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por cani
#23863 Primero de todo quiero dar las gracias a todas las mamás que han hecho aportaciones y especialmente a Solecilla ya que la inmensa mayoría de los artículos de este post han sido recopilados por ella para ayudarnos en esta ardua tarea que es la educación. Aquí tenéis una selección de artículos sobre educación y comportamiento del bebé y el niño

Como ya hay muchos voy a poner un breve resumen de lo que hay:

Artículos del Dr. Sears (Attachment Parenting)
PEGAR Y MORDER: 16 MANERAS DE PARAR.
LA MOLESTIA DE VESTIRLES
25 MANERAS DE HABLAR PARA QUE SUS HIJOS ESCUCHEN:
HUMOR: LA MEJOR MEDICINA
10 FORMAS DE EDUCAR
5 MANERAS EN LAS QUE LOS PADRES PUEDEN MANEJAR SU ENFADO
18 MANERAS DE DECIR NO DE FORMA POSITIVA

Artículos de Penelope Leach
EL BEBE DE 6 A 12 MESES: COLERA Y FRUSTRACIÓN
EL NIÑO PEQUEÑO: DEL AÑO A LOS DOS AÑOS Y MEDIO
EL NIÑO DE DOS AÑOS Y MEDIO A CINCO: aprender a comportarse
INDEPENDENCIA y FRUSTRACIÓN

Artículo de Rosa Jové
LAS RABIETAS: "Quiéreme cuando menos me lo merezca, porque será cuando más lo necesite"

Artículos de Penelope Leach
segunda parte del articulo "el niño de los 2 años y medio a los 5: aprendiendo a comportarse.

Artículos del Dr. Sears
YA CRECERÁ
PORQUE CON TRES AÑOS SON MAS FACILES DE EDUCAR.


Ana Mª Aguirre. Profesora del Instituto de Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad Camilo José Cela.

Autoridad positiva: límites y normas

P. Lluís Armengol i Bernils
Director de la Escuela Activa de Padres del Clot (Barcelona)


¿Tenemos credibilidad como padres?

autora Jane Nelsen. del libro “disciplina positiva”
GUIAS PARA UNA EDUCACIÓN EN POSITIVO
CÓMO LOGRAR UNA AUTORIDAD POSITIVA

José María Lahoz García
Pedagogo (Orientador escolar y profesional),
Profesor de Educación Primaria y de Psicología
y Pedagogía en Secundaria

Respetar a los hijos

Dionisio F. Zaldívar Pérez
Cuidado con los Castigos

jane nelsen
Qué significa NO antes de los 3 años?

AboutOurKids.org
ENOJO: CÓMO AYUDAR A LOS NIÑOS A MANEJAR ESTA EMOCIÓN COMPLEJA

Casilda Rodrigáñez Bustos
PONER LIMITES O INFORMAR DE LOS LIMITES

Paloma Cuadrado
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

Carmen Herrera García
Profesora de Educación Infantil y Primaria

Solecilla
Entrenamiento emocional

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PEGAR Y MORDER: 16 MANERAS DE PARAR.

Las manos y los dientes en crecimiento, frecuentemente se meten en problemas. Los niños pequeños, muerden y pegan sin pensar en las consecuencias. Los mordiscos y golpes, hacen daño y deben ser corregidos, antes de que hagan daño a los cuerpos o las relaciones.

1-. ENTIENDA PORQUE LOS NIÑOS MUERDEN Y PEGAN: no se lo tome como algo personal. Los bebés muerden las manos (los pezones) que les alimentan. Todo lo que los bebés hacen se resuelve alrededor de su boca o sus manos. Las manos y los dientes son las primeras herramientas sociales, y aprenden a usarlas con las respuestas que obtienen. Tan pronto como los dientes erupcionan y las manos le agitan, los bebés experimentan y usan estos instrumentos sobre diferentes objetos, para ver que se siente. ¿y que hay más disponible y más familiar que la piel de los padres?. El trabajo de los bebés es usar estas herramientas: el de usted, enseñarle como. Estos pequeños mordiscos y golpes iniciales, tan malos como parecen, son comunicación llena de juego, no comportamiento irrespetuoso ni agresivo.
Los golpes y mordiscos agresivos son más comunes entre los 18 meses y los dos años y medio, cuando el niño carece de lenguaje verbal para comunicar sus necesidades. En su lugar se comunica mediante acciones. El morder, habitualmente para a medida que crecen las habilidades de comunicación, pero el pegar no.

2-.ENTENDER PORQUE LOS NIÑOS PEQUEÑOS (TODDLER) PEGAN Y MUERDEN: lo que en un niño pequeño son simplemente gestos socialmente incorrectos, pueden, si no son revisados, convertirse en comportamientos agresivos en los niños. Por esto es por lo que usted quiere eliminar esto del repertorio del bebé, antes de que forme parte del niño en crecimiento. Los niños se vuelven agresivos para liberar enfados, para controlar la situación, para demostrar poder o para proteger sus pertenencias en una batalla por juguetes. Algunos llegan al mal comportamiento en un intento desesperado para llegar a unos padres distantes.
La mayor parte de los comportamientos agresivos en la primera infancia, disminuyen en el momento en que el niño puede comunicarse con palabras en lugar de con acciones.

3-.CONSIDERE LA FUENTE: ¿Qué dispara un comportamiento agresivo? mantenga un diario (al menos notas mentales) que identifiquen la correlación entre los actos del niño y las circunstancias que lo favorecen. Por ejemplo: Kate mordió a Suzie durante le grupo de juego. S. tenía su pelota favorita. Era casi la hora de la siesta, había montones de niños en un sitio pequeño y S. es muy mandona.

4-. EL NIÑO QUE HACE DAÑO A UNO DE LOS PADRES: la bofetada en la cara es un comportamiento socialmente incorrecto con el que muchos niños experimentan. Reconduzca al “abofeteador” a un comportamiento socialmente aceptable: “choca esos cinco”. Igualmente reconduzca el morder: “no se muerde, hace daño a mamá”, poniendo cara infeliz y después reconduzca: “abraza a mamá, eso si me gusta”, poniendo cara feliz.
Una vez que el abofetear se ha convertido en una expresión de frustración (por ejemplo: se enfada porque no le dan un dulce) use las consecuencias naturales: firme pero calmadamente dígale: no se pega y póselo en el suelo. Seguirá estando enfadado por el dulce: vervalícelo para él, diga en palabras porque está enfadado. No permita que su hijo lo utilice como punching-ball. Dele el mensaje de que no permitirá que le haga daño. Si usted no permite que su hijo le haga daño cuando es muy joven, será menos probable que se lo haga a otros en el futuro, y que permita que se lo hagan a el: le está enseñando a decir no a las agresiones, por ejemplo levantando una mano para evitar el golpe, pero no devolverlo.

5-..TODDLERS QUE PEGAN A BEBÉS: si su hijo de un año y medio golpea con su martillo de juguete en la cabeza de bebés, retire todos los objetos con que pueda pegar Enséñele y dígale que no pegue y ofrézcale un gesto alternativo: se cariñoso, acaricia al bebé, mientras guía su mano.

6-. NO DEVUELVA EL MORDISCO: “el niño necesita aprender que los mordiscos duelen” puede usted razonar. Si pero no hay manera de que su hijo decida no morder si usted muerde. Utilice una método alternativo de “diente por diente”: lleve a su hijo aparte y dígale: “déjame que te enseñe el daño que hacen los dientes” y presione su antebrazo contra sus dientes superiores como si estuviera mordiéndose a si mismo, no de forma vengativa, sino como un padre mostrando algo: ¿ves como morder duele?. De esta lección inmediatamente después del mordisco. Usted queire que su hijo aprenda a ser sensible con los sentimientos de los demás: una lección temprana es la empatía.

7-. MODELOS DE PEGAR: K. golpea a T. La madre de K. (avergonzada e irritada) rápidamente se acerca y golpea a K. en le brazo diciendo: -“no se pega”- ¿está usted tan confundido como K. ahora?. Ha sido usted empujado por vergüenza o enfado a hacer algo ilógico? Todos lo hemos sido. Así que planifique su mente con tiempo: que hará cuando su hijo pegue a alguien.

8-. NIÑOS QUE DAÑAN A OTROS NIÑOS: usted se da cuenta de que un niño pega a otro para obtener un juguete. Muéstrele y dígale una forma alternativa de obtener el juguete: “no pegamos a otras personas. Si quieres el juguete, esperas a que tu amigo termine o pregúntale a mamá y yo pondré un tiempo para compartir. Cuando yo quiero algo de ti no te pego para conseguirlo, te lo pido amablemente”. Si el que pega no colabora, pídale a la víctima que diga que no jugará con el hasta que pida perdón y deje de pegar. También impresione: como te sentirías si te pegara a ti.

9-. TIEMPO FUERA PARA EL AGRESOR: “morder hace daño, y es malo hacer daño, te vas a sentar a mi lado”. Habitualmente, los niños de dos años pueden establecer la conexión entre ser agresivos y las consecuencias. Anime a su hijo a decir “lo siento”. Si ya no está enfadado, puede que quiera dar un beso o un abrazo.

10-.SEA UN MODELO DE NO-AGRESIÓN: un niño que convive con la agresión será agresivo. ¿Cómo comunica usted el disgusto, maneja conflictos, y obtiene sus objetivos? La agresión es contagiosa. Los niños pequeños también copian los comportamientos agresivos de hermanos mayores. haga de esto una experiencia educativa: hábleles a los mayores de que son un ejemplo Por su propio beneficio y el de los pequeños, dígales que “limpien” su acto.
Arrancar cosas de las manos es un comportamiento agresivo propio de niños pequeños y preescolares (tenga cuidado de no ejemplificar esto sin intención quitándoles las cosa de las manos). De forma tranquila explíquele porque no puede tener la cosa que a agarrado y pídale que devuelva el objeto al niño o que se lo de a usted, Puede que tenga que ofrecer un “repuesto”. Si su hijo está a punto de dañar algo valioso o a si mismo use una vos firme y muestre con el lenguaje corporal que espera que lo deje inmediatamente.
Evite situaciones que sacan lo peor de los niños. En un cumpleaños, a una madre se le ocurrió organizar una búsqueda para los chicos, por toda la casa, además ofreció un premio para el ganador: la casa y los niños terminaron arruinados.

12-. SUAVICE: observe al niño pequeño que habitualmente tira juguetes y muñecos y los golpea. Mientras algo de este comportamiento es normal, si es frecuente puede ser una bandera roja de tensión y enfado. El niño corre riesgo de tratar a los humanos de esa manera. Además de investigar en la raiz del problema, favorezca un juego más tranquilo: “abraza al osito”, “quiere ala muñeca”.

13-. RECOMPENSE: los niños de más de tres años responden bien a la recompensa. Cree un panel de puntos por no pegar: “cada dia que no pegue se dibuja una cara sonriente, y cuando tenga tres, iremos a comer juntos”.

14-. PROGRAME AUTOCONTROL: algunos niños impulsivos pueden pegar antes de pensar. Para niños de más de tres años, ayúdele a controlar esos impulsos, sugiriendo comportamientos substitutivos a los que el chico pueda recurrir cuando a su mente biene la palabra “pegar”: “tan pronto como sientas que quieres pegar, golpea una almohada o da una vuelta al patio”. Usted puede ser modelo de autocontrol: la próxima vez que piense en pegar a su hijo, hágaselo saber. sujete su propia mano y diga “no mano, no debes pegar”

15-. APLIQUE DOBLE DISCIPLINA: cuando el pegar se vuelve irrespetuoso y mina su autoridad, merece uan doble dosis de corrección: de mamá y de papá. T. de cuatro años se enfadó y pegó a su madre. Inmediatamente ella lo sentó, le miró fíjamente a los ojos e imprimió en el que bajo ninguna circunstancia debía pegar a sus padres, que ese comportamiento es intolerable y sería firmemente corregido, y le envió a su habitación. Después de este tiempo de exclusión, hablaron sobre su enfado. Más tarde compartió el hecho con su marido que habló con T. Reforzó la seriedad de la cuestión y le dijo que no le permitiría pegar a la mujer que el quería.. Este padre sabio, obtuvo más recorrido de su disciplina, haciendo saber sus sentimientos hacia su esposa.

16-. SUPERVISE: ni es bueno ni seguro dejar jugar sin supervisión a un niño agresivo con víctimas potenciales, sin padres a la vista. Si su hijo es agresivo, comparta su preocupación con los otros padres y profesores, y busque su colaboración para temperar el comportamiento agresivo de su hijo. No dude en comentar la situación, sin duda ellos tambien habrán pasado etapas de agresividad. De otra forma las agresiones pueden destruir una amistad.
Los profesores y cuidadores también deben estar vigilantes, para que la actitud no afecte a todo el grupo. En el establecimiento de un grrpo los niños aprenden lo que es socialmente aecptable: si el foco está en el niño que muerde, o si perciben que morder es un comportamiento aceptable, pueden coger esta etiqueta y hacerlo parte de su repertorio. Mientras el comportamiento de un agresor debe ser atendido inmediatamente, no de la idea de que esta es la única manera de obtener atención. Asegúrese de encontrar la manera de premiar a los niños por su buen comportamiento.


LA MOLESTIA DE VESTIRLES


Usted pasará mucho tiempo vistiendo a su bebé, y será mucho más fácil si no tiene que luchar con el durante todo el proceso. Aquí tiene como realizar el trabajo de modo eficiente, de manera que ambos lo disfruten.

Planee con antelación: antes de comprar la ropa, vista al niño en su imaginación: seleccione ropa fácil de poner, como mínimo una talla mayor, con un mínimo de botones. Busque cuellos elásticos que no atrapen las orejas. Escoja ropa fácil de deslizar en un blanco móvil.

Implante buenos recuerdos del vestirse. Cómo el niño se comporte durante el cambio de pañal, establece el tono para su aceptación del vestido. Muchos chicos que disfrutan del vestido pueden ser enseñados a colaborar a la edad de 1 año, a vestirse solo alguna prenda a los 2 años, y a vestirse completamente a la edad de 4 años.

Enseñe mientras viste. Pruebe estos trucos:

1-. para promover la colaboración, conecte a nivel de los ojos del niño: vista a su hijo en un lugar alto o con más seguridad poniéndose de rodillas en el suelo. Mírele, hable y cante. Juegue a un juego de vestirse: “ponemos dentro el pie izquierdo, ponemos dentro el pie derecho y ahora lo agitamos todo”
2-. Juegue a las partes del cuerpo, un viejo truco para mantener las manos inquietas ocupadas: “¿Dónde está la nariz de papá?”. Manténgalo entretenido con teatro mientras lo viste.
3-. Algunas técnicas de distracción siguen funcionando: con niños de dos años tenga un juguete especial para la hora de vestirse.
4-.Los niños mayores, colóquelos cerca de una ventana, y déjeles disfrutar la vista mientras los viste.
5-.cante una canción con la secuencia adecuada para vestirse: “primero ponemos la ropa interior, interior, interior…”. Hable de lo que está haciendo “¿Dónde está tu body?, después ponemos los calcetines…”. Diga el nombre de la ropa y enséñele donde va.
6-.Si su hijo de tres años (ATENCIÓN GUIOMAR) se resiste a vestirse, haga un capital de una ventaja evolutiva de este periodo: el amor del niño por la imaginación. Escoja un personaje que les guste a los dos. He aquí como una madre se vuelve animadora y motiva a su hijo de tres años para vestirse: “ me voy a convertir en meter pan, hablaré como meter pan y vamos a hablar de cómo meter pan necesita vestirse porque va a correr una aventura emocionante, y tiene que llevar puestos sus pantalones”
7-.Cuando un niño pequeño sabe que le van a vestir es para el una oportunidad perfecta para involucrarla a usted en una cacería. Si tiene tiempo para ello, adelante, permítalo, con muchos juegos y cosquillas una vez atrapado. Si no tiene tiempo o no está de humor, ofrézcale otro juego en su lugar: mírele a través del agujero del cuello y cuando el se acerque a mirar “cácele” con la prenda.. Lo mismo con las perneras del pantalón.


Sea su modelo de vestirse: vístale a la vez que usted, pieza por pieza. Intente un concurso de ver quien se viste antes. Rápidamente el novato se convertirá en rápido. Para los que están aprendiendo (entre tres y 4 años: “tu te pones la camisa y yo la abrocho”
Acepte malas combinaciones: un niño pequeño (entre dos y cinco) puede generar ideas fijas en su mente y protestar por las alternativas. Un niño pequeño no se caracteriza por su flexibilidad. Esto no es ser terco, es desarrollar la personalidad. Si quiere levar un jersey naranja y un pantalón rojo, déjele, aunque viole su sentido del gusto. O déle a escoges entre tres combinaciones. Esto es una pequeñez que no merece para nada una batalla. Una madre lo expresó así: si se viste solo puede ponerse lo que quiera. Por supuesto procurando que las ropas que tiene en su cajón sean adecuadas a la estación. Espere a los 10 años, y su hijo vestirá mas a la moda que usted.

De alternativas en la compra: a los 4 años, los niños se preocupan por lo que llevan puesto. Lévele de compras y déjele tener algún criterio en lo que compra: por ejemplo una de cada 3 prendas o así.


A veces los padres saben que es lo mejor. He aquí como una mamá sabia, consiguió vestir a su hijo respetándole y sin que su autoridad quedara menoscabada:

Nuestro hijo de tres años está descubriendo que tiene deseos y opiniones. Mi trabajo y mi deseo es validar su capacidad de tomar decisiones. Cuando nuestro hijo ejerce su propia voluntad y hace una elección que difiere de la nuestra, no lo contemplamos como un desafío do autoridad. Simplemente nuestro hijo quiere algo distinto de lo que queremos nosotros. Por ejemplo: mi marido estaba vistiendole. A. quería llevar su jersey nuevo gordo que le habían regalado por navidades. Hacía muchísimo calor y le llevábamos a un parque soleado. Mi marido le explicó que pasaría calor, pero A. insistió en su decisión.. Mi marido redijo: tengo una idea: llevaremos el jersey y así si hace frío tendrás que ponerte. A. pensó que llevar el jersey con el era una gran idea. Mi marido podía haberle ordenado que no se lo pusiera, pero de esta manera tomó en cuanta la decisión de A. y llegaron a un acuerdo.
Última edición por cani el Dom, 16 Sep 2007, 22:55, editado 17 veces en total

Cani+Patri 9/12/2004
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por solecilla
#23923 25 MANERAS DE HABLAR PARA QUE SUS HIJOS ESCUCHEN:

Una gran parte de la educación es cómo hablar con los niños. La forma en al que usted habla con ellos les enseña la forma de hablar con otros. He aquí algunas cosas que hemos aprendido de nuestros hijos:

1-. CONECTE ANTES DE DIRIGIR: antes de dar directivas a su hijo, descienda al nivel de sus ojos y establezca contacto ocular con el, para obtener su atención. Muéstrele como enfocar: “M. necesito tus ojos”-“tus orejas”. Ofrezca el mismo lenguaje corporal cuando esté escuchando a su hijo. Tanga cuidado de que su mirada no sea tan intensa que controle en lugar de contactar.

2-. DIRÍJASE AL NIÑO: “N. quieres por favor….”

3-. SEA BREVE: use reglas de una sola frase. ponga la orden principal en la frase de inicio. Cuarto más tiempo divague, más probable es que su hijo se vuelva sordo para los padres. Demasiado hablar es uno de los errores más frecuentes cuando dialogamos. Produce en el niño la impresión de que usted no está muy seguro de lo que quiere decir. Si le puede mantener a usted hablando, puede mantenerle distraído.

4-. SEA SIMPLE: utilice frases cortas y palabras de una sílaba. observe el modo en que ellos hablan unos con otros y tome nota. Cuando su hijo muestra esa mirada vidriosa y desinteresada, usted ya no está siendo entendido.

5-. PÍDALE A SU HIJO QUE LE REPITA SU PETICIÓN: si no puede, ha sido demasiado larga o demasiado complicada.

6-. HAGA UNA OFERTA QUE SU HIJO NO PUEDA RECHAZAR: usted puede razonar con un niño de dos-tres años, especialmente para evitar berrinches: “vístete para que puedas salir a jugar”. Ofrezca una razón para sus peticiones, que sea para ventaja del niño, y que sea difícil de rechazar. Esto le da un motivo para salir de su posición de poder, y hacer lo que usted le pide.

7-.SEA POSITIVO: en lugar de decir: no corras, diga: dentro caminamos, fuera se puede correr.

8-.EMPIEZE SUS PETICIONES CON LA PALABRA QUIERO: en lugar de decir bájate de ahí, diga quiero que te bajes de ahí. Esto funciona bien con niños a los que les gusta agradar, pero no recibir órdenes. diciendo quiero, da usted una razón para agradar, más que una orden.

9-. CUANDO…ENTONCES: cuando te hayas cepillado los dientes, te contaré el cuento. Decir cuando implica que usted espera ser obedecido, mejor que el “si” que da al niño la sensación de que puede optar por hacerlo o no, cuando usted no quería darle opciones.

10-. PRIMERO LAS PIERNAS, DESPUES LAS PALABRAS: en lugar de gritar “apaga la televisión y a cenar” acércate a donde está viendo la tv, únete a él un ratito, y en el primer intermedio para anuncios, dile que apague la telvisión. Yendo hacia el le convences de que tu requerimiento es realmente serio. De otra manera, lo interpretan como una mera prefenercia.

11-.OFRECE ALTERNATIVAS: prefieres ponerte antes el pijama o cepillar los dientes.

12-. HABLA DE FORMA ADECUADA A SU DESARROLLO: cuanto más pequeño sea el niño, más cortas y simples deben ser las órdenes. Considere su nivel de comprensión. Por ejemplo: un error muy común es preguntarle a un niño de tres años ¿Por qué has hecho eso?. La mayor parte de los adultos tienen problemas para explicar su comprtamiento. Pruebe a cambio: vamos a hablar de los que has hecho.

13-. HABLE DE FORMA SOCIALMENTE CORRECTA: incluso un niño de dos años puede aprender “por favor”. Espere que su hijo sea educado. Los niños no deberían sentir que la educación es opcional. Hable con sus hijos de la forma en que espera que ellos hablen con usted..

