- Mié, 05 Sep 2007, 14:53
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bittmaijo escribió:Imaginaos un niño que es golpeado o tratado injustamente por sus padres. Siente rabia, miedo, humillación, pero no puede de ninguna forma expresarla porque los padres son intocables. El niño depende totalmente de ellos para vivir, ni siquiera puede imaginar un mundo donde no existan, y otros adultos de alrededor no van a decirle nunca que tiene derecho a indignarse, porque o bien piensan que todo aquello es "por su bien" o porque en todo caso piensan que es un asunto privado en el que no deben meterse.
A ese niño no le queda más remedio que tragarse su ira y seguir queriendo a sus padres. Asi, la rabia quedará separada de la figura de los padres, que serán idealizados, pero seguirá ahí, aunque su dueño no sepa ya nunca por qué la siente, porque ya no va asociada a lo que la causó.
¿Qué pasa con esa rabia a partir de entonces? Pues que se dirigirá hacia otra parte: hacia los demás o hacia uno mismo
Verás bitmajo, he estado meditando sobre esta frase y recordando el pasado y no creo que esta señora esté del todo cierta. Como todas las teorías psicológicas no explican todos los comportamientos humanos, sino sería muy fácil curar los problemas de salud mental.
Yo recuerdos de la infancia muy negativos no tengo. Más bien positivos. Supongo que cuando era muy chiquita, como estaba siempre enferma pues siempre fui muy achuchada.
los problemas para mi empezaron en la adolescencia (con 12 años) cuando empiezas a ser diferente.
Simplemente mi madre no aceptó el cambio, mi padre tampoco. me enseñaban a golpes, a insultos, a gritos... no era todos los días pero en mi cabeza resuena como si lo hubiese sido. Y yo te aseguro que si odiaba a mis padres y les hacía fruto de mis males. Cada noche deseaba firmemente que muriesen y dejasen de hacerme sentir así. Nunca me sentí querida, ni aceptada.
Con 16-17 años, en mi pandilla, era una borde incapaz de dar ni aceptar besos y/ o abrazos.
Aún así, me considero privilegiada y me siento orgullosa de mí, porque a pesar de todo salí del paso. Y aprendí a querer y a aceptar que me quieran. Y aprendí a dar amor y a controlar mi lado violento.
Sigo sin creerme a veces que mi madre me quiera, pero ahora, que han pasado tantos años, me doy cuenta de que no lo supieron hacer mejor. Veo a mi madre cariñosa con mis sobrinas y con Xoel. Me pregunto ¿por qué cambió todo con nosotros?
Pues ahora que mi sobrina tiene 15 años y empieza a tener más problemas de conducta, veo de nuevo a mi madre sin aceptar ese cambio. Dejará de darle besos, abrazos, como a nosotr@s?
Es muy largo de explicar aquí todo lo que una familia puede llegar a influir en el comportamiento de una persona, en su personalidad. Mi hermana trata a sus hijas igual, y tampoco sabe pedir perdón, como mi madre.
Yo, sin embargo, cuando me enfado con Xoel o le hago llorar por estar descontrolada de humor. Voy y le pido perdón y le doy besos y caricias, pero no se me ocurre decirle ¿ves? mamá está así por ti
para que os hagáis una idea de cómo es mi madre, os pongo de ejemplo lo que le dice a mi sobrina "le amargas la vida a tu madre" "acabará desgraciada por tu culpa" y cosas peores que ni puedo contar.