lleve un juguete si quiere, para recogerle antes de tiempo, para espiar por la ventanita lo que hace...
Es el más pequeñito del grupo, y casi siempre que llego lo tienen en brazos, y aunque llora al llegar y al salir, veo que mira a su señorita con cariño y me tranquiliza.
Solo le llevo un par de horitas por la mañana, ya iremos alargando a medida de que él se sienta más confiado.
Y es que se le junta todo... este verano (en Escandinavia!!!) ha empezado a andar, y le han despuntado dos dientes!!!!.
Se le acumula el trabajo, pobrecillo...
Las noches siguen siendo terribles (cada dos, tres horas) y seguimos colechando y teta a demanda, pero no le voy a pedir más!.
En fin, que así estamos, con un añito y hecho un bombón.