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por Malefica
#355721 LM: La crisis de los tres meses.
Por Lola Rovati (bebesymas)

http://www.bebesymas.com/lactancia/lact ... tres-meses

Desde hace unos días que he notado una especie de desajuste en cuanto a la alimentación de mi bebé que ha cumplido tres meses hace diez días.

Como es normal, las madres que damos el pecho nos plantemos un montón de dudas ante esta clase de desarreglos como ¿se me habrá acabado la leche?, ¿se quedará con hambre?, ¿no le alcanzará mi leche? He investigado al respecto y al parecer estamos atravesando una situación muy frecuente llamada la crisis de los tres meses.

Veremos de qué se trata y fundamentalmente, cómo sobrellevarla.


Qué es la crisis de los tres meses

Es posible que notéis que vuestro bebé, que llevaba más o menos un ritmo regular de tomas ahora reclama el pecho más a menudo, se despierta más por las noches, llora más, parece que tuviera siempre hambre, mama dos veces y suelta el pecho…

En resumen, lo notáis como inquieto, como si algo se hubiese desajustado con respecto a la demanda de leche. Esto preocupa mucho a las madres, y por supuesto a mí también. Dudamos sobre nuestra capacidad para alimentar al bebé, creemos que nuestra leche ya no le satisface, que ya no producimos la cantidad de leche que necesita y se queda con hambre.

Aunque se llama la crisis de los tres meses no necesariamente ocurre a los tres meses. También puede darse a las tres, a las seis semanas o a los seis meses, pero es más frecuente que se de aproximadamente al tercer mes de vida del bebé.

Qué les pasa a la madre y al bebé
Los síntomas de la crisis son muy notorios, tanto para la madre como para el bebé.

Los pechos de la madre están más blanditos y no gotean. Parecen menos llenos pues ya no están tan hinchados ni “pierden” como los primeros meses. No notamos la “subida” de la leche, pero si apretamos los pezones sí sale leche.

El bebé mama menos y durante menos tiempo, ya no se pasa un buen rato prendido a la teta como lo hacía antes. Hace tomas más cortas y frecuentes.

Para colmo, el bebé ya no engorda al ritmo que lo hacía los meses anteriores, pero esto es absolutamente normal.

A esto se suma que el bebé puede chuparse el dedo o meterse la mano en la boca lo cual se interpreta como una señal de que tiene hambre.

También disminuyen las deposiciones. Ya no cambiamos tantos pañales como lo hacíamos antes cuando prácticamente cada vez que mamaba hacía caca.

Crisis de crecimiento
Lo que sucede no es un desajuste, sino un ajuste entre la oferta y la demanda. Los pechos se han ajustado a lo que el bebé necesita.

El bebé ya se ha hecho un experto en mamar y no necesita estar prendido tanto tiempo al pecho. La succión es más eficaz y come más en menos tiempo.

Simplemente, lo que pasa es que el bebé está creciendo y su apetito ha aumentado, por eso también se la llama crisis o brote de crecimiento.

Cómo solucionar la crisis de los tres meses
Sin la información adecuada, lo primero que se nos cruza por la cabeza es reforzar las tomas con biberón, creyendo que así quedará más satisfecho. Pero esta no es la solución si pretendemos seguir dándole el pecho pues si reemplazamos el pecho por biberón, cuanto menos le ofrezcamos el pecho, menos estimulará el bebé la producción de leche.

Lo que tenemos que lograr es adaptarnos a las nuevas necesidades del bebé. Esto es amamantarlo siempre que lo pida, las veces que sea. Si necesita comer más, pues sólo tenemos que alimentarlo más. Al ponerlo más al pecho aumentará la producción de leche. También se puede estimular la producción utilizando un sacaleches.

Mi bebé está súper demandante estos últimos días, sólo se calma en brazos o en el pecho, no quiere saber nada con su cuna ni con quedarse sola en su hamaquita. Tenemos que tener en cuenta que nuestro bebé tal vez esté pasando por una etapa especial y simplemente necesita que lo cojamos más en brazos y lo pongamos al pecho como consuelo, aunque no mame.

Sé que es un poco agotador, decídmelo a mí con dos niñas más, pero si no nos agobiamos superaremos con naturalidad este bache en la lactancia.

Más información | Lactando.org, Alba, Aeped

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por Malefica
#359238 LACTANCIA EN TANDEM
http://www.albalactanciamaterna.org/lac ... -multiples

"Lactancia materna con bebés múltiples
Desde el momento en que nos enteramos de que estamos embarazadas, muchas mujeres empezamos a hacer planes y a pensar sobre cómo nos va a cambiar la vida. Si resulta que nos confirman que son gemelos, o trillizos, o... se nos puede venir el mundo encima.

Tal vez sólo nos habíamos planteado tener un hijo, o quizás ya tenemos otro hijo o varios. Es posible que surjan sentimientos contradictorios, la alegría de un embarazo se transforma en la preocupación de atender a dos o más bebés. Todo lo que se había previsto hasta ahora hay que multiplicarlo, se necesitará más espacio, más enseres, hay que buscar más nombres...

En fin, un malabarismo complicado que, a pesar del gran esfuerzo que supone, también puede acabar siendo una gran fuente de satisfacciones, múltiples satisfacciones.

Es ésta una realidad que va en aumento. Los partos múltiples han experimentado un incremento continuado a lo largo de los últimos años y la tendencia no parece dar signos de remitir. Factores como el aumento de la edad gestacional de las madres y las técnicas de fecundación asistida están contribuyendo a ello.

Por otra parte, aproximadamente la mitad de los bebés múltiples nacen prematuros o con bajo peso y pueden requerir ingreso hospitalario durante algunas semanas.

Además, la mayoría de estos partos se producen actualmente mediante cesárea, con las consiguientes molestias para la madre derivadas de haber sido sometida a una intervención quirúrgica, sumada al esfuerzo del embarazo.

Todos estos factores pueden afectar a la decisión de amamantar.

A tener en cuenta
Todo lo que es válido para la lactancia de un solo bebé, es válido para la lactancia de múltiples. Es decir, a más estímulo, más leche, y con varios bebés succionando correctamente el estímulo está garantizado. Toda madre capaz de producir leche suficiente para un bebé puede producir leche para múltiples bebés.

Amamantar pronto y a menudo después del parto es la mejor manera de asegurar un buen comienzo de la lactancia, y para ello va a ser imprescindible no solamente nuestro compromiso y nuestra motivación como madres, si no un gran apoyo por parte de los familiares y profesionales de la salud de nuestro entorno.

Aunque la lactancia de bebés múltiples requiere una mayor organización y supone un gran cambio para la familia, también puede representar, a la larga, ahorro de tiempo, de gastos… Es claramente una inversión de futuro.

Los beneficios para la salud que el amamantamiento proporciona a toda madre y a todo niño existen también en el caso de múltiples. Si además los bebés son prematuros, la leche materna es el alimento que mejor va a tolerar su sistema digestivo todavía inmaduro.

Recomendaciones para el embarazo
Intenta estar muy segura de lo que quieres hacer. Infórmate, habla con otras mujeres que hayan vivido experiencias similares, conoce sus recursos para organizarse, busca información fiable sobre los beneficios de la leche materna, tanto en múltiples como en prematuros y, especialmente, sobre las claves para amamantar con éxito.

Acude a reuniones de grupos de apoyo a la lactancia, observa a otras mamás que estén lactando y aprende todo lo que haya que saber sobre la posición correcta del bebé al pecho y la técnica básica de la lactancia. Recuerda que amamantar tiene una parte de instinto, pero sobre todo se trata de un comportamiento aprendido socialmente. Viendo amamantar a otras madres aprenderás a amamantar a tus hijos.

Consigue el apoyo de tu pareja y del resto de la familia. Esto siempre es válido para bebés individuales e imprescindible en caso de múltiples. Criar a uno o varios hijos a la vez es un esfuerzo, y a más hijos mayor esfuerzo.



Estate preparada para que todo el mundo te bombardee con sus opiniones sobre el tema. Ensaya la sonrisa con que les contestarás y sigue adelante con lo que hayas decidido.

Cuando te digan que no vas a tener leche para todos, o que tu leche no va a ser lo suficientemente buena, o que el esfuerzo no merece la pena, recuerda que:

Existe una amplia evidencia científica que demuestra que todas las madres producen la mejor leche para sus hijos, y que las mujeres pueden lactar no sólo un bebé sino a varios. Para ello únicamente necesitas asimilar un concepto: mientras más veces y mejor mamen tus hijos, más leche tendrás para ellos.

Nadie salvo uno mismo puede conocer el valor de una decisión tomada libremente, y juzgar si el esfuerzo de hacerla realidad le compensa.

Recomendaciones si están en incubadora
Siempre que sea posible, mejor amamantarlos directamente en el hospital. Para ello será necesaria la colaboración de los profesionales de la salud. Por suerte, cada vez más hospitales practican una política de puertas abiertas a los padres en las unidades neonatales y disponen de protocolos que facilitan la lactancia y el contacto madre-hijo.

Si es posible, practica el Método Madre Canguro (MMC) durante la estancia hospitalaria, ya que está demostrado que favorece la maduración de los bebés y la ganancia de peso, facilita y prolonga la lactancia materna y disminuye el número de días de ingreso.

Cuando los bebés no necesitan cuidados especiales, puedes comenzar la lactancia inmediatamente. Recuerda: cuanto más mamen tus hijos, antes te subirá la leche y la plétora será menos molesta. Mientras sube la leche, en tu pecho está disponible el calostro, que es el mejor regalo que les puedes hacer, pues no sólo los alimenta sino que los protege frente a todo tipo de infecciones, y en especial frente a la enterocolitis necrotizante, una enfermedad grave a la que son más propensos los bebés prematuros.

En el caso de que se tenga que recurrir a la lactancia diferida, la madre puede extraerse leche para que su hijo sea alimentado con ella, bien por sonda o ―preferiblemente― por algún medio que no interfiera con el aprendizaje por parte del bebé de la correcta succión del pecho. Para ello:

Empieza a sacarte leche lo antes posible: Cuanto antes empieces y más veces te saques leche, antes se establecerá la producción.

Intenta sacarte siempre un poco más que la vez anterior: el cuerpo recibe el mensaje de que necesitas más y produce en consecuencia.

Extrae la leche sobre todo por la noche, aunque estés muy cansada: cuanta más te sacas por la noche, más produces durante el día.

Busca un buen extractor de leche, a ser posible eléctrico, pues cuanto mejor imite el ritmo de succión de un bebé, más leche producirás.

La estimulación frecuente con el sacaleches, aunque sea por cortos periodos de tiempo, es más eficaz que estimular el pecho durante mucho rato seguido pocas veces al día.