14-.HABLE DE FORMA PSICOLÓGICAMENT CORRECTA: los comienzos amenazantes o sentenciosos, son propensos a poner al chico a la defensiva. Los mensajes que comienzan con “tu” hacen al niño encerrarse. Los que empiezan con “yo” no son acusadores. En lugar de empezar: “tu debes hacer…” pruebe diciendo:”a mi me gustaría que hicieras….” o “yo necesito que hagas”. No haga una pregunta inicial si la respuesta negativa no es una opción: ¿quieres poner la mesa?. Diga simplemente: pon la mesa por favor.

15-. ESCRÍBALO: los recordatorios pueden derivar en quejas con demasiada facilidad, especialmente en los preadolescentes, que piensan que decirles cosas los sitúa en la sección de esclavos. Sin decir una palabra, puede comunicar todo lo que necesite decir: hable con una libreta y un lápiz. Deje notas humorísticas a sus hijos, siéntese y observe lo que ocurre.

16-. BAJE EL TONO DE SUS HIJOS: cuanto más lato grite el niño, más bajo hable usted. Deje a su hijo ventilarse, mientas usted intercala comentarios de tanto en tanto: “entiendo” o “¿puedo ayudarte?”. Algunas veces solo tener un escucha atento puede disminuir el volumen de una rabieta. Si usted se pone a su nivel, tendrá dos berrinches que manejar. Sea un adulto para el.

17-. SERENE AL NIÑO: antes de dar una orden, restaure el equilibrio emocional del niño, de otra forma está perdiendo el tiempo. Nada profundiza cuando un niño está en un naufragio emocional.

18-. REPITA SU MENSAJE: los niños pequeños necesitan que les repitan las cosas cientos de veces. Los niños con menos de 2 años, tienen dificultad para internalizar sus órdenes. Muchos niños de tres años, comienzan a internalizar órdenes, de forma que lo que usted les dice comienza a calar. Repita cada vez menos veces a medida que su hijo crece. Los preadolescentes contemplan la repetición como una queja.

19-.DEJE QUE SU HIJO COMPLETE EL PENSAMIENTO: en lugar de decir: no dejes ese barullo amontonado. Diga: M., piensa donde quieres guardar tus cosas de jugar al futbol. Dejar que el niño complete los espacios en blanco es más fácil que sea una lección duradera.

20 -.USE NORMAS RIMADAS: “para cruzar, la manita hay que dar” (esto es una aportación mía, ya que la rima inglesa, no rima en castellano)

21-. DE ALTERNATIVAS QUE GUSTEN: no puedes ir solo al parque, pero puedes jugar en el vecindario.

22-. DE NOTICIAS POR ADELANTADO: vamos a salir enseguida, vete diciendo adiós a los muñecos (o a los otros niños).

23-. ABRIR A UN NIÑO CERRADO: selecciones cuidadosamente frases que hagan abrirse a las pequeñas mentes cuando se cierran. Adhiérase a tópicos que usted sabe que su hijo le entusiasman. Haga preguntas que requieran una respuesta diferente de si y no. Pregunte cosas específicas: en lugar de “¿qué tal lo has pasado en el cole?” pregunte “¿qué es lo más divertido que has hecho hoy en el cole?”

24-. USE CUANDO TU…YO ME SIENTO…PORQUE…: cuando te alejas de mamá yo me preocupo porque podrías perderte.

25-. CIERRE LA DISCUSIÓN: si una cuestión está realmente fuera de discusión, diga no.”No cambiaré mi decisión sobre esto. Lo siento”. Ahorrará tiempo y desgaste a usted y a su hijo. Reserve su tono de voz de “aquí podemos tener un problema” para cuando lo haga.

RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
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por solecilla
#23957 HUMOR: LA MEJOR MEDICINA

Al educar un niño en crecimiento, un padre debe ponerse varios uniformes: el de policía, para las situaciones peligrosas, el de cura para las cosas relacionadas con la moralidad, el frac y corbata de diplomático para las luchas de poder, la bata de médico para curar pequeñas heridas. Pero el traje que le servirá siempre es el sombrero de payaso.

El humor sorprende. la falta de seriedad coge al niño fuera de juego y despierta atención inmediata, diluyendo una lucha de poder, antes de que las primeras salvas sean lanzadas. el humor abre las orejitas y mentes cerradas. He aquí como una madre se convirtió en comediante y usó el humor para obtener colaboración de sus hijos. L. de 6 años y N. de tres, estaban en medio de una discusión por un juguete, al final del día, cuando su madre ya estaba estresada. Ella no tenía tiempo ni energía para ponerse el traje de psicólogo y profundizar en los sentimientos de sus hijos. En lugar de eso, cogió un bloque de juguete y se lo puso en la cabeza, y comenzó su actuación: “mamá va a ser una cabeza de bloque, me estoy volviendo loca. No puedo soportar esta riña ni un minuto más”. Y comenzó a hacer el tonto. Los niños, chiflaron, y todo el mundo se rió, mientras las payasadas de la madre diluyeron la bronca de los niños. Después se sentaron y les dijo: “es un momento duro del día. Mamá está cansada. Tengo que preparar la cena. Vosotros estáis cansados y hambrientos. Por favor: ayudadme a organizar la cena.”

El humor hace el trabajo: la habitación de A. de 7 años era un barullo. En lugar de decir “vete a hacer la cama”, su cómica madre, dejó que la cama hablara. “he pasado cerca de tu cama esta mañana, y gritaba por favor, que alguien me tape, tengo frío”. Incluso para los adultos, el humor es una manera de tener los trabajos hechos. Recuerdo el cartel que había en el vestuario de cirujanos del hospital: “Recuerda: tu mamá no vive aquí”

El humor protege: A. de 3 años tenía la mala costumbre de alejarse corriendo de sus padres en el parking. El padre decidió hacerse el ciego tapándose los ojos con la mano, le entregó las llaves del coche y le pidió que lo condujera de la mano a donde estaba su coche. ( por supuesto miró muchas veces entre los dedos).

El humor desarma: los niños pueden ver en su cara cuando usted va a decir que no a algo. Y van preparando su resistencia. Usted puede romperla poniendo su mejor cara cómica. El humor también ayuda a sacar rápidamente a un niño de un comportamiento regresivo. He aquí como una madre resolvió este problema: M. de 4 años insistía en ponerse un pañal, porque su hermanito lo llevaba. Su madre jugó con ella tratando de ponerle un pañal de recién nacido. Mientras las dos batallaban para hacer encajar el pañal, M. se dio cuanta de lo tonto de su capricho.

Utilice el humor con bastante frecuencia, para darle al niño una segunda oportunidad de obedecer. A nuestros hijos les encantan los videos, así que nosotros hacemos mímica como si rebobináramos. “M. ayúdame a recoger la mesa”-“pero papá…”-“REBOBINA” (doy unos pasos para atrás y comienzo de nuevo, esta vez haciendo grandes gestos hacia el niño) y esta es la pista que le indica que es una segunda oportunidad. Habitualmente esto termina con risas y obediencia.

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por solecilla
#26406 10 FORMAS DE EDUCAR


1-. CONECTESE TEMPRANAMENTE

Es fundamental en una relación sana entre padre y niño. Para saber cómo disciplinar a su niño usted debe conocer primero a su niño. Esta clase del conocimiento reside profundo en las mentes de los padres. Usted le podría llamar intuición, pero ese término tiene una especie de mística que confunde a los padres. “¿Cómo puedo confiar en mi intuición? ¡no sé si tengo!") La "conexión" es más fácil de entender. Con el estilo de cuidar de los niños de alto-contacto llamado Attachement parenting, usted puede construir y reforzar esta conexión entre usted y su niño, colocando la base para la disciplina. Los padres conectados llegan a ser sus propios expertos en su propio niño, así que ellos saben qué conducta es apropiado esperar y cómo transmitir estas esperanzas. Los niños conectados saben que conducta esperan los padres y hacen un esfuerzo de comportarse esta manera porque ellos quieren complacer sus padres. Juntos estos padres y los niños desarrollan un estilo de educación que funciona para ellos. Describimos los instrumentos para conectar con su bebé y niño pequeño para que usted pueda leer su conducta de niño y responder apropiadamente, de forma que los dos den lo mejor de si mismos.


2. CONOZCA A SU NIÑO.

Estos son las palabras más útiles en la educación. Estudie a su niño. Sepa sus necesidades de niño y capacidades en varias edades. Sus técnicas de educación serán diferentes en cada etapa porque las necesidades de niño cambian. Una rabieta en un niño de dos años necesita una respuesta diferente que en uno de ocho años.

Conozca la conducta apropiada para cada edad. Muchos conflictos surgen cuándo los padres esperan que los niños piensen y se comporten como adultos. Usted necesita saber qué conducta es usual para un niño en cada etapa del desarrollo para reconocer la mala conducta verdadera. Encontramos que la educación era mucho más fácil con nuestro octavo niño que con nuestro primer niño, principalmente porque nosotros ahora tenemos un asidero: conocemos que conductas requieren instrucción, cuales la paciencia, y cuales el humor, y las que demandan una firme respuesta correctiva. Toleramos esas cosas que acompañan una edad de niño y etapa (por ejemplo, la mayoría de los niños de 2 años no puede sentarse todavía mucho tiempo en un restaurante), pero corregimos la conducta que es irrespetuosa o peligrosa para el niño o para otros (" Usted no puede subir sobre la mesa").

Vea por los ojos de su niño. Los niños no piensan como adultos. Los niños hacen y piensan locuras—por lo menos por estándares adultos. Usted lo manejará mal si usted juzga una conducta de niño de un punto de vista adulto. Un de dos años que corre hacia la calle es no es desafiante, él sólo quiere coger su pelota. La acción sigue al impulso, sin pensamiento en medio. Un niño de cinco años quiere el juguete de su amigo tanto que lo "pide prestado". Un adulto puede parar y pesar la necesidad, la seguridad, y la moral de un acto, pero de un niño pequeño no.

Nuestro hijo Matthew, era a la edad de dos años un niño que se concentraba con facilidad. El llegaría a ser tan absorto en una actividad de juego que era difícil para él dejarla cuando era hora de salir. Un día cuando él jugaba y era hora de partir (llegábamos tarde para una cita), Martha sacó a Matthew y lo llevó a la puerta. Matthew protestó con una rabieta típica de dos años. Al principio ella sintió el usual "Oye, aquí mando yo" y sentía que estaba justificado esperar que nuestro hijo dejara inmediatamente sus juguetes. Pero cuando Martha llevaba el niño fuera de la puerta, se dio cuenta de que su calibrador de la educación estaba desequilibrado y ella no manejaba las cosas de la mejor manera. Sus acciones eran un resultado de su necesidad de salir, pero ellos no tuvieron en cuenta la necesidad de Matthew de un aviso previo y una transición más gradual. Ella se dio cuenta de que no estaba en la naturaleza de Matthew cambiar engranajes rápidamente, incluso si tuviéramos una hora tope. El no la desafiaba. El era sincero consigo mismo. El necesitaba más tiempo para dejar sus actividades. Así que ella le llevó tranquilamente hacia la ubicación del juego, se sentó con él y juntos dijeron "Adiós juguetes, adiós camiones, adiós coches," hasta que él pudo liberarse cómodamente de sus actividades. Sólo tomó un par de minutos, el tiempo que de otro modo se habría malgastado en luchar con Matthew en el coche. Esto no era una "técnica" o "método"; esta acción disciplinaria evolucionó naturalmente del respeto mutuo entre padre y niño y el conocimiento que Martha tenía acerca de Matthew. Al final de este ejercicio Martha se sentía bien porque había logrado lo que ella quiso - que Matthew saliera de la casa con la menor la cantidad del jaleo. Ella aprendio un método de liberarlo de una actividad sin recurrir a una rabieta. Eso es la disciplina.

Darnos cuenta de cuanto mejor funcionaba la disciplina cuando teníamos en cuenta las necesidades de nuestros hijos fue un punto muy importante para nosotros. Inicialmente, tuvimos que tratar el temor de permitir que nuestros niños nos manipularan, porque habíamos leído, oídos de otros, y crecimos con la idea que los padres buenos tienen siempre el control. Encontramos, sin embargo, que acercar nuestro punto de vista la del niño realmente nos ayudó a hacernos cargo. Conocer a nuestros niños llegó a ser la llave de cómo educarlos. Ellos supieron que estábamos a cargo de la situación porque éramos capaces de ayudarlos a obedecen. Eso no dejó duda en sus mentes y las nuestras de que papá y mamá saben qué es lo mejor.

3. AYUDE AL NIÑO A RESPETAR LA AUTORIDAD,
Hágase cargo de a sus niños. Eso es básico en la educación. Pero ser una autoridad de confianza del niño no viene automáticamente con el trabajo de ser un padre. El niño que al que se le dice que debe obedecer "si no," puede comportarse bien, pero hace así por temor, no respeto. "Honra a tu padre y tu a madre" es una enseñanza sabia y comprobada con el tiempo; no los tema. El honor implica tanto la obediencia como el respeto.

¿Cómo obtiene usted respeto de sus niños? Una figura de la autoridad necesita ser a la vez tibio y sabio. Primero, conéctese a su hijo. Empiece como un confortador del bebé. A hacer esto, usted conoce a su bebé y su bebé confía en usted. El respeto a la autoridad se basa en la confianza. Una vez su niño confía en encontrarle cuando lo necesita, el confiará en usted para poner límites. Un día yo pregunté a una madre por qué ella sentía tan segura como una figura de autoridad. Ella dijo, "mucha de mi seguridad viene de conocer a mis niños." Porque ella entendía a sus niños, ella era capaz de indicarles sabiamente y saber que ellos seguirían. Muchos padres confunden está encargado con está en el control. En vez de controlando directamente a niños, las figuras sabias de la autoridad controlan la situación para hacer más fácil a los niños aprender a controlarse a sí mismos. Los niños responden con la confianza y el respeto genuinos antes que al temor y la rebelión.


4. FIJE LIMITES, PROPORCIONE UNA ESTRUCTURA

Establezca las reglas, pero cree al mismo tiempo las condiciones que hacen las reglas más fáciles de seguir. Los niños necesitan fronteras. Ellos no prosperarán ni sobrevivirán sin límites. Para aprender acerca de su ambiente, los pequeñines deben explorar y deben ser energéticos. Eso es su trabajo. El control ambiental es el trabajo de padres. Esto implica colocación los límites sabios y proporcionar la estructura, que significa crear una atmósfera en el hogar que hace estos límites más fáciles de respetar. La parte de poner límites es decir “no” a un niño que explora que explora que se dirige al problema; la parte de la estructura está en tener un hogar a prueba de niños y proporcionar a las mentes y los cuerpos un lugar seguro para jugar y aprender.


5. ESPERE OBEDIENCIA

Su niño será tan obediente como usted espera, o tan desafiante como usted permite. Cuándo nosotros preguntamos a los padres de los niños obedientes por qué sus niños obedecen, todos contestan, "Porque nosotros los esperamos”. Sencillo como suena, muchos padres permiten que este hecho básico de la disciplina se vaya. Ellos están demasiado ocupados, su niño es "de carácter fuerte;" ellos presentan disculpas: "Es apenas una fase de desarrollo."

Los niños de corta edad no sabne qué conducta es aceptable o inaceptable hasta que usted se lo diga. Una tarde en un restaurante “amigable con niños”, nosotros observamos dos familias que manejan la misma situación en dos maneras diferentes. El niño de dos años y medio en una familia subía incesantemente sobre el respaldo de su silla, y mantuvo esta conducta hasta llegar a ser molesta a clientes cercanos. "Prohibiciones" débiles de los padres no disuadieron al trepador persistente. Era claro que este niño no llegó a tener la menor idea de que subir era una conducta inaceptable. El obtuvo el mensaje, "preferimos que usted no suba, pero nosotros no haremos nada acerca de ello."

Otro niño de dos años y medio obtuvo un mensaje y una conducta diferente, mostrada de forma diferente. El padre se sentó al niño junto a él, se dirigió con frecuencia al niño, y lo mantuvo implicado en la conversación de la familia. Tan pronto como el pequeñín comenzó a subir, el padre inmediatamente lo redireccionó y plantó cortésmente al trepador en su asiento. Con una combinación de distracción creativa y restricción respetuosa, el padre transmitió al niño que esperaba de el que se abstuviese de subir porque subir perturbaría las personas do los sitios cercanos. El niño obtuvo el mensaje de que ningún esfuerzo por subir al asiento estaría bien. El niño archivó esta experiencia en su banco de la memoria, para ser recuperada la próxima vez ellos fueron a un restaurante cuando, presumiblemente, él hizo menos tentativas para subir sobre el asiento.

¿Exhibía el padre en la segunda familia control de la conducta? Sí, pero en el sentido correcto del término. El control abusivo es cuando usted impone forzosamente sus hechos sobre su niño, espera ser obedecido, pero en detrimento de su relación. Cuándo usted insiste en la obediencia y ayuda al niño para obtener el control de él mismo, usted utiliza su poder sobre el niño en una manera buena que ayuda a que él desarrolle los controles interiores. Recuerde, los niños quieren los límites para no sentirse fuera de control, y ellos quieren a los padres para que les paren en esos límites. Ellos van probando los límites para ver si usted los apoya. Cuándo usted no lo hace, el niño está inquieto porque nadie es suficientemente fuerte para contenerle. Para un niño, eso es espantoso.


6. SEA MODELO DE CONDUCTA.
Un modelo es un ejemplo que su niño imita. La mente de un niño creciente es una esponja, empapando experiencias de vida; es una videocámara que captura todo que un niño oye y ve, almacenando estas imágenes en una cámara mental para la recuperación posterior. Estas imágenes almacenadas, especialmente esas con frecuencia repetidas por personas significativas en la vida de niño, llegan a ser la parte de su personalidad—el ser de niño. Así, uno de sus trabajos como padres deberá ser proporcionar materia buena para que su hijo absorba.

"Pero yo no puedo ser perfecto." por supuesto que no. Ningún padre es perfecto. Al escribir este libro, Martha y yo a menudo decíamos, "sabemos todo esto y aún cometemos errores." De hecho, es poco sano ser modelo de perfección—una meta que ni el padre ni el niño pueden alcanzar (aunque muchos se paralizan tratando). Es la impresión general que su niño recibe lo que cuenta, no las pifias ni arrebatos ocasionales. Si un padre está por costumbre enojado, la cólera llega a ser la parte del ser de niño. El niño aprende que esto es la forma en que las personas tratan con la vida. Si un padre es modelo de felicidad y la confianza, con una enojada ocasional, el niño ve un modelo más sano: las personas son felices la mayor parte del tiempo, pero a veces las dificultades le hacen enojar. Usted maneja la situación y vuelve a ser feliz.

Los padres, ustedes, son las primeras personas que su niño conoce. Ustedes son los primeros cuidadores, las figuras de autoridad, los compañeros, masculino y femenino. Usted pone el estándar para la actitud del niño hacia la autoridad, su habilidad de jugar con iguales, y con su identidad sexual. Parte de usted mismo llega a ser parte de su niño. Sí, mucha de la conducta del niño es genética. Más de un padre ha dicho, "El vino construido de esa manera," pero mucho es influido también por los modelos de comportamiento del niño.


7. NUTRA SU CONFIANZA EN SI MISMO

La persona que crece con una imagen de sí mismo positiva es más fácil de educar. Ella piensa en si misma como una persona que vale la pena, y así que ella se comporta de una manera que vale la pena. Ella es capaz de privarse de alguna mala conducta con la voluntad de mantener este sentimiento de bienestar. Cuándo este niño se porta mal, vuelve más rápidamente al sendero correcto, con menos necesidad para de castigo.

No es así el niño con una pobre imagen de sí mismo. El niño que no siente que es bueno no actúa bien. Sus padres no confían en el, así que él no puede confiar en si mismo. Nadie espera que se comporte bien, así que él no lo hace. El ciclo de la mala conducta empieza: más mala conducta, más castigo, que intensifica la cólera de niño y baja el amor propio de niño, produciendo una conducta más mala. De ahí que nuestro enfoque para disciplinar se enfoca principalmente a promover bienestar interior en el niño desde el principio. A través de la vida su niño será expuesto a personas y acontecimientos que contribuyen a su auto-valor y a otros que lo astillan. Llamamos a estos constructores y destructores. Nosotros lo ayudaremos a poner las condiciones para que su niño esté expuesto a muchos más constructores que destructores, y, por supuesto, para ser un constructor usted mismo.


8. FORME LA CONDUCTA DEL NIÑO

Un padre sabio es como un jardinero que trabaja con lo que él tiene en su jardín y decide también lo que él quiere agregar. El se da cuenta de que él no puede controlar las características de las flores, cuando florecen, su olor y el color; pero él puede agregar esos colores que no tiene en su jardín, y él lo puede formar para ser más hermoso. Hay flores e hierbas en cada conducta de niño. A veces las flores florecen tan hermosamente que usted hace ni advierte las hierbas; otros tiempos que las hierbas alcanzan las flores. El jardinero riega las flores, pone guías a las plantas para ayudarlas a crecer rectas, y mantiene las hierbas controladas.

Los niños nacen con algunos rasgos conductuales que o prosperan o se eliminan, según cómo los niños sean atendidos. Otros rasgos se plantan y son alentados vigorosamente a crecer. Tomado enteramente, estos rasgos componen la personalidad eventual de niño. Su herramientas como un padre es las técnicas nosotros llamamos modeladores, las maneras probadas con el tiempo para mejorar su conducta de niño en situaciones diarias. Con ayuda de modeladores usted elimina esas conductas que aflojan a su niño hacia abajo y nutren esas calidades que ayudan a que él madure.

La mayoría del tiempo, formar la conducta de un niño es una reacción de cuando-entonces. (Cuándo la habitación de Billy es un lío, entonces Mamá dice "no más jugar fuera de hasta que se limpie.") Finalmente, el niño interioriza estos modeladores, desarrollando sus propios sistemas interiores de cuando-entonces, y aprende a tomar responsabilidad de las consecuencias de sus acciones. (" Cuando mi cuarto es un lío, no es divertido jugar allí, así que yo mejor lo limpio.") El aprende a formar su propia conducta.

