- Jue, 21 Jun 2007, 17:35
#154678
El 27 de junio Irene cumple un año, y pensando en qué regalarle, le he escrito una carta. Os la copio para que la leais, porque quiero compartirlo con vosotras, que tanto me habéis ayudado. Yo soy cristiana evangélica, y todo lo que hago y pienso gira en torno a Jesús, pero muchas de sus enseñanzas las predicais vosotras: paciencia, amor, tolerancia, entrega... espero que os guste, y acepto crírticas también 
"Era la madrugada más calurosa del mes de Junio, me desperté con un dolor abdominal leve pero insistente y me levanté al baño, pensando que la cena me estaba jugando una mala pasada. Cuando volví a la cama noté que me orinaba y me volví a levantar para lavarme, en esos días se me escapaba mucho el pis….me cambié y me acosté de nuevo. Pasados unos minutos volví a hacerme pis y entonces me di cuenta de que era un líquido transparente e inodoro: había roto aguas, a las 5 de la madrugada y tres semanas antes de la fecha prevista.
Desperté a papa para decírselo, pero no nos levantamos aún, estuvimos juntos un ratito hablando, disfrutando de nuestros últimos momentos solos, y soñando con tu carita
Al cabo de un buen rato empezaron las contracciones y me levanté a pasear, mientras papa se duchaba y desayunaba. Me duché yo también y me vestí, y a las 9 y media de la mañana llegamos al hospital.
Me quedé ingresada y me mandaron pasear porque estabas todavía muy arriba en el triponcillo, tenías que ir bajando, despacito. Paseamos papa y yo mucho rato, escuché tu corazón varias veces, comí, y entonces empezaron contracciones más fuertes así que me llevaron a una habitación sola con papa y me pusieron la epidural y oxitocina, porque no tenías muchas ganas de bajar…. eran las 3 y media.
A las 7 de la tarde empezamos a empujar, los dos, y a las 9 me pasaron al paritorio.
Con media hora de empujones, y en el momento en que España empataba en el mundial de Fútbol, te vi por primera vez. Gordita, pequeña y con muchísimo pelo negro, no lloraste; te pusieron sobre mi vientre y te cortaron el cordón, entonces tosiste y supe que estabas bien. Cuando te alejaron de mí, porque me puse malita, es cuando empezaste a llorar.
Las tres primeras horas de tu vida las pasaste alejada de nosotros, en una cunita caliente mientras mama salía de un peligro mortal, gracias a la ayuda de Dios, y cuando te trajeron de nuevo conmigo tenía tanta fiebre que no podía tenerte en brazos…. Papa, que siempre tuvo miedo a coger a recién nacidos, tuvo que cogerte enseguida, y se le daba muy bien, te dormía muchas noches, para que yo descansara, y disfrutaba con tu baño tanto como yo.
Al subirme a la habitación te metieron conmigo en la cama, y ya no te solté. No podía darte tetita pero estuviste toda la noche durmiendo sobre mi pecho, sin llorar en ningún momento, excepto cuando venían a atenderme y te separaban de mí.
Desde ese día supe que nada de lo que yo había pensado que haría contigo, se iba a cumplir: ser tu madre me ha hecho mejor persona y me ha creado una ternura y una paciencia infinitas. Atrás quedaron las ideas de que durmieses solita bien pronto, que había que tener mano dura, que llorar es bueno para tu educación… ¡no estaba preparada par el momento de tenerte en mis brazos!, y eso borró cualquier idea preconcebida de cómo ser madre. Dios dice a sus hijos: “mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.” Siendo madre he aprendido lo que significa: cuando estás triste o malita mi corazón se conmueve, y si te veo llorar se inflama mi corazón y sin que pueda evitarlo se me inunda de compasión. Madre eres con el corazón, con el alma y con las entrañas que es de dónde tú has salido, y si te dejas llevar por tu instinto y tu amor serás una buena madre.
Ahora, que se cumple un año de ese día, te vemos progresar y te animamos en ello, aplaudimos tus iniciativas y tu valor para aprender cosas nuevas. Nos queda mucha tarea, momentos buenos y malos, pero le pido a Dios que nos ayude para ser siempre así: que cuando crezcas sigamos valorando lo bueno y resaltando lo positivo, que no caigamos en la critica y la desconfianza, y que El nos de mucha más paciencia de la que hasta hoy nos ha dado.
Y nos queda la tarea más importante: enseñarte quién es Dios, lo que quiere de ti y por qué te ha creado
Sabes por qué te llamas Irene? Por que lo escogieron papa y el Señor.
