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por Meritxell
#115739 Hola Crosi,

Pues yo no sabría decirte. A ver si las compañeras del foro te pueden ayudar mejor que yo.

De todos modos, te mando muchos ánimos!

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por solecilla
#115777 que leas esto:

NIÑO PEQUEÑO: DEL AÑO A LOS DOS AÑOS Y MEDIO

ME HA PARECIDO MUY ESCLARECEDOR DE CUALES SON LOS SENTIMIENTOS DE LOS NIÑOS EN ESTA EDAD DIFICIL PARA ELLOS Y PARA LOS PADRES. AYUDA VER LAS COSAS DESDE SU POSICIÓN, Y NO SOLO DESDE LA NUESTRA. ESPERO QUE OS SEA DE AYUDA EN ESOS MOMENTOS EN LOS QUE DESEAS QUE ALGO TE AYUDE A MANTENER LA CALMA.


EL NIÑO PEQUEÑO: DEL AÑO A LOS DOS AÑOS Y MEDIO

El niño pequeño ya no es un bebé que se siente parte de usted, que la utiliza como medio de control, como la persona que le facilita las cosas, como espejo de sí mismo y del mundo. Pero todavía no es un niño, dispuesto a veda como persona por derecho propio, a aceptar la responsabilidad por sí mismo y por sus acciones en relación con usted. Ha empezado a ser consciente de que usted y él son personas separadas. A veces afirma esta individualidad recién descubierta gritando «¡No!» y «jDéjame!», oponiéndose a su control y ayuda cada vez que surge un tema. Pero otras veces se aferrará a usted, llorará cuando salga de su habitación, extenderá las manos para que lo coja en brazos y exigirá, con la boca abierta, que lo alimente.
Su comportamiento intermedio es confuso para usted, pero es doloroso para él. Tiene que convertirse en persona por derecho propio, pero se siente más seguro si continúa siendo posesión de usted. Ha de empezar a rechazar su control total sobre él, pero le resulta más fácil aceptado. Tiene que desarrollar gustos y aversiones propias, perseguir sus propios fines, incluso cuando se contradicen con los de usted, aunque ese conflicto le parezca desesperadamente peligroso. Todavía la quiere con una pasión sin igual y depende por completo de usted para encontrar apoyo emocional. El imperativo del desarrollo de la independencia entra en conflicto con el imperativo emocional propio del amor.
Si espera que el niño pequeño siga siendo lo que fue, un bebé comparativamente manejable, tendrá que chocar directamente con usted. Él necesita su amor y aprobación, pero su impulso por crecer no le permitirán aceptados al precio de una excesiva dependencia. Si usted espera que se convierta de la noche a la g1añana en 10 que será (un niño sensible), él se sentirá inadecuado. Necesita de su ayuda y su consuelo, y si se 10 retiran, no sabe arreglárselas. Tratado como un pequeño, será rebelde. Tratado como mayor, será un quejica.
Hay un camino intermedio que le permite aventurarse, al mismo tiempo que le ofrecemos seguridades contra posibles «desastres»; ayúdelo a probar, pero amortigüe sus fracasos; ofrézcale una firme estructura para un
comportamiento aceptable, pero de tal modo que no dañe su naciente sentido de ser dueño de sí mismo. Depende de la comprensión o del rechazo para que no se deje engañar por las apariencias. En muchos aspectos parece bastante más crecido de lo que él mismo se siente. Su capacidad para hablar, caminar y jugar se ha desarrollado hasta el extremo en que parece haber pocas diferencias con respecto a un niño de tres años, pero su com
prensión y su experiencia todavía no están a esa altura. Si lo trata como un
bebé, lo frenará. Tiene que aprender a comprender. Debe adquirir experiencia. Pero si lo trata como lo haría con un niño en edad preescolar, lo someterá a una presión excesiva. Se le tiene que enseñar a comprender y sus experiencias tienen que ser manejables.
La clave para comprender al niño pequeño radica en comprender el desarrollo de sus procesos de pensamiento. Sólo en la medida en que éstos maduren, esas emociones conflictivas y habilidades engañosas se unen para formar un todo razonable y manejable en que ya se ha convertido el niño.
La memoria del niño pequeño, por ejemplo, no funciona todavía como lo hará cuando sea mayor. Recuerda a personas, lugares, canciones y olores tan bien como usted, pero su memoria para algunos detalles sigue siendo muy corta. Cuando era un bebé y hacía cosas propias de bebé, eso no era importante ni parecía muy evidente. Pero ahora trata de hacer cosas de niño mayor, de una forma vital y cuidadosa. Día tras día tropieza y se cae
con el escalón que hay entre la cocina y el salón. Irritada y preocupada por los golpes que se da en la cabeza, usted se pregunta si aprenderá alguna vez. Aprenderá, pero necesitará su tiempo. No puede «llevar el escalón en la cabeza» hasta que la experiencia repetida le haya dado finalmente un lugar permanente en su memoria. Cuando era un bebé, su tarea fue evitar que se cayera.. Ahora, cuando ya es un niño pequeño, su tarea consiste en indicarle
