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por Marlauz
#170147 Tener un mal día y descargar el mal humor en los hijos

Hemos tenido un mal día en el trabajo, entramos en casa y lo encontramos todo patas arriba: el suelo lleno de juguetes mientras nuestro hijo juega con el mando a distancia. No ha hecho ninguna de las tareas que le habíamos asignado y, entonces, nuestro mal humor estalla de manera desmesurada. ¿Cómo podemos evitar herir al niño con nuestras palabras? ¿Puedo convertir el mal humor en un discurso instructivo?


Todos los padres hablamos habitualmente de forma reflexiva, ya sea en casa, en el trabajo, cuando vamos de compras o con los amigos y conocidos. Sabemos mantener la compostura y mostrarnos como personas que saben controlarse y medir tanto lo que dicen como lo que no dicen.

Si yo me pregunto ahora con quiénes utilizo más las palabras cariñosas, positivas y gratificantes, diré que con mi pareja y con mis hijos. Y seguro que es así, pero también lo es que con ellos soy capaz de utilizar también las palabras más destructivas, las más hirientes y las más negativas. ¿Es este también tu caso? ¿Te has preguntado por qué con las palabras somos capaces de herir a las personas que más amamos?

Cuando estamos relajados, descansados y de buen humor nuestras palabras reflejan ese estado interior y difícilmente hacemos uso de un vocabulario negativo o hiriente. En cambio, cuando estamos cansados, estresados o con trabajo acumulado, los conflictos cotidianos pueden adquirir dimensiones exageradas. Suele ser entonces cuando mostramos lo peor de nosotros mismos.

Centrémonos ahora en las situaciones de conflicto con nuestros hijos y mirémonos desde fuera, poniéndonos en su lugar. Verter la leche con cereales, dejar el abrigo tirado en el recibidor o no tapar la pasta de dientes, no pueden ser problemas vividos por él como para recibir las acusaciones, los gritos o las descalificaciones que, en momentos de crisis, somos capaces de verter sobre él. Adele Faber, en su útil y recomendable obra, nos dice:



Las palabras tienen el don de perdurar larga y venenosamente en la memoria. Y lo peor es que algunos niños las resucitan más tarde para esgrimirlas como armas contra sí mismos.


Enfadarse o sentir ira no es negativo en sí mismo. Son sentimientos inherentes a la naturaleza humana de los cuales todos participamos en un momento u otro. Lo difícil es sentir enfado, ira o furia sin dañar a la persona que tenemos delante, y, seamos honestos, nuestros hijos cargan a menudo con elevadas dosis de malhumor que le corresponderían a nuestro jefe, a la economía o al dolor de espalda. Aristóteles ya decía:

Cualquiera puede enfadarse, es muy fácil. Pero hacerlo con la persona adecuada, con la intensidad óptima, en el momento oportuno, por la causa justa, y de la manera correcta, eso ya no es tan fácil.

Los padres nos enfrentamos diariamente a situaciones de conflicto con nuestros hijos. A menudo, vivimos su desobediencia, o su poca colaboración o su inmadurez como una afrenta. Y es entonces cuando nuestras emociones pueden desbordarnos. Sin embargo… ¿es justo y razonable que, a veces, reaccionemos ante nuestros hijos dando rienda suelta al mal humor y al enfado?, ¿no sería conveniente preguntarnos qué deberíamos hacer para evitar que la expresión incontrolada de emociones nos causen malas pasadas de las que luego nos arrepentiremos?, porque, francamente, ¿cuántos padres son capaces de controlar siempre sus reacciones y, en consecuencia, sus palabras?

Reconocer qué sentimos es el primer paso para identificar un posible arrebato de malhumor o de enfado. Permitirnos sentir emociones negativas de cierta intensidad nos ayudará a reducir nuestra ansiedad frente a ellas.

Cuando ya hemos reconocido o identificado qué sentimos, el siguiente paso es NO RESPONDER. Salir de la habitación o cerrar los ojos unos instantes para pensar en lo que vamos a decir antes de "soltarlo". ¿Quiere esto decir que no hemos de corregir las conductas no adecuadas de nuestros hijos?, evidentemente no. Se trata de no reaccionar "en caliente", lo que es muy sencillo de entender y, en ocasiones, tan difícil de llevar a la práctica.

Una vez calmados será más fácil apreciar la dimensión real del problema y actuar en consecuencia, lo que debe permitirnos prestar atención a las palabras y huir de las acusaciones tipo: "eres un desastre, otra vez has dejado el lavabo patas arriba después de ducharte". Es preferible describir lo que ha sucedido sin emitir juicios de valor, por ejemplo: "el lavabo necesita que lo revises de nuevo si ya has terminado de ponerte el pijama". La descripción de los hechos ayuda mucho a centrarnos en el presente, en el suceso real, sin añadirle toda la carga emocional que probablemente se ha despertado en nosotros. Con ello mostraremos que le aceptamos a él como persona pero no aceptamos las acciones negativas que pueda hacer.

