Tenemos puestas barandas pero la de arriba es de quita y pon. Su hermano bajó y olvidó ponerla. Yo estaba confiada en que la baranda estaba puesta y sólo escuché el golpe.
No sé quién lloraba más, si Ainhoa por el chichón, yo del susto o su hermano por el sentimiento de culpa de pensar lo que podía haber pasado.
Afortunadamente "sólo" ha sido un golpe pero sigo pensándolo y me da un vuelco el estómago.
Se confirma una vez más que no nos podemos confiar lo más mínimo.
Que mal lo hemos pasado...