Una recomendación general podría ser estimular cada dos horas durante el día, durante unos 20 minutos, primero 5 minutos de cada pecho y luego repetir 5 minutos más. Durante la noche, estimular cada 3 horas, por ejemplo a las 12 - 3 - 6 h.

Un bebé succiona a un ritmo de 40-60 veces por minuto, y el extractor tiene que oscilar entre estos ciclos. Los automáticos de los hospitales y los que puedes alquilar alcanzan 50 ciclos, aproximadamente. Un extractor no automático realiza entre 6 y 8 ciclos por minuto, y pueden crear más dolor y sacar menos leche.



Las circunstancias marcarán el mejor modo de organizarse en cada caso:

■En algunos hospitales la madre permanece ingresada hasta que sus hijos son dados de alta, lo que facilita la lactancia directa y la extracción de leche si es necesario.
■En otros, la madre es dada de alta y debe extraerse leche en casa y hacerla llegar luego al hospital, bien personalmente o bien través de otra persona.
■Es posible que un hijo sea dado de alta antes que los demás, con lo que habrá que buscar fórmulas para compaginar el cuidado de unos y otros.
Es frecuente, especialmente si además de múltiples son prematuros, que al principio uno o varios de los bebés tengan dificultades para fijar el pecho y succionar con eficacia. Ir combinando la lactancia diferida con la directa hasta que los bebés sean lo bastante maduros para alimentarse por sí mismos es una buena solución.

Recomendaciones para los primeros días en casa
No pretendas hacerlo todo: alimentar a tus peques y tenerlos atendidos ya es mucho, especialmente si hay más hijos. Las labores de la casa, atender a las visitas, etcétera, ya es demasiado, y para ello hace falta una buena dosis de organización:

Toda la ayuda de la pareja y del resto de la familia vendrá muy bien para que cocinen, planchen, limpien, bañen a los niños, etcétera. Es la oportunidad perfecta de que echen una mano.

Las visitas son un tema complicado. ¿Cómo decir a los amigos y familiares que tantas ganas tienen de conocer a los bebés que necesitáis tranquilidad? Aquí papá desempeña un papel fundamental. Él puede atender a las visitas si tú estás descansando. Y si vienen a verte, ¡que traigan la compra!

Si no tienes ayuda suficiente y te lo puedes permitir, una persona que venga a hacer las labores domésticas será de gran ayuda también.

El alta hospitalaria no siempre es el fin de la lactancia diferida, y es posible que haya que recurrir a ella durante algún tiempo más, en función de la habilidad de los bebés para alimentarse por sí mismos. Con información y apoyo, reconducir la situación hacia una lactancia directa y satisfactoria de todos los bebés es solo cuestión de tiempo.



Es frecuente que un bebé mame mejor que otro. En estos casos, el bebé más hábil puede contribuir a mejorar la estimulación del pecho y la producción de leche mientras sus hermanos, que posiblemente todavía necesiten total o parcialmente lactancia diferida, acaban de madurar.

Si uno de los bebés es capaz de mamar pero succiona débilmente, se puede recurrir a un relactador para ahorrar tiempo. Se trata de un recipiente donde de pone la leche extraída y que conecta con el pezón a través de un tubo. El bebé succiona y estimula el pecho de su madre al tiempo que se alimenta también de la leche del relactador. En tu grupo de apoyo más cercano te explicarán cómo usarlo.

Para administrar la leche extraída se puede usar, además del relactador, un vaso, un paladai, una cucharilla, etcétera, pero posiblemente lo más práctico será utilizar la técnica del dedo-jeringa.

En cuanto sea posible, es importante acudir a un grupo de apoyo y verificar la marcha de la lactancia de todos los bebés, especialmente la posición y la succión. Las asesoras de lactancia pueden ayudar a evaluar el progreso de cada niño y, llegado el caso, sugerir estrategias adaptadas a las necesidades y preferencias de cada familia.

Muchos bebés múltiples reciben también suplementos de leche artificial. La mayoría de las veces, estos suplementos son innecesarios, sobre todo si los bebés son capaces de mamar eficazmente por sí mismos, y con el tiempo pueden ser causa de problemas, como la disminución de la producción de leche o interferencia con la succión. Para eliminarlos y relactar (pasar de lactancia materna suplementada con leche artificial a lactancia materna exclusiva) se puede:

■Disminuir paulatinamente la cantidad de leche artificial que se da a los bebés en cada toma.
■Disminuir paulatinamente las tomas de leche artificial.
■Aumentar las tomas de lactancia directa para estimular el aumento de la producción de leche.
■Algunas madres, como paso previo a la eliminación paulatina de los suplementos, pasan a darlos con un relactador.
■Otras prefieren pasar de los suplementos con leche artificial a suplementar con leche materna extraída como paso previo a la lactancia directa exclusiva.
Los bebés múltiples pueden ser amamantados de forma alterna o simultánea, en función de las circunstancias, las características de los bebés o las preferencias de la madre. No hay fórmulas rígidas, pero es importante conocer las distintas posturas y posiciones para poder elegir la que mejor se adapte a cada momento.

Posturas y posiciones para amamantar múltiples
Aunque para amamantar bebés múltiples se usan las mismas posturas que para bebés únicos, si la madre desea amamantarlos simultáneamente se pueden realizar distintas convinaciones de las posturas clásicas.

Postura sentada - posición cruzada

En esta posición ambos bebés están estirados frente a la madre, pero cruzados entre sí, uno delante del otro. Puede ser útil especialmente en el caso de que los bebés sean pequeños.



Postura sentada - Posición "doble rugby"

Esta esquizás una de las posiciones más frecuentes para amamantar a bebés múltiples, con ambos mamando en posición de rugby de una teta distinta. Tiene la ventaja de que, en esta posición, los cuerpos de los bebés no se tocan entre sí por lo que no pueden molestarse mutuamente. Es especialmente útil a medida que los bebés crecen.



Postura sentada - Posición mixta (estirada + rugby)

Se trata de una posición también muy fercuente conbebés múltiples, en la que uno mama estirado frente a la madre y el otro en posición "de rugby".



Postura estirada - Posición estirados

En esta posición ambos bebés está estirados en paralelo, con la madre ladeada hacia un costado. Uno de los bebés descansa sobre la superficie del sofá o cama donde se encuentre la madre, y el otro descansa sobre el cuerpo de la madre, entre ambos puede ser útil colocar una toalla enrollada que facilite su apoyo.

Una variante puede ser que la madre esté también en postura estirada o semireclinada pero sin ladearse, com ambos bebés en posición estirada en paralelo sobre su cuerpo.



Todas estas posiciones, así como sus muchas combinaciones y variantes, son propias de bebés con una autonomía de movimientos todavía muy limitada. Los bebés más mayorcitos pueden mamar cómodamente en las posiciones más inverosímiles.

Lo importante es saber que no existe una única postura o posición correcta apta para todos los binomios madre / hijo, si no que habrá que buscar las posturas y posiciones que mejor se adapten a sus mútuas preferencias y también a las características físicas de ambos.





Preguntas frecuentes
¿Se puede amamantar tras una cesárea?

Por supuesto. Tan sólo debes poner a los niños al pecho en cuanto puedas, y si los bebés están en incubadora puedes utilizar el sacaleches.

¿Mis bebés prematuros tendrán bastante con mi leche extraída?

La leche de las madres de bebés prematuros tiene una composición especial, adaptada a sus necesidades específicas. Si empiezas a estimularte, pronto conseguirás extraer calostro y leche suficiente para todos tus hijos. Además, los bebés prematuros tienen el sistema digestivo e inmunitario todavía inmaduro, por lo que la especial composición de la leche materna y su alto contenido en defensas les ayudará a prevenir enfermedades.

¿Qué pasa si sólo me puedo sacar unas gotas con el sacaleches?

No todas las madres tienen la misma facilidad para conseguir una buena producción con el sacaleches. Empezar a sacarse leche lo antes posible y realizar extracciones cortas y frecuentes tanto de día como de noche te será de mucha ayuda. Si aún así hay dificultades, prueba a cambiar de sacaleches. Los más eficaces son los que mejor imitan la succión del bebé, éstos suelen ser grandes y costosos pero pueden alquilarse.

¿Cómo sé que tengo leche suficiente?

Si la estimulación es frecuente y correcta, toda madre es capaz de producir toda la leche que necesitan sus hijos. Para valorar si los bebés comen suficiente habrá que fijarse en que las tomas no sean dolorosas, que el estado general de los bebés sea sano (saben fijar la mirada, tienen buen tono muscular y buen color de piel), no duermen en exceso, orinan bastante, hacen deposiciones acordes con su tiempo de vida y presentan una buena ganancia de peso.

¿Se debe amamantar a la vez?

Se trata de una opción, no de una obligación. Tú verás si te resulta más cómodo así, o bien amamantarlos por separado. Probablemente, en función de las circunstancias y las características de cada bebé, preferirás hacerlo de una manera o de otra.

¿Qué hago cuando me reincorpore al trabajo remunerado?

Está legislado un permiso de lactancia de una hora diaria hasta que el niño cumpla nueve meses. Esta hora se puede dividir en fracciones. En caso de bebés múltiples es una hora por niño. Puedes usar este tiempo para amamantarlos o bien para sacarte la leche y dejarla almacenada en el frigorífico para que se la den a los bebés. También puedes compactar las horas de lactancia. Consulta nuestro informe sobre lactancia y trabajo remunerado e informate sobre tus derechos en el sindicato de tu elección.

¿Amamantar a mis bebés durante varios meses no perjudicará mi salud?

Al contrario. El tópico de que la lactancia perjudica la salud de las madres es tan sólo un mito cultural. Amamantar previene, entre otras enfermedades, el cáncer de mama y ovario, la anemia y las fracturas por osteoporosis. Además, cuanto más tiempo se amamanta, mayor es la protección.

¿Hasta cuándo se pueden amamantar a varios bebés a la vez?

Lo mismo que con los bebés individuales, la lactancia con múltiples puede durar tanto tiempo como la madre y sus hijos lo deseen. A modo de orientación, tanto la OMS como la UNICEF recomiendan 6 meses de lactancia materna exclusiva. A partir de esta edad, las recomendaciones pasan por ir introduciendo alimentos complementarios adecuados y mantener la lactancia materna durante un mínimo de 2 años.

Experiencas de madres
Carmen: “Tenía muchas ganas de poder llevarme a mis hijos gemelos a casa para poder amamantar a los dos a la vez. A pesar de que, mientras estuvieron en la incubadora, en el hospital les dieron chupetes y biberones, tuve la suerte de que ya en casa ninguno de ellos tuvo ningún problema para agarrar correctamente el pecho. Fueron momentos muy felices.”

