No sé por dónde empezar...
Elías nació el 30 de diciembre, es precioso y lo mejor que tenemos su papá y yo.
soy maestra, y con todo lo que sé de niños también tenía una serie de prejuicios de esos que te introducen en la facultad y que no te los cuestionas hasta que te toca.
Elías no es un niño "fácil", y ahora me alegro de ello, pero cuando pasó una semana de su nacimiento, yo en pleno puerperio, desorientada, Carlos (su papá) trabajando, y mi madre y mi suegra (benditas sean a pesar de todo, me han ayudado un montón) dándo consejos contradictorios, yo creía que me daba algo: mi peque no dormía nada de día, protestaba enérgicamente si no estaba en brazos, quería mamar cada dos por tres... yo estaba agotada, y no comprendía que tenía que ser así, pensaba que algo estaba haciendo mal, porque no conseguía "meter en vereda" a mi hijo. Una noche me sorprendí avergonzada, porque estaba enfadada con él porque lloraba y no me dajaba dormir. ¿Pero qué estoy haciendo, si tiene 15 días?
Afortundamente la salvación vino de manos de mi amiga Noelia cuando me invitó a la Liga de la leche, hablaron del sueño, de la lactancia a demanda de verdad (no de la demanda cada 3 horas, como decían en el hospital), y nos enseñaron el libro de Dormir sin lágrimas. Lo compré, lo leí, y lloré por lo estúpida que había sido, luego leí a Carlos González (el de lactancia, el de alimentación, y el de Bésame mucho), encontré esta página que he consultado muy a menudo, y aunque las noches ya no son un problema para mí, siempre hay temas de la crianza y la maternidad donde se duda y hace falta compartir. Ahora estoy leyendo a Laura Gutman.
Además practicamos colecho, Elías sigue mamando a todas horas, yo estoy feliz, él también, Carlos está contento, en fín, esta es mi historia, resumida, claro.
Por cierto, decir que el ser madre me ha transformado como maestra, y Elías me ha enseñado mucho.