con las mejillas sonrojadas,
como solo los las pueden tener.
Al observarla en su
no puedo aguantar las ansias de verla crecer,
de que el tiempo pase volando y me pregunto:
¿A quién se parecerá más, a mí o a su padre?
Entonces me la imagine mayor....
y, pienso
¿Cuáles serán los anhelos en su pequeño corazón
y todas mis inquietudes las entregué a Dios,
pidiendo que mi hija pueda llevar cargas y entregártelas a tí, mi Dios.
La que sólo busque tu dirección y hacer tu voluntad.
La que cuando caiga, pueda levantarse sin quejarse,
la que con tu mirada, refleje tu amor y bondad.
La que te sirva con su trabajo, en agradecimiento por tu amor.
La que pueda seguir tus pasos, bajo tus consejos.
La que con tu ayuda incondicional, se gane la confianza de los demás
La que con sus obras gane el respeto de los que les rodean
y la que con su sonrisa lleve alegría y demuestre gratitud.
La que con sus labios hable de bondad y misericordia.
La que con sus hechos, deje huellas ejemplares.
La que edifique su casa con sabiduría...
La que anhele que en sus hijos, se cumpla lo mismo que pido Hoy.
El mejor regalo que le podamos dar a nuestras hijas e hijos, es una oración sincera, pidiendo a Dios que el propósito Divino se cumpla en sus vidas.