En cada etapa del desarrollo, sus instrumentos de formación cambian, dependiendo de las necesidades de su jardín pequeño. En la sección de educación de este sitio, nosotros le damos tips de horticultura a ayudarle a formar seguramente la conducta de su niño y hacer que su personalidad trabaje para su ventaja, así él será una persona más amable que contribuye al jardín de la vida.


9. CRIE NIÑOS QUE SE PREOCUPEN.

Un niño moral es responsable, desarrollando una conciencia, y es sensible hacia las necesidades y derechos de otros. Un niño moral tiene un código interior del bien y la injusticia que va ligado a su sentido interior de bienestar. En el interior él mismo él sabe "yo me siento bien cuando actúo bien, y yo me siento mal cuando actúo mal." La raíz de es un niño moral es la sensibilidad a su ser y a otros, junto con la habilidad de anticipar cómo una acción afectará a otra persona—y tenerlo en cuenta antes de avanzar. Una de las habilidades sociales más valiosas usted puede ayudar a su niño a desarrollar es empatía—la habilidad de considerar los derechos y sentimientos de otras personas. Los niños aprenden empatía de las personas que los tratan con empatía. Una de las mejores maneras de resultar ciudadanos buenos deberá ser criar a niños sensibles.

A los niños además de enseñarles la conducta responsable hacia los otros y hacia las cosas, también hay que enseñarles a tomar responsabilidad de sí mismos. Uno de los instrumentos más valiosos para la vida usted puede dar a su niño es la habilidad de hacer las elecciones sabias. Usted quiere plantar un sistema de seguridad dentro de su niño que constantemente le recuerda:” piensa lo que estás a punto de hacer”. Aprendiendo a tomar responsabilidad de sus acciones siendo niños pequeños se preparan para hacer las elecciones correctas cuando las consecuencias son más graves. Nuestro deseo es ayudarle a criar niños cuidadosos.


10. HABLE Y ESCUCHE

Comuníquese con su niño de modo que no llegue a ser sordo para sus padres. Las mejores figuras de la autoridad se especializan en la comunicación con niños. La misma orden dada de forma considerada hace la diferencia en si un niño obedece o le desafía. Los educadores sabios saben cómo abrir a un niño que se cerró y considerar la Regla de oro: eduque a sus niños respetuosamente.

Además de aprender cómo hablar a un niño, es igualmente importante aprender a cómo escuchar. Nada gana más puntos sobre un niño (o adulto) más que transmitiendo que usted valora su punto de vista. Estar encargado de su niño no significa ponerle hacia abajo.

Cada uno de éstos puntos de disciplina depende de los otros. Deberá ser una figura de autoridad, un modelo bueno, un modelador de la conducta y maestro de obediencia y no podrá si usted y su niño no están conectado y usted no conoce a su niño. Usted puede saber los principios psicológicos de formar la conducta, pero el modelador no funcionará si usted no se puede comunicar con su niño. E incluso una relación conectada no garantiza a niños disciplinados si usted falla de transmitir su esperanza que su niño le obedezca. Estos diez componentes interdependientes forman la base del enfoque para educar, que proponemos en nuestra página. Póngalos todo juntos, y usted tiene un modelo para criar a niños que son una alegría para estar con ellos ahora y que le harán orgulloso en el futuro.

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por solecilla
#28083 5 MANERAS EN LAS QUE LOS PADRES PUEDEN MANEJAR SU ENFADO

1-. CURE SU PASADO “ENFADOSO”:
Ser padre puede ser terapéutico. Puede mostrarle cuales son sus problemas propios y motivarle a arreglarlos. Si su pasado está cargado de ira no resuelta, inicie el camino para curarse usted antes de enfadarse y dañar a su hijo. Lo estudios de muestran que los hijos de madres que demuestran ira con frecuencia, son más difíciles de educar. Identifique problemas en su pasado que puedan contribuir a la ira del presente. ¿Fue usted maltratado o duramente castigado cuando era un niño?.¿Tiene usted dificultad para controlar su genio? ¿Nota usted una falta de paz interior?.Identifique situaciones del presente que le hacen enfadar: un trabajo poco satisfactorio, espos@, usted mismo, los niños. Recuerde que es usted espejo de sus emociones. Si su hijo ve una cara crónicamente enfadada, y oye permanente mente una voz enfadada, esa es la persona que será en el futuro con mayor probabilidad.

2-.MANTENGA LA PERSPECTIVA:
Todos tenemos un botón de “enfado”. Algunos padres son tan proclives a enfadarse que cuando explotan el perro se esconde. Pruebe este ejercicio: en primer lugar divida los malos comportamientos de su hijo en “pequeñeces” (molestias) que no merecen la pena el disgusto de enfadarse, y las cosas “grandes” (ponerse en peligro, dañar a los demás y la propiedad) que demandan una respuesta, para su propia tranquilidad y la de su hijo.

En segundo lugar condiciónese usted mismo para que las pequeñeces no le molesten. He aquí unas “grabaciones” que repetir en su mente la próxima vez que su hijo tire algo:
*estoy enfadado pero puedo controlarme
*los accidentes ocurren
*yo soy el adulto aquí
*me enfado con el hecho, no con el niño
*mantendré la calma y así todos aprenderemos algo

Repita estos ejercicios una y otra vez actuando. Añada algunas líneas para decir:
*ops! se te ha caído
*te alcanzo una toalla
*está bien: te ayudaré a limpiarlo

Notará usted un gran contraste entre esto y lo que oyó de pequeño. También se dará cuenta de que no es tan fácil como parece.

Cuando una pequeñez de la vida diaria se produce, usted estará más condicionado para controlarse. Puede respirar profundamente, alejarse, mantenerse frío, planee su estrategia y vuelva a la escena. Por ejemplo: un niño emborrona pintura en la pared: Usted se ha condicionado para no explotar, usted, naturalmente está enfadado y es útil para usted y su hijo mostrar su desagrado. Usted da como respuesta un no firme pero sin gritar. Usted pide un “tiempo fuera”. Una vez que se ha calmado, insístale al niño (si es suficientemente mayor) en que le ayude a limpiar. Tener el control sobre su ira le proporciona al niño el mensaje siguiente “mamá está enfadada, y con razón. No le gusta lo que he hecho pero me sigue queriendo y cree que soy capaz de limpiarlo solo”

Hemos encontrado que tener un enfado a veces es peor para nosotros que para el niño. Nos deja exhaustos. Con frecuencia es nuestro sentimiento tras el enfado lo que nos molesta más, más que el zapato arrojado al water. Una vez que nos damos cuenta de que podemos controlar nuestros sentimientos más fácilmente de lo que nuestros hijos pueden controlar su comportamiento, seremos capaces de sobrevivir a estas etapas de la infancia, y la vida con nuestros hijos será más fácil. Cuando enloquecemos por un niño, no dejamos que la ira crezca tanto que se convierta en furia contra nosotros mismos por la pérdida de control.

EL CÍRCULO DE LA IRA
*enfado con el niño
*enfado con uno mismo
*mas enfado con el niño por hacernos enfadar con nosotros mismos
*enfadado por estar enfadado

Usted puede romper este círculo en cualquier punto para protegerse usted y su hijo.

3-. HAGA DE LA IRA SU ALIADA:
Las emociones tienen un propósito. La ira sana le encamina a arreglas los problemas, en primer lugar porque no dejará el comportamiento de su hijo sin corrección y en segundo lugar porque no le gusta como su mal comportamiento le molesta. Esta es ira útil. Yo siempre he tenido una tolerancia muy baja para los chillidos de los niños. A la edad de 15 meses nuestro octavo hijo, Lauren, desarrolló un chillido que destrozaba los oídos, que hacía subir mi presión arterial como un cohete. O bien mi tolerancia estaba disminuyendo, o bien mis oídos se habían vuelto más sensibles con los años, pero el girito de Lauren pulsaba mi botón de enfado. No me gustaba mi hija por ello, ni me gustaba yo por no gustarme mi hija. Hubiera sido más fácil manejar el problema si yo no hubiera estado enfadado. Pero porque estaba enfadado y me di cuenta de que esto afectaba a mi actitud hacia Lauren, me sentí encaminado a hacer algo con sus gritos, que yo consideraba un comportamiento malo que no encajaba en su , por otra parte, encantadora personita. Así que en lugar de mantener el foco sobre lo mucho que odiaba esos sonidos, lo puse en las situaciones que producían esos chillidos, e intenté anticiparme a esas situaciones. Descubrí que cuando Lauren se aburría, estaba cansada, hambrienta o ignorada, chillaba. Es una personita que necesita una respuesta rápida, y sus chillidos la obtenían. Mi enfado me motivó a encontrar soluciones “para-chillidos”. Me convertí en un padre más sabio, y Lauren un bebé más agradable. Esto es ira útil.

La ira se vuelve dañina cuando no se entiende como una señal para arreglar la causa. Usted la deja crecer hasta que le disgustan sus propios sentimientos, usted y la persona que causa que usted se sienta así. Pasa usted su vida en una batalla por pequeñeces, que hubiera podido ignorar o grandezas que hubiera debido arreglar. Esta es ira dañina.

4-.DEJE DE DARSE PALIZAS:
A menudo la ira crece en el interior así como hacia el exterior, sobre algo que a usted no le gusta, pero como reflejo, después de gastar un montón de energía en la emoción usted se da cuenta de que la situación como está ahora es mejor para todo el mundo. Esta visión no hace empequeñecer, y nos ayuda a disolver futuras llamaradas. Nuestra frase para las equivocaciones irritantes es: nadie es perfecto, la naturaleza gana de nuevo.

5-. ESTÉ PREVENIDO PARA SITUACIONES CON ALTO RIESGO DE DESENCADENAR IRA:
¿Está usted en una situación vital que le enfada? si es así, está usted en riesgo de desahogar su ira con si niño. Perder un trabajo o experimentar un evento con similar pérdida de autoestima, le puede hacer enfadar, con razón. Pero tenga en cuenta que eso hace más fácil que comportamientos de otra manera tolerables de los niños “pequeñeces”, le lleven al límite. Cuando uno está enfadado las pequeñeces se convierten en grandezas. Si es usted repentinamente víctima de una situación que le lleva a estar enfadado, ayuda el preparar a su familia:”quiero que entendáis que papá puede estar preocupado de ahora en un par de meses. He perdido mi trabajo y estoy muy nervioso por ello. Encontraré otro y todo volverá a estar bien, pero mientras, si alguna vez me enfado, no es que no os quiera, sino que tengo problemas conmigo mismo”. Si usted no “vuela su techo” es sabio pedir disculpas a sus niños (y esperar disculpas similares cuando ellos pierden los papeles):”discúlpame pero estoy enfadado, y si no parezco racional o sensible es porque estoy luchando, no es por tu culpa. No me he vuelto loco por ti”. También ayuda ser honesto con uno mismo, reconocer su vulnerabilidad y mantenerse en guardia hasta que el problema causante del enfado se resuelva. Siempre habrá problemas en nuestra vida que no podemos controlar. A medida que nos convertimos en padres más expertos- y personas- aprendemos a darnos cuenta de que la única cosa en nuestras vidas que controlamos son nuestras propias acciones. Como usted maneje su ira puede funcionar en su favor o en contra suya y de su hijo.

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por solecilla
#74171 18 MANERAS DE DECIR NO DE FORMA POSITIVA


“No” es una palabra cargada de poder, rápida en los labios, fácil de decir. Su hijo oirá esa palabra con mucha frecuencia, y usted la oirá de su hijo también con frecuencia. Es necesario par un padre decir no a un niños, de forma que más tarde el niño pueda decirse no a si mismo. Todos los niños y algunos adultos tienen dificultad para retrasar la gratificación. “lo quiero ahora” es un deseo guía para los niños pequeños. Aprender a aceptar el no de otra persona, es un preámbulo a aprender a decirse no a si mismo. Lo que hace que los niños (y los adultos) se metan en problemas, es una reacción impulsiva a un deseo. Es decir si inmediatamente sin tomarse tiempo para hacer circular el deseo Portu “sensor” interno y considerar la necesidad de decirse no a si mismos.. Aquí expongo como usar esa pequeña palabra, para dar mensajes positivos.

1-. HAGA UN BALANCE:

Demasiados noes o demasiados sies, pueden torcer la autodisciplina de un niño. Es importante conseguir el balance correcto de sies y noes en el entrono de un niño. si usted raramente dice no a su hijo, las pocas veces que lo haga, su hijo se “desintegrará” porque no está habituado a ser frustrado. Si todo el dia está lleno de noes, el niño creerá que el mundo es un sitio negativo, y crecerá siendo una persona negativa. El mundo real está siempre lleno de sies y noes. En algunos hogares, los niños aprenden pronto cual es el padre que dice si, y cual el que dice no. Hasta los diez mandamientos tienen cosas que debes hacer y otras que no.

2-.LOS NO CRECEN:

El arte de decir no crece con su bebé. Durante el primer año, las necesidades de su bebé y sus deseos son lo mismo, así que será usted básicamente un padre de “si”. Durante el segundo año, los deseos del bebé no siempre son seguros o saludables, así que será usted un padre de si y no.
de los 9 a los 14 meses, el decir no es casi seguido, los llamamos noes de baja energía. Entre los 14 y los 18 meses, a medida que los bebés meten la directa, se frustran con facilidad, y fácilmente protestarán al intentar ser dirigidos en una dirección diferente de la que ellos quieren. En este momento, usted necesitará noes de alta energia y soluciones alternativas creativas. Alrededor de los 18 meses es cuando decir no se puede convertir en un asunto a tener en cuenta. Los padres pueden empezar a transmitir una actitud de “así es la vida, y yo confío en que puedas con ella.”. Hacia los dos años, los niños son expertos en decir no.

3-. USE ALTERNATIVAS CREATIVAS AL NO:

una mañana cuando tenia 18 meses, Lauren, que estaba atravesando una fase impulsiva, revoloteaba alrededor de la casa escalando todo y metiendose en todas partes. Se estaba poniendo en peligro y revolviendo toda la casa. Tras el no número 20, yo estaba cansado de oir esa palabra, y mi hija tambien. En la parede de la habitación de uno de mis hijos, hay un poster en el que un gatito atrapado por una pata en lo alto de un arbol dice: “señor, protégeme de mi mismo”. Mi hija necesitaba ser protegida de su propia impulsividad. Necesitaba un cambio de aires. Pasamos el resto del dia fuera de casa. Parques y areas de juego, proveen un espacio y un lugar de sies, en el que correr y escalar. Si se encuentra usted con un niño pequeño, revoloteando de cosa en cosa y con usted persiguiendole alrededor de la casa diciendo no, considere cambiar a algo más divertido: salga, lleve un libro con usted, colóquese en lugar seguro y déjele correr.

TIP DE DISCIPLINA: CUANTO MENOS NO, MEJOR EL DIA PASÓ.

4-. ENSEÑE SIGNOS DE PARAR:

Incluso en los meses tempranos debe enseñar al bebé a reconocer el lenguaje corporal que significa “para”. Su bebé necesita estar expuesto a estos signos de lenguaje corporal antes de oir la palabra no. El primer mordisco en su pezón durante la lactancia, supondrá un signo de ¡hay! en su cara. La primera vez que su bebé alcanza algo peligroso, su cara registrará alarma. Usted obtendrá mejores resultados de sus signos de “parar” si su bebé está habituado al lenguaje corporal positivo, de forma que cualquier cambio, le haga prestar atención. Sus noes serán mas eficaces con el niño pequeño si el ve un montón de lenguaje corporal positivo (mucha aprobación y orgullo, gestos de gusto y placer, contacto ocular, cosquillas y rostros iluminados que dicen”te quiero mucho, eres fantástico”).

Nos hemos dado cuenta de que los niños criados con apego, que pasan muchas horas en brazos y en contacto cara a cara, aprenden fácilmente a leer la cara de los padres y su lenguaje corporal. Tener mucho contacto y comunicación cara a cara en los primeros años, hace la comunicación cara a cara más fácil en los años por venir. Algunos niños son tan impresionables por el lenguaje corporal que usted puede obtener lo que desea sin decir una palabra. Una madre expresiva de un niño pequeño apegado nos dijo: “habitualmente todo lo que tengo que hacer es mirar hacia ella con el ceño ligeramente fruncido, y para de comportarse mal”


5-. ENSEÑA SONIDOS DE PARAR:

con frecuencia un cambio en su humor o en su lenguaje corporal no es suficiente para redirigir las acciones impulsivas. En este caso se necesitan palabras. Los niños aprenden pronto que parabras “educativas” conllevan más fuerza y demandan una respuesta más rápida. Y tambien que tono de voz significa “tienes un problema” y cuales permiten cierta laxitud. Armese de una variedad de sonidos que signifiquen “detén lo que estás haciendo”. Elabore la intensidad del sonido en función de la gravedad del comportamiento. Reserve los sonidos realmente grandes para el peligro real.


6-. ENTRENE “LA MIRADA”:

Con frecuencia se puede corregir a un niño sin usar una palabra. He notado que los maestros en educación utilizan una mirada de desaprobación que para el comportamiento, pero preserva la autoestima del niño. Martha, después de educar a 8 hijos, ha perfeccionado “la mirada”: la cabeza ligeramente torcida, los ojos penetrantes. exactamente la expesión facial que corresponde con las palabras “no me gusta lo que estas haciendo, te aprecio y se que puedes hacerlo mejor”. Recuerde que susu ojos revelan lo que realmente está usted pensando o sintiendo. si lo que sientes es ira, eso será lo que el niño lea en sus ojos. si reconoce que esto el lo que está pasando debe disculparse por la dureza del sentimiento que se está leyendo en sus ojos. Asegurese que los signos y sonidos de “para” detienen los malos comportamientos, y no el crecimiento de la autoestima en su hijo. Este debe comprender que usted desaprueba el comportamiento y no al niño. Para estar seguro de que pone la nota correcta, tras “la mirada” haga un gesto carióso, una sonrisa o diga: no me gustaba el comportamiento, pero tu si me gustas.


7-. CREE ALTERNATIVAS A LA PALABRA NO:

Decir no constantemente hace que esta palabra pierda su fuerza. Como los sonidos de “para” sirven básicamente para proteger, intente utilizar palabras qe se ajusten más específicamente a la situación. Por ejemplo, cuando un niño se acerca a la caja de las deposiciones del gato, su primera reacción es decir ¡no!, pero seguido de una explicación: está sucio. te pondras malito. La proxima vez que lo haga ( y seguro que lo hará) en lugar de no, diga solamente: está sucio, te pondrás malito. esto y una expresión de disgusto en su cara, ayudará al niño a comprender el porque del comportamiento que se espera, y la caja del gato perderá su atractivo.(suponiendo que la caja del gato esté situada fuera de los trayectos habituales del niño, ya que la basura, sí como la arena son irresistibles en caso contrario). Los bebés empiezan a necesitar noes alrededor del 6º mes.

Un dia nuestra hija de dos años, apareció en nuestro estudio esgrimiendo una bolsa de cacahuetes. En lugar de arrancar los cacahuetes de su mano y gritar no, mártha miróa a lauren directamente a los ojos, y con mucha clama le dijo: no para lauren. su tono de voz y su mirada detuvieron a lauren en sus pasos. matha tomó a lauren en brazos y (aun con los cacahuetes en la mano) se dirigió con ella a la despensa, donde le proporcionó un esnack más seguro.. Utilizando la frase estandar: no para lauren, y dandole una alternativa, lauren no tuvo tiempo para pensar en retarnos o tener un berrinche, cosa que un no seguramente hubiera producido. En cualquier familia hay cosas que no son para los más peuqeños. cuando usted utiliza esta frase con calma y consistencia desde bien temprano en la niñez, el pequeño comprende que usted le está protegiendo.

El no es un apalabra facil de decir. No requiere pensar previamente, y es automática, aunque irritante y opresiva. Decir “no puedes” comunica más y se utiliza con más reflexión, en situaciones en las que verdaderamente el bebé no debe serguir. Con esta expresión, usted está protegiendo su mente y su cuerpo. En nuestra experiencia los bebeés responden mejor al “para” que al “no”. y detiene el comportameitno por un tiempo suficiente como para premitirle a usted elaborar otras estrategias. Para es protector antes que punitivo. El no invita a una lucha de voluntades, pero incluso los bebés muy cabezotas habitualmente se detendrán un momento al escuchar la palabra “para”, para evaluarla. Estos mismos niños habitualmente ignoran el no. si lo han escuchado miles de veces antes. Pero incluso la palabra “para” pierde su poder si se utiliza con demasiada frecuencia.


8-. UTILICE “LA VOZ”:

Además de perfeccionar “la mirada”, reserve un tono de voz especial para aquella ocasiones en que es importante hacerse escuchar. Una educadora veterana, compartio con nosotros su secreto: yo soy una madre de buen compas, pero mis hijos conocen tan solo por mi tono de voz cuando han traspasado la linea. Un dia mi hija de dos años estaba comportandose mal y mi hijo de 4 años le dijo: no juegues con mamá cuando habla así.

9-.PROPORCIONE SUSTITUTOS POSITIVOS:

Presente un positivo con su negativa: no puedes coger el cuchillo, pero si la cuchara. Utilice una expresión de convencimiento para “vender” el puedes hacer y ablandar el no puedes. No puedes cruzar la calle, dice usted con un tono apropiado a las circunstancias, y después diga cuidadosamente: pero puedes ayudar a mamá a barrer el porche. Debe haber un poco de marketing creativo en cada madre.

10-. EVITE SITUACIONES ENGORROSAS:

Si usted lleva a su hijo a una tiendo de juguetes a comprar algo para el cumpleaños de un amigo, sea consciente de que está acercandose a una confrontación, ya que su hijo puede querer comprar todo lo que vea en la tienda. Para evitar el no, no puedes tener eses juguete antes de entrar expliquele que estan en la tineda para comprar un juguete par su amigo y no para el. de este modo estará preparado para no pedir un juguete.