. la presencia del escalón. Pero en estos momentos la tarea principal consiste en modificar los dolorosos resultados de esa serie de experiencias y refrescar esa memoria. Puede que tenga que acolchar el escalón y a continuación recordarle su presencia.
Del mismo modo que el recuerdo de las cosas ocurridas en el pasado es selectivo, también lo es su capacidad para la premeditación. Aunque entiende que usted se va a trabajar al verla con el maletín en la mano, no prevé los resultados de su propio comportamiento. Si es capaz de subir esa escalera de mano que tanto le atrae, lo hará. No puede pensar por adelantado en el problema de cómo volver a bajar. A menudo, las dificultades con la memoria y con la previsión se combinan para producirle problemas. Se le ha reñido una y otra vez por girar los botones de la televisión, pero cuando hoy se acerque al aparato no recordará los regaños anteriores ni preverá el próximo que se le avecina. Esos botones lo atraen como un imán.
Como no puede pensar por adelantado, apenas es capaz de esperar para hacer lo que sea. Si quiere algo, lo quiere ahora, y sus gritos empiezan incluso cuando la ve quitar la envoltura del anhelado polo. Incapaz de esperar por las cosas que le gustan, no soporta ni siquiera la pequeña incomodidad
actual para estar más cómodo un poco más tarde. Gimotea desconsolado porque el polo lo ha dejado pegajoso y, sin embargo, se opone al paño húmedo con el que se le pretende lavar la cara y que le producirá alivio. Sólo tiene la posibilidad de vivir el momento presente.
Otro tipo de inmadurez similar en su pensamiento hace que también tenga problemas en sus relaciones con las personas. La quiere a usted. Todo el mundo le dice que él la quiere mucho. Él mismo también se lo dice y al recibir usted su enorme abrazo y su sonrisa maliciosa o su risa de satisfacción, puede estar segura de que la ama. Y sin embargo, a menudo no puede comportarse de la forma en que los adultos pensamos como «cariño». No puede ponerse en lugar de usted, ni ver las cosas a través de sus ojos. Detestará que usted se ponga a llorar, pero serán los sentimientos que provocan sus propias lágrimas lo que le disgustará, y no los sentimientos que la presencia de esas lágrimas representan en usted. Su tarea todavía no consiste en tener en cuenta los sentimientos de otras personas; antes tiene que reconciliarse con los propios sentimientos. Si él le pega, y usted le devuelve el golpe para demostrarle «lo que se siente», le habrá dado una lección que no está preparado para aprender. Llorará como si golpear fuera una idea totalmente nueva para éL No establece relación alguna entre lo que le hizo y lo que usted le ha hecho a él, entre los sentimientos propios y los de usted.
A menudo incluso sus propios sentimientos son un verdadero misterio para éL No sabe lo que siente ahora, yeso, combinado con su incapacidad para recordar lo que sintió la última vez, o para predecir lo que sentirá después, hace que le sea tremendamente dificil tomar decisiones. «¿Quieres quedarte conmigo o ir a la tienda con papá?», parece una elección sencilla e insignificante, pero no es ni tan directa ni tan poco importante para el niño pequeño. ¿Con quién de los dos disfrutará más? ¿Con quién disfrutó más la última vez? ¿Qué tiene ganas de hacer ahora? No lo sabe y no puede saberlo. Vacila en su decisión, y sea ésta la que fuere, se siente desdichado.
Tendrá que aprender a tomar sus propias decisiones. Nadie puede madurar si alguien toma todas las decisiones por éL Pero practicar la toma de decisiones debería hacerse con aquellas en las que no tenga nada que perder. Si tiene que elegir entte dos dulces, «¿Cuál te comerás primero?» es la pregunta que él puede considerar sin sentir tensión alguna. Al fin y al cabo, riene los dos a su disposición. Nadie le quitará el dulce que decida no comerse primero. Y puede cambiar de opinión seis pegajosas veces si así lo ~ere.
El lenguaje del niño puede causarle problemas al sugerir que su com:rensión es mayor de lo que es en realidad. Aprende palabras nuevas y las .::riIiza cada vez más libremente, pero a muchas de ellas todavía les faltan los ~cados más sutiles. Puede utilizar la palabra «promesa», por ejemplo, ~ posiblemente no comprenda el concepto que suele transmitir esta pa~ Si le ofrece cinco minutos más de juego, prometerá irse a la cama in~t3IIlente después. Pero tras esos cinco minutos quiere otros cinco. '= =onces no entiende el reproche de su voz cuando le dice: .Pero me has :-romerido......