Añadir un comentario con buen humor es una de las mejores formas de recuperar el buen ambiente y conectar de nuevo con lo mejor de nosotros.

Finalmente, si a pesar de todo hemos perdido el control y hemos usado las palabras para agredir a nuestro hijo, seamos capaces de pedirle perdón o de demostrarle que sentimos lo que ha sucedido. Será la mejor manera de restablecer la relación cicatrizando las heridas interiores que las palabras pueden provocar.

Recordemos que la palabra es una herramienta con la que construimos o destruimos las relaciones con nuestros hijos. Ser conscientes de qué decimos y cómo lo hacemos nos ayudará en todas las situaciones a mostrarles lo mucho que los queremos.




Carmen Herrera García
Profesora de Educación Infantil y Primaria

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por luisam
#170223 Gracias por el artículo Marlauz :grin:

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por solecilla
#170226 gracias mil, guapa. no sabes lo bien que me viene a mi, que soy del grito facil. :roll:

intentaré tenerlo en la cabeza, sobre todo lo de enfadarnos con la persona adecuada, en el momento adecuado y con la intensidad justa.

RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
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por cani
#170235 Digo lo mismo que Sole. Me viene de perlas porque yo tengo unos arranques muy feos a veces que claro intento controlar pero no siempre es fácil ¿verdad?

Lo subo al post de educar con cariño :fl

Cani+Patri 9/12/2004
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por Mercedess
#170455 Gracias Marlauz, a mi tambien me viene muy bien, sobre todo el momento y la intensidad.
Bsos

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por VEGAMAR
#170566 Desde que me conecté por primera vez en este foro no he dejado de aprender, que bueno el artículo, me encanta, yo tengo una preciosidad de 3 años que también aguanta mis gritos de vez en cuando, cuando no es con ella con quien estoy enfadada.
Prometo pensar en esto cuando me vuelva a enfadar, además últimamente estoy muuuuuuuy nerviosa, con lo de la peque, hay ratos que me agobio muchísimo porque quiero llegar a todo y no puedo, no somos supermujeres, así que he chillado igual más de la cuenta, con el consiguiente arrepentimiento, malestar, ...

MIS DOS PERLAS: MAR Y VEGA
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por Paola mama de Isaac
#170571 Yo siempre me pregunto, porque le grito al peque si el no es el que me hizo enfadar :sad: , lo evito al maximo y cuando se me ha salido lo he tomado en brazos y le he explicado, siempre he recibido un abrazo a cambio :oops:

Lo leere sin duda..

Lic. Paola Franco.Mexico.
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por MamaIgnacio
#170575 Si muchas gracias, a mi me viene de perilla, ya que ultimamente, ando un poco nerviosilla, pero intento controlarme, a veces resultras y otras no y ahi me siento terrible :sad:

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Por un postnatal de Seis Meses
Firma el petitorio
http://postnatalseismeses.blogspot.com
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por mariquilla
#170734 hace sólo dos días. Mi hijo se quiso acostar a las och y media, cuando yo sé que hasta las diez no se duerme. Se me cogió al pelo que tenía recién lavado para lucirlo e lprimer día de trabajo. Estaba hecho estropajo. Empecé a gritarle que no podía más con los tirones, que si no tenía sueño porque se quería acostar... :cry: descargué con mi pobre hijo lños nervios del último día d evacaciones y el enfado que tenía con su padre. Qué hizo julio? me daba besos y me decía que ahora me lo tocaba suavito. Todos los días me enseña este hijo mío como ser mejor persona.
Gracias, marlauz, procuraré tenerlo siempre presente. De verdad

Mamá de JULIO (3/12/2004)
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por mellisenero
#170739 Yo suelo dejar mis cabreos del trabajo en la oficina, de hecho, casi nunca se los cuento ni siquiera a mi marido, es trabajo y en el trabajo se queda.
Procuro descargar con mi marido las otras tantas cosas que me pasan en la vida (el pobre) y no descargarlo en ellos.

Solo hay unos dias donde me puede el mal humor y es cuando tengo la regla. Mi marido, cuando ve que le ha gritado a alguno sin un motivo gordo (que se esten pegando por ejemplo) en seguido mira el calendario. Y entonces le cedo un poco el terreno para no tener que pagar con ellos mis cambios hormonales.

Es es verdad la frase que habeis puesto. con la persona adecuada y en el mmento adecuado....

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Mis hijos son lo mejor de mi vida.
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por ynuria
#171028 A mi tambien me viene muy bien, creí que era la única que gritaba a su hijo y ya me estaba empezando a sentir mala madre.

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