Pero cada vez que me reuno con otras madres y sus niños estivilizados, observo una diferencia en el caracter de esos niños, se enfadan con mucha más frecuencia, les he visto incluso pegar a las madres, y por supuesto a otros niños, no se dejan sentar en el carrito, no prestan sus cosas, etc.
Me dicen que tengo mucha suerte, que mi hija es muy buena.
Y es cierto, tengo mucha suerte, y quizás su buen carácter sea genético, pero también creo que el sentirse tan atendida en todo momento, especialmente en sus noches de despertares, contribuye a que sea tan dulce con nosotros y con los demás.
Al menos quiero pensar que nuestro esfuerzo de cada noche tiene la recompensa de sus buenos días.
Por curiosidad ¿Habeis observado algo parecido con vuestros hijos?
Muchas gracias por estar ahí