Las palabras también le producen problemas con la verdad. Quizá ho..:- = ya con la suficiente fluidez como para expresar frecuentes acusacionc negativas cuya exactitud todavía no significan nada para él. Habla segiJI:. ': que siente. Puede que haya sido el perro el que haya causado ese charcc =
desea que hubiera sido así, y lo dice de ese modo. Cuando, en el tranSoC"'"..;so de una pelea con su hermana se cae y se hace daño en una rodilla. ~: que ella lo empujó. En realidad, ella no le hizo nada, sino que más bien ~ rió sus sentimientos. Lo que dice es una especie de verdad sentida, que ~sulta ser bastante diferente que la verdad de los adultos.
Más adelante podrá usted demostrarle el valor de las promesas hechas responsablemente y mantenidas a rajatabla, de la verdad dicha y de las mentiras que hay que evitar. Pero todavía es demasiado pronto. No lo atosigue
con conceptos que no puede comprender. Está haciendo lo mejor que puede por agradar, pero si espera demasiado de su nivel, fracasará.
El ritmo evolutivo del niño le ha indicado que ya es hora de dejar de ser un bebé y progresar hacia el esta tus de individuo. Si lo trata como a un bebé, luchará con usted a lo largo del camino y, al final, se ganará su independencia, porque eso es lo que debe hacer. Pero la ganará a un precio terrible, pagado en forma de amor perdido.
Ese ritmo evolutivo todavía no equivale a «niñez», por lo que tampoco serán efectivos los intentos por disciplinarlo como se disciplina a un niño. Se enfrentará usted a una falta de comprensión que parece como si fuera un desafio, y cada batalla en la que participe terminará con amor perdido. Así pues, no intente conseguir el control absoluto y no participe en batallas morales. El pequeño será «bueno» si tiene la sensación de hacer lo que usted desea de él y no tiene ganas de hacer cualquier cosa que a usted le disguste. Con un poco de astucia, puede organizar su vida y sus temas en particular como un todo, de tal modo que ambos deseen lo mismo la mayoóa de las veces. El pequeño tiene los cubos de plástico desparramados por el suelo, y usted quiere que la habitación esté ordenada. Si le dice que los recoja, probablemente se negará. Si insiste, se entablará una pelea que usted no puede ganar. Si le grita o le castiga, lo reducirá al desconsuelo, pero nada de eso hará que recoja los cubos del suelo. En cambio, si le dice: «Apuesto a que puedes guardar todos esos cubos en la bolsa antes de que yo haya terminado de recoger estos libros», habrá convertido todo el asunto en un juego. Entonces él deseará hacer lo que usted quiere que haga, y lo hará. No lo hará «por mamá», y tampoco por ser un «buen chic~»,sino porque usted ha conseguido que desee hacerlo. Y en eso consiste el truco. En dirigir su vida al prever las dificultades y soslayarlas, al evitar las órdenes absolutas que serán absolutamente rechazadas, al dirigir y guiar al niño hacia el comportamiento que desea que muestre, porque nada le ha hecho desear comportarse de otro modo.
La recompensa es diversión para todos, en vez de enfrentamiento. Pero la recompensa que se obtendrá después es mucho más importante. Este niño pequeño, que todavía no sabe distinguir lo correcto de lo incorrecto, que no puede elegir entre comportarse bien y mal, está creciendo. Llegará el momento en que comprenderá cuáles son los sentimientos y los derechos de usted, que recordará las instrucciones que se le han dado, que preverá los resultados de sus acciones, comprenderá las sutilidades del lenguaje cotidiano y reconocerá los sentimientos y los derechos de los demás. Cuando llegue ese momento, podrá ser «bueno» o «revoltoso» a propósito. Lo que elija entonces dependerá en buena medida de lo que sienta sobre sus adultos «especiales». Si llega a esa siguiente fase del crecimiento con la sensación de que ustedes son básicamente cariñosos, que aprueban lo que hace y que están de su parte, querrá agradarles (en la mayoría de las ocasiones).Así pues, y con numerosos lapsos, se comportará como ustedes desean. Pero si llega a esa fase con la sensación de que son ustedes abrumadores, incomprensibles y que están contra él, quizá ya haya decidido que no vale la pena intentar agradarles porque se enfadan a menudo con él, y porque es demasiado peligroso amarles, debido a que con mucha frecuencia ha tenido la impresión de que ustedes no le amaban.
Si alguna vez se preguntan si están siendo demasiado débiles y condescendientes con su hijo pequeño, o si alguien les sugiere que ha llegado el momento de ser más duros con él, miren hacia delante. Si el niño cumple sus tres o cuatro años sin buscar su aprobación, sin sentirse cooperativo, sin
seguridad de amar y ser amado, habrán perdido la base para una «disciplina» 5cil y efectiva durante toda la infancia. En esta fase de su desarrollo, un niño feliz es un niño fácil de llevar ahora, y un niño fácil de llevar ahora,
también lo será en el futuro.




