Después de mucha vida concentrada en poco tiempo, después de algunos libros más, y después de un cabreo impresionante que, visto con el tiempo me empieza a parecer una nadería, tengo la terrible osadía de presentarme por aquí.
Toc, toc... llamo a la puerta, he estado fuera un tiempo. No sé si traigo nuevas, ni tan siquiera buenas... pero os echaba de menos.
De mí os diré que los benditos-dos-años de Emma está siendo épicos. Que me cuesta mantener la calma... que muchas veces me tienta hacerme un golpe de Estado y derrocar esta democracia que yo solita instauré porque estoy de las manifestaciones en la puerta del gobierno civil hasta la mismísima coronilla.
Que dudo, que recelo, que tengo miedo. Que a veces incluso intento escaquearme. Y que he tomado la decisión de volver por aquí para contaros lo que considere oportuno, para dar otro punto de vista sobre crianza basada en el respeto. Para seguir teniéndoos cerca y discutir, escuchar, reír, darnos el apoyo y cantarnos la caña, si se tercia, con todo el cariño del mundo.
Que es de lo que se trata.
Señoras, a sus pies. Caballeros, un abrazo.