Montse: “Darles el pecho a mis hijas es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Fueron concebidas mediante un largo proceso de reproducción asistida y, a pesar de que darles el pecho no fue un camino de rosas, me ayudó mucho a reconciliarme con mi cuerpo y con mi feminidad, y a establecer un fuerte vínculo con ellas. En fin, que me compensó de alguna manera tanta lucha por conseguir algo que puede ser tan sencillo. Tienen más de tres años y siguen mamando, aunque no muy a menudo, pero cuanto más mayores son, más especiales resultan esos momentos.”

Rosa: “Mis hijos nacieron mediante cesárea programada y no precisaron de incubadora. Les di de mamar desde el principio y cogieron el pecho muy bien. Ponerme a los dos a la vez al pecho me resultaba difícil, por lo que primero daba a uno y después al otro. Eran momentos muy íntimos y agradables.”

Pilar: “Cuando descubrí que mis hijas podían mamar juntas sobre unos grandes cojines, las tomas se hicieron más rápidas y cómodas. Ponía a cada niña en un pecho y ya no las cambiaba durante la toma. En la toma siguiente las intercambiaba de pecho. Hasta el sexto mes les di lactancia materna exclusiva. A partir de entonces fui introduciendo paulatinamente las papillas. Aunque al principio mucha gente no entendía por qué insistía en amamantar exclusivamente a mis hijas, ahora me felicitan.”

Lourdes: “Al ser tres, prematuros y en incubadora, me ofrecieron en seguida una pastillita para no tener leche… como si ésas no fueran, precisamente, las principales razones para intentarlo. Encontré un gran aliado en el sacaleches, y gracias a la ayuda de mi marido y una buena organización conseguí una lactancia materna para los tres hasta los 9 meses. Cuando volví al trabajo me planteé dejarlo, pero de nuevo pensé que precisamente si ellos empezaban la guardería también se beneficiarían de la lactancia materna. Reconozco que fue muy duro, pero mereció la pena.”

Maria: “En el hospital me animaron a sacarme leche para mis hijos, que estaban en la incubadora. Cuando miraba la sonda que les llevaba el alimento hasta su estómago (pues aún no sabían chupar, no tenían instinto de succión) y veía pasar el líquido blanco que hacía un momento estaba dentro de mi, sentía algo muy especial, mezcla de pena y orgullo, y ganas de sentirlos en mi pecho, mamando como los demás niños.”

Bibliografía:

La lactancia materna. Lawrence, R.A. Mosby / Doyma Libros, S.A. Madrid 1996

Lactancia materna. Manual para profesionales. Royal College of Midwives. ACPAM.Barcelona 1994

La lactancia materna. Aguayo, J. Universidad de Sevilla.Sevilla, 2001

Manual práctica de lactancia materna. ACPAM. Barcelona, 2004

MULTILACTA, Programa de Apoyo a la Lactancia Materna de AMAPAMU (Asociación Madrileña de Partos Múltiples)".

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#363109 Adelina García Roldán, consultora de lactancia:

http://www.consumer.es/web/es/alimentac ... 183537.php

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#364751 LA AGITACIÓN DEL AMAMANTAMIENTO.

Vía: LA LIGA DE LA LECHE INTERNACIONAL

http://www.llli.org/Lang/Espanol/LVAugSep03c.html

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#365223 Gobierno de la provincia de Neuquén (AR)

http://www.neuquen.gov.ar/salud/noticia ... .asp?Id=97

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#367680 Mastitis infecciosa durante la lactancia: un problema infravalorado

http://asociacionsina.org/2009/05/23/ma ... avalorado/

Artículo original publicado en: Acta Pediátrica Española. 2009; 67 (2) y (3)

Por: Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos. Universidad Complutense de Madrid. S. Delgado, R. Arroyo, E. Jiménez, L. Fernández, J.M. Rodríguez

Resumen del artículo original hecho por Mar Tárrega, matrona de los Centros de Salud de Paiporta y Alaquàs; socia de SINA.


Desde el punto de vista médico, las mastitis constituyen la principal causa de destete precoz.
Ante la ausencia de un diagnóstico etiológico y la frecuente prescripción de un tratamiento inadecuado, las mujeres con este problema suelen enfrentarse a un difícil dilema:

Seguir amamantando a su hijo aguantando el dolor.
Abandonar la lactancia.
En esta revisión pretendemos recoger la experiencia de nuestro grupo de investigación tras el análisis microbiológico de cerca de 4.000 muestras de leche humana en los últimos 8 años.


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La leche humana contiene bacterias
En los últimos años se ha puesto de manifiesto que la leche materna es una fuente excelente de bacterias mutualistas y probióticas para el intestino infantil. Se trata de un hallazgo relevante, ya que tradicionalmente se ha considerado que la leche materna era estéril. Entre las bacterias que se encuentran de forma fisiológica en la leche humana destacan los estafilococos, los estreptococos y las bacterias lácticas.

En realidad, el diagnóstico etiológico de las mastitis suele ser relativamente sencillo,ya que en estos casos se produce una auténtica disbiosis de la microbiota normal de la glándula mamaria, con un espectacular aumento de la concentración del agente causal, muy por encima de los límites normales, y la desaparición del resto de las bacterias «fisiológicas» de la leche.

Como referencia, la concentración bacteriana total en la leche fresca de una mujer sin mastitis suele ser inferior a 2.000 bacterias/mL.



Staphylococcus epidermidis suele encontrarse en la leche de prácticamente todas las mujeres, pero su concentración máxima no debería ser superior a 600-800/mL. Staphylococcus aureus se encuentra en un porcentaje minoritario de mujeres asintomáticas (<20%) y, en tales casos, su concentración suele ser inferior a 300-400/mL. Los estreptococos se hallan ampliamente distribuidos con una concentración habitualmente inferior a 500/mL.

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¿Qué entendemos por mastitis?
Las mastitis consisten en la inflamación de uno o varios lóbulos de la glándula mamaria, acompañada o no de infección.

Dado que los agentes bacterianos implicados en las mastitis lactacionales tienen capacidad per se para provocar la obstrucción de conductos y/o grietas, parece cada vez más evidente que no es que tales situaciones predispongan a un proceso infeccioso, sino que, realmente, constituyen manifestaciones de una mastitis infecciosa.

Gran grieta en el pezón, asociada a una mastitis estafilocócica.

La mastitis es más frecuente en la segunda y tercera semanas posparto, y la mayoría de los estudios indican que el 75-95% de los casos ocurren en las primeras 12 semanas. Sin embargo, puede producirse en cualquier momento de la lactancia.

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Sintomatología asociada a las mastitis infecciosas
En los libros de texto se suele decir que las mastitis se manifiestan por dolor intenso y síntomas inflamatorios (enrojecimiento, tumefacción, induración), tal como se puede apreciar en la siguiente fotografía:

Enrojecimiento del pecho en un caso de mastitis por Staphylococcus aureus

En la mayoría de los casos, el único síntoma es un dolor intenso en forma de «pinchazos», acompañado ocasionalmente de síntomas locales, como grietas y/o zonas de induración, pero sin afectación sistémica.

Mastitis por Staphylococcus epidermidis en la que la apariencia del pecho afectado es normal
El dolor se debe a que las bacterias se disponen en forma de películas biológicas (biofilms) en el epitelio de los acinos y los conductos galactóforos. Si la concentración bacteriana rebasa los límites biológicos, la luz de los conductos se reduce, de manera que la presión que ejerce la leche sobre un epitelio que está inflamado es considerablemente mayor. Como consecuencia de ello, cuando se va acumulando la leche en los conductos o cuando se produce la eyección de ésta, se siente un dolor intenso en forma de «pinchazos». En ocasiones, algunos de los conductos se pueden llegar a obturar completamente, lo que provoca una retención de leche que empeora los síntomas locales.



Representación esquemática del epitelio y conductos mamarios en condiciones fisiológicas (A) y en situación de mastitis (B). Las flechas rojas indican el aumento de presión de la leche al pasar por una luz disminuida. esta presión sobre una zona inflamada es la responsable de los típicos “pinchazos”.

A veces, estas obstrucciones forman unas estructuras características, integradas por calcio y bacterias, conocidas como «ampollas de leche».

Desde el punto de vista práctico, los niños pueden mostrarse más irritables o nerviosos durante el amamantamiento, ya que les cuesta bastante más esfuerzo y tiempo obtener la misma cantidad de leche.

En cualquier caso, se debería realizar un análisis microbiológico de la leche de cualquier mujer lactante que refiera dolor en el pecho.

La mayoría de los abscesos mamarios tienen su origen en la complicación de una mastitis infecciosa debido a un tratamiento tardío o inadecuado o a las características de la cepa bacteriana implicada.

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Agentes etiológicos causantes de mastitis infecciosas
Los principales agentes etiológicos de mastitis infecciosas pertenecen a dos géneros: Staphylococcus y Streptococcus (OMS, 2000).

Los estafilococos son, con diferencia, las bacterias implicadas en un mayor porcentaje de casos (>75%). Entre ellos, Staphylococcus aureus se ha considerado tradicionalmente como el prototipo de especie causante de mastitis. Esta especie suele ser responsable de las mastitis agudas que cursan con una sintomatología muy evidente.

En los últimos años, se ha puesto de manifiesto que los estafilococos coagulasa-negativos, con S. epidermidis a la cabeza, pueden constituir la primera causa de mastitis desde el punto de vista cuantitativo.

Las cepas de estafilococos implicadas en la mastitis suelen compartir varias propiedades: capacidad para formar biofilms en los epitelios, resistencia a la meticilina (mecA+) y a otros antibióticos de relevancia clínica, y mecanismos de evasión de la respuesta del sistema inmunitario.

El segundo grupo bacteriano implicado en estos procesos infecciosos es el de los estreptococos. En algunos estudios se indica que la especie estreptocócica que se aísla con más frecuencia en casos humanos es Streptococcus agalactiae. Sin embargo, la práctica revela que la presencia de tales especies en mastitis humanas es rara y que, por el contrario, es más frecuente la de otras especies, como Streptococcus mitis, S. salivarius, e incluso S. pneumoniae.

Menos frecuente es la implicación de las corinebacterias o de diversas enterobacterias, como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae o Enterobacter spp.

Finalmente, algunas especies de levaduras también pueden ser causa de mastitis, pero su incidencia es muy baja, a pesar de las creencias injustificadas en sentido contrario.

Los principales agentes etiológicos de abscesos son prácticamente los mismos que los causantes de mastitis: S. aureus, la principal especie implicada, seguido muy de cerca por S. epidermidis y otros estafilococos coagulasa-negativos.