y tambien esto otro:


INDEPENDENCIA y FRUSTRACIÓN

El niño desarrolla rápidamente una sensación de ser una persona independiente y aparte, con derechos, preferencias y estratagemas personales. Ya no se ve a sí mismo como parte de usted, por lo que tampoco acepta tan fácilmente el control total que ejerce sobre su vida. Desea afirmarse a sí mismo y es correcto que lo haga así. Su «obstinación» es una señal de que esta creciendo y de que ahora se siente lo bastante seguro como para intentar controlar las cosas por sí mismo.
Pero la vida es difícil para el niño. Todavía no comprende muy bien las cosas; a menudo desea hacer algo que el mundo de los adultos no le permite, y todavía es muy pequeño y físicamente incompetente. Así, su esfuerzo s por alcanzar la independencia conducen a la frustración. Aunque parece bastante inevitable que experimente algo de esa frustración, demasiada puede dañar su amor propio y hacerle perder tiempo y energía en arranques de furia que utilizaría mucho mejor en algo tan práctico como es aprender.

Frustración provocada por los adultos:

Los adultos pueden frustrar con suma facilidad el nuevo sentido de la independencia del niño, sus sentimientos sobre sí mismo como persona aparte y su sentido de la dignidad. En cuanto se siente tiranizado, mandado o presionado, se atrinchera. Cualquier tema es válido para una pelea. La causa que la origine puede ser el orinal o la ropa, la comida o la cama. Si tiene la sensación de que usted insiste, se resistirá. Pero si cree que se le permite controlar su propia vida, utilizará ese orinal, se comerá esa comida, se quedará en la cama, acudirá cuando se le llame, se marchará cuando se le diga y además, le encantará.
Por muy respetuosos que sean los adultos hacia sus sentimientos, habrá innumerables ocasiones en las que habrá que impedirle hacer ciertas o que desea o conseguir que haga otras que preferiría no hacer. Cuanto más cómodamente pueda afrontar la necesaria obligación, tanto más aprenderá sobre ella, así que procure cultivar no sólo las virtudes evidentes, como el tacto, el humor y la paciencia, sino también el talento como actriz. ¿Tiene usted prisa por llegar a casa? Si coloca al niño en el cochecito cuando quería andar, se desatará un verdadero infierno. Pero si actúa usted como si dispusiera de todo el tiempo del mundo y se ofrece a ser un caballo que lo transporta de regreso a casa al galope, verá como llega allí con toda la rapidez de que sea capaz.