Mama había perdido la esperanza de tener un bebe, pero el Señor me lo concedió, tras cinco años que Él uso para dotarme de paciencia, comprensión, limar mi autosuficiencia y enseñarme a descansar en El; pero tenía mucho miedo de perderte así que le rogaba todos los días porque me diera Paz, ¡no podía vivir con esa angustia!
No sabíamos si eras niña o niño, si hubieses sido niño te hubieras llamado Josué, pero esa es otra historia que no es la tuya…
Papa quería una niña y quería llamarte Irene, “la que trae la paz”; yo le prometí que si Dios me concedía esa paz, ese sería tu nombre, y así fue. Hasta que en la semana 12 de gestación escuché tu corazón y te vi mover las manos y los pies con fuerza, viví con paz en mi corazón. A pesar del peligro de perderte, del reposo que tuve que guardar, tenía paz. Y mientras estaba en la camilla y te miraba por la tele pude sentir claramente la presencia de Dios, y recordé la promesa que El le había hecho a papa, cinco años atrás, un día de marzo gris y lluvioso, en la carretera, cuando de repente se encontró con el arco iris más bonito del mundo, y escuchó su Voz: “vais a ver resplandecer mi luz sobre vosotros como jamás habéis visto; tened confianza porque hay esperanza: ¿hay algo difícil para mí?”
Eres un regalo muy especial, como dice la canción de cuna de Marcos, fuiste inesperada, el sonido de tu corazón en el ecógrafo, que estaba olvidado para mí, me vino a despertar; eres una señal, porque quiso Dios mirarnos empeñado en demostrarnos que nos ama de verdad.
Eres especial porque eres tú, eres única porque El rompió el molde después de crearte y eso nos deja una responsabilidad mayor, porque mucho nos ha bendecido el Señor contigo, y eso tenemos que contarlo. No estás en el mundo porque yo tuve valor para arriesgar mi vida con un embarazo complicado, ni siquiera es importante el hecho de que podía haber muerto nada más nacer tú, estás aquí porque eres un milagro, una prueba real de que Dios existe y cuida de sus hijos con mimo y ternura.
Por eso escribo esta carta, en el día de tu primer cumpleaños, carta que algún día leerás, y cuando lo hagas comprenderás muchas cosas, sin embargo otras solamente las entenderás en dos momentos de tu vida: cuando conozcas a Jesús de cerca, como un amigo, y cuando seas madre.
Ojala Dios nos conceda una vida larga para ver esos dos momentos en tu vida, mientras tanto disfrutamos del placer de verte crecer, porque ¡el tiempo pasa tan rápido….!
FELIZ CUMPLEAÑOS, MI TESORO."
"Era la madrugada más calurosa del mes de Junio, me desperté con un dolor abdominal leve pero insistente y me levanté al baño, pensando que la cena me estaba jugando una mala pasada. Cuando volví a la cama noté que me orinaba y me volví a levantar para lavarme, en esos días se me escapaba mucho el pis….me cambié y me acosté de nuevo. Pasados unos minutos volví a hacerme pis y entonces me di cuenta de que era un líquido transparente e inodoro: había roto aguas, a las 5 de la madrugada y tres semanas antes de la fecha prevista.
Desperté a papa para decírselo, pero no nos levantamos aún, estuvimos juntos un ratito hablando, disfrutando de nuestros últimos momentos solos, y soñando con tu carita
Al cabo de un buen rato empezaron las contracciones y me levanté a pasear, mientras papa se duchaba y desayunaba. Me duché yo también y me vestí, y a las 9 y media de la mañana llegamos al hospital.
Me quedé ingresada y me mandaron pasear porque estabas todavía muy arriba en el triponcillo, tenías que ir bajando, despacito. Paseamos papa y yo mucho rato, escuché tu corazón varias veces, comí, y entonces empezaron contracciones más fuertes así que me llevaron a una habitación sola con papa y me pusieron la epidural y oxitocina, porque no tenías muchas ganas de bajar…. eran las 3 y media.
A las 7 de la tarde empezamos a empujar, los dos, y a las 9 me pasaron al paritorio.
Con media hora de empujones, y en el momento en que España empataba en el mundial de Fútbol, te vi por primera vez. Gordita, pequeña y con muchísimo pelo negro, no lloraste; te pusieron sobre mi vientre y te cortaron el cordón, entonces tosiste y supe que estabas bien. Cuando te alejaron de mí, porque me puse malita, es cuando empezaste a llorar.
Las tres primeras horas de tu vida las pasaste alejada de nosotros, en una cunita caliente mientras mama salía de un peligro mortal, gracias a la ayuda de Dios, y cuando te trajeron de nuevo conmigo tenía tanta fiebre que no podía tenerte en brazos…. Papa, que siempre tuvo miedo a coger a recién nacidos, tuvo que cogerte enseguida, y se le daba muy bien, te dormía muchas noches, para que yo descansara, y disfrutaba con tu baño tanto como yo.