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El mito de las cándidas
Muchos pediatras, matronas y asociaciones de lactancia creen, injustificadamente, que Candida albicans es una de las principales causas de mastitis o de dolor en los pezones. De hecho, gran parte de las muestras sospechosas de mastitis que recibimos en nuestro laboratorio proceden de mujeres a las que se les ha administrado antifúngicos por vía oral y/o tópica durante un tiempo prolongado sin mejoría, o incluso con un empeoramiento del cuadro clínico. Lo más sorprendente es que el diagnóstico de candidiasis «mamaria» se había hecho, en todos los casos, sobre la base exclusiva de la inspección visual del pecho; en algunos de ellos, se había diagnosticado observando un pecho/pezón dolorido pero con un aspecto externo normal.

La revisión bibliográfica de los casos de mastitis atribuidos a Candida spp. demuestra la falta de evidencias para llegar a tal diagnóstico. C. albicans es el agente causal de la candidiasis oral (muguet) en niños y de la candidiasis vaginal en mujeres. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede con los estafilococos y estreptococos, la glándula mamaria no es precisamente un ecosistema adecuado para su crecimiento.

De hecho, el aislamiento de levaduras en casos de mastitis es muy raro. En nuestro laboratorio, en el que hacemos un análisis microbiológico exhaustivo, únicamente hemos identificado 4 casos de mastitis por levaduras en cerca de 4.000 muestras analizadas, y todos se resolvieron sin ningún tipo de problemas mediante el tratamiento con fluconazol.

Quizás el mito de la candidiasis mamaria provenga del hecho de que en un pequeño porcentaje de casos (5-6%) coexisten una mastitis estafilocócica en la madre y una candidiasis oral en su hijo. Este hecho se debe a que los estafilococos, al crecer, producen una serie de compuestos que estimulan el crecimiento de las levaduras. Normalmente, los humanos solemos tener una pequeña concentración de levaduras en la cavidad oral desde nuestra más tierna infancia y de forma completamente asintomática. Sin embargo, durante una mastitis estafilocócica la concentración de estafilococos en la leche es muy superior a la normal, lo que puede estimular una excesiva proliferación de C. albicans.

Obviamente, un niño con muguet transfiere levaduras a la piel del pecho de la madre, lo que explica que en la leche de estas mujeres se pueda detectar una pequeña concentración de levaduras (<100 unidades formadoras de colonias [UFC]/mL). Ello no justifica que, ante una concentración de levaduras de 50 UFC/mL y una concentración superior a 500.000 estafilococos/mL, se llegue a un diagnóstico de… ¡candidiasis!.

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Factores predisponentes
Tradicionalmente se han propuesto diversos factores que pueden favorecer el desarrollo de una mastitis infecciosa. Sin embargo, en la actualidad sabemos que hay dos que destacan por su importancia:

La respuesta del sistema inmunitario del hospedador y su interacción con la cepa bacteriana que causa la infección.
La administración de antibióticos sin una base racional.
En el primer caso, conviene tener en cuenta que, para el sistema inmunitario, el control de las infecciones intramamarias resulta bastante más complicado que el de otro tipo de infecciones; por una parte, la leche tiene un efecto diluyente sobre los factores inmunitarios reclutados por el tejido mamario y, por otra, la grasa y las caseínas de este fluido biológico ejercen un efecto bloqueador sobre estos mismos factores.

En ocasiones, las cepas de Staphylococcus aureus implicados en estos casos pueden alterar completamente la respuesta inmunitaria normal mediante la producción de superantígenos. Además, algunas cepas bacterianas causantes de mastitis podrían tener otro mecanismo para evadir al sistema inmunitario: mimetizarse con el hospedador. Esta hipótesis tendrá que ser confirmada en el futuro.

El segundo factor predisponente es el uso indiscriminado de antibióticos durante el último tercio del embarazo, el parto y/o la lactancia. La glándula mamaria se coloniza con bacterias (estafilococos, estreptococos, bacterias lácticas, bifidobacterias, etc.) procedentes del intestino materno durante el último tercio del embarazo. Entre ellas, un pequeño porcentaje de estafilococos poseen genes de resistencia a antibióticos, especialmente frente a betalactámicos. Al aplicar el antibiótico, se genera una disbiosis de la microbiota mamaria, de tal manera que desaparecen las bacterias sensibles pero se seleccionan las resistentes, que crecen sin competencia y alcanzan concentraciones muy superiores a las normales, lo que conduce a una mastitis infecciosa.

El número de cepas de S. aureus resistentes a meticilina aisladas de casos de mastitis ha aumentado espectacularmente en los últimos años. Paralelamente, se ha observado un notable aumento del porcentaje de mastitis asociadas a antibioterapia, que se suelen caracterizar por una presentación mucho más precoz que las mastitis infecciosas «tradicionales», y los primeros síntomas pueden aparecer incluso entre el primer y el séptimo día posparto. Posiblemente, una de las principales causas de este aumento es el uso inadecuado del protocolo para la prevención de las sepsis neonatales por estreptococos del grupo B (EGB). Los EGB constituyen una de las principales causas de morbilidad y mortalidad perinatal y, por ello, se toma una muestra de exudado vaginal entre las semanas 35 y 37 de gestación para su cultivo, con el fin de detectar la presencia de estas bacterias. En caso positivo, se administra un antibiótico (habitualmente penicilina G) por vía intravenosa durante el parto. Este protocolo ha sido eficaz para reducir la tasa de sepsis, desde 1,8 hasta 0,4-0,6 casos por 1.000 neonatos. Sin embargo, la aplicación de esta profilaxis de forma indiscriminada debería ser objeto de una revisión crítica.

Los EGB forman parte de la microbiota fisiológica del tracto intestinal y/o vaginal del 4-40% de las mujeres. A pesar de que la tasa de transmisión de madres a hijos puede ser de hasta un 75%, sólo el 1-2% de los niños nacidos de mujeres EGB-positivas (que no reciben profilaxis) desarrollan sepsis. Por este motivo, la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda que el tratamiento antibiótico se administre únicamente a mujeres EGB-positivas que presenten los siguientes factores de riesgo: parto prematuro (<37 semanas), rotura prematura o prolongada (>18 h) de membranas, fiebre intraparto superior a 38 ºC, bacteriuria por EGB y/o haber tenido previamente un hijo que desarrolló una sepsis por EGB.

Lamentablemente, estamos asistiendo a menudo a casos de mastitis por estafilococos resistentes a la penicilina G en mujeres que habían recibido antibioticoterapia intraparto a pesar de que no presentaban ninguno de esos factores de riesgo. En algunos casos, se había confundido un pequeño aumento de la temperatura como consecuencia de la anestesia epidural con fiebre de origen infeccioso.

Conviene considerar que el intestino del feto a término no es estéril y que ya contiene pequeñas concentraciones de estafilococos, estreptococos, bacterias lácticas y bifidobacterias, entre otras bacterias. Por tanto, también se somete a estas bacterias a un proceso de selección entre las resistentes al antibiótico aplicado y a otros afines. En los últimos años ya se han anunciado los primeros efectos secundarios de la profilaxis: una mayor tasa de enfermedades alérgicas y una mayor dificultad para el tratamiento de infecciones. Por otra parte, resulta evidente que el tratamiento de mujeres EGB-positivas ha conducido a una notable reducción de la tasa de sepsis por estas bacterias, pero no a su desaparición. De hecho, se está observando un preocupante incremento en las poblaciones de EGB resistentes a la penicilina G en particular, y a los betalactámicos en general, debido a una mutación pbp2x.

En conclusión, no se trata de desproteger a los niños que pueden estar en riesgo, sino de identificar los marcadores que eviten que la protección de un niño conlleve la aplicación sistemática de un protocolo que podría perjudicar innecesariamente a otros 999 y/o a sus madres.

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Toma de muestras
La recogida de muestras de leche destinadas a un análisis microbiológico se debe efectuar mediante expresión manual en un envase estéril; la única precaución previa que cabe considerar es el lavado de las manos con agua caliente y jabón/detergente, y un secado con una toalla limpia o con una toallita de un solo uso. Para este tipo de análisis es suficiente con una muestra de 1 mL. El hecho de descartar o no las primeras gotas no parece afectar al resultado del análisis. La leche se debe analizar en los primeros 30-45 minutos tras su obtención. Si no es posible, se debe mantener en refrigeración (<6 ºC) durante un máximo de 24 horas o en congelación a una temperatura igual o inferior a –20 ºC, sin que se rompa la cadena de frío. De otro modo, podrían proliferar las bacterias y dar lugar a un resultado falso.

Por otra parte, tiene que descartarse el uso de bombas extractoras, ya que la mayoría de ellas (o de sus accesorios) no son esterilizables, y muchas bacterias pueden persistir tras la aplicación de los protocolos de limpieza recomendados por los fabricantes.

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Diagnóstico diferencial
A toda mujer lactante que presente dolor en el pecho, acompañado o no de otros síntomas, se le debería recoger una muestra de leche lo antes posible para confirmar o descartar una mastitis infecciosa. La instauración sistemática de este tipo de análisis facilitaría un tratamiento más racional y eficaz. Además, ciertos signos pueden servir para descartar otros problemas que pueden cursar con dolor en el pecho/pezón.

Cuando una mujer refiere dolor al amamantar, con o sin presencia de grietas, se suele valorar si la postura del niño al pecho es la correcta o si éste presenta algún tipo de problema. Esta valoración se debe hacer lo más rápidamente posible y no debe sustituir, en ningún caso, a la toma de muestras para el análisis microbiológico.

En nuestra experiencia, hay muchos casos en que se pierde un tiempo precioso valorando la postura, cuando el problema real es una mastitis infecciosa. Los niños (incluidos los prematuros), al igual que las crías del resto de especies de mamíferos, manifiestan unos reflejos innatos, por lo que la frase «es que el niño no sabe mamar», escuchada demasiadas veces, está totalmente injustificada.

Otro problema que conviene descartar es el síndrome de Raynaud (SR), descrito originalmente como un vasospasmo de las arteriolas de las partes terminales del cuerpo, como los dedos de las manos y los pies, las orejas o la nariz. Este vasospasmo, a menudo provocado por el frío o por situaciones estresantes, causa una isquemia intermitente. Inicialmente, la parte afectada palidece hasta mostrar un aspecto marmóreo; posteriormente, cobra un color azul cianótico debido a la desoxigenación de la sangre venosa. Finalmente, se vuelve rojiza por la vasodilatación refleja. Además de este cambio trifásico (que también puede ser bifásico) en la coloración, se suelen presentar otros síntomas, como dolor intenso, sensación de quemazón y parestesia.

En 1992, se sugirió que el vasospasmo que se produce en el pezón en ciertos casos de amamantamiento doloroso podría estar relacionado con el SR; posteriormente, se han descrito diversos casos. En la mayoría de ellos, la lactancia es el primer momento en que una mujer con SR manifiesta sintomatología, ya que los pechos están frecuentemente expuestos a la temperatura ambiental y sujetos a una estimulación mecánica. A pesar de ello, el SR es todavía bastante desconocido en los ámbitos ginecológico y pediátrico, teniendo en cuenta que estos profesionales pueden ser los primeros médicos en valorar a una paciente con este problema.