11-. NO TAMBIEN ES UNA PALABRA DE NIÑOS

Esté preparado para ser usted quien reciba la palabra no. Nuestra hija de dos años acaba de salir corriendo por la puerta, le pedimos que vuelva y ella chilla ¡no!. su primera reacción será: esta pequeña ardilla no me va a responder de esta manera, le enseñare quien manda aquí. Comprender que hay detrás de esa niña de dos años y de esa palabra de dos letras, le ayudará a aceptar este comportamiento normal en un niño pequeño. No se tome ese no como algo personal. Decir que no es saludable para el dasarrollo normal del niño y para establcer su identidad como individuo. No se trata de un desafio ni de un rechazo de su autoridad. Algunos padres sienten que no pueden tolerar ningún no en absoluto de sus hijos, pensando que esto socava su autoridad. Se enfadan interrumpiendo un importante proceso de auto afirmación. Los niños tienen que experimentar donde termina su madre y donde empiezan ellos. Los padres pueden aprender a respetar los deseos individuales, y seguir estando al cargo y manteniendo los limites. A medida que su hijo se hace mayor, la habilidad de pasar ciertas situaciones (robar, engañar, drogas…) dependera de su habilidad para decir no.

A los 18 meses, lauren tenia asumido que no significaba que nosotros queriamos que detuviera lo que estuviera haciendo. Un dia estaba jugando felizmente con agua en el fregadero de la cocina. Cayendo vio que me aproximaba y anticipando que yo le prohibiria el juego, emitió un enfático “¡no papá!”. lauren habia marcado su territorio, y concluido que tenia derecho a hacer aquello. Su no significaba que estaba preservando su espacio.

12-. USE UN NO DIVERTIDO:

Una tarde marta y yo entramos en la habitación de la televisión y encontramos a mi hijo pequeño y un amigo viendo una video que sus hermanos mayores habien estado viendo el dia anterior. Al echar un vistazo a la cinta me di cuento de que no jme gustaba que la vieran, y en cualquier caso era la hora de jugar en la calle. así que en un momento de inspiración, mientras apagaba la televisión, me lance´ a un monologo imitando los gestos y la voz del protagonista. Debí hacer un buen trabajo de imitación, porque se quedaron los dos mirandome con los ojos como platos, como si ho fueran capaces de creer que su madre estuviera así de loca. los dos saltaron del sofá y se dirigieron a la puerta, riéndose aun, mientras el personaje les decia que buscaran algo mejor que hacer.

13-.PERSONALICE EL NO:

Estamos convencidos de que lauren esta destinada a las relaciones publicas: Su “no papá” es la forma diplomatica de decir no. Añadiendo “papá” personalizó su mensaje. Mejor que recibir un no dictatorial, añadimos el nombre del nño. Si usted tiene tendencia a gritar, añadir el nombre suaviza algo el tono, y transmite respeto al interlocutor.

14-. TENGA UN DIA DE “SI”

Una madre me confesó: no me gusta lo que me esta pasando: me gusta ser madre pero pasamos el día entero discutiendo los dos. A andrew no le importa que yo le diga que haga la cosa más sencilla, asi que siento que estoy enfadada todo el tiempo. me gustaria ser una madre más feliz. Le pedie que le dijer a asu hijo exactamente o lo que deseaba: ser una madre más feliz, o bien que le diera a escoger: ¿que prefieres una mamá feliz o una mamá enfadada?. para ayudar a ser una mamá feliz sugiere un dia de “si”: cada vez que digas que si, mamá (o el ) ponen un si en un tablero. y cuando hay más isies que noes, verás como mamá es mucho más feliz., y haremos algo especial juntos.

15-. SEA CONDIDERADO

Cuando es necesario detener un comportamiento no hay razón para ser rudo. Por ejemplo: su bebé acaba de descubrir que el rollo de cinta adhesiva que alguien ha dejado a su alcance es un juguete estupendo, en lugar de abalanzarse sobre el y arrancárselo de las manos, haciendole llorar, puede tomarse unos instantes, explorar el objeto con el bebé, decirle después adiós y alejar al niño a una distancia prudente de tan atractivo objeto, y proporcionándole una actividad más adecuada para su edad a cambio.

16-. CUANDO LO DIGA HAGALO CON INTENCIÓN:

Siga sus propias directivas. Durante meses le dijimos a lauren que para que le contaramos su cuento tenia que lavarse previamente los dientes. Durante meses funciona, unas veces con facilidad y otras con más resistencia. Una noche decidió ponerme a prueba. por su gesto me di cuenta de que ese dia no funcionaria las “coacción” ni el humor. así que, apagúe las luces mientras decia con calma: de acuerdo, hoy no hay cuento. Tras esto, nunca más cuestiono el cepillado dental.

17-. ES USTED UNA MADRE QUE NO PUEDE DECIR “NO”

En su preocupación por darle a su hijo todo lo que necesita, algunos padres caen en el error de darle todo lo que quiere, siendo el no un extraño en su estilo de educación.

Es importante que una madre se sienta comoda diciendo no a su pequeño desde el principio. en realidad esto comienza cuando se enseña al bebé a prenderse correctamente al pecho, para que pueda alimentarse adecuadamente, y evitar las grietas, o cuando el bebé muerde el pezón. Algunas madres no pueen hacer esto. Tienen miedo de ser asertivas por no hacer llorar a su bebé. Prefieren permitir que el bebé lo haga mal, y tirar con le dolor. decirle que no , porque hace daño, esta comenzando a enseñarle limites. El no dicho en serio comienza cuando es un niño pequeño (toddler: desde los 18 meses más o menos). Más allá del decir no hay otras vias para comunicar que algo no es seguro o apropiado. cuando una madre dice detente, o deja eso, o no es seguro. o cuando redirige fisicamente al niño a otra actividad, está modificando gentilmente el comportamiento y enseñando limites. Con cualquier terminología, decir no , no tiene que ser una cosa negativa, tambien es una forma de dar, y requiere mucho esfuerzo. Las madres que son incapaces de decir no, tendran un grave problema al final del camino.

Cuando una madre dice no en los momentos apropiados, con confianza, firmeza y con amor, esto no amedrenta al niño. puede disgustarle unos minutos, ya que no le gusta oir para o espera.

18-. CUANDO UN NIÑO NO ACEPTA EL NO

Algunos niños, especialmente aquellos algo testarudos pueden tratar de desgastar a sus padres. Estan convencidos de qu deben tener algo y si no su mundo no puede seguir. E insitiran continuamente hasta obtener un si. Esto es educación fallida. Escuceh atentamente a su hijo. si su petición puede ser razonable, muestrese dispuesto a negociar. Alguna vez puede usted darse cuenta de que es sabio cambiar de opinión después de haber dicho que no. Usted desea que su hijo entienda que cuando dice no quiere decir no, pero tambien desea mostrarse cercano y flexible. En este caso ayuda detener el no hasta haber escuchado cuidadosamente a su hijo. si usted percibe que su hijo se enfada de forma inusual por una negativa suya, escuche su punto de vista. <puede ser que tenga un punto de vista que usted no haya contemplado o su petición supone para el algo mucho más importante de lo que le habia parecido. Cuando haga esto, asegurese de que comprende que no han sido sus tacticas de desgaste, sino su razonamiento, lo que le ha hecho cambiar de idea.

nuestra hija erin, parece destinada a ser abogado, por la forma logica y emocionante con la que defiende sus peticiones. erin queria tener un caballo. Le dijimos que no (ya tenemos demasiados dependiendo de nosotros), pero con el tiempo hemos aprendido que los deseos de un niño siempre merecen ser escuchados con atención. le dijimos: erin, sabemos cuanto te apetece tener un caballo, te lo pasarias muy bien monando y algunos de tus amigos tienen uno (demostramos que comprendemos su punto de vista) pero tenemos que decir que no, y no cambiaremos de idea. sentemonos a explicar porque (dejar calro que no cambiaremos de idea hará que el niño no persista en su insistencia). aun no estás preparada para cuidar un caballo (enumeramos las responsabilidades que tendria). Cuando termines otros 6 meses de lecciones, y nos demuestres que estás preparada para atender a un caballo, hablaremos de nuevo. Nueve meses más tarde, tuffy, pasó a ser una boca más que alimentar en nuestra familia. Erin obtuvo su caballo y aprendio algunas lecciones valiosas: como aplazar la satisfacción y que con los privilegios vienen responsabilidades.

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RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
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por cani
#78228 (Sole muchísimas gracias por ponerlo, lo copio aquí para que esté más a mano)

OTRO FRAGMENTO DEL LIBRO BEBÉ Y NIÑO DE PENELOPE LEACH, ED GRIJALBO:

EL BEBE DE 6 A 12 MESES: COLERA Y FRUSTRACIÓN

Una vez que el bebé puede ir a lugares diferentes y hacer cosas a su voluntad, le resulta cada vez más frustrante que los adultos se LO impidan. Para cuando cumpla su primer año, esa clase de frustración puede ser la causa más común del llanto.
El bebé que gatea y explora debe ser controlado constantemente, por su propia seguridad y la de los objetos.Apartarlo ocho veces en diez minutos de la puerta de la nevera quizá la vuelva loca, pero a él también lo desespera. Lo que quiere es abrir esa puerta, y aún le faltan muchos meses para comprender por qué no debe hacerlo o incluso para recordar que usted no se lo permitirá. Cuanto mayor se haga y más cosas descubra, más deseará explorar y hacer, y más se enfadará cuando se le impida hacerlas, ya sea por parte de usted o como consecuencia de su propia incompetencia.
Debe detener al bebé e impedir que haga cosas que no son seguras o que pueden ser destructivas. Y él tiene que tratar de realizar tareas enloquecedoramente difíciles para aprender. Así que es inevitable que se produzca algún que otro llanto de cólera y frustración. Pero un bebé que se siente obstaculizado en sus acciones por los adultos que lo limitan, o que sale continuamente derrotado por su propia inmadurez, no adelantará mucho en su desarrollo. Tiene que encontrar un cierto equilibrio entre demasiada frustración y muy poca.
Si usted o su cuidadora tienen que frustrar al bebé porque lo que desea hacer es peligroso o le puede causar daño, utilice la gran facilidad con la que se le puede distraer. No hay necesidad de entablar una larga pelea con él por la puerta de la nevera. Sáquelo inmediatamente de la cocina y, tras una breve explosión de cólera, él se olvidará del asunto... por el momento. Esa noche, ponga en la puerta un seguro a prueba de niños y cuando a él se le ocurra volver a abrirla al día siguiente, sólo se sentirá momentáneamente furioso al comprobar que no puede. Una vez que sepa que no puede hacerlo, dejará de intentarlo y dedicará su atención a otra cosa.
Cuando el bebé se frustre a sí mismo, le cabe a usted juzgar si puede aprender algo de la situación en que se ha metido, o si es mejor dejar que se desfogue con una llantina de furia frustrada. Si hace esfuerzos por abrir la tapa de la caja de juguetes y hay una buena posibilidad de que lo consiga, déjelo hacer. El éxito hará que haya valido la pena el esfuerzo. Pero si se da cuenta de que no lo conseguirá por sí solo, ayúdelo pronto antes que tarde. N o ofenderá su dignidad al interferir. Para él todavía no es importante arreglárselas por sí solo. Lo único que quiere es abrir esa tapa, sin importarle cómo.
Algunos bebés parecen tener mayor tolerancia que otros a la frustración; un revés que hace aullar a uno, sólo provoca una sonrisa en otro. Los padres no pueden hacer gran cosa respecto a estas diferencias innatas, por lo que no vale la pena preocuparse por ellas. Por otro lado, no llegue tampoco a la conclusión de que como son parcialmente innatas, hará mejor en resignarse a ellas para siempre. Es un error tan grande considerar el temperamento del bebé como innato en este segundo semestre como lo fue en el primero. Puede desarrollar una paciencia y tenacidad excepcionales, aun cuando ahora se sienta facilmente frustrado. Por otro lado, ser plácido ahora no garantiza que no afronte la vida con energía después. Al sintonizar semana a semana con las actitudes del bebé y manejarlas del modo que sugieren las pistas que transmite, estará usted haciendo las cosas lo mejor posible.
Pero aunque algunos bebés lloran más facilmente que otros y es inevitable que se produzcan esas llantinas, la cantidad general de llanto del bebé constituye una especie de índice de lo satisfecho que se siente con la vida. Si para él nada parece salir nunca bien durante más de cinco minutos seguidos, vale la pena sentarse y pensar qué es lo que le altera con mayor frecuencia. Aparte del dolor, la. enfermedad, el cansancio, el hambre o la sed, su llanto es más probablemente una reacción ante la sensación de soledad, separación o temor, una señal para que usted haga algo en su nombre, o una explosión de frustración y cólera. Si logra descubrir cuál es la emoción que causa la mayoría de los llantos del bebé, quizá pueda ofrecerle lo que más necesita, ya se trate de una sensación de seguridad extra, de una respuesta más rápida o de una mayor libertad que lo transforme en un bebé más feliz y por tanto de trato más facil.

Cani+Patri 9/12/2004
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por cani
#78230 Una vez más gracias Sole:

EL NIÑO PEQUEÑO: DEL AÑO A LOS DOS AÑOS Y MEDIO

ME HA PARECIDO MUY ESCLARECEDOR DE CUALES SON LOS SENTIMIENTOS DE LOS NIÑOS EN ESTA EDAD DIFICIL PARA ELLOS Y PARA LOS PADRES. AYUDA VER LAS COSAS DESDE SU POSICIÓN, Y NO SOLO DESDE LA NUESTRA. ESPERO QUE OS SEA DE AYUDA EN ESOS MOMENTOS EN LOS QUE DESEAS QUE ALGO TE AYUDE A MANTENER LA CALMA.


EL NIÑO PEQUEÑO: DEL AÑO A LOS DOS AÑOS Y MEDIO

El niño pequeño ya no es un bebé que se siente parte de usted, que la utiliza como medio de control, como la persona que le facilita las cosas, como espejo de sí mismo y del mundo. Pero todavía no es un niño, dispuesto a veda como persona por derecho propio, a aceptar la responsabilidad por sí mismo y por sus acciones en relación con usted. Ha empezado a ser consciente de que usted y él son personas separadas. A veces afirma esta individualidad recién descubierta gritando «¡No!» y «jDéjame!», oponiéndose a su control y ayuda cada vez que surge un tema. Pero otras veces se aferrará a usted, llorará cuando salga de su habitación, extenderá las manos para que lo coja en brazos y exigirá, con la boca abierta, que lo alimente.
Su comportamiento intermedio es confuso para usted, pero es doloroso para él. Tiene que convertirse en persona por derecho propio, pero se siente más seguro si continúa siendo posesión de usted. Ha de empezar a rechazar su control total sobre él, pero le resulta más fácil aceptado. Tiene que desarrollar gustos y aversiones propias, perseguir sus propios fines, incluso cuando se contradicen con los de usted, aunque ese conflicto le parezca desesperadamente peligroso. Todavía la quiere con una pasión sin igual y depende por completo de usted para encontrar apoyo emocional. El imperativo del desarrollo de la independencia entra en conflicto con el imperativo emocional propio del amor.
Si espera que el niño pequeño siga siendo lo que fue, un bebé comparativamente manejable, tendrá que chocar directamente con usted. Él necesita su amor y aprobación, pero su impulso por crecer no le permitirán aceptados al precio de una excesiva dependencia. Si usted espera que se convierta de la noche a la g1añana en 10 que será (un niño sensible), él se sentirá inadecuado. Necesita de su ayuda y su consuelo, y si se 10 retiran, no sabe arreglárselas. Tratado como un pequeño, será rebelde. Tratado como mayor, será un quejica.
Hay un camino intermedio que le permite aventurarse, al mismo tiempo que le ofrecemos seguridades contra posibles «desastres»; ayúdelo a probar, pero amortigüe sus fracasos; ofrézcale una firme estructura para un
comportamiento aceptable, pero de tal modo que no dañe su naciente sentido de ser dueño de sí mismo. Depende de la comprensión o del rechazo para que no se deje engañar por las apariencias. En muchos aspectos parece bastante más crecido de lo que él mismo se siente. Su capacidad para hablar, caminar y jugar se ha desarrollado hasta el extremo en que parece haber pocas diferencias con respecto a un niño de tres años, pero su com
prensión y su experiencia todavía no están a esa altura. Si lo trata como un
bebé, lo frenará. Tiene que aprender a comprender. Debe adquirir experiencia. Pero si lo trata como lo haría con un niño en edad preescolar, lo someterá a una presión excesiva. Se le tiene que enseñar a comprender y sus experiencias tienen que ser manejables.
La clave para comprender al niño pequeño radica en comprender el desarrollo de sus procesos de pensamiento. Sólo en la medida en que éstos maduren, esas emociones conflictivas y habilidades engañosas se unen para formar un todo razonable y manejable en que ya se ha convertido el niño.
La memoria del niño pequeño, por ejemplo, no funciona todavía como lo hará cuando sea mayor. Recuerda a personas, lugares, canciones y olores tan bien como usted, pero su memoria para algunos detalles sigue siendo muy corta. Cuando era un bebé y hacía cosas propias de bebé, eso no era importante ni parecía muy evidente. Pero ahora trata de hacer cosas de niño mayor, de una forma vital y cuidadosa. Día tras día tropieza y se cae
con el escalón que hay entre la cocina y el salón. Irritada y preocupada por los golpes que se da en la cabeza, usted se pregunta si aprenderá alguna vez. Aprenderá, pero necesitará su tiempo. No puede «llevar el escalón en la cabeza» hasta que la experiencia repetida le haya dado finalmente un lugar permanente en su memoria. Cuando era un bebé, su tarea fue evitar que se cayera.. Ahora, cuando ya es un niño pequeño, su tarea consiste en indicarle
. la presencia del escalón. Pero en estos momentos la tarea principal consiste en modificar los dolorosos resultados de esa serie de experiencias y refrescar esa memoria. Puede que tenga que acolchar el escalón y a continuación recordarle su presencia.
Del mismo modo que el recuerdo de las cosas ocurridas en el pasado es selectivo, también lo es su capacidad para la premeditación. Aunque entiende que usted se va a trabajar al verla con el maletín en la mano, no prevé los resultados de su propio comportamiento. Si es capaz de subir esa escalera de mano que tanto le atrae, lo hará. No puede pensar por adelantado en el problema de cómo volver a bajar. A menudo, las dificultades con la memoria y con la previsión se combinan para producirle problemas. Se le ha reñido una y otra vez por girar los botones de la televisión, pero cuando hoy se acerque al aparato no recordará los regaños anteriores ni preverá el próximo que se le avecina. Esos botones lo atraen como un imán.
Como no puede pensar por adelantado, apenas es capaz de esperar para hacer lo que sea. Si quiere algo, lo quiere ahora, y sus gritos empiezan incluso cuando la ve quitar la envoltura del anhelado polo. Incapaz de esperar por las cosas que le gustan, no soporta ni siquiera la pequeña incomodidad
actual para estar más cómodo un poco más tarde. Gimotea desconsolado porque el polo lo ha dejado pegajoso y, sin embargo, se opone al paño húmedo con el que se le pretende lavar la cara y que le producirá alivio. Sólo tiene la posibilidad de vivir el momento presente.
Otro tipo de inmadurez similar en su pensamiento hace que también tenga problemas en sus relaciones con las personas. La quiere a usted. Todo el mundo le dice que él la quiere mucho. Él mismo también se lo dice y al recibir usted su enorme abrazo y su sonrisa maliciosa o su risa de satisfacción, puede estar segura de que la ama. Y sin embargo, a menudo no puede comportarse de la forma en que los adultos pensamos como «cariño». No puede ponerse en lugar de usted, ni ver las cosas a través de sus ojos. Detestará que usted se ponga a llorar, pero serán los sentimientos que provocan sus propias lágrimas lo que le disgustará, y no los sentimientos que la presencia de esas lágrimas representan en usted. Su tarea todavía no consiste en tener en cuenta los sentimientos de otras personas; antes tiene que reconciliarse con los propios sentimientos. Si él le pega, y usted le devuelve el golpe para demostrarle «lo que se siente», le habrá dado una lección que no está preparado para aprender. Llorará como si golpear fuera una idea totalmente nueva para éL No establece relación alguna entre lo que le hizo y lo que usted le ha hecho a él, entre los sentimientos propios y los de usted.
A menudo incluso sus propios sentimientos son un verdadero misterio para éL No sabe lo que siente ahora, yeso, combinado con su incapacidad para recordar lo que sintió la última vez, o para predecir lo que sentirá después, hace que le sea tremendamente dificil tomar decisiones. «¿Quieres quedarte conmigo o ir a la tienda con papá?», parece una elección sencilla e insignificante, pero no es ni tan directa ni tan poco importante para el niño pequeño. ¿Con quién de los dos disfrutará más? ¿Con quién disfrutó más la última vez? ¿Qué tiene ganas de hacer ahora? No lo sabe y no puede saberlo. Vacila en su decisión, y sea ésta la que fuere, se siente desdichado.
Tendrá que aprender a tomar sus propias decisiones. Nadie puede madurar si alguien toma todas las decisiones por éL Pero practicar la toma de decisiones debería hacerse con aquellas en las que no tenga nada que perder. Si tiene que elegir entte dos dulces, «¿Cuál te comerás primero?» es la pregunta que él puede considerar sin sentir tensión alguna. Al fin y al cabo, riene los dos a su disposición. Nadie le quitará el dulce que decida no comerse primero. Y puede cambiar de opinión seis pegajosas veces si así lo ~ere.
El lenguaje del niño puede causarle problemas al sugerir que su com:rensión es mayor de lo que es en realidad. Aprende palabras nuevas y las .::riIiza cada vez más libremente, pero a muchas de ellas todavía les faltan los ~cados más sutiles. Puede utilizar la palabra «promesa», por ejemplo, ~ posiblemente no comprenda el concepto que suele transmitir esta pa~ Si le ofrece cinco minutos más de juego, prometerá irse a la cama in~t3IIlente después. Pero tras esos cinco minutos quiere otros cinco. '= =onces no entiende el reproche de su voz cuando le dice: .Pero me has :-romerido......