Al subirme a la habitación te metieron conmigo en la cama, y ya no te solté. No podía darte tetita pero estuviste toda la noche durmiendo sobre mi pecho, sin llorar en ningún momento, excepto cuando venían a atenderme y te separaban de mí.
Desde ese día supe que nada de lo que yo había pensado que haría contigo, se iba a cumplir: ser tu madre me ha hecho mejor persona y me ha creado una ternura y una paciencia infinitas. Atrás quedaron las ideas de que durmieses solita bien pronto, que había que tener mano dura, que llorar es bueno para tu educación… ¡no estaba preparada par el momento de tenerte en mis brazos!, y eso borró cualquier idea preconcebida de cómo ser madre. Dios dice a sus hijos: “mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.” Siendo madre he aprendido lo que significa: cuando estás triste o malita mi corazón se conmueve, y si te veo llorar se inflama mi corazón y sin que pueda evitarlo se me inunda de compasión. Madre eres con el corazón, con el alma y con las entrañas que es de dónde tú has salido, y si te dejas llevar por tu instinto y tu amor serás una buena madre.
Ahora, que se cumple un año de ese día, te vemos progresar y te animamos en ello, aplaudimos tus iniciativas y tu valor para aprender cosas nuevas. Nos queda mucha tarea, momentos buenos y malos, pero le pido a Dios que nos ayude para ser siempre así: que cuando crezcas sigamos valorando lo bueno y resaltando lo positivo, que no caigamos en la critica y la desconfianza, y que El nos de mucha más paciencia de la que hasta hoy nos ha dado.
Y nos queda la tarea más importante: enseñarte quién es Dios, lo que quiere de ti y por qué te ha creado
Sabes por qué te llamas Irene? Por que lo escogieron papa y el Señor.
Mama había perdido la esperanza de tener un bebe, pero el Señor me lo concedió, tras cinco años que Él uso para dotarme de paciencia, comprensión, limar mi autosuficiencia y enseñarme a descansar en El; pero tenía mucho miedo de perderte así que le rogaba todos los días porque me diera Paz, ¡no podía vivir con esa angustia!
No sabíamos si eras niña o niño, si hubieses sido niño te hubieras llamado Josué, pero esa es otra historia que no es la tuya…
Papa quería una niña y quería llamarte Irene, “la que trae la paz”; yo le prometí que si Dios me concedía esa paz, ese sería tu nombre, y así fue. Hasta que en la semana 12 de gestación escuché tu corazón y te vi mover las manos y los pies con fuerza, viví con paz en mi corazón. A pesar del peligro de perderte, del reposo que tuve que guardar, tenía paz. Y mientras estaba en la camilla y te miraba por la tele pude sentir claramente la presencia de Dios, y recordé la promesa que El le había hecho a papa, cinco años atrás, un día de marzo gris y lluvioso, en la carretera, cuando de repente se encontró con el arco iris más bonito del mundo, y escuchó su Voz: “vais a ver resplandecer mi luz sobre vosotros como jamás habéis visto; tened confianza porque hay esperanza: ¿hay algo difícil para mí?”
Eres un regalo muy especial, como dice la canción de cuna de Marcos, fuiste inesperada, el sonido de tu corazón en el ecógrafo, que estaba olvidado para mí, me vino a despertar; eres una señal, porque quiso Dios mirarnos empeñado en demostrarnos que nos ama de verdad.
Eres especial porque eres tú, eres única porque El rompió el molde después de crearte y eso nos deja una responsabilidad mayor, porque mucho nos ha bendecido el Señor contigo, y eso tenemos que contarlo. No estás en el mundo porque yo tuve valor para arriesgar mi vida con un embarazo complicado, ni siquiera es importante el hecho de que podía haber muerto nada más nacer tú, estás aquí porque eres un milagro, una prueba real de que Dios existe y cuida de sus hijos con mimo y ternura.
Por eso escribo esta carta, en el día de tu primer cumpleaños, carta que algún día leerás, y cuando lo hagas comprenderás muchas cosas, sin embargo otras solamente las entenderás en dos momentos de tu vida: cuando conozcas a Jesús de cerca, como un amigo, y cuando seas madre.
Ojala Dios nos conceda una vida larga para ver esos dos momentos en tu vida, mientras tanto disfrutamos del placer de verte crecer, porque ¡el tiempo pasa tan rápido….!
FELIZ CUMPLEAÑOS, MI TESORO."
Vaya me has hecho llorar, es una carta divina, es un gran tesoro que guardara no lo dudes...