Por tanto, no es raro que una mujer con SR sea tratada innecesariamente con antibióticos; de hecho, como el dolor no remite, suelen ser sometidas a sucesivos tratamientos con diversos agentes antimicrobianos.

En nuestro laboratorio, el análisis microbiológico de la leche ha permitido identificar a mujeres con SR a quienes se había diagnosticado una mastitis infecciosa sobre la base del dolor. Además, hemos observado que un elevado porcentaje de mujeres con SR tienen antecedentes de problemas cardiovasculares. La sintomatología asociada a este problema se puede controlar con nifedipina, siguiendo un control médico.

Los síntomas y las lesiones asociadas a la mastitis tuberculosa mamaria (habitualmente en forma de nódulo irregular en los cuadrantes superior o central externos) pueden ser muy similares a las del carcinoma de mama. El diagnóstico diferencial se puede establecer mediante un análisis citológico, histológico y/o microbiológico.

Otra enfermedad rara que puede afectar al pecho es el herpes, y se suele desaconsejar la lactancia cuando las lesiones activas se localizan en el pezón. En este sentido, en nuestro laboratorio observamos que un caso de presunto herpes en el pezón se trataba realmente de una mastitis estafilocócica con infección e inflamación de las glándulas de Montgomery de la areola mamaria.

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Tratamiento de las mastitis infecciosas
El tratamiento de las mastitis infecciosas debería instaurarse tras un análisis microbiológico que determine el agente causal y su sensibilidad a los antibióticos.

Desafortunadamente, la práctica indica que los dos tipos de reacciones más generalizadas entre los médicos que atienden estos casos son:

Desaconsejar la lactancia ante el temor injustificado de que el agente causal pueda perjudicar al niño y/o ante el desconocimiento de los antibióticos que se pueden emplear.
Utilizar, por defecto, un antibiótico betalactámico (mayoritariamente, mupirocina por vía tópica, y cloxacilina, amoxicilina o amoxicilina/clavulánico por vía oral) o un antifúngico (nistatina, fluconazol) sin análisis previo.
En cuanto a los principios activos compatibles con la lactancia, resulta particularmente útil y digna de admiración la página web creada por el Servicio de Pediatría del Hospital Marina Alta (Denia, Alicante) (www.e-lactancia.org), en la que se puede consultar la compatibilidad o no de la lactancia materna con prácticamente todos los medicamentos comercializados en la actualidad.

En nuestro laboratorio, la caracterización de las cepas de estafilococos implicadas en la mastitis indica que gran parte de las cepas (>75%) son resistentes a diversos antibióticos, entre los que destacan mupirocina, eritromicina, clindamicina, oxacilina, cloxacilina y otros betalactámicos, precisamente los que se suelen prescribir por defecto.

Conviene ser precavido cuando se aíslan dos o más especies, ya que, si todas ellas no son sensibles al antibiótico elegido, se puede eliminar uno de los agentes causales pero fomentar el crecimiento de la bacteria resistente.

Por el contrario, las cepas causales suelen ser sensibles a sulfametoxazol/trimetroprim y ciprofloxacino pero, en general, los pediatras no suelen tener en consideración estos agentes antimicrobianos, al no ser los que se han prescrito tradicionalmente para las mastitis.

Todas las cepas que hemos aislado hasta la fecha son muy sensibles a vancomicina, pero este antibiótico es de uso hospitalario.

Dado que en las mastitis infecciosas coinciden infección e inflamación, el tratamiento antibiótico se debería complementar con un antiinflamatorio. De otro modo, la acción mecánica durante la succión puede propiciar la persistencia del dolor. Se ha sugerido el empleo de ibuprofeno o paracetamol. Sin embargo, no conviene descartar la administración puntual de corticoides o de ácido acetilsalicílico (aconsejamos consultar la página web citada anteriormente). En este último caso, a su acción analgésica y antiinflamatoria se une su posible papel en la eliminación de los anclajes de los estafilococos al epitelio mamario.

En los últimos años, los problemas asociados a la difusión de bacterias resistentes a antibióticos de relevancia clínica han conllevado un renovado interés por la bacterioterapia, una práctica que hace uso de bacterias probióticas para prevenir o tratar la colonización del hospedador por parte de bacterias patógenas.

La leche materna parece una fuente idónea de bacterias probióticas con las que diseñar nuevas estrategias para la prevención y/o tratamiento de mastitis basadas en la bacterioterapia.

Finalmente, las bacteriocinas (péptidos antimicrobianos producidos por bacterias) también podrían ser muy útiles para combatir las mastitis infecciosas. A diferencia de muchos antibióticos, la nisina y otras bacteriocinas, como la lactacina 3147 o la uberolisina, son activas frente a la mayoría de las especies productoras de mastitis, como S. aureus, S. epidermidis, S. agalactiae o S. uberis.

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Efectos en el niño lactante
Una de las preguntas más frecuentes de las mujeres a las que se les diagnostica una mastitis infecciosa es, si el hecho de continuar con la lactancia, puede afectar negativamente a su hijo.

Desde el punto de vista microbiológico, es evidente que la leche está aportando una concentración mayor de lo normal de ciertas bacterias. Sin embargo, la estructura y la fisiología del intestino del lactante son muy diferentes a las de la glándula mamaria. Por una parte, la luz intestinal es muchísimo mayor que la de los acinos y conductos galactóforos, por lo que la producción de biofilms por parte de las cepas que causan mastitis nunca puede provocar limitaciones en el tránsito intestinal. Por otra parte, a los pocos días de vida, el intestino infantil ya contiene una concentración de bacterias considerablemente más elevada que la que existe en la leche de una mujer con mastitis; en ese ambiente tan competitivo, el impacto de un exceso de estafilococos y estreptococos es insignificante.

Finalmente, estafilococos y estreptococos tienen a su disposición cantidades prácticamente ilimitadas de lactosa, proteínas y lípidos cuando están presentes en la glándula mamaria de una mujer con mastitis, lo que fomenta su crecimiento y proporciona unas condiciones óptimas para la formación de toxinas y/o biofilms. Esta situación es completamente distinta a la existente en el intestino. Por ello, se suele recomendar un vaciamiento lo más completo posible de los pechos en los casos de mastitis, ya que no sólo se reduce la tensión, sino también la concentración bacteriana en el interior de la glándula, lo que proporciona un ligero alivio transitorio.

Por estos motivos, el consumo más o menos prolongado de leche mastítica no conduce a una septicemia o a una infección más o menos grave en los niños lactantes sino que, por el contrario, se muestran tan sanos como los amamantados por madres que no padecen mastitis.

En el peor de los casos, una mastitis estafilocócica puede fomentar la presencia de una candidiasis oral en el niño, como ya se comentó en este artículo. También, en casos muy excepcionales, puede provocar la aparición de una dermatitis en las nalgas, las ingles y/o los genitales. Sin embargo, estas dos complicaciones, además de ser raras, evolucionan favorablemente de una forma rápida con la instauración de un tratamiento adecuado.

Desde el punto de vista nutricional, no existe hasta la fecha ningún dato que demuestre que la composición bioquímica de la leche mastítica es inferior a la de la leche fisiológica.

Empíricamente, la práctica muestra que el crecimiento de un niño amamantado por una mujer con mastitis infecciosa es normal.

En cualquier caso, los pocos datos disponibles muestran que la calidad nutritiva y funcional de la leche mastítica es superior a la de cualquier fórmula infantil. Por tanto, los tratamientos que pueda recibir la madre, los posibles riesgos para la salud del niño o la pérdida de calidad de la leche no son argumentos que justifiquen un destete en los casos de mastitis infecciosa.

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Artículo completo, publicado en: Acta Pediátrica, Volumen 67, N.º 2 Febrero 2009 “Mastitis infecciosas durante la lactancia: un problema infravalorado” S. Delgado, et al. Departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos. Universidad Complutense de Madrid.

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martes 1 de junio de 2010
Nueva terapia contra la mastitis en mujeres lactantes

El dolor de pezón causado por infección, en las mujeres lactantes, es una causa frecuente de abandono de la lactancia.
Desde hace tiempo en la página de Alba Lactancia Materna se explica cual puede ser la causa, el diagnóstico y el tratamiento. En ella también se recomienda la administración a la madre de probióticos como el lactobacilo, como parte del tratamiento de esta afección. A falta de estos, se pueden usar otros probioticos disponibles en el mercado, lo importante es mejorar la flora intestinal y aumentar su biodiversidad, ya que la flora bacteriana de las glandulas mamarias va directamente relacionada con la intestinal. Parece que hasta la posición del niño en el nacimiento al pasar por el canal del parto, podría favorecer esta diversidad bacteriana.

En este artículo extraído del portal Servicio de Información y Noticias Científicas, se explica con más detalle el funcionamiento de los probióticos.
Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha probado con éxito un nuevo tratamiento a base de bacterias lácticas en mujeres afectadas de mastitis, una inflamación del pecho asociada a la lactancia que constituye la primera causa médica del abandono de esta práctica.



Imagen al microscopio de un lactobacilo (Lactobacillus gasseri, señalado con una flecha), junto a una célula del sistema inmune (célula dendrítica, CD). Foto: UCM.

Hasta un quince por ciento de las mujeres que deciden amamantar a sus bebés llegan a sufrir mastitis, una enfermedad que se da durante la lactancia y que produce la inflamación de la mama, acompañada casi siempre de infección y fuertes dolores. El tratamiento que se realiza habitualmente, la toma de antibióticos, sólo surte resultado en apenas una décima parte de de los casos tratados. Ahora, un grupo de investigación de la UCM ha desarrollado una terapia con lactobacilos que se ha demostrado eficaz en la gran mayoría de ellos.
Juan Miguel Rodríguez Gómez, director de la investigación, explica así la naturaleza de esta enfermedad: “La mastitis se produce básicamente por una alteración del tipo de microorganismos que hay en la glándula mamaria. Al final del embarazo y durante la lactancia existe una gran diversidad bacteriana, importante tanto para el neonato como para la madre. Cuando se produce una mastitis, esa diversidad bacteriana se transforma en prácticamente un monocultivo, formado por estafilococos la mayoría de las veces y, más ocasionalmente, por estreptococos y otros microorganismos”.

