Por ejemplo, el día de su bautismo, en plena misa. Eran sólo dos bebés y coincidía con la misa del domingo de un pueblo pequeño así que nadie se quedó sin verlo. El cura, todo un caballero, esperó a que acabara para empezar con el riutal del agua y todo eso.
La última, hoy. Había una actuación de los niños en el salón de actos del cole de mi hija. Como le han quitado el chupete -es chupetera perdida- y tenía un poco de hambre y un poco de nerviosismo con tanto público, nada más acabar su "número" ha chillado "tetaaaa" desde el escenario y todo el mundo ha podido oirlo ya que había un micrófono cerca. Yo estaba en una esquina delantera con la cámara de video así que se ha lanzado a mis brazos, y me he puesto a darle el pecho a la vista de un salón repleto de padres. Si añadimos que estoy muy obviamente embarazada y que mi hija tiene 19 meses, os podéis imaginar la sorpresa general.
Yo tengo poca vergüenza como os podéis imaginar, pero creo que hoy me he superado a mi misma.