Las palabras también le producen problemas con la verdad. Quizá ho..:- = ya con la suficiente fluidez como para expresar frecuentes acusacionc negativas cuya exactitud todavía no significan nada para él. Habla segiJI:. ': que siente. Puede que haya sido el perro el que haya causado ese charcc =
desea que hubiera sido así, y lo dice de ese modo. Cuando, en el tranSoC"'"..;so de una pelea con su hermana se cae y se hace daño en una rodilla. ~: que ella lo empujó. En realidad, ella no le hizo nada, sino que más bien ~ rió sus sentimientos. Lo que dice es una especie de verdad sentida, que ~sulta ser bastante diferente que la verdad de los adultos.
Más adelante podrá usted demostrarle el valor de las promesas hechas responsablemente y mantenidas a rajatabla, de la verdad dicha y de las mentiras que hay que evitar. Pero todavía es demasiado pronto. No lo atosigue
con conceptos que no puede comprender. Está haciendo lo mejor que puede por agradar, pero si espera demasiado de su nivel, fracasará.
El ritmo evolutivo del niño le ha indicado que ya es hora de dejar de ser un bebé y progresar hacia el esta tus de individuo. Si lo trata como a un bebé, luchará con usted a lo largo del camino y, al final, se ganará su independencia, porque eso es lo que debe hacer. Pero la ganará a un precio terrible, pagado en forma de amor perdido.
Ese ritmo evolutivo todavía no equivale a «niñez», por lo que tampoco serán efectivos los intentos por disciplinarlo como se disciplina a un niño. Se enfrentará usted a una falta de comprensión que parece como si fuera un desafio, y cada batalla en la que participe terminará con amor perdido. Así pues, no intente conseguir el control absoluto y no participe en batallas morales. El pequeño será «bueno» si tiene la sensación de hacer lo que usted desea de él y no tiene ganas de hacer cualquier cosa que a usted le disguste. Con un poco de astucia, puede organizar su vida y sus temas en particular como un todo, de tal modo que ambos deseen lo mismo la mayoóa de las veces. El pequeño tiene los cubos de plástico desparramados por el suelo, y usted quiere que la habitación esté ordenada. Si le dice que los recoja, probablemente se negará. Si insiste, se entablará una pelea que usted no puede ganar. Si le grita o le castiga, lo reducirá al desconsuelo, pero nada de eso hará que recoja los cubos del suelo. En cambio, si le dice: «Apuesto a que puedes guardar todos esos cubos en la bolsa antes de que yo haya terminado de recoger estos libros», habrá convertido todo el asunto en un juego. Entonces él deseará hacer lo que usted quiere que haga, y lo hará. No lo hará «por mamá», y tampoco por ser un «buen chic~»,sino porque usted ha conseguido que desee hacerlo. Y en eso consiste el truco. En dirigir su vida al prever las dificultades y soslayarlas, al evitar las órdenes absolutas que serán absolutamente rechazadas, al dirigir y guiar al niño hacia el comportamiento que desea que muestre, porque nada le ha hecho desear comportarse de otro modo.
La recompensa es diversión para todos, en vez de enfrentamiento. Pero la recompensa que se obtendrá después es mucho más importante. Este niño pequeño, que todavía no sabe distinguir lo correcto de lo incorrecto, que no puede elegir entre comportarse bien y mal, está creciendo. Llegará el momento en que comprenderá cuáles son los sentimientos y los derechos de usted, que recordará las instrucciones que se le han dado, que preverá los resultados de sus acciones, comprenderá las sutilidades del lenguaje cotidiano y reconocerá los sentimientos y los derechos de los demás. Cuando llegue ese momento, podrá ser «bueno» o «revoltoso» a propósito. Lo que elija entonces dependerá en buena medida de lo que sienta sobre sus adultos «especiales». Si llega a esa siguiente fase del crecimiento con la sensación de que ustedes son básicamente cariñosos, que aprueban lo que hace y que están de su parte, querrá agradarles (en la mayoría de las ocasiones).Así pues, y con numerosos lapsos, se comportará como ustedes desean. Pero si llega a esa fase con la sensación de que son ustedes abrumadores, incomprensibles y que están contra él, quizá ya haya decidido que no vale la pena intentar agradarles porque se enfadan a menudo con él, y porque es demasiado peligroso amarles, debido a que con mucha frecuencia ha tenido la impresión de que ustedes no le amaban.
Si alguna vez se preguntan si están siendo demasiado débiles y condescendientes con su hijo pequeño, o si alguien les sugiere que ha llegado el momento de ser más duros con él, miren hacia delante. Si el niño cumple sus tres o cuatro años sin buscar su aprobación, sin sentirse cooperativo, sin
seguridad de amar y ser amado, habrán perdido la base para una «disciplina» 5cil y efectiva durante toda la infancia. En esta fase de su desarrollo, un niño feliz es un niño fácil de llevar ahora, y un niño fácil de llevar ahora,
también lo será en el futuro.

Cani+Patri 9/12/2004
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por cani
#78233 Otra aportación más de Solecilla:

EL NIÑO DE DOS AÑOS Y MEDIO A CINCO: aprender a comportarse

es muy largo este capitulo de penelope leach. pero merece la pena leerlo y refelxionar. hoy pongo la primera parte. mañana más.

aprender a comportarse

A los adultos les resulta muy dificil convivir con los niños. De hecho, la verdadera razón por la que todo el mundo se muestra tan interesado por la disciplina al principio de la infancia no es porque los niños pequeños sean tan malos, sino porque el mundo de los adultos los encuentra agotadores. Los niños son ruidosos, sucios, desarreglados, olvidadizos, descuidados, consumen tiempo, son exigentes y siempre están presentes. A diferencia de las visitas que se quedan más tiempo, nunca se marchan de casa. No se les puede aparcar en una estantería durante unas semanas cuando se tiene un trabajo extra o una afición absorbente; ni siquiera se los puede ignorar, como pasa con los animales de compañía mientras se tumba el domingo a tomar el sol, porque tienen la infalible capacidad para hacer que los adultos se sientan culpables. Los rasgos de culpabilidad que provocan los niños son peores que los cuencos de cereales volcados sobre el suelo, los amigos mordidos o las paredes rayadas con pintalabios. Amar a los niños (como hacen casi todos los padres) magnifica el dolor que producen, así como el placer. Amados dificulta incluso el admitir que a veces son un verdadero fastidio.
Es importante poder admitido, al menos para sí misma y preferiblemente también ante su pareja o ante otra madre o padre. Todos tenemos días en los que escuchamos nuestras propias e incordiantes voces diciendo continuamente «No», «Ya basta», «No hagas eso» y en los que también escuchamos los sombríos silencios que se producen entre los estallidos. Todos pasamos por momentos en que apartamos a los niños de los objetos, o los objetos de los niños con un poco más de la fuerza necesaria, en los que tratamos a nuestros hijos de formas que recordamos de nuestra propia infancia y que juramos evitar, y en los que odiamos a esos niños por hacemos tan odiosos. Ayuda el saber que ésas son cosas que les suceden a todos los padres y ser conscientes de que no están causadas por delitos específicos de los niños, sino por una irritación general con su naturaleza infantil. Y ayuda a sus hijos porque si no pueden ser infantiles a los dos o a los cuatro años,
- ¿cuándo podrán serlo? La ayuda a usted al impedirle llegar a la conclusión de que sus hijos son especialmente desobedientes, indisciplinados y malcriados, echándose por tanto sobre sí la culpa por considerarse una mala madre o un mal padre, que es la mayor trampa de la culpabilidad. Y recuerda a todo aquel que entre en contacto con su hijo que no le aplique una etiqueta como niño problemático, que tan facilmente se convierte en una profecía que se cumple a sí misma. Dígale a un niño que es sucio y malhablado y él procurará ponerse a la altura de esa imagen, porque probablemente la compartirá y hará que también la compartan sus maestras en la escuela. Pero aténgase a la verdad de los hechos: que es muy pequeño, que la vida en familia resulta a veces dificil, que no es usted una persona perfecta y que no debería esperar sedo, y las cosas irán mejorando. Puede "estar segura porque lo único seguro es que, a medida que pase el tiempo, su hijo
se hara mayor.
La socialización que preocupa a padres y niños, que los transforma de bebés en niños muy pequeños, se centra en el dominio de sus propios impulsos y cuerpos y, en consecuencia, en el control de sí mismos dentro de los confines familiares del hogar o del cuidado diario y en relación con los miembros de la familia y las cuidadoras a las que ama. Una vez que los niños han alcanzado suficiente autonomía de ese tipo y están preparados para entrar en la infancia, ya estarán listos para salir de ese pequeño círculo. A partir de ahora, el niño necesitará cada vez más del mundo externo en el que se halla situado el hogar y, en consecuencia, es ahora cuando tiene que empezar a comportarse de formas que le permitan ser aceptado por personas no pertenecientes a la familia. Cada sodedad cuenta con innumerables expectativas con respecto al comportamiento de diferentes personas bajo circunstancias distintas, y nadie esperará que un niño de tres años las satisfaga todas al mismo tiempo. A pesar de todo, estos años de la primera infancia son el período ideal para reconciliarse con lo que se esperará de ellos en el futuro, así como para practicar los comportamientos que constituyen una prioridad social en estos momentos.
Los niños pequeños aprenderán casi cualquier cosa que los adultos traten de enseñarles porque desean saberlo todo. Desean saber, particularmente, cómo comportarse porque quieren ser como ustedes y complacerlos. Procuren que el proceso no se vea afectado por una palabra de carga tan pesada como «disciplina», con todos sus espectros relacionados, como la «desobediencia» y la «falta de sinceridad». Ese proceso debería ser siempre interesante y a menudo agradable, tanto para usted como para el niño.
Si les gusta su hijo, y si además de amado se sienten complacidos por haber realizado hasta el momento un buen trabajo como padres, quizá puedan pasar por su infancia sin pensar siquiera en la «disciplina». Si pueden hacedo así, háganlo. La ausencia de reglas y normas en el hogar no significa que sean ustedes negligentes. Su hijo experimenta distintos estados de ánimo y ustedes también. El niño comete equivocaciones, como ustedes y a veces hace lo que desea, en lugar de lo que debiera, como todo el mundo. Para poder llevarse bien en la vida, procuren tratarse unos a otros como seres humanos, y es posible que eso sea lo único necesario. Si las cosas funcionan de ese modo, no se moleste en leer este capítulo, destinado únicamente a los millones de padres que necesitan de una seguridad más estructurada con respecto a que sus hijos no se les «escaparán de las manos», o que ya experimentan la sensación de tener algunos problemas con la disciplina.
Los diccionarios definen la palabra como «enseñar reglas y formas de comportamiento mediante la continua repetición y el ejercicio», ya una persona disciplinada como alguien de cuya «obediencia no se duda». Pero no es eso lo que la mayoría de los padres modernos entienden por disciplina. Puede insistirse en la obediencia instantánea y en las buenas maneras formales, comprobar que su hijo se comporta como se le ha dicho y que teme disgustados. Pero nada de todo eso ayudará a que se comporte bien, se mantenga a salvo o sea honesto cuando no esté usted presente para decide lo que tiene que hacer. N o va a estar siempre a su lado. Los buenos padres son los que se van apartando lentamente de esa tarea.
Aunque todos los padres experimentan momentos en los que desearían que sus hijos les «obedecieran al instante», de tal modo que decides: «Siéntate y estáte quieto» produjera unos niños quietos y silenciosos, la única clase de disciplina que realmente merece la pena es la auto disciplina que algún día le permitirá hacer y comportarse como debe cuando no haya nadie para decide lo que ha de hacer o incluso observar si no lo hace. Aparte de la necesidad inmediata de mantenerlo a salvo, decide a un niño lo que debe y no debe hacer sólo es un medio para alcanzar ese fin. Sus continuas exhortaciones e instrucciones sólo son las materias primas, que sólo adquieren valor añadido una vez que él las asume y las convierte en sus propias instrucciones, en parte de su conciencia.
Aprender los rudimentos de la auto disciplina exige mucho más tiempo que los años de la primera infancia. Algunos niños no la adquieren a tiempo para mantenerse firmes a través de los trastornos de la adolescencia. El autocontrol de algunos individuos sigue siendo rudimentario, de tal modo que incluso como adultos nunca pueden confiar del todo en sus propios juicios de valor o control de sus impulsos. Cuando el niño era un bebé usted tuvo que ser él, actuar por él en todas aquellas formas en que no podía hacerlo por sí mismo, y en pensar por él cuando ni siquiera sabía pensar. Al convertirse en un niño pequeño, tuvo usted que combinar el permitirle empezar a ser él mismo con la conservación de un control total sobre su seguridad y aceptabilidad social. Ahora que ya es un niño en edad preescolar, está preparado para empezar a aprender a cuidar de su propia seguridad y aceptabilidad social. Le enseñará a comportarse en innumerables situaciones y circunstancias diferentes y le ayudará a comprender que todas esas formas diferentes de comportamiento se resumen en algunos principios básicos y vitalmente importantes, como la sinceridad o la amabilidad. A medida que-aumente su comprensión, irá usted retirando su control, paso a paso, confiando en que sea él mismo quien aplique los principios aprendidos porque hacerlo así ya no es una cuestión de obedecerle, sino de ser fiel a sí mismo.

«Mostrar» al niño cómo debe comportarse es clave porque el niño imitará ~ el comportamiento que le dé usted con su ejemplo, antes que adaptarse a lo que usted le diga. De hecho, si existiera un vacío de credibilidad entre lo que usted dice y lo que hace, él hará lo que usted haga, al margen de lo que le diga, así que tenga cuidado con las técnicas disciplinarias anticuadas como «devolver el mordisco» a los niños que muerden. El «cómo» también es un concepto importante porque a los niños les resulta mucho más facil comprender y recordar instrucciones positivas que negativas: es decir, recuerdan mejor lo que deben hacer antes que lo que no deben, y prefieren la acción a la inacción. Procure decirle: «Así» en lugar de «Así no», y decir «Sí» y «Adelante» al menos con la misma frecuencia con la que diga «No» y «Basta».
Cada padre es diferente y desea que sus hijos se comporten de formas, diferentes, pero hay algunas reglas básicas que pueden aplicarse en todos h sistemas de valores:
. «Haz a los demás lo mismo que te gustaría que hicieran contigo.» Su hijo no le ofrecerá mucha más amabilidad, consideración y cooperación de :.. que usted le ofrezca a él y es muy probable que reproduzca su misma forma de hablar (tanto buena como mala) y muchas de sus mismas actitudes. Aqui; no hay estándares dobles. Si usted siempre está demasiado ocupado para ayudarle a resolver un rompecabezas y le grita cuando tropieza accidentalmente con su pie, él no le ayudará a poner la mesa ni le perdonará fací!mente cuando el peine le tire de los cabellos enredados.
Procure recompensar el buen comportamiento y no el malo. Eso parece: algo evidente, pero no lo es tanto. Si se lleva al niño de compras y lloriquea pidiendo dulces, quizá decida comprárselos para tener paz. Pero si no llora para pedir los dulces, ¿recibe alguna recompensa agradable, ya sea el;¡ forma de dulces o con una excursión especialmente entretenida en Su': compañía?
. Recuerde que la atención adulta actúa como una recompensa y que los niños pequeños a menudo prefieren contar con una atención malhumorada, antes que con ninguna. Procure no adoptar una actitud sigilosa en sus relaciones con la farniIia. Si no hace caso de su hijo cada vez que está tranquilamente ocupado y sólo le presta atención cuando debe, estará recompensándole por molestar y castigándole por ser un placer.
. Procure ser positiva, además de clara. Ni siquiera las instrucciones positivas son muy eficaces si no son claras: «Compórtate» parece una instruccion:. positiva, pero no tiene significado alguno para un niño de esta edad. Lo que en realidad quiere decirle es: «N o hagas nada que no me guste», lo que es una orden imposible de cumplir porque él no sabe lo que no le gusta ; usted.
. Aparte de situaciones de emergencia en las que los razonamientos deban esperar para más tarde, dígale siempre por qué debe comportarse (o no) de determinada forma. No tiene por qué entrar en explicaciones complicadas para cada pequeña petición que le haga, y mucho menos en una discusión. pero si insiste en decirle «Porque lo digo yo», no podrá encajar esa instrucción concreta en la pauta general de «cómo comportarse» que se esúchando en su mente. «Vuelve a dejar esa pala donde estaba», le dice. ¿Por qué? ¿Porque es peligrosa, sucia, se puede romper, o porque quiere estar segura de encontrarla en el mismo sitio la próxima vez? Si le dice que pertenece a los obreros de la construcción a los que no les gusta que otros cojan sus cosas y las trasladen de sitio, también podrá aplicar ese mismo pensamiento a otras ocasiones. Pero si le dice: «Haz lo que te digo», no le esta enseñando nada.
. Reserve las negativas para las verdaderas reglas. Decirle al niño que no haga cosas sólo es eficaz cuando usted desea prohibirle una acción concreta de una vez por todas. Si sólo quiere prohibirle un determinado comportamiento ahora, en estas circunstancias concretas, será mejor darle la vuelta y expresarlo positivamente. Por ejemplo: «No me interrumpas mientras hablo» es inútil, porque hay muchas otras ocasiones en que desea usted que la interrumpa, para decirle, por ejemplo, que las patatas ya están hirviendo, que su hermana llora o que necesita ir al servicio. Es mucho mejor decirle: «Espera un momento a que hayamos terminado de hablar». Las negativas concretas se convierten en reglas. Mientras las reduzca a un mínimo es muy
probable que el niño las acepte con facilidad, sobre todo si le explica las razones. Dígale: «No subas nunca a ese árbol porque no es seguro. Si se atiene a ello y no le permite arriesgarse «ni una sola vez», ese árbol en particular se reconocerá como algo prohibido. «No cruces nunca la calle sin ir acompañado por un adulto», es otra regla útil para un niño de tres o Cuaatro años, que él aceptará siempre y cuando no lo envíe al quiosco de la esquina. a comprar el periódico porque la calle es pequeña.
Las reglas son muy útiles para mantener a salvo a un niño pequeño aunque, cuando esté en juego su seguridad, no puede confiar en su autodisaplina para que le obedezca, sin supervisión), pero no tienen mucha importancia a la hora de enseñarle a comportarse porque son demasiado rígidas e inflexibles como para ser útiles en la vida cotidiana. Así pues, intente que las reglas sean temas definitivos, aquí y ahora, y evite transmtirle reglas sobre temas de principios que le importarán durante toda su vida.
Evidentemente, no pueden enseñar al niño a comportarse si ustedes
mismos no estan seguros d e como deberia comportarse a gente, asl que es importante ser coherentes con sus propios principios. Su hijo no es un animal de circo al que se le enseña a responder siempre ante una señal determinada con un ejercicio en particular. Es un ser humano, enseñado a responder lo mejor que pueda ante una amplia variedad de señales, lo que implica el darse cuenta de que, a veces, las circunstancias alteran las situaciones. Aunque animar a un niño de dos años a dibujar en una pizarra colgada de la pared de su dormitorio hará que sea más probable que dibuje en las paredes del salón, es muy posible que a la edad de cuatro años, si los adultos se toman el tiempo para explicarle y comentar las cosas con él, termine por comprender dónde es correcto dibujar y dónde no. Los dulces repartidos generosamente en Navidad no le hará esperarlos una vez terminadas las fiestas y el permiso para saltar sobre la cama de la abuela no le hará olvidar que en su cama de matrimonio está prohibido ponerse a saltar.
Confie en que su hijo tiene buena intención, incluso cuando no la tenga. Si tiene la sensación de que siempre hay un adulto pendiente de él, preparado para corregido o darle instrucciones, probablemente no se molestará en pensar demasiado en lo que debe o no debe hacer. Dentro de los límites propios de su edad y de su fase de desarrollo, procure traspasarle toda la responsabilidad que pueda sobre su propio comportamiento y hacerle sentir que confia en él.
Si tiene que ir a casa de unos amigos, por ejemplo, no lo agobie con instrucciones tan estrictas como «Recuerda dar las gracias» y «No olvides limpiarte los zapatos al entrar». Si está dispuesta a dejado ir, también debe estado para permitirle que se haga cargo de sí mismo. Sus exhortaciones no le ayudarán a comportarse con amabilidad, sino que sólo le harán sentirse incómodo con la simple idea de ir.
Cuando se equivoque, y especialmente cuando tenga la sensación de ha ber sido injusto, admítalo. No permita que su falsa dignidad de adulto le impida demostrarle cuál es la forma correcta de comportarse. Hasta cierto punto, él la toma como modelo, por lo que es importante pedirle disculpas. Suponga que lo acusa de haber roto un vaso y no le cree cuando el lo niega. Mas tarde descubre que se ha equivocado. Según lo que usted trata de enseñarle, le debe a l niño una sincera disculpa. No hay forma de evitarlo, de salvar la cara. Usted se equivocó, fue injusta y se negó a creerlo cuando le estaba diciendo la verdad. Se le pide que la perdone por ello, el la respetará más, no menos.





PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO
Si piensa realmente en la «disciplina» como una cuestión de demostrarle a su hijo cómo comportarse, descubrirá que la mayoría de los «problemas de comportamiento» son en realidad de madurez, antes que de moralidad, y
que la mayoría de los temas problemáticos de disciplina se pueden resolver con facilidad. Un relativo nivel de comportamiento que «busca atraer la atención», por ejemplo, es una forma normal de responder ante la atención
racionada que recibe el niño por parte de adultos siempre muy ocupados. Si se puede aumentar la ración de atención agradable que le dedica, él no tendrá que llamar la atención para que usted le regañe.