El problema del tratamiento habitual, la administración de antibióticos, radica en que “se dan unos antibióticos por defecto (generalmente beta-lactámicos), sin llevar a cabo ningún análisis previo. Dado que la mayor parte de los estafilococos implicados son resistentes a estos antibióticos, el tratamiento suele conducir a un empeoramiento de los síntomas y a una cronificación de la infección.
Las mujeres afectadas sólo tienen dos opciones, o aguantar el dolor, o abandonar la lactancia”. Esta enfermedad, de hecho, constituye la primera causa médica de abandono precoz de la lactancia materna, una práctica que la Organización Mundial de la Salud recomienda de forma exclusiva durante al menos los seis primeros meses de vida del recién nacido, por sus beneficios sobre la salud a corto y a largo plazo.
Probióticos para restablecer el equilibrio microbiano.
El método desarrollado por el grupo de investigación de la Complutense se basa en la administración de probióticos, unos microorganismos basados en bacterias lácticas que, si se toman en la cantidad suficiente y de manera continuada, resultan beneficiosos para el sistema inmunitario. El objetivo del tratamiento consiste en la administración de algunas de las bacterias presentes habitualmente en la leche materna, pero que no se encuentran en la de las afectadas por mastitis, restableciendo así el equilibrio microbiano.
Tras varios años de trabajo, el equipo científico ha aislado, de una colección de unos 1.500 lactobacilos de leche humana, cuatro cepas que resultan eficaces en el tratamiento de la mastitis. El experimento, que se llevó a cabo en veinte mujeres, a las que se dio o bien el preparado, o bien un excipiente que funcionara como placebo, ha sido todo un éxito: todas las afectadas que tomaron los probióticos mejoraron rápidamente en un periodo de entre cinco y siete días, al contrario que aquellas que sólo tomaron el placebo.
Estos probióticos, por lo tanto, ya han demostrado su eficacia. El siguiente paso para poder aplicarlos a gran escala es la experimentación en un número mayor de pacientes, lo que ya se está llevando a cabo en un grupo de 300 mujeres. El objetivo en este caso será averiguar hasta qué punto son efectivos según el tipo de mastitis, la gravedad de la misma, etc.
Según los investigadores, el tratamiento exclusivamente con lactobacilos está indicado en los casos de mastitis leve o moderada, mientras que cuando la dolencia es más grave es preferible la acción combinada con antibióticos compatibles con la lactancia. Después del tratamiento con probióticos, y una vez la enfermedad ha remitido, aproximadamente un cincuenta por ciento de las afectadas puede continuar la lactancia con normalidad, sin necesidad de suplementos.
La otra mitad, según estos primeros resultados, seguirá necesitando los probióticos a lo largo de todo el periodo de lactancia para mantener el equilibrio de la flora bacteriana. Esto, sin embargo, no entraña ningún peligro, ya que se trata de una terapia completamente inocua que se podría mantener sin problemas a lo largo de toda la vida.
El trabajo realizado por el equipo de la Complutense aporta más novedades: en él se ha realizado por primera vez en el mundo un análisis microbiológico exhaustivo de la leche materna en mujeres con mastitis. De hecho, el equipo está recibiendo miles muestras para su análisis procedentes de ambulatorios, hospitales, asociaciones de lactancia y particulares de toda España e incluso de diversos países europeos y americanos.
Además, los investigadores han realizado otro hallazgo de gran relevancia, esta vez en el plano de la ciencia básica: han encontrado el mecanismo por el que las bacterias que colonizan la glándula mamaria durante el periodo próximo al nacimiento llegan allí desde el intestino. Según Rodríguez, en esta etapa “algunas bacterias del intestino materno son capaces de asociarse a ciertas células del sistema inmunitario y migrar con ellas a la glándula mamaria mediante una vía endógena: la ruta entero-mamaria”. “Este descubrimiento –añade– abre nuevas perspectivas al uso de probióticos en mujeres embarazadas o en fase de lactancia”.
Referencias bibliográficas:
E. Jiménez; L. Fernández; A. Maldonado; R. Martín; M. Olivares; J. Xaus; J. M. Rodríguez, “Oral administration of lactobacilli strains isolated from breast milk as an alternative for the treatment of infectious mastitis during lactation”, Applied and Environmental Microbiology 74: 4650-4655 begin_of_the_skype_highlighting 4650-4655 end_of_the_skype_highlighting, 2008.
S. Delgado; R. Arroyo; R. Martín; J. M. Rodríguez, “PCR-DGGE assessment of the bacterial diversity of breast milk in women with lactational infectious mastitis”, BMC Infectious Diseases, 8: 51, 2008.
Más información: Unidad de Infomación Científica UCM
Fuente: UCM

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por Malefica
#369835 http://perlinfad.wordpress.com/2010/06/ ... a-materna/

Lasarte Velillas JJ, Hernández Aguilar MT, Paricio Talayero JM, Pallás Alonso CR, Landa Rivera L, Lozano de la Torre MJ. Perlinfad – las perlas de PrevInfad [blog en Internet]. Controversias del nuevo documento de la ESPGHAN sobre lactancia materna [07 – junio – 2010] [citado DD-MM-AAAA]. Disponible en: http://perlinfand.wordpress.com

Perlinfad · [las perlas de PrevInfad]7 - Junio - 2010
Controversias del nuevo documento de la ESPGHAN sobre lactancia materna.
Archivado en: General — perlinfad @ 7:51 am
Tags: alimentación complementaria, ESPGHAN, lactancia materna

Referencia original: Breast-feeding: A commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2009 Jul;49(1):112-25.

http://journals.lww.com/jpgn/Fulltext/2 ... AN.18.aspx

El artículo publicado recientemente sobre el amamantamiento por el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición pediátrica (ESPGHAN) es importante por su influencia en las recomendaciones sobre la alimentación del lactante que realizan los pediatras europeos. Sin embargo, junto a una buena revisión de la evidencia y las recomendaciones más actuales, el artículo contiene una serie de afirmaciones e interpretaciones que, a juicio del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), merecen un comentario detenido. Creemos que algunas de ellas no se ajustan a la evidencia científica más actual y pueden favorecer consejos inapropiados del pediatra que contribuyan a perpetuar e incluso ocasionar problemas a las madres que desean amamantar a sus hijos.

De entrada, el artículo falla en reconocer la lactancia natural como el patrón fisiológico indispensable para alcanzar un crecimiento y desarrollo óptimos. A pesar de que está reconocido por las autoridades sanitarias mundiales y europeas(1), ya desde el principio el Comité de Nutrición de la ESPGHAN no parece demasiado convencido de la importancia del amamantamiento para todos los lactantes. Y así, en una de las primeras frases del artículo puede leerse: “…los beneficios en salud derivados de la lactancia materna (LM) son mayores en países en desarrollo que en los desarrollados e inversamente proporcionales al nivel socioeconómico de la población…”. Una verdad obvia que puede inducir al lector a pensar que para aquellas personas con un buen nivel de vida no es tan importante dar el pecho, o bien que la lactancia materna es una práctica deseable en países menos favorecidos, pero no tanto en países desarrollados. Está claro que cualquier perjuicio, por pequeño que sea, será más grave y evidente en un país en el que la tasa de morbi-mortalidad infantil sea alta, pero esto no significa que los lactantes de los países desarrollados deban ser expuestos a riesgos innecesarios aunque estos sean leves. De hecho, no son despreciables puesto que los niños no amamantados en países de alto poder adquisitivo tienen mayor riesgo de morbilidad infecciosa, de hospitalización por infecciones e incluso de mortalidad neonatal y postnatal(2-6). Y es preferible referirse a los riesgos de no amamantar más que a los beneficios del amamantamiento porque la lactancia materna es el método natural para alimentar al lactante humano. Por tanto, es más adecuado analizar y describir los riesgos que presentan aquellas madres y lactantes que no practican el amamantamiento, al igual que ocurre cuando se analiza cualquier tratamiento sustitutivo en otros procesos(7). Consecuentemente, serían los métodos alternativos o sucedáneos de la leche materna los obligados a demostrar su inocuidad y adecuación.

Estamos de acuerdo con la ESPGHAN cuando realiza una acertada descripción de la situación actual en Europa y señala la ausencia de métodos estandarizados de recolección de datos de lactancia que permitan establecer comparaciones y hacer seguimientos fiables. Y también en la falta de implantación del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna y en la escasa legislación para proteger y promocionar la LM en madres trabajadoras, destacando la importancia de una buena política sanitaria y poniendo a Noruega como ejemplo. Sin embargo, nos parece tibio cuando el documento no resalta que este Código Internacional afecta no sólo a la industria sino también a la actitud de los profesionales y de sus Asociaciones que demasiado a menudo miran hacia otro lado cuando aceptan obsequios de los fabricantes de sucedáneos de la leche materna, y/o subvenciones para reuniones científicas o para la formación de los profesionales, o cuando no declaran en sus publicaciones las relaciones con la industria de alimentación infantil y el conflicto de intereses que ello puede acarrear. De hecho, aunque en el artículo de la ESPGHAN los autores no declaran conflictos de intereses, es bien conocido que algunos de los firmantes han publicado estudios con financiación de empresas de alimentación infantil y la subvención de parte de las reuniones de la sociedad y comités de la ESPGHAN por dicha industria, lo que debería haberse declarado para conocimiento de los lectores(8, 9).

En su revisión, la ESPGHAN destaca la limitación de las pruebas científicas actuales para establecer acertadamente el momento de introducción de la alimentación complementaria (AC) y afirma sin ambages que en países industrializados no hay pruebas de que introducir la AC entre los 4 y 6 meses tenga desventajas con respecto a la introducción a partir de los 6 meses. Sin embargo, tampoco existen pruebas de lo contrario y, en todo caso, cabría pensar que sería en los lactantes de los países en desarrollo donde debiera adelantarse la edad de introducción de la AC porque la principal razón que se esgrime es el riesgo de ferropenia en estos lactantes. Además, estas recomendaciones se hacen basándose exclusivamente en la función renal y gastrointestinal, sin tener en cuenta otros aspectos como el desarrollo neurológico del lactante. Esta afirmación resulta cuando menos sorprendente ya que la ESPGHAN reconoce la falta de conocimiento sobre muchos aspectos de la composición de la LM que pueden tener importancia en la salud del lactante y de su madre, lo que debería traducirse, a nuestro juicio, en recomendaciones más prudentes.

Más adelante, y en consonancia con sus anteriores publicaciones(10), la ESPGHAN sigue recomendando introducir el gluten entre los 4 y 6 meses mientras la madre aún amamanta, sin considerar que las pruebas en las que se basa tal recomendación aún son débiles, que aún quedan otros aspectos por aclarar(11) y que hay evidencia más establecida sobre los perjuicios que la introducción temprana de la alimentación complementaria tiene sobre el amamantamiento (abandono precoz de la lactancia con todos los riesgos que esto conlleva).

Estamos totalmente de acuerdo con los autores en que la duración total de la LM no debe basarse exclusivamente en los posibles resultados en salud sino también en los deseos de la madre y el bebé, pero las madres y sus familias deben ser informadas claramente sobre los riesgos que no amamantar supone para el lactante, para la madre, para la sociedad en general y para el medio ambiente. Las madres y las familias necesitan toda la información para elaborar su decisión, pero a menudo la reciben de forma incompleta o insuficiente.