Frustración provocada por otros niños

Los niños pequeños y hasta los bebés se muestran a menudo profundamente interesados por otros niños de su mismo grupo de edad. Si se les da oportunidad, muchos establecen amistades reales y duraderas. Pero hasta los mejores amigos del niño son a menudo frustrantes y se causan daño unos a otros porque todavía no pueden ponerse en el lugar del otro como para comprender sus sentimientos. Si los dos quieren el mismo juguete, lo más probable es que el miembro dominante de la pareja se apodere de él y 'que el otro se eche a llorar, de modo que los adultos terminarán por sentirse vagamente descontentos con los dos. Si uno quiere abrazar y el otro no quiere ser abrazado, quizá le resulte difícil decidir por quién siente más pena. Las habilidades sociales se desarrollarán con la práctica. Mientras tanto, no espere que los niños pequeños solucionen las cosas por sí mismos. Necesitan de los adultos para mantener la paz y para explicarse unos a otros. No se aprende nada útil tirando de los pelos y dando mordiscos.

Frustración provocada por los objetos


Los objetos que el niño intenta utilizar se niegan a comportarse como él desea porque todavía no es muy fuerte y su coordinación muscular aún no es siempre todo lo exacta que se requiere. A menudo las batallas con los objetos y con juguetes frustrantes son muy educativas. El niño empieza a descubrir lo que son capaces de hacer o no hacer las cosas, y eso constituye una información esencial para él. Quizá se sienta frustrado, por ejemplo, porque no logra introducir los cubos de plástico en los agujeros redondos. Pero el hecho de que no encajen es algo que tiene que aprender; no tiene ningún sentido ocultarle esa clase de hechos.
Un poco de frustración de este tipo hará que el niño continúe probando y, de ese modo, aprenderá. Pero demasiada frustración actúa en el sentido opuesto. Si afronta tareas imposibles por sí solo y, en consecuencia se enfrenta a fracasos continuos, terminará por abandonar. Por lo tamo. esté dispuesta para intervenir y ayudar cuando vea (Y oiga!) que el pequeño se siente más y más frustrado y es, por lo tanto, cada vez menos eficiente. Incluso en ese momento, trate de ver cuál es su problema y ofrézcale ese mínimo de ayuda que le permitirá tener éxito en su empeño; hacerlo en su lugar no le ayudará en nada.

Frustración por ser demasiado pequeño

Cuando un niño comprende lo que se supone que deben hacer los objetos y cómo lograr que lo hagan, pero no lo consigue porque es demasiado. pequeño o débil, entonces necesita ayuda. No hay placer en aprender en una situación así; sólo se siente dolor y abandono. Los niños no necesitan habitaciones llenas de juguetes caros, ya sea para su placer o para su desarrollo Pero cualquier cosa de la que dispongan debe ser adecuada para sus capacidades físicas. Quizá sea lo bastante alto para empujar el cochecito de su hermana menor, pero todavía no lo bastante para llegar a la manija de la puerta. Quizá pueda darle patadas a la pelota de su hermano mayor pero ser todavía demasiado ligero para manejar sus pesas. Si no puede tener un camión y un cochecito propios, y una pelota de playa o “hinchable” será mejor que se quede sin ninguna hasta que sea mayor. Queremos que se sienta tan grande, fuerte y competente para manejar su mundo como sea posible. Por eso tenemos que procurar que sus posesiones se adapten a la escala de ese mundo.
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es exactamente el comportamiento normal y esperable a su edad crosi. y aun no sabeis lo que es una rabieta. espera un par de meses y verás. :mrgreen:

RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
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por crosi
#115801 gracias, me lo leeré con calma :mrgreen:

alba 18/10/2005
carmen 26/01/2008