DESOBEDIENCIA:
Probablemente la obediencia instantánea e incuestionable permitió a los padres victorianos de las familias numerosas llevar una vida pacífica, pero no puede producir niños capaces de pensar por sí mismos y, en consecuencia, de cuidar de sí mismos desde una temprana edad. La diferencia quedó nítidamente ilustrada cuando tres niñas pequeñas fueron secuestradas en un coche frente a su escuela. Una cuarta niña corrió a su casa y dio la voz de alarma tan rápidamente que el coche fue localizado y detenido y las niñas volvieron a estar en sus casas antes de una hora. Uno de los turbados padres preguntó: «Cariño, ¿por qué te fuiste con ese hombre en el coche? Siempre te hemos dicho que no vayas con personas extrañas». Con los ojos muy abiertos y una mirada de reproche, su hija le contestó: «Pero es que ese hombre me dijo: "Tu padre me ha dicho que vengas conmigo en seguida. Me ha enviado para recogerte". Así que me fui con él porque siempre me has dicho que debo hacer lo que tú digas». La niña que dio la voz de alarma fue interrogada por la policía: «¿Qué te hizo correr a casa en lugar de irte en el coche con tus compañeras?», a lo que la pequeña contestó: «Mi papá y mi mamá siempre me han dicho: "¡Piensa!". Así que pensé que si papá hubiera querido que fuéramos con él, habría venido a buscamos y que aquel hombre dijo que un papá le había enviado a buscamos, pero cada una de nosotras tenemos papás diferentes. Entonces pensé que sería mejor preguntárselo a mi mamá y eché a correr».
Si se deja de lado la cuestión de la «obediencia» y la «desobediencia», y en lugar de eso se piensa en lograr la cooperación del niño, se solucionan muchas cosas. A veces, el niño no hará lo que usted desea porque quiere hacer algo diferente. No se irá a la cama porque antes quiere terminar su juego. No es la desobediencia lo que causa el problema, sino un simple conflicto de intereses. En lugar de gritarle: «Haz lo que te digo ahora mismo», encuentre un compromiso, como: «Bueno, pero sólo cinco minutos más». En otras ocasiones no hará lo que usted desea porque no lo ha comprendido. Si se le dice que permanezca sentado ante una mesa hasta que se haya terminado de comer, quizá quiera levantarse en cuanto haya terminado su plato. N o había comprendido que usted se refería a cuando todos terminaran de comer. No la ha desobedecido, sino que simplemente no la había comprendido. A veces no hará lo que usted desea porque se dispone a fastidiarla. Siente ganas de demostrarle su independencia. Se siente revoltoso. Si le dice que no toque su libro nuevo, eso será lo primero que hará. De entre todos los ejemplos expuestos, éste y sólo éste es verdadera desobediencia. Se trata de un intento deliberado de provocarla y el éxito que tenga dependerá probablemente del daño que haya causado. Si ha arrancado la cubierta, se sentirá usted furiosa con él. Eso es una realidad. Él mismo se sentiría enfadado si usted hubiera estropeado algo suyo; su acción ha provocado una reacción humana universal. Pero el triste daño causado es lo que merece el regaño, no la «desobediencia». Si no ha causado verdadero
daño es mejor quitarle importancia al asunto y negarse a ponese a la altura de la provocación: «¿Te he dicho yo que hagas precisamente lo único <F te había pedido que no hicieras? Debes tener ganas de hacer tonterias”¿Dónde está la discusión que él andaba buscando?
Los niños viven en un mundo dificil de controlar, y en el que a menudo se les acusa de causar una u otra clase de daño. Negar una cosa mal hecha, por tanto, es la clase de mentira que les suele causar problemas. Su hijo rompe por error la muñeca de su hermana. Enfrentado al hecho, lo niega. Probablemente se enfada más con él por haber mentido que por el estropicio.
Si cree usted que el niño debe confesar cuando haya hecho algo mal, facilítele las cosas: «Esta muñeca está rota. Me pregunto qué habrá ocurrido. De ese modo, es más probable que diga: «Yo la he roto. Lo siento», que si le dice: «Has roto esta muñeca, ¿verdad, chico malo y descuidado?». Si el niño admite algo, ya sea porque usted lo obliga a ello o por iniciativa propia, procure no abrumarlo con expresiones de enfado o con castigos. La situación no acabará bien si pretende usted conseguir las dos cosas. Si desea que le diga cuándo ha hecho algo mal, no puede enfurecerse con él. Si se pone furiosa, él sería un estúpido si se lo dijera la próxima vez, ¿verdad?
A veces contar cuentos también causa problemas a algunos niños. Los que están en la edad preescolar no suelen saber diferenciar la realidad de la fantasía, o lo que desearían que hubiese ocurrido de lo que realmente ocurrió. Aceptan felices los cuentos sobre el conejo de Pascua, al mismo tiempo que tienen un conejo de peluche propio y nada mágico; no ven que haya contradicción alguna entre ambos.
Si está dispuesta a leerle cuentos de hadas y ayudarle a disfrutar de los Reyes Magos, no es razonable regañarle por mentir cuando llegue de un paseo contando una complicada historia sobre cómo se ha encontrado con un león y le ha sacado una astilla de la pata. Disfrute con la historia. Esa clase de fantasías no son mentiras en el sentido moral del término.
A veces los padres se preocupan porque sus hijos no parecen tener consideración alguna por la verdad. Quizá les oigan hablar del inexistente vestido nuevo de mamá, o anunciar que se sintieron muy malla noche anterior cuando no fue así, o decirle a un amigo que salieron para ir a una cafetería cuando no lo hicieron. Hay muchas razones que explican esta clase de conversación casual e inexacta, pero una muy importante es que los propios niños oyen decir esas cosas a sus padres. Los adultos mienten por tacto, amabilidad o deseo de no herir los sentimientos de otras personas, o para ahorrar tiempo. El niño los escucha. La oye a usted mostrarse de acuerdo con la vecina y lamentarse del mucho calor, cuando poco antes le ha dicho lo mucho que le agrada el calor. Si no le explica las razones de estas pequeñas mentiras inocentes, no cabe esperar que comprenda por qué él no puede exagerar o falsear nunca las cosas y usted sí.
Si el niño cuenta muchas historias inventadas y añade muchos detalles ficticios a lo que cuenta de la vida cotidiana, hasta el punto de que no puede usted estar segura de qué es verdad y qué no, ha llegado el momento de aclararle por qué importa la verdad. No caiga de nuevo en el error de decirle que contar mentiras es «malo». En lugar de eso, cuéntele la historia del pastor que gritaba: «¡Que viene el lobo!». Es un buen cuento y disfrutará oyéndolo. Indíquele que al no saber si lo que él le cuenta es cierto o no, tal vez no sepa cuándo le ha ocurrido algo realmente importante, o cuándo se ha sentido realmente enfermo. Lleve toda la conversación de modo que él tenga la sensación de que lo único que le importa a usted es que diga la verdad porque se preocupa por él y porque quiere estar segurá de que cui



da apropiadamente de sí mismo, de que se trata más bien de una cuestión de exactitud de la comunicación, antes que de «ser bueno».

ROBO
, Muchos niños en edad preescolar, sobre todo los que no tienen hermanos. mayores que les dicen continuamente: «¡Eso es mío!», tienen un sentido
vago de los derechos de propiedad como de la verdad. En la familia habrá muchas cosas que pertenecerán a todos, otras que serán de alguien en particular, pero que se pueden prestar, y unas pocas que serán «posesiones reservadas
que sólo pertenecerán a su dueño. Fuera de la familia también hay
complicaciones. Es correcto conservar la pequeña pelota encontrada entre
los arbustos del parque, pero no lo es quedarse con el dinero. Está bien traer a casa la pintura que se ha hecho en la escuela, pero no un paquete de plastilina. Se puede coger un folleto de una tienda (aunque no todo el contenido de la caja), pero no un paquete de sopa. Hasta que no sea capaz de comprender esto, no sirve de nada transformar en un tema moral el hecho ~ que el niño pequeño coleccione cosas que llamen su atención. No obsante, tampoco se puede afrontar el tema con frivolidad porque, incluso a los tres o cuatro años, los demás pueden considerarlo como un robo y armarán un gran jaleo.
Le será útil separar el tema de principios de las complejidades del comportamiento cotidiano. Hable de lo primero y establezca algunas reglas. como guía para lo segundo, como: no traigas nada de la casa de nadie sin pedir permiso. Pregúntale siempre a un adulto si puedes quedarte con algo que hayas encontrado. Nunca cojas nada de una tienda mientras un adulto no te dé el permiso para hacerlo. Procure no ser demasiado moralista con, respecto al dinero. Si el niño le coge algo del bolso, deténgase un momento
a pensar qué le habría dicho si se hubiera tratado de un lápiz de labios y luego dígale lo mismo sobre el dinero porque, para él, es lo mismo. Es un tesoro. Sabe que el dinero es precioso porque les ha escuchado hablar de él y ve que lo cambian por cosas agradables. Pero para él es como una de esas fichas que se ponen en ciertas máquinas. No tiene concepto alguno de lo que es el dinero real.
El niño que no hace más que coger cosas, comportarse como una urraca o coleccionar las posesiones de los demás en el fondo de un cajón, es muy posible que tenga problemas emocionales. Quizá intente, de una forma simbólica, tomar algo que no tiene la sensación de que se le dé, y ese algo de lo que carece quizá sea amor y aprobación. En lugar de mostrarse furiosa y alterada, y de hacerlo sentirse desdichado, intente ofrecerle lo que de verdad necesita. Si no puede y él continúa robando, probablemente sería sensato buscar ayuda profesional, antes de que el niño alcance la edad de ir a la escuela. Es mucho más Facil calificar a un niño de «ladrón» que quitarle esa etiqueta.
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Cani+Patri 9/12/2004
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por cani
#78293 DEL MISMO LIBRO DE PENELOPE LEACH



INDEPENDENCIA y FRUSTRACIÓN

El niño desarrolla rápidamente una sensación de ser una persona independiente y aparte, con derechos, preferencias y estratagemas personales. Ya no se ve a sí mismo como parte de usted, por lo que tampoco acepta tan fácilmente el control total que ejerce sobre su vida. Desea afirmarse a sí mismo y es correcto que lo haga así. Su «obstinación» es una señal de que esta creciendo y de que ahora se siente lo bastante seguro como para intentar controlar las cosas por sí mismo.
Pero la vida es difícil para el niño. Todavía no comprende muy bien las cosas; a menudo desea hacer algo que el mundo de los adultos no le permite, y todavía es muy pequeño y físicamente incompetente. Así, su esfuerzo s por alcanzar la independencia conducen a la frustración. Aunque parece bastante inevitable que experimente algo de esa frustración, demasiada puede dañar su amor propio y hacerle perder tiempo y energía en arranques de furia que utilizaría mucho mejor en algo tan práctico como es aprender.

Frustración provocada por los adultos:

Los adultos pueden frustrar con suma facilidad el nuevo sentido de la independencia del niño, sus sentimientos sobre sí mismo como persona aparte y su sentido de la dignidad. En cuanto se siente tiranizado, mandado o presionado, se atrinchera. Cualquier tema es válido para una pelea. La causa que la origine puede ser el orinal o la ropa, la comida o la cama. Si tiene la sensación de que usted insiste, se resistirá. Pero si cree que se le permite controlar su propia vida, utilizará ese orinal, se comerá esa comida, se quedará en la cama, acudirá cuando se le llame, se marchará cuando se le diga y además, le encantará.
Por muy respetuosos que sean los adultos hacia sus sentimientos, habrá innumerables ocasiones en las que habrá que impedirle hacer ciertas o que desea o conseguir que haga otras que preferiría no hacer. Cuanto más cómodamente pueda afrontar la necesaria obligación, tanto más aprenderá sobre ella, así que procure cultivar no sólo las virtudes evidentes, como el tacto, el humor y la paciencia, sino también el talento como actriz. ¿Tiene usted prisa por llegar a casa? Si coloca al niño en el cochecito cuando quería andar, se desatará un verdadero infierno. Pero si actúa usted como si dispusiera de todo el tiempo del mundo y se ofrece a ser un caballo que lo transporta de regreso a casa al galope, verá como llega allí con toda la rapidez de que sea capaz.

Frustración provocada por otros niños

Los niños pequeños y hasta los bebés se muestran a menudo profundamente interesados por otros niños de su mismo grupo de edad. Si se les da oportunidad, muchos establecen amistades reales y duraderas. Pero hasta los mejores amigos del niño son a menudo frustrantes y se causan daño unos a otros porque todavía no pueden ponerse en el lugar del otro como para comprender sus sentimientos. Si los dos quieren el mismo juguete, lo más probable es que el miembro dominante de la pareja se apodere de él y 'que el otro se eche a llorar, de modo que los adultos terminarán por sentirse vagamente descontentos con los dos. Si uno quiere abrazar y el otro no quiere ser abrazado, quizá le resulte difícil decidir por quién siente más pena. Las habilidades sociales se desarrollarán con la práctica. Mientras tanto, no espere que los niños pequeños solucionen las cosas por sí mismos. Necesitan de los adultos para mantener la paz y para explicarse unos a otros. No se aprende nada útil tirando de los pelos y dando mordiscos.

Frustración provocada por los objetos


Los objetos que el niño intenta utilizar se niegan a comportarse como él desea porque todavía no es muy fuerte y su coordinación muscular aún no es siempre todo lo exacta que se requiere. A menudo las batallas con los objetos y con juguetes frustrantes son muy educativas. El niño empieza a descubrir lo que son capaces de hacer o no hacer las cosas, y eso constituye una información esencial para él. Quizá se sienta frustrado, por ejemplo, porque no logra introducir los cubos de plástico en los agujeros redondos. Pero el hecho de que no encajen es algo que tiene que aprender; no tiene ningún sentido ocultarle esa clase de hechos.
Un poco de frustración de este tipo hará que el niño continúe probando y, de ese modo, aprenderá. Pero demasiada frustración actúa en el sentido opuesto. Si afronta tareas imposibles por sí solo y, en consecuencia se enfrenta a fracasos continuos, terminará por abandonar. Por lo tamo. esté dispuesta para intervenir y ayudar cuando vea (Y oiga!) que el pequeño se siente más y más frustrado y es, por lo tanto, cada vez menos eficiente. Incluso en ese momento, trate de ver cuál es su problema y ofrézcale ese mínimo de ayuda que le permitirá tener éxito en su empeño; hacerlo en su lugar no le ayudará en nada.

Frustración por ser demasiado pequeño

Cuando un niño comprende lo que se supone que deben hacer los objetos y cómo lograr que lo hagan, pero no lo consigue porque es demasiado. pequeño o débil, entonces necesita ayuda. No hay placer en aprender en una situación así; sólo se siente dolor y abandono. Los niños no necesitan habitaciones llenas de juguetes caros, ya sea para su placer o para su desarrollo Pero cualquier cosa de la que dispongan debe ser adecuada para sus capacidades físicas. Quizá sea lo bastante alto para empujar el cochecito de su hermana menor, pero todavía no lo bastante para llegar a la manija de la puerta. Quizá pueda darle patadas a la pelota de su hermano mayor pero ser todavía demasiado ligero para manejar sus pesas. Si no puede tener un camión y un cochecito propios, y una pelota de playa o “hinchable” será mejor que se quede sin ninguna hasta que sea mayor. Queremos que se sienta tan grande, fuerte y competente para manejar su mundo como sea posible. Por eso tenemos que procurar que sus posesiones se adapten a la escala de ese mundo.

Cani+Patri 9/12/2004
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por cani
#81048 (muchísimas gracias Mariquilla es un artículo buenísimo...)

LAS RABIETAS: "Quiéreme cuando menos me lo merezca, porque será cuando más lo necesite"


Qué es una rabieta: Cuando nacemos, el principal plan que tiene la naturaleza con nosotros es que podamos sobrevivir. Para ello nos "apega" con las personas que nos cuidan, ya que está comprobado que teniendo a un cuidador cerca vivimos más (recordad que somos una especie muy incompletita cuando nacemos). Por eso es tan importante que los bebés nos reclamen cuando no estamos cerca y por ello es tan importante que nosotros intentemos satisfacer sus necesidades más importantes (alimento, sueño, higiene, contacto.), solo así se crea un apego seguro entre el niño y sus padres: el niño se da cuenta que tiene personas que le quieren y que le van a cuidar pase lo que pase, y por eso será un niño feliz.






Es importante durante los primeros años de la vida de un niño dejarle bien clarito que "siempre" estaremos con él, que "siempre" le querremos y le cuidaremos, aunque a veces no nos guste "exactamente" lo que hace. Eso es la base de una personalidad segura, independiente y con una autoestima capaz de soportar altibajos y adversidades. Alrededor de los dos años (puede variar según el niño) la supervivencia del niño está ya más garantizada (se desplaza solo, puede comer casi de todo y con sus propias manos, es autónomo en sus actos más vitales ..) y la naturaleza (¡qué sabia que es!) tiene otro plan para nosotros: si al principio era "apegarnos" para sobrevivir, ahora nos prepara para la independencia (pensad que sin independencia no crearíamos una familia propia, y eso es básico para el plan reproductor de la naturaleza). La independencia y autonomía es un largo camino que se va adquiriendo con la edad y a estas edades empezamos de una forma muy rudimentaria. ¿Cómo hace el niño para manifestar su independencia? Pues dada su edad es una estrategia muy simple: consiste solamente en negar al otro. Su palabra más utilizada es el "no" y es fácil de entender porque, negando al otro, empieza a expresar lo que él "no es" porque aún no sabe realmente lo que "es".Intento explicarme mejor: ¿Cómo se yo (niño) que soy otro y puedo hacer cosas diferentes a mis padres? ¡Pues llevándoles la contraria! Puede que aún no tenga claro lo que voy a ser pero así sé lo que no soy: yo no soy mis padres, por lo tanto ¡soy otro!






El único problema para los niños, es que les conlleva un conflicto emocional importante porque como los padres no entienden lo que pasa y normalmente se enfadan con ellos, los niños notan que se están enfrentando a los seres que más quieren y eso les provoca una ambivalencia de sentimientos. Eso, nada y más y nada menos son las famosas rabietas: una lucha interior entre lo que debo hacer por naturaleza y una incomprensión de mis padres hacia tales actos que me provocan unos sentimientos ambivalentes y negativos. Esa ofuscación entre querer una cosa, no entender lo que pasa y el rechazo paterno, es la fuente de la mayoría de las rabietas. Por eso lo mejor es dejarle claro que haga lo que haga siempre le queremos y le comprendemos, aunque a veces no estemos de acuerdo. Muchos padres viven esta etapa con mucha ansiedad porque piensan que es una forma que tienen sus hijos de rebeldía, tomarles el pelo y desobediencia. Nada más lejos. En estas conductas del niño no hay ningún sentido de "ponernos aprueba" ni hay ningún juego de poder entre medio (bueno a veces los padres sí que se lo toman como tal, pero el niño nunca pretende "desafiar" al adulto, solo hacer cosas diferentes a sus padres). Si el niño lleva la contraria a sus padres es para comunicarles algo muy importante: "¿lo ves?, me hago mayor. ¡Yo no soy tú! Puedo querer, desear y hacer cosas que tu no quieres".


¿Qué hacemos ante una rabieta? La mejor manera de superar las rabietas la resumo en cinco puntos


1- Comprendiendo que el niño no pretende tomarnos el pelo. Esta simple convicción hará que seamos más flexibles con ellos (y por lo tanto se evitan muchos conflictos). Solamente pretende mostrarnos su identidad diferenciada.


2- Dejando que pueda hacer aquello que quiere. "¿Y si es peligroso o nocivo?" -me preguntareis-. Evidentemente lo primero es salvaguardar la vida humana, pero los niños raramente piden cosas nocivas, ¿saben lo más peligroso que me pidieron mis hijos cuando eran pequeños? ¡Ir sin atar en la sillita del coche!. Evidentemente les dije que no, y no arrancamos hasta que estuvieron convencidos, pero no me han pedido nunca nada tan peligroso. Bueno, una vez mi hijo mayor cogió una pequeña rabieta porque quería un cuchillo "jamonero", pero la culpa era más mía por dejar a su vista (y alcance) un cuchillo de tales dimensiones, que él por pedirlo. ¿No? El hecho de que quieran llevar una ropa diferente a la que nosotros queremos puede que atente contra el buen gusto, pero raramente atentará contra la vida humana. Lo mismo pasa con alguna golosina o con otras cosas. Si usted es un padre que vigila que el entorno de su hijo sea seguro, es difícil que pueda pedir o tocar algo nocivo para él. El hecho de el niño pueda experimentar el resultado de sus acciones sin notar el rechazo paterno hará que no se sienta mal ni ambivalente (y, de paso, evitamos la rabieta).






Evitando tentaciones. Los comerciantes saben perfectamente que los niños piden cosas que les gustan (por eso en los grandes supermercados suelen poner chucherías en las líneas de caja) ¿Acaso pensaba que el suyo es el único niño que montaba en cólera por una chuchería? Si su hijo es de los que pide juguetes cuando los ve expuestos o chucherías si las tiene delante ¿Qué espera?. Intente evitar esos momentos (no se lo lleve de compras a una juguetería o intente buscar una caja donde hacer cola que no tenga expositor de juguetes ni dulces) o pacte con él una solución ("Cariño vamos al super. Mamá no puede estar comprando cada día chuches porque no son buenas para tu barriguita, así que solo eligiremos una cosita"). Si los mayores nos rendimos muchas veces a una tentación (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra) ¿Por qué pensamos que un niño puede contenerse más que nosotros?


4- Podemos expresar nuestra disconformidad, pero no atacamos la personalidad del niño o valoramos negativamente su conducta. Es decir, mi hijo no es más bueno o malo porque ha hecho una cosa bien o no. Mi hijo siempre es bueno, aunque a veces yo no le entienda o no me guste lo que ha hecho. En este sentido vean este diálogo: Mamá: Cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso. Niño: No quiero, mamá: ¿Cómo que no quieres? Esto está mal. ¡Eres un niño malo! Tía Marta te quiere mucho y tú no la quieres. Mamá no te querrá tampoco. A partir de aquí puede haber dos opciones o el niño monta una pataleta del tipo: ¡eres tonta y tía Marta también! Y ya la tenemos liada. O bien, ante la idea de perder el amor de su madre, va y le da un beso a tía Marta, a lo que su madre responde: "¡Que bien! Así me gusta ¡Qué bueno eres!" con lo que el niño aprende que es bueno cuando no se porta como él siente y que solo obra bien cuando hace lo único que quiere su madre. Es decir: se nos quiere cuando disfrazamos nuestros sentimientos. Ninguna de las dos soluciones es correcta porque en ningún momento hemos evitado atacar la personalidad del niño (eres malo) y hemos valorado su conducta (esto esta mal o esto está bien). Si en lugar de ello hubiéramos entendido sus emociones, a pesar de mostrar nuestra disconformidad, el resultado podría haber sido: Mamá: cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso. Niño: No quiero. Mamá: Vaya, parece que no te apetece dar un beso a la tía marta. (Reconocemos sus sentimientos) Niño: sí. Mamá: Cuando las personas van de visita a casa de otra se les da un beso de bienvenida, aunque en ese momento no se tengan muchas ganas ¿lo sabías? Niño: No. (Y si dice que sí, es lo mismo). Mamá: ¿vamos pues a darle un beso de bienvenida a tía Marta?






