Y yo me recocijaba de poder tener con mi hijo ese rato tan especial, de sentir sus manitas y ver como sus ojos se cerraban. No podía irme enseguida, si notaba que le quitaba mi pelo se espabilaba. Tenía que oir esa respiración que todas ya conocemos de sueño profundo, con su boquita floja y el chupete a punto de caerse. Cuando parece que se le va a caer del todo, no sé como, lo chupetea d emanera enérgica sin despertarse,y todo vuelve a su sitio...
Pues eso se me ha acabado. Julio ahora se duerme solo y sin biberón. Y me pregunto: qué he hecho mal? porque lo echo de menos, os lo podéis creer? Cuando lo acuesto me dice, mamá un rato grande. Es una forma educada de espacharme. Se supone que me manda a enfriar el biberón (que ya ni hago) y que él me tiene que llamar. Como veo que no me llama espío en la puerta....y escucho esa respiración, se durmió otra vez sin mí.
Menos mal que sé que esto es una racha y se le pasará, y me pedirá cuentos de nuevo, y me permitirá de nuevo acompañarlo en el trance del sueño, que si no...tengo angustia de separación! Es que además no me llama en toda la noche!