- Dom, 29 Abr 2007, 21:19
#132303
Nieves, yo también te quiero felicitar por este post. Es una gran idea y muestra tu gran sensibilidad y la de las demás compañeras.
Me viene a la mente un recuerdo muy antiguo, más bien es una sensación, la de estar en brazos de mi madre, por la tarde, con el sol colándose por las rendijas de la persiana, y ella cantándome muy bajito y meciéndome para dormir.... debía ser muy pequeña, si es que de verdad es un recuerdo.....aunque a lo mejor es un sueño.
Recuerdo cuando tenía 2 años y volvimos del pueblo de mis padres en semana santa... cuando ví mi cuna me volví loca de alegría. No hacía más que repetir "Ay mi cunitaaaaaaa"
Recuerdo la ilusión del Domingo de Ramos, cómo mi madre nos hacía ropa nueva y nos compraba zapatos y calcetines. REcuerdo cómo iba de puntillas a abrir la caja de los zapatos nuevos una y otra vez los días previos.
Recuerdo como una tarde, merendando en el sofá del salón, puse el yogur boca abajo porque había visto en un anuncio que lo hacían, pero a mí no me salió bien y me cayó sobre las piernas y puse perdido el sofá. Llamé a mi madre a gritos y ella vino a limpiarme. Me esperaba una gran bronca, pero no me riñó. Me quedé muy sorprendida.
Recuerdo cuando me regalaron un set de peluquería que incluía accesorios, gomas, clips, lacitos.... y yo me dedicaba a acicalar a mi padre y a hacerle mil coletas y monerías en el pelo. Y él aguantaba el tirón con una sonrisa.
Recuerdo un verano, jugando con mis primos y mi hermano a tirarnos algarrobas desde lo alto de un arbol. Entonces apareció el pagés y salimos pitando, él nos persiguió y fue a casa de mi tio a quejarse de que le estábamos arruinando la cosecha de algarrobas. Recuerdo que mi tío montó en cólera y cuando se lo explicó a mis padres, nosotros estábamos en el jardín, agachados muertos de miedo, pensando que iríamos a la cárcel o vete a saber..... se oyeron las risas de mis padres. Me sentí orgullosísima.
REcuerdo una vez que cogí la gripe, tendría yo unos 11 años. Y cuando ya estuve recuperada, fingía tener fiebre calentando el termómetro en la lámpara. Así pude conseguir unos pocos días más en casa para dedicarlos a mi pasión: Leer. Tenía una linterna pequeñita, y cuando mi madre creía que dormía, yo leía. Me tragué como 4 o 5 libros de Los Hollister y la colección de mi hermana de Las Mellizas en Santa Clara. Nunca he vuelto a sentir la sensación de nerviosismo y bienestar que me produjeron esas lecturas.
MIS HIJOS ME LLENAN LA VIDA...