Normalmente a estas alturas el niño (que ha visto que le han entendido y que no le han valorado negativamente) suele contestar que sí. En el hipotético caso de que siga con su negativa podemos mostrar nuestra disconformidad: Mamá: El hecho de que no se lo des me disgusta, porque en esta casa intentamos que la gente se sienta bien. ¿Qué podemos hacer para que tía Marta se sienta bien sin tu beso? (a lo mejor tía Marta es una barbuda de mucho cuidado y a su hijo no le apetece darle un beso, pero eso no implica que quiera que se sienta ofendida). Niño: le diré hola y le tiro un beso. Mamá: Me parece que has encontrado una solución que nos va a gustar a todos. ¡Vamos!


5- Las rabietas se pasan con la edad. Es decir, llega un día en que el niño adquiere un lenguaje que le permite explicarse mejor que a través del llanto y las pataletas. También llega un día en que sabe lo que "es" y "quiere" y lo pide sin llevar la contraria a nadie. Llega un momento en que, si no hemos impedido sus manifestaciones autónomas y de autoafirmación, tenemos un hijo autónomo, que sabe pedir adecuadamente lo que quiere porque ha aprendido que nunca le hace falta pedirlo mal si su petición es razonable. ¿Cómo hacer que llegue antes este momento en que finalizan las rabietas? Por una parte hemos de procurar que en la etapa anterior (la del apego que explicábamos al principio) el niño esté correctamente apegado: un niño inseguro tardará más en pasar esta etapa de independencia. Así que si quiere que su hijo sea autónomo, mímele todo lo que pueda cuando sea pequeño. Para adquirir la independencia se necesita seguridad y la seguridad se adquiere con un buen apego. Una vez haya llegado a la etapa de las rabietas, hemos de intentar que se solucionen cuanto antes. Nada de esto se dará si coartamos su deseo de separarse de nosotros, ya que lo único que se obtiene "intentando" que no se salga con la suya es un niño sumiso o rebelde (depende del tipo y grado de disciplina o autoridad empleada). Normalmente si les "ignoramos" suelen volverse más sumisos y dependientes (otro día os explico los mecanismos psicológicos de ignorar conductas), aunque lo que vemos es un niño que se doblega y "parece" que mejore en sus rabietas. Pero la causa que provoca esa rabieta sigue en él y se manifestará de otra forma (ahora o en la adolescencia). Sé que es difícil acordarse de todo ante una rabieta infantil. Sé que es difícil razonar cuando estamos a punto de perder la razón. Sé que es difícil, y por eso, ante la duda de no saber como actuar, intente querer a su hijo al máximo porque él lo estará necesitando, ya que las rabietas también hacen sentirse mal a los niños.






Quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite" o lo que es lo mismo: "intenta ponerte en mi lugar porque yo también lo estoy pasando mal".






Rosa Mª Jové Montanyola ( Lleida, 1961), licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, está especializada en psicología clínica infantil y juvenil y en psicopediatría (bebés de 0 a 3 años). Igualmente es licenciada en Historia y Geografía con especialización en antropología de la crianza. Presidenta de la delegación de Lleida del Col.legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya y responsable de programa de salud materno-infantil de UNICEF en Lleida, es miembro fundador del grupo de psicólogos en emergencias y catástrofes de Cataluña, con más de treinta intervenciones, entre las que destacan las inundaciones de Biescas o los atentados del 11-M. Desde 1994 es la responsable del gabinete de psicología del Centro Médico CMS en Lleida, pero dada la avalancha de niños con problemas del sueño abrió consulta también en Barcelona. Actualmente está estudiando la posibilidad de hacerlo en Madrid. Autora de varios artículos de divulgación sobre psicología infantil, cursa un doctorado sobre sueño infantil en la Universidad de Lleida. Madre de dos niños de seis y ocho años, su marido, médico, colabora con ella en las investigaciones sobre el sueño. Rosa Jové autora del libro "dormir sin lágrimas" Subtítulo: Dejarle llorar no es la solución. Autor: Rosa Jové. Colección: Psicología. Precio: 17 euros. Fecha de publicación: 25 de abril de 2006






Los trastornos del sueño infantil son para muchos padres un verdadero problema, pero también lo son, por sus secuelas y efectos nocivos, algunos de los métodos de adiestramiento que se emplean para regular este proceso y lograr ¡por fin! que los niños duerman cuando sus padres así lo deciden. En opinión de la autora de este libro, psicopediatra y especialista en el tema, «el sueño es un proceso evolutivo y todo niño sano va a dormir correctamente algún día». No hay que alterarlo, puesto que, en tanto que necesidad vital, «se sincronizará con nuestras necesidades encada momento de nuestra vida».Así pues, dejar a su hijo llorar no es la solución, porque cuando un bebé llora es que sufre y por lo tanto necesita atención; ni tampoco lo es prohibirle las canciones de cuna o impedirle que encuentre consuelo al compartir la cama con sus padres. No se trata, pues, de aplicar un método o unas normas de disciplina, sino de abordar las diferentes situaciones con afecto y comprensión. Ello nos conducirá, como se demuestra en estas páginas, a obtener unas noches más tranquilas tanto para los padres como para los hijos. Como afirma en el prólogo Carlos González -también pediatra y autor de Mi hijo no me come-. «Necesitábamos información seria y veraz para despejar esta maraña de mitos y prejuicios (.)

Cani+Patri 9/12/2004
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por solecilla
#84341 la segunda parte del articulo "el niño de los 2 años y medio a los 5: aprendiendo a comportarse.

DISCUSIONES Y NEGOCIACIONES

, Todos los niños buscan evasivas cuando se les pide que hagan algo que no desean hacer. Puede ser enloquecedor hablar con un niño que no quiere
escuchar, o que dice «Está bien», pero no hace nada. Todavía es más irritante que un niño discuta ante cada sugerencia, petición o instrucción que se le hace. La vida sería corta si sólo tardáramos cinco minutos en convencer a un niño de cuatro años de que necesita ponerse zapatos para salir a la calle, y otros cinco minutos para conducirlo hasta la puerta... Pero vale la pena pensar en lo enloquecedor que tiene que ser para un niño pequeño, que ocupa un lugar tan bajo en la jerarquía familiar, que se le pueda interrumpir de lo que esté haciendo y que casi todos los adultos con los que se encuentra puedan darle órdenes. Un poco de toma y daca mutuo, basado en haz con los demás lo que te gustaría que hicieran contigo, ayudará mucho más que los gritos. Tambien ayuda ser consciente de que a muchos niños' pequeños les resulta difícil la transición de una actividad a otra. Necesitan numerosos avisos de que se acerca el momento de comer. de salir e de acostarse, así como mucho tiempo extra para empezar a moverse.

Algunos niños, sobre todo los muy inteligentes cpatan en seguida en seguida :a idea de que si usted desea que hagan algo que ellos no quieren hacer dJsponen de un cierto poder de negociación. En lugar de irse en silencio a su para cambiarse la camisa sucia. su hijo tal vez le pregunte: .Si me pongo la camisa limpia porque tú quieres, ¿me darás las pinturas porque yo quiero?». Lamentablemente, algunos padres la frecuente ímpresión de que eso es, de alguna forma, «descarado-. Creen tener derecho a decirle lo que tiene que hacer y no desean admitir que él tiene el mismo derecha «¡Haz lo que te dice tu madre y no discutas!., ruge el padre. Realmente volvemos al tema de la obediencia inmediata.Negociar es una forma muy útil de intercambio humano, como bien ha descubierto cada sociedad adulta a lo largo de la historia. Pero es evidente que usted terminará por hartarse si el niño siempre intenta obtener algo a cambio de cada cosa que se le recuerda que haga, sobre todo si es responsabilidad del niño, no de usted. ¿Por qué habría usted de pagar por eso? Procure limitar las negociaciones a las peticiones excepcionales o aquellas que sean inusualmente aburridas para el niño y luego úselas por iniciativa propia, en lugar de esperar a que sea siempre él quien las proponga.

PROBLEMAS CON EL TRATO
Hay una cierta ironía en el comportamiento de los niños pequeños: cuanto más se preocupe usted por un tema, sea cual sea, más esfuerzos hará por cambiado y tanto más empeorará la situación.

Por esa razón resulta más facil convivir con los niños cuando los adultos adoptan una actitud positiva con respecto a su comportamiento, al asumir que tienen buena intención, observar cuándo hacen bien las cosas, comprobar que comprenden lo que se desea de ellos en diferentes circunstancias y recompensar el buen comportamiento, de modo que se motive más de lo mismo. Los padres convencidos de que sus hijos se portan especialmente mal, o a los que parientes y cuidadoras así se lo dicen, se arriesgan a deslizarse hacia una forma negativa de tratados, que es lo opuesto a todo eso. La disciplina negativa se centra en el mal comportamiento, lo espera, lo vigila y lo castiga para motivar el cambio, pero lo único que consigue es más y más de lo mismo.

La idea del castigo formal encaja mejor con la de «disciplina» que con la de «aprender a comportarse». Las personas mayores, que saben cómo comportarse pero que no siempre están dispuestas a hacerlo así, quizá se vean persuadidas por los costes de una transgresión de las reglas, como una multa por aparcar en doble fila. Pero estas consideraciones no siempre son eficaces con los adultos y nunca con los niños pequeños, incapaces de sopesar los castigos futuros en comparación con los impulsos del presente. La única sanción fiablemente eficaz con niños menores de cuatro años o incluso de cinco es la desaprobación de los demás. Sea cual fuere el «castigo» que elija al enfadarse, es su enfado el que castiga. Y si esta afirmación la hace reír porque su hijo no hace más que poner a prueba los límites en una fase especialmente desafiante, piense en cómo reaccionaría ante un castigo formal anunciado de dos formas diferentes. El castigo consistiría en no tomar helado por la tarde. Dígaselo así con un tono natural y alegre, y verá como probablemente lo aceptará con una actitud impasible. (¿Toma habitualmente helado por la tarde? ¿Desea tomar especialmente helado por la tarde? ¿que merienda se le va a dar?) Pero si le dice enojada: «Ya está bien. Por lo que acabas de hacer, no tendrás helado esta tarde», lo más probable es que se ponga a llorar o tenga una rabieta. Tanto si esperaba o deseaba helado como: si no, lo que no desea es que usted se enfade con él..
Probablemente hizo esa afirmación enojada sobre el helado dejándose arrastrar por el acaloramiento (justo) del momento y eso ha tenido el efecto deseado de dejar bien claros sus sentimientos. Pero lo mismo sucedería si hubiera hablado de esos sentimientos: «Realmente, no disfruto con este paseo porque te portas como un estúpido, así que creo que será mejor volver a casa». El problema con la versión del helado es que cuando llegue el momento de la merienda ya habrá pasado mucho tiempo y se habrá olvidado todo el asunto. Pero para atenerse al castigo impuesto, tendrá que volver z sacar a relucir todo el episodio y, de hecho, castigado una segunda vez lo que habrá sido mucho más inoportuno si él se ha mostrado especialmente encantador y ha estado dispuesto a ayudada desde entonces.
Su desaprobación o enfado es la sanción más efectiva. Si eso la conduce a un «castigo» inmediato y espontáneo, de modo que el niño vea con claridad que ha sido su comportamiento el que lo ha provocado, el castigo puede fortalecer lo que usted intenta transmitirle. no hara cola para comprarle el helado cuando él se porta tan mal. así que no tiene helado ahora mismo. Así, ha sido su comportamiento de ahora el que le ha privado de el helado en lugar de ser «castigado» por ello. No puede permitir que siga cogiendo paquetes de las estanterías del supermercado, así que lo coge y lo pone en el carrito. Ha abusado de su libertad y, de ese modo. la ha sacrificado. ¿Son esas acciones de castigo? Lo serían si se llevaran a cabo de una forma fria y calculada y, como castigos fríos y calculados, probablemente no tendrian efecto. Pero como reacciones genuinas ante una situación inmediata son los resultados directos de las propias acciones desconsideradas del niño y ése es el único tipo de castigo eficaz.
Los castigos más comunes que se derivan del acaloramiento del momento (palmetadas en el trasero, gritos e insultos) no son el resultado directo de las acciones del niño y no son efectivos, aunque es posible que lo parezca en ese momento. Si su hijo hace algo realmente irritante come trastear con el televisor, el perro o el bebé) y ha intentado decirle que no le haga, lo ha apartado, lo ha distraído y a pesar de todo él vuelve a las andadas, gritarle o darle una palmetada hará que se detenga (y es posible que vea usted aliviados sus sentimientos) y quizá tenga la impresión de que eso ha sido mejor que esas otras técnicas. Pero al haber herido sus sentimientos y haberle golpeado en la mano le ha hecho llorar sin haberle enseñado con ello a trastear y sin evitar que vuelva a hacerlo de nuevo.
Parece evidente que darle a un niño una palmetada cada vez que hace algo mal le enseñará a no hacerlo. Pero ¿a no hacer qué? Ser «malo” en la primera infancia es un asunto complicado. Puede significar hacer algo peligroso para sí mismo (como cruzar la calle corriendo) o peligroso para otro (como apoyarse sobre el cochecito del bebé para mirar) o realizar toda una serie de cosas que (predeciblemente o sólo hoy) irritan, azoran o decepaonan a los adultos. Recibir una palmetada puede indicarle a un niño que ha hecho algo mal, incluso indicarle lo que ha hecho mal hoy, pero no le dici nada sobre lo que habría sido correcto y, ciertamente, no le inducirá a hacer un mayor esfuerzo por complacerla. Dar palmetadas a los niños no puede enseñarles a comportarse y la prueba es que una vez que el niño empieza a ser castigado de ese modo, recibirá palmetadas durante toda su niñez. De hecho, precisamente porque son tan inefectivos, los castigos físicos tienden a incrementarse. La mayoría de las travesuras del niño están provocadas por el impulso y el olvido. Hoy se ha pasado usted casi toda la tarde diciéndole que no corra por encima del macizo de flores. Le dice que salga de entre las flores pero como él está tan entusiasmado corriendo, se ríe y no le hace caso. Finalmente le da una palmetada, él se pone a llorar y entra en casa. A: día siguiente, nuevamente alegre y al aire libre, vuelve a hacer lo mismo..
Lógicamente tiene que volver a pegarle, sólamente que esta vez más duro. Una vez que se ha dejado atrapar en este círculo vicioso en particular, la palmetada de este año se transforma facilmente al año que viene en un verdadero golpe propinado con fuerza.
La investigación demuestra que los niños a los que se ha pegado no
recuerdan la razón por la que se les ha castigado. Los castigos físicos los dejan tan molestos e impotentes que continúan sintiéndose demasiado furiosos como para escuchar las explicaciones o lloran demasiado fuerte come para oírlas. Preguntados por qué se les ha pegado, los niños de cuatro y cinco años suelen contestar: «Porque te enfadaste».Así pues, no recurra a les castigos físicos para enseñar buen comportamiento a su hijo. No podrá obtener la cooperación que necesita simplemente mediante el uso de su fortaleza física superior.


Tenga cuidado también con su forma de utilizar su superior fuerza emocional. Los castigos diseñados para hacer que los niños se sientan estupidos o sin dignidad son tan inefectivos y emocionalmente peligrosos como los de tipo físico. Si le quita a un niño los zapatos porque echó a correr, o le obliga a ponerse el babero del bebé porque se ha manchado la ropa con comida, hace que se sienta impotente, sin valor alguno y totalmente incapaz de aprender las lecciones del crecimiento que trata de enseñarle. Si comer de forma desaseada le causa un verdadero problema de lavanderia.._lo que necesita es que le facilite la forma de comer. ¿Necesita quizá un cojin en esa silla ahora que ya ha dejado de utilizar la silla alta? ¿Se le permite utilizar los dedos, además de la cuchara?
Si trata de enseñar verdaderamente a su hijo a comportarse (en lugar ~ darle «su merecido» por su mal comportamiento), no tendrá ninguna necesidad de hacerle daño físico (sobre todo en estos primeros años), porque eso no hará sino inducirlo a escucharla menos y no más. La alternativa efectiva a castigar a los niños que se portan mal, de modo que se sientan mal, consiste en recompensar a los niños que se portan bien, de modo que se sientan bien. El niño aprenderá algo de las inevitables explosiones que ocurren cuando ambos han acumulado una determinada cantidad de tensión. cuando demuestra usted su descontento si él se porta mal, pero aprendera sobre todo cuando se vea alabado y felicitado por haberse comportado como usted desea.

Del mismo modo que el elemento principal de cualquier castigo es la desaprobación del adulto, el principal elemento de cualquier recompensa es la aprobación del adulto. Una recompensa le dice al niño: «Te amo, te apruebo, te aprecio, me gusta estar contigo». Las cosas tangibles, como dulces o regalos pueden transmitir esos mensajes, pero también las sonrisas, alabanzas y abrazos. Las recompensas de un niño, como sus castigos, son a menudo el resultado directo de su propio comportamiento, que le ha permitido a usted sentirse de buen humor: «Hemos pasado tan rápidamente la revisión del equipaje porque me .ayudaste a hacer la maleta, así que ahora disponemos de tiempo para tomar un refresco».
A veces, sin embargo, pueden ser muy útiles los sobornos materiales o, si le parece menos inmoral, los premios. Los niños pequeños poseen un sentido muy claro y sencillo de la justicia y son muy estrictos en cuanto a la buena voluntad de la gente. Si tiene que conseguir que el niño haga algo que detesta, otrecerle un premio por ello puede tener el efecto doble de conseguir que merezca la pena cooperar, al tiempo que se da cuenta de que está usted de su parte. Imagine, por ejemplo, que. hace una tarde muy calurosa y él está disfrutando en la piscina portátil. Se ha quedado usted sin patatas y tiene que ir a la tienda. No puede dejarlo porque no hay nadie más en casa. ¿Qué hay de malo en un simple soborno propuesto sin malicia?
«Sé que preferirías quedarte en casa, pero no podemos porque tengo que ir a comprar patatas, así que tendremos que salir. ¿Qué te parece si de regreso pasamos por la tienda para ver si ya tienen aquel nuevo vídeo de cuentos? ¿Te ayudaría eso?» Es un soborno, pero también una negociación perfectamente razonable.
A veces, ofrecerle un premio supone toda una diferencia para un niño que tiene que hacer algo que le resulta realmente desagradable, como que le pongan unos puntos en la cabeza. No es el objeto lo que importa (siempre y cuando no se trate de algo que esperaba de todos modos), sino el tener algo agradable que le espera después de esos malos y escasos minutos. Sin embargo, procure que esta clase de premios no se vea condicionada por el buen comportamiento. ofrecer un premio “si no arma ningún jaleo” lo pone bajo una considerable tensión. Quizás necesite armar jaleo. Y necesita saber que usted lo apoyará sea cual sea su comportamiento.

Todo el mundo sabe que los niños consentidos son una desdicha para si mismos y para los demás y la mayoria de la gente supone que reflejan el escaso buen juicio de los padres. Pero poca gente se detiene a pensar que hace considerar a un niño como “consentido”, o que le han hecho los padres para que sea así. cono consecuencia de ello , el consentido es como un espectro que acosa a los padres, que viven con el temor de escuchar esa palabra para referirse al niño o a su forma de tratarlo. Algunos llegan incluso a retirarle deliberadamente regalos “porque no queremos que sea un consentido”

Eso es una mala interpretación. Consentir no tiene nada que ver con gratificación y diversión, sino con intimidación y chantaje. No se puede consentir al niño por hablarle,jugar o reír mucho, por ofrecerle muchas sonrisas, abrazos e incluso regalos, siempre y cuando se los ofrezca porque desea hacerlo así. El niño no será- consentido porque compre usted dulces en el supermercado o le ofrezca quince regalos para su cumpleaños. Pero si puede serlo si aprende que tiene capacidad para chantajearla y obligada a echarse atrás, después de tomar la decisión de no comprarle dulces, por medio de una rabieta en público, o para conseguir cualquier cosa de usted limitándose a seguir y seguir. El niño más «consentido» que conozca quizá no obtenga mucho más, e incluso menos, que la mayoría de los niños, pero lo que consigue lo obtiene por medio de la intimidación ejercida sobre sus padres, en contra de su buen juicio. Consentir es el resultado de haberse desviado el equilibrio de poder dentro de la familia.

Los niños necesitan que los adultos tengan el valor de mantener sus propias convicciones y de establecer límites o trazar fronteras para ellos, dentro de las cuales sepan que están a salvo y que se sienten bien. Los límites no son algo que los adultos imponen a los niños. Todos tenemos que respetar los límites que marcan nuestro espacio con respecto al de otras personas, a veces tanto literal como figuradamente. Los niños necesitan de límites adicionales, trazados por padres y cuidadoras, que les mantengan a salvo mientras aprenden a permanecer a salvo por sí mismos, que los controlen mientras aprenden a auto controlarse, y que les impidan perder su propio espacio o penetrar en el de otras personas mientras aprenden las lecciones de la vida socializada, como «haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti».

Los límites sólo son tales si los niños no pueden transgredirlos. Y sólo ofrecen una libertad de acción segura si saben que no pueden traspasarlos. Los padres que dicen que sus hijos no permanecen dentro de los límites suelen confundir la obediencia (que depende de la cooperación del niño,
con los límites, que no dependen. Si establece un límite, procure que el niño no pueda traspasado. Si la frontera del jardín es el límite de su espacio de juego, por ejemplo, no espere a que abra la puerta delantera para regañarlo y castigarlo. Ponga, ya desde el principio, un trozo de alambre enrollado en el picaporte para evitar que la abra.Si no está dispuesta a hacer lo que haga falta para que se cumpla una limitación, es mejor no imponerla. A veces los padres dicen que no pueden hacer cumplir un límite, cuando en realidad quieren decir que las acciones necesarias para ello suponen demasiado esfuerzo por su parte. Los niños cuyos padres tienen la intención de limitarles el tiempo que ven la televisión a un programa u horario concretos deben de ver millones de horas «extra» de televisión cada semana, pero esos mismos padres no se sienten capaces de afrontar el enfrentamiento que supondría desconectar el apaarato. Si no está seguro de que merezca la pena imponer una limitación, no la establezca, aunque su suegra le diga que debiera hacerlo. Es mucho mejcr para el comportamiento de su hijo (y para su temperamento) que se le permita ver dos horas de televisión, antes de que se le imponga ver una sola hora, pero luego vea otra hora más que estaba prohibida.
Algunos niños parecen pasar por distintas fases cuando están decididos a ir mucho más allá de la débil capacidad de los padres para controlarlos y mantener la calma. Si le resultara especialmente exigente asegurarse de que su hijo, o cualquier niño en concreto, permanece dentro de los límites impuestos, procure imponer la menor cantidad posible de limitaciones y que cada una se refiera a un tema que realmente le preocupe a usted. De ese modo se sentirá lo bastante motivada como para hacerla cumplir, sin preocuparse por el resto.A medida que los niños pequeños empiezan a verse a sí mismos como individuos entre otros individuos, se preocupan por la extensión en la que
pueden controlar a esos otros, además de a sí mismos. Se trata por tanto de una fase de edad en la que son comunes los juegos de poder. El niño pondrá a prueba los límites de su influencia y tratará de aumentarla, del mismo modo que pone a prueba y ejercita sus músculos.Es correcto que el niño descubra que ejerce alguna influencia sobre la gente y que practique ese ejercicio, ya que no podría crecer si se mantuviera totalmente impotente y dependiente. Pero también es importante no permitirle arrollar el poder de sus padres mediante la intimidación o el agotamiento conseguidos con una continua actitud quejosa. Necesita aprender formas aceptables de afirmar su propio poder o de influir sobre las cosas a su modo personal.
Procure reaccionar más positivamente ante el razonamiento y el encanto que ante las lágrimas y las rabietas. Aunque su control todavía es muy limitado, lo que desea es que su lijo empiece a darse cuenta de que será más facil convencerla que asustarla contestando afirmativamente a cualquier petición.

Anime al niño a participar en los procesos de toma de decisiones que le afectan. Es muy importante que pueda decir lo que opina, aunque no se salga con la suya. A medida que se haga mayor descubrirá lo que se permite a otros niños de su edad, oirá hablar de programas de televisión que nunca ha visto y, en general, tratará de obtener nuevos privilegios. Como quiera que se trata de temas nuevas, no dispondrá usted de respuestas preparadas. No se sienta presionada a responder lo primero que se le ocurra. Comente la situación con su pareja y con el niño, así como con otras cuidadoras o miembros de la familia si le pareciera adecuado. Tanto si la cuestión se resuelve tal como deseaba el niño o en su contra, éste sabrá que los adultos de su mundo se ponen de acuerdo y que él también tiene la oportunidad de hablar.
Demuestre a su lijo que trata usted de equilibrar los derechos de ambos, del mismo modo que procura equilibrar los derechos de su hermana y también los de él, o los de su pareja y los de usted misma. Todos conviven y la otra cara de la compañía es que todos tienen que respetar el espacio de los demás y, a veces, hasta desplazarse un poco para concederle a alguienen más espacio extra cuando lo necesita temporalmente. Su hijo no siempre le hará lo que usted desea. Y usted no siempre tendrá que ceder a sus deseos.. Los choques tienen que solucionarse entre los dos. Si usted desea leer y él quiere salir a dar un paseo, es evidente que hay un problema. Analícelo con capacidad. Si simplemente no soporta la idea de dar un paseo ahora, digáselo así. Es mejor rechazado antes que seguido arrastrando los pies, con la sensación de ser una mártir, lo que a él le imposibilita disfrutar del paseo. Pero si cree que él tiene tanto derecho a dar un paseo como usted a leer, procure llegar a un compromiso de media hora para cada uno y siéntase con todo el derecho de insistir en que él también cumpla con su parte del trato.
Ayude al niño a comprender los sentimientos de los demás. Cuanto más consiga interesado por cómo se siente usted y otra gente y qué similares son esos sentimientos a los que él mismo experimenta, tanto más sensible será a ellos. Comprender los sentimientos de los demás constituye la raíz del desprendimiento y, en consecuencia, es lo contrario al consentimiento. En cuanto surja una oportunidad, aprovéchela. Hable con él sobre lo que sintió la niña de al Iado cuando le robaron la bicicleta. Si él dice con tranquilidad que se puede comprar otra, señale que los padres desean comprar a menudo cosas para sus hijos, pero que no siempre se lo pueden permitir. Al hacer planes familiares, permita que se entere de las dificultades de disponer fiestas y vacaciones para que todas las personas implicadas obtengan lo que más les haga disfrutar. Puede ayudarle incluso a comprender que aunque sería injusto para él que le sirviera cada noche la col que tanto detesta, también es injusto para su padre que no sirva usted nunca lo que resulta ser su verdura favorita.
En esta fase de su vida los niños anhelan conversación con los adultos e información de todo tipo. El niño disfrutará mucho mientras usted no convierta esa clase de enseñanzas en un conjunto de conferencias, impulsadas en cada caso por un pequeño mal comportamiento. Le está concediendo el honor de hablar de sentimientos con él, así como de otras cosas. Le está ayudando a realizar la tarea apropiada para su edad de situarse en el lugar del otro. Y llama su atención hacia todo un ámbito de experiencias que quizá no haya observado todavía por sí mismo. Cuanto más lo pueda hacer, antes y más claramente terminará por comprender que es una persona muy importante y muy querida en un mundo poblado por otras personas igualmente importantes.
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RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
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por cani
#132760 de nuevo gracias Sole :fl


un articulo de sears para la reflexión:


YA CRECERÁ



con cuanta frecuencia ha escuchado la frase “ya crecerá”. Aunque parcialmente cierta, esta es una excusa para no corregir ciertos comportamientos, que demuestra un conocimiento incompleto del desarrollo infantil. El crecimiento y el desarrollo solían ser representados como las tallas de ropa. El niño crece y la ropa le queda pequeña, y la descarta, poniéndose otra mas grande que se le ajuste mejor. En realidad no es así de sencillo. Los niños no siempre descartan comportamientos propios de una edad cuando pasan a otra. El mal comportamiento que no es corregido en una etapa, puede continuar en la siguiente. Por otra parte, tampoco hay que alegrarse demasiado ni preocuparse excesivamente por ver un comportamiento bueno o malo aislado. Puede ser un comportamiento que el niño se “prueba” a ver si le queda bien., y que descarte rapidamente porque no se le ajusta.

El desarrollo del comportamiento infantil, es como un viaje en ascensor por una tienda con varios departamentos. Las puertas se abren y dos niños salen a buscar lo que necesitan en cada piso.

uno de ellos no tiene ayuda para realizar la compra. Explora libremente. Se pone un montón de ropa nueva, y entra de nuevo en el ascensor para ir al siguiente piso. Cuando llega, se da cuenta de que lleva sus anteriores ropas puestas, y que las nuevas por tanto no le ajustan bien, peor continua ascendiendo solo, poniendo ropas nuevas encima de las anteriores, acarreando mas y mas exceso de equipaje a cada nuevo piso. Pronto es derribado por capas y capas de ropa que deberia haber descartado anteriormente. Y cada vea tiene menos y menos sitio para nuevas vestiduras.

El otro pequeño comprador obtiene la ayuda de un educador experto. Ha visto a muchos niños bajarse de ese ascensor y sabe exactamente lo que el niño necesita. “dejame ayudarte a que te pruebes algunas ropas nuevas, pero tendremos antes de pensar que hacemos con las viejas. algunas parece que aun te sientan bien, asi que las ocnservaremos, te serán utiles mas adelante. Vamos a librarnos de las que ya no te sirven para hacer sitio a unas nuevas que te sienten mejor”. El niño educado, llega a cada nueva planta no solo con mejores ropas, que se le ajustan, sino tambien sin exceso de equipaje que endentezca sus progresos.


¿Qué comportamientos desaparecerán con el crecimiento y cuales requieren nuestra atención?

El comportamiento que esta ligado a necesidades especificas, metas o limitaciones propias de una determinada etapa del desarrollo. probablemente es mejor dejarlos solos. por ejemplo: la succión digital en un niño pequeño, el negarse a todo en un niño de dos años, la timidez antes los extraños de un niño de 4 o 5 años. El comportamiento que es comprensible a determinada edad, pero que igualmente es malo debe ser trabajado. por ejemplo tirar la comida, molestar al perro de la familia, agresiones a los padres.

Los niños necesitan limites que les ayuden a ser educados, reflexivos, y cuidadosos.

Su trabajo como padres es armar a su hijo con herramientas de auto control que puedan ayudarle a hacer la transición de una etapa a otra.



podeis leer aquí el original:


http://www.askdrsears.com/html/6/T060700.asp

Cani+Patri 9/12/2004
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por cani
#134141 un nuevo articulo de w. sears aportado por Sole.


PORQUE CON TRES AÑOS SON MAS FACILES DE EDUCAR.


Con tres años es mas facil al convivencia. Con tres años tienen las habilidades lingüísticas que permiten la comunicación real en dos direcciones. permiten las conversaciones. El niño de tres años es una persona mas establecida, habiendo empleado el ultimo año en perfeccionar sus habilidades verbales. Usted puede llevarse a su hijo de 3 años de compras, y disfrutar con ello.

INTERNALIZAR

“le he pedido a mi hijo de 18 meses una y otra vez que no le tire del rabo al gato” Le suena familiar? Las madres se encuentran a si mismas diciendo la misma cosa una y otra vez a los niños mas pequeños., y es como si no lo hubieran escuchado nunca. Muchas ordenes no llegan a calar hondo, y no es porque el niño sea desafiante, sino porque muchos niños menores de 3 años no tienen la habilidad cognitiva para recordar y reflejar instrucciones previas. Usted debe repetirse a si misma: asi es como aprenden a esta edad. Un dia usted se dará cuenta de que no ha advertido a su hijo que no debe tirar del rabo del gato durante una semana. Entre los 2 y los 3 años un niño empieza a internalizar lo que usted le dice. Presta mas atención a las ordenes y las guarda en su memoria como parte de su sistema operativo. Cuando usted le dice “no cruces la calle” a un niño de 18 meses, puede actuar como si fuera la primera vez que lo oye. Cuando usted le dice lo mismo a un niño de 3 años, su reacción parecerá reflejar: “ah, si, ya recuerdo”. Esta habilidad para hacer que las normas formen parte de si mismo (auto disciplina) hace la educación mas sencilla.

COMPARTIENDO EMOCIONES

El niño de 3 años es menos egocentrico y se da cuenta de que hay otras personas en el mundo tan importantes como el. Este sentimiento de compañerismo puede funcionar como ventaja o desventaja de los cuidadores en la educación. Mientras que un niño de 2 años nota las emociones de sus padres, el niño de tres años se ve implicado en ellas. Un comentario del diario de nuestro hijo Mathew cuando tenia 3 años: Marthe (su madre) le pidió que recogiera sus bloques de madera como aparte de nuestro rato diario de “hora de que los niños recojan”. Matt remoloneaba e iba dejando que su hermana mayor hiciera todo el trabajo. Martha le dijo que se estaba poniendo muy triste porque el no obedecia, pero se dio cuenta de que Matt necesitaba tiempo para reconsiderar su posición. Ella se alejó por unos minutos y en ese momento Mathew comenzó a realizar su trabajo. Mientras recogia sus bloques, preguntó: “aun me quieres?” Martha se lo aseguró: “incluso cuando lloras y gritas y desobedeces, te quiero” Matt continuó “te gusto?” Martha contestó: “si, tu me gustas, pero no me gusta cuando no escuchas ni ayudas. Me gusta cuando tomas las decisiones adecuadas”. Cuando fnalizó el trabajo, Mathew se dirigió a Martha, la abrazó y le pidió disculpas. Martha sonrio y se disculpó a su vez por haberle gritado. Unos minutos mas tarde, Mathew preguntó”estas contento conmigo mamá?”. Esta es la profundidaz de intercambio emocional que usted puede esperar entre los 3 y 4 años de dad. Realmente desean hacerla feliz. Usted encontrará mucho mas facil vivir con niños si les da ocasiones para agradar.

Un niño de 3 años se puede encontrar mas satisfecho consigo mismo. A los tres años comienzan a recompensarse a si mismos. Por ejemlo, una noche nuestro hijo Mathew anunció: “he encendido el arbol de navidad yo solo”, reconocimos su triunfo, y el excamó “estoy tan satisfecho de mi mismo”.


NORMAS EN CASA

Los tres años son a menudo descritos como “el sueño absoluto de una madre”, principalmente porque los niños de tres años son mas obedientes. Los noes de los 2 años se vuelven sies a los 3. “de acuerdo mamá”, se vuelve mas rapido y mas colaborador. Mientras que siguen apareciendo discrepancias, usted podrá ahora respirar con mas facilidad, sabiendo que es mas facil que se encuentre un niño de 3 años colaborador que uno niño de 2 años negado a todo. Mientras que un niño de 2 años piensa que nadie puede tener una agenda tan importante como la suya, los de 3 años consideran las necesidades ajenas. Espere de ellos que acudan a su llamada, que dejen los juguetes cuando deben (casi siempre) y en general, querrá agradarle. Pero estos cambios no aparecen del dia a la noche.

El niño de 3 años comprende las normas de la casa y las consecuencias de romperlas. Comienza a internalizar tambien los valores de los padres. Usted puede ampliar gradualmente las explicaciones sobre lo que usted espera de ellos, de acuerdo cn la madurez mental del niño. Los niños de dos años actuan asociando actos y consecuencias (por ejemplo: si pego, mi mamá me baja de sus brazos), mientras que un niño de tres años puede entender porque no debe utilizar su triciclo en la calle: comienzan a pensar antes de actuar (aunque no debemos fiarnos de esto). Aunque son capaces de predecir las consecuencias de sus actos, aun no tienen habilidad para decidir se la acción es correcta o incorrecta, solo encuentran en su cerebro la norma que usted les ha dado. A esta edad la educación aun consiste en crear en los niños una serie de condicionamientos para que actuen de una determinada manera, pero aun no es posible enseñarles a hacer juicios morales. (el concepto de bien y mal no aparece hasta los 6 años). Algunas tecnicas educativas que son marginales para niños de 2 años, funcionan muy bien con los de 3. Un niño de 3 años fuera de control, puede entender el “tiempo fuera” si no se plantea como un castigo, sino como un tiempo para retomar el control sobre si mismo. Los padres se preguntan cuanto comprende su hijo. como regla informal para todas las edades, haga una estimación de cuanto cree usted que comprende, y multipliquelo por dos


OPCIONES, OPCIONES, OPCIONES

A lo s niños de 3 años les encantan las opciones. Compartir con ellos el proceso de selección les hace sentirse importantes y les hace mas propensos a colaborar.. Comparta con el niño de tres años sus procesos de selección: “¿Qué vestido se pondrá hoy mamá? ¿el rojo o el azul?”. Los niños con personalidades persistentes necesitan opciones (esté seguro de que le gustan todas las alternativas). La mayor parte de los niños se sienten mejor con dos opciones: mas puede sobrepasarles. No sienta que debe usted ser psicológicamente correcta todo el tiempo. En algunas situaciones seguirá siendo necesario seguir estando al mando y dar algunas ordenes directas.


IMAGINACION VIVIDA


La habilidad de vivir en un mundo imaginario, ayuda a los niños a aprender sobre el mundo real. Hacen juegos de rol permanentemente: juegan a ser animales, mamá y papá, medico y paciente, conductores de camión, profesores, princesas…..comparta con ellos su juego imaginativo (¿Quién vendrá a tu fiesta?). El juego imaginativo de los niños es una ventana excelente a lo que sucede en su cabeza.

Se puede utilizar la imaginación de los niños para obtener su colaboración. La madre de un niño de tres años le enseñó de la siguiente manera a cepillar los dientes: “brandon, en tu cepillo de dientes hay una imagen de Barney, (y haciendo la voz de Barney, o cualquiera que sea el personaje que hay en su cepillo) “hey, Brandon, ¿hay algo de suciedad en tus dientes?, déjame mirar.” Esto hizo que Brandon abriera su boca inmediatamente, para permitir a Barney mirar y retirar la suciedad de los dientes. Después la madre habló con Brandon sobre la necesidad de limpiarse los dientes para no dejar que se acumule la basura en ella..Desde entonces el cepillado de los dientes se ha vuelto mucho más fácil, ya que su madre ayudó a Brandon a cooperar.


La mente de un preescolar es rica en fantasía. Para los niños de tres años Epi y Blas son reales. No desperdician energía intentando separar realidad de ficción: tan solo disfrutan de ello. Los padres pueden sentir la urgente necesidad de purgar la frágil mente de sus hijos de estas cosas irreales: resista este impulso. Haga un balance. Deje que el niño desfrute sus fantasías. A medida que sus procesos mentales se van haciendo mas sofisticados, irá aceptando que estos caracteres de ficción son irreales. Usted no tiene que manipular su entorno para mantener la ficción, de la forma que algunos padres hacen para que su hijo continué creyendo en santa claus o el conejo de pascua. Disfrute de estos juegos como lo que son: irreales. Santa Calus es una figura amable, no de castigo. Y todo el mundo disfruta con la fantasía, incluso para los adultos puede resultar terapéutica.. Utilice el comportamiento de su hijo como barómetro para saber si estas experiencias le resultan beneficiosas o perjudiciales. La misma mente imaginativa que crea fantasías también crea miedos. Nosotros siempre nos hemos asegurado de que nuestros hijos supieran que los regalos en navidad los traen papá y mamá. No estamos de acuerdo con decirles a los niños cosas como que “santa claus está observándote para ver si eres bueno”. Sea muy cuidadoso con los dibujos animados.

Cani+Patri 9/12/2004
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por lafiu
#142315 Os copio un artículo que he encontrado por la red:



Autoridad positiva: límites y normas


Desde casa debemos enseñarles el sentido que tienen las normas


Como padres, les enseñamos día a día a seguir esas rutinas y a aprender esos hábitos. Esta acción será doblemente eficaz si desde el colegio o escuela infantil se trabaja a la vez en los mismos objetivos.

Desde casa debemos enseñarles el sentido que tienen las normas y lo que significa la responsabilidad. Para ello, les educaremos apoyándonos en una autoridad positiva, mostrándoles las vías correctas del buen hacer y marcándoles unos límites y unos objetivos, para que puedan ser constantes en sus metas.

Para ser eficaces en nuestros objetivos debemos tener claro que:

a) La autoridad implica hacer uso de nuestro saber y nuestra experiencia para orientar a nuestros hijos a través de unas normas -pocas y claras- y unos límites que les ayuden a adquirir conciencia de una conducta apropiada en su quehacer diario. Por el contrario, el autoritarismo implicaría hacer uso malos modos, del abuso y de la sumisión de la persona; educaríamos erróneamente basándonos en la obediencia ciega y en el miedo. De este modo, los niños no serían capaces de elegir entre varias alternativas porque se les negaría la capacidad de tomar decisiones, proceso fundamental para que vayan aprendiendo a resolver cuestiones en la vida.

b) En el establecimiento de los límites, normas, objetivos o hábitos hay que utilizar un lenguaje coherente, para hacernos entender. Es importante valorar la edad del niño y su personalidad. En todo proceso educativo hay un periodo de aprendizaje; debemos ser pacientes y ofrecer opciones o alternativas, dar la posibilidad de negociar y explicar lo positivo, lo negativo, así como las consecuencias de sus acciones.

c) Para que las normas sean seguidas con cierta regularidad y coherencia, debemos considerar las siguientes recomendaciones:

- Ser firmes en nuestras decisiones. Evitar amenazas vacías y no ceder ante sus más mínimas presiones; evitar decir SÍ en la misma frase en la que ya hemos dicho NO. Si queremos que nos respeten, debemos tener credibilidad.
- Nunca debemos insultarles. Sería un ataque directo a la autoestima del niño y perderíamos puntos en nuestra propia dignidad. Debemos ser capaces de hacerle ver que estamos enfadados con la situación, no con él, y eso es, fundamentalmente, lo que queremos que comprenda.
- No debemos sermonear. La regañina con sermón representa para los niños un monólogo repetitivo y monótono, por lo que muy pronto dejarán de escuchar.
- No usar ningún modo de violencia -verbal, gestual o física- y sí la Inteligencia Emocional. Lo que de verdad queremos es que nuestros hijos aprendan a dominar sus emociones y que consigan sus metas de una manera razonada. Mediante el diálogo debemos ayudarles a la construcción de sus propias ideas.

En resumen, lo importante es orientar a nuestros hijos en su desarrollo, valiéndonos de nuestras convicciones y valores, y también de nuestra condición de “ser padres”. Hay que enseñarles que las normas, hábitos y límites son educativos, haciendo uso de una autoridad positiva, de respeto, de paciencia y de mucho amor.

Ana Mª Aguirre. Profesora del Instituto de Enseñanza y Aprendizaje de la Universidad Camilo José Cela.
Institución Educativa SEK
www.sek.es


Podéis encontrar este texto en este link: http://www.saposyprincesas.com/ficha.php?id=988


Elena

:113: Asesora en lactancia materna de DO DE PIT
(Associació pro-alletament matern) de Tarragona
y MADRE
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QUIÉREME CUANDO MENOS ME LO MEREZCA, PORQUE SERÁ CUANDO MÁS LO NECESITE
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