Aún reconociendo que los nuevos estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) permiten un mejor asesoramiento sobre el crecimiento del lactante, en varios lugares del artículo donde se hace referencia al crecimiento de los bebés amamantados se dice que éstos tienen un ritmo de crecimiento menor. Esta forma de expresar la realidad induce claramente a error, porque si el patrón “oro” está constituido por el lactante amamantado, el problema debería expresarse como un crecimiento acelerado de los lactantes no amamantados. Es decir, los lactantes amamantados no crecen menos, crecen de forma adecuada, y lo que hay que estudiar son los posibles problemas posteriores de un crecimiento excesivo durante los primeros meses de la vida. Sabemos que los bebés alimentados con sucedáneos de leche materna tienen más riesgo de obesidad en la vida adulta, que es precisamente la “epidemia” actual en países desarrollados. En este sentido el documento sí que reconoce una asociación entre una alta velocidad de crecimiento en los primeros meses de la vida y riesgo aumentado de enfermedades en la vida adulta, y considera que el patrón de crecimiento de los lactantes amamantados es el ideal.

Cuando, de nuevo evaluando los “beneficios de la lactancia materna”, se señalan los problemas metodológicos desde el punto de vista de la investigación, se afirma que la composición de la leche de fórmula ha mejorado mucho en los últimos 30 años. Sin embargo, se obvia el hecho de que no existe ningún estudio serio sobre las diferencias en la salud resultantes de la alimentación de diferentes cohortes de lactantes con sucedáneos “antiguos” (sin taurina, sin prebióticos, sin ácidos grasos poliinsaturados -PUFAs) o “nuevos”. Y tampoco se menciona que es difícil que dichas diferencias sean estudiadas porque los cambios introducidos en estos últimos 30 años en los sucedáneos se han realizado sin ensayos posteriores y porque los pocos estudios existentes en ocasiones niegan los beneficios que han sido objeto de una desmedida publicidad y que han ocasionado importantes subidas en el precio de estos productos(12).

Para la ESPGHAN no hay evidencias convincentes de que la LM tenga algún efecto sobre la morbi-mortalidad cardiovascular y sin embargo enfatiza el papel de los PUFA sobre la tensión arterial (TA) mencionando estudios realizados con suplementos en niños alimentados artificialmente. Bajo nuestro punto de vista, estos resultados no son extrapolables a los lactantes alimentados al pecho y, en todo caso, ya que la adición de estos compuestos a los sucedáneos deriva de la observación de cifras de TA menores en adultos que fueron amamantados frente a otros que no lo fueron, estos hallazgos reforzarían la importancia de la lactancia materna.

Del mismo modo, al analizar el efecto de la LM sobre la obesidad la ESPGHAN le reconoce un efecto preventivo pero acaba por concluir que la relación entre amamantamiento y obesidad y Diabetes Mellitus tipo II deben explorarse con más detalle. Estamos de acuerdo y las revisiones más actuales así lo evidencian, en que los estudios sobre los riesgos de no ser amamantado son difíciles de realizar y más cuando se estudian sobre enfermedades que se desarrollan muchos años más tarde. Sin embargo, a la luz de la evidencia disponible, creemos que resulta exagerada tanta cautela.

En cuanto a la prevención de infecciones, a pesar de que existen estudios que lo demuestran claramente(3-5, 13-15), se señala que el efecto protector de la LM afecta sólo a la gastroenteritis y a la otitis media agudas, pero que es dudoso respecto a otras infecciones respiratorias, aunque sí señala que puede tener un papel preventivo en las infecciones respiratorias graves que precisan hospitalización. Además, el documento especifica que el efecto protector no persiste más allá de los 2 meses tras retirar la LM, una especie de “advertencia de seguridad” innecesaria que parece querer recordarnos que los efectos de la LM también caducan. Seguramente, los autores no han tenido en cuenta que cuando es difícil de obtener una evidencia tipo I (ensayos clínicos con asignación aleatoria y a doble ciego) por las características intrínsecas del problema de estudio (no se puede aleatorizar si un bebé tiene que tomar leche materna o fórmula y una madre siempre sabrá si su hijo está siendo amamantado o no), en los estudios de relaciones causales se deben tener en cuenta otros factores como la plausibilidad biológica, el acumulo de evidencias de estudios de menor calidad (casos controles o de cohortes bien diseñados y con control de factores de riesgo y de confusión) o el efecto dosis-respuesta, cuya presencia reforzarán la evidencia y la hipótesis planteada.

Casi al tiempo de ser publicado, las recomendaciones que se hacen para madres infectadas por el VIH han quedado obsoletas puesto que se dispone de información más actualizada(16). Y en cuanto al citomegalovirus (CMV), no entendemos cómo los autores siguen haciendo recomendaciones que han sido abandonadas hace tiempo, siendo que no hay publicada en la actualidad ninguna recomendación en contra del amamantamiento de su propio hijo para las madres portadoras de anticuerpos frente a CMV. En este sentido, los mismos autores que se citan para avalar la recomendación en contra de la alimentación del lactante prematuro con la leche de su propia madre cuando ésta es portadora de anticuerpos frente a CMV, tienen publicado en el 2006 un estudio de casos y controles donde concluyen que la infección postnatal por CMV en los niños muy prematuros puede causar sintomatología clínica transitoria pero no afecta a la evolución del niño contrariamente a lo publicado en estudios no controlados. Queda por saber qué ocurre a largo plazo pero de momento no hay un solo estudio que de forma controlada muestre una peor evolución de los niños que han adquirido la infección perinatal. Por tanto, la recomendación de la pasteurización de la leche de propia madre también parece fuera de lugar a la vista del conocimiento actual. Por otro lado, es arriesgado afirmar que la congelación resuelve el problema de la transmisión del CMV porque ya se han publicado varios casos que demuestran que pese a la congelación de la leche a -20ºC el niño se ha infectado. Esto no tiene más trascendencia si es la leche de su propia madre pero es importante destacar que la congelación no hace segura la leche con respecto al CMV y que por tanto, tras la congelación, no se puede dar leche de una madre CMV-positiva al hijo prematuro de una mujer CMV-negativa, porque en este caso sí, la infección puede tener consecuencias fatales. Sólo la pasteurización es capaz de eliminar el riesgo de trasmisión del CMV a través de la leche(17, 18).

Si bien es cierto que la LM está contraindicada cuando a la madre se le administran isótopos radiactivos, la ESPGHAN debería mencionar en sus recomendaciones que se trata de una contraindicación temporal, a menudo breve (hasta que el fármaco se ha eliminado de la leche o del cuerpo de la madre -2,5 vidas medias) y que varía para los distintos isótopos. Uno de los más empleados, el Tecnecio-99, según la exploración, tipo y cantidad del preparado puede, desde no requerir siquiera interrupción de la lactancia, a requerir sólo una breve interrupción de 6 horas y nunca más de 24 horas tras la prueba(19). Por tanto, en ningún caso debería ser “per se” un motivo para retirar la lactancia de modo definitivo, como podría deducirse tal como se ha redactado en el artículo.

En general, y a nuestro entender, esta revisión, “poner bajo sospecha” a la lactancia materna en lugar de hacerlo con la alimentación con sucedáneos, al examinar exhaustivamente los efectos que la LM puede tener sobre la salud, resaltando las debilidades en lugar de las fortalezas de esta investigación. Así, el Comité de Nutrición de la ESPGHAN parece temeroso de posicionarse a favor de la leche materna y del amamantamiento, tal como lo han hecho la mayoría de las organizaciones internacionales como la Asociación Internacional de Pediatría, la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Española de Pediatría, la OMS, la IHAN y el UNICEF entre otras. Coincidiendo todas ellas en que, tal como se señala en el documento de recomendaciones para la alimentación de los lactantes y niños pequeños de la Unión Europea(1), la LM no necesita pruebas que la apoyen puesto que es la forma natural de alimentación de la especie humana y, por tanto, los esfuerzos deben dirigirse a la evaluación de los riesgos de otras formas de alimentación.

Es una lástima que la ESPGHAN no haya sido más consecuente con el amamantamiento y la lactancia materna, que es un comportamiento de especie, que no cuesta dinero a la sociedad, que contribuye al mejor nivel de salud y cuyo abandono ha sido propiciado, en parte, por la publicidad inapropiada de la industria de alimentación infantil y por la tibieza, e incluso posicionamiento en contra de los profesionales. Como dice la International Pediatric Association, es preocupante que la sociedad relacione a las Asociaciones Pediátricas con la industria de alimentación infantil. Y mientras las declaraciones de Sociedades Pediátricas como la ESPGHAN vayan en esta línea, desgraciadamente nos encontraremos ante otra oportunidad perdida para la protección de la salud de todos los niños del mundo.

BIBLIOGRAFÍA

1. European Network for Public Health Nutrition (EUNUTNET). Infant and young child feeding: standard recommendations for the European Union. 2006.

2. Chen A, Rogan W. Breastfeeding and the risk of postneonatal death in the United States. Pediatrics. 2004 May;113(5):e435-9.

3. Paricio Talayero J, Lizán-García M, Otero Puime A, Benlloch Muncharaz M, Beseler Soto B, Sánchez-Palomares M, et al. Full breastfeeding and hospitalization as a result of infections in the first year of life. Pediatrics. 2006 Jul;118(1):e92-9.

4. Quigley M, Kelly Y, Sacker A. Breastfeeding and hospitalization for diarrheal and respiratory infection in the United Kingdom Millennium Cohort Study. Pediatrics. 2007 Apr;119(4):e837-42.

5. Duijts L, Ramadhani M, Moll H. Breastfeeding protects against infectious diseases during infancy in industrialized countries. A systematic review. Matern Child Nutr. 2009 Jul;5(3):199-210.

6. Bartick M, Reinhold A. The burden of suboptimal breastfeeding in the United States: a pediatric cost analysis. Pediatrics. 2010 May;125(5):e1048-56.

7. McNiel M, Labbok M, Abrahams S. What are the risks associated with formula feeding? A re-analysis and review. Birth. 2010 Mar;37(1):50-8.

8. Agostoni C, Riva E, Giovannini M. Functional ingredients in the complementary feeding period and long-term effects. Nestle Nutr Workshop Ser Pediatr Program. 2007;60:123-35; discussion 35-8.

9. Koletzko S, Koletzko B. Allergen avoidance approaches in food allergy management. Nestle Nutr Workshop Ser Pediatr Program. 2009;64:169-80; discussion 80-4, 251-7.

10. Agostoni C, Decsi T, Fewtrell M, Goulet O, Kolacek S, Koletzko B, et al. Complementary feeding: a commentary by the ESPGHAN Committee on Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2008 Jan;46(1):99-110.

11. Selimoğlu M, Karabiber H. Celiac disease: prevention and treatment. J Clin Gastroenterol. 2010 Jan;44(1):4-8.

12. Simmer K, Patole S, Rao S. Longchain polyunsaturated fatty acid supplementation in infants born at term. Cochrane Database Syst Rev. 2008(1):CD000376.

13. Bachrach V, Schwarz E, Bachrach L. Breastfeeding and the risk of hospitalization for respiratory disease in infancy: a meta-analysis. Arch Pediatr Adolesc Med. 2003 Mar;157(3):237-43.

14. Pardo-Crespo R, Pérez-Iglesias R, Llorca J, Alvarez-Granda L, García-Fuentes M, Martínez-González M, et al. Breast-feeding and risk of hospitalization for all causes and fever of unknown origin. Eur J Public Health. 2004 Sep;14(3):230-4.

15. Nishimura T, Suzue J, Kaji H. Breastfeeding reduces the severity of respiratory syncytial virus infection among young infants: a multi-center prospective study. Pediatr Int. 2009 Dec;51(6):812-6.

16. World Health Organization. Rapid advice: revised WHO principles and recommendations on infant feeding in the context of HIV. 2009.

17. Neuberger P, Hamprecht K, Vochem M, Maschmann J, Speer C, Jahn G, et al. Case-control study of symptoms and neonatal outcome of human milk-transmitted cytomegalovirus infection in premature infants. J Pediatr. 2006 Mar;148(3):326-31.

18. Maschmann J, Hamprecht K, Weissbrich B, Dietz K, Jahn G, Speer C. Freeze-thawing of breast milk does not prevent cytomegalovirus transmission to a preterm infant. Arch Dis Child Fetal Neonatal Ed. 2006 Jul;91(4):F288-90.

19. Hale T. Activities of Radiopharmaceuticals that require instructions and records when administered to patients who are breast-feeding an Infant or Child. In: Hale T, editor. Medications and Mothers’ Milk A manual of lactational Pharmacology. 12ª ed. Amarillo: Pharmasoft Publishing LP; 2006. p. 960-73.

Revisores: Juan José Lasarte Velillas, Mª Teresa Hernández Aguilar, José María Paricio Talayero, Carmen R. Pallás Alonso, Leonardo Landa Rivera, Mª José Lozano de la Torre. Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría.

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por Malefica
#370737 Lactancia Materna Exclusiva: la única fuente de agua que necesita un bebé
El blog de SINA

http://asociacionsina.org/2010/06/11/la ... a-un-bebe/

Lactancia Materna Exclusiva: la única fuente de agua que necesita un bebé
Junio 11, 2010 por elblogdesina

Los recién nacidos sanos entran al mundo bien hidratados y permanecen así si se amamantan exclusivamente durante el día y la noche, aún en los climas más cálidos y secos.

No obstante, la práctica de darles agua a los bebés durante sus primeros seis meses de vida -el período de tiempo recomendado para dar lactancia materna exclusiva- persiste en muchas partes del mundo con consecuencias peligrosas para la nutrición y salud de estos/as niños/as.

Publicado por LINKAGES. Academy for Educational Development (EE.UU.). www.linkagesproject.org

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¿Por qué se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida de un bebé?
Las guías internacionales recomiendan lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses basado en la evidencia científica de los beneficios que tiene en la supervivencia infantil, crecimiento y desarrollo.

La leche materna provee toda la energía y los nutrientes que necesita el bebé durante sus primeros seis meses de vida, así como también reduce el índice de mortalidad infantil causado por enfermedades comunes en la infancia, tales como diarrea y neumonía; apresura la recuperación durante una enfermedad y ayuda a espaciar los embarazos.

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¿Suplementar con agua a una edad temprana es una práctica común? Y si es así, ¿por qué?
La práctica de dar agua y otros líquidos tales como té, agua azucarada y jugo a los bebés amamantados durante sus primeros meses de vida, es común en la mayor parte del mundo, como se ilustra en la figura 1.



Esta práctica a menudo empieza durante el primer mes de vida, y los estudios llevados a cabo en las áreas peri urbanas de Lima (Perú) demostraron que un 83% de los bebés recibían agua y té durante su primer mes. Los estudios realizados en varias comunidades de Gambia, Las Filipinas, Egipto y Guatemala reportaron que más del 60% de los recién nacidos reciben agua azucarada y/o té.

Las razones que las personas dan para dar agua a los bebés varían en las diferentes culturas. Algunas de las razones más comunes son:

Es necesaria para la vida.
Quita la sed.
Alivia el dolor (causado por cólicos y estreñimiento).
Previene y combate los catarros y el estreñimiento.
Los tranquiliza un período de 24 horas.
Las creencias culturales y religiosas también influyen en la introducción temprana del agua. Proverbios que pasan de generación en generación recomiendan que las madres den agua a sus hijos/as.

El agua puede verse como la fuente de vida – una necesidad espiritual y fisiológica. Algunas culturas incluso consideran el hecho de ofrecer agua a los recién nacidos como una forma de darle la bienvenida al mundo.

El consejo de los trabajadores de salud también influye sobre el uso del agua en muchas comunidades y hospitales.

Por ejemplo, un estudio en una ciudad de Ghana encontró que el 93% de las comadronas piensan que se debe dar agua a todos los bebés desde su primer día de vida. En Egipto, muchas enfermeras les recomiendan a las madres que den agua azucarada a los bebés después del parto.

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¿Cómo obtienen suficiente agua los bebés amamantados?
Dependiendo de la temperatura y humedad del medio ambiente, así como del peso y nivel de actividad de los bebés, el requerimiento diario de líquidos para bebés sanos varía entre 80-100 ml/kg durante la primera semana de vida y entre 140 –160 ml/kg para bebés que están entre los tres y seis meses.

Estas cantidades están disponibles en la leche materna si se da lactancia exclusiva según lo demande el bebé durante el día y la noche por dos razones:

La leche materna es 88% agua.
La cantidad de agua que consume un bebé al amamantarlo exclusivamente llena sus requerimientos y provee un buen margen de seguridad. A pesar de que un recién nacido recibe poca agua en la primera leche amarillenta que recibe por que es bastante espesa (calostro), los infantes no necesitan agua adicional porque nacen con agua extra en sus cuerpos.
Este calostro cambia gradualmente a la leche que tiene un mayor contenido de agua, la cual “baja” alrededor del tercer a cuarto día despues del parto. La figura 2 muestra los componentes principales de la leche materna.



La leche materna tiene una baja concentración de solutos. Una de las funciones principales que tiene el agua en el cuerpo, es la de eliminar, a través de la orina, los solutos que están en exceso.

Se refiere con solutos a las sustancias disueltas, como por ejemplo el sodio, potasio, nitrógeno y cloruro. Los riñones, aunque inmaduros hasta aproximadamente los tres meses de vida, son capaces de concentrar los excesos de solutos en la orina para mantener el balance químico de un cuerpo sano.

Debido a que la leche materna tiene una baja concentración de solutos, el bebé no necesita la misma cantidad de agua con relación a su peso, que necesitan los niños mayores y los adultos.

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¿Qué pasa con los bebés que viven en climas calientes y secos?
El contenido de agua en la leche materna es mayor a los requerimientos que tienen los infantes bajo condiciones normales y es adecuada para los bebés que viven en climas calientes y secos.

Los estudios indican que los bebés que amamantan exclusivamente durante sus primeros seis meses de vida no necesitan de líquidos adicionales ni aún en países con temperaturas extremadamente altas y con bajos niveles de humedad.

Las concentraciones de solutos en la orina y sangre de bebés amamantados exclusivamente en países con estas condiciones climáticas, se encontraron dentro de los rangos normales, indicando que su ingesta de agua es adecuada.

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¿Puede ser dañino darle agua a un bebé menor de seis meses?
El ofrecer agua a un bebé antes de los seis meses puede ocasionar problemas de salud significativos.

El suplementar con agua puede incrementar el riesgo de desnutrición. El reemplazar la leche materna con un líquido de poco o ningún valor nutricional puede tener un impacto negativo en el estado nutricional del bebé, así como en su supervivencia, crecimiento y desarrollo.

El consumo de pequeñas cantidades de agua u otro líquido puede llenar el estómago del infante y esto reduce su apetito por la leche materna, que sí es rica en nutrientes. Estudios han demostrado que el dar agua a los bebés antes de los seis meses, puede reducir el consumo de leche materna hasta un 11%.

El ofrecer agua con glucosa durante la primer semana de vida se ha asociado con una mayor pérdida de peso y estancias más prolongadas en el hospital.

El suplementar con agua incrementa el riesgo de enfermedad. El agua y los implementos para ofrecer otros alimentos son vehículos para la introducción de patógenos. Los infantes tienen un mayor riesgo de estar expuestos a los organismos que causan diarrea, especialmente en ambientes con poca higiene y sanidad. En los países menos desarrollados, dos de cada cinco personas carecen de acceso a agua potable.

La leche materna asegura que el bebé tenga acceso a una fuente adecuada y fácilmente disponible de agua pura.

Investigaciones realizadas en Las Filipinas confirman los beneficios de la lactancia materna exclusiva, así como los efectos dañinos que causa la introducción temprana de líquidos no nutritivos, y su relación con la incidencia de enfermedades diarreicas. Dependiendo de la edad, un infante es dos a tres veces más susceptible a padecer de diarrea si le dan agua, té o preparaciones herbales además de la leche materna que si lo amamantan exclusivamente.

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¿Se le debe dar agua a un bebé que tiene diarrea?
En el caso de diarrea leve, se recomienda amamantar al bebé con mayor frecuencia.

Cuando un infante tiene un caso de diarrea moderada a severa, las personas encargadas deben buscar ayuda de un trabajador de salud y continuar amamantando, tal como se recomienda en La Guía para el Manejo Integrado de Enfermedades Infantiles (MIEI).

Los bebés que presentan síntomas de deshidratación pueden necesitar terapia de rehidratación oral (TRO), la cual solo debe darse siguiendo las sugerencias del trabajador de salud.

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¿Cómo pueden los programas referirse a la práctica común de introducir el agua a temprana edad?
Para referirse a la práctica común de introducir agua a los bebés a una edad temprana, los administradores de los programas deben primero entender las razones culturales que llevan a esta práctica, deben analizar la información existente, hacer pruebas de prácticas mejoradas y desarrollar estrategias de comunicación efectiva dirigidas a un público específico.

Los trabajadores de salud y los trabajadores voluntarios de la comunidad deben estar informados de que la leche materna llena los requerimientos de agua en los bebés que son exclusivamente amamantados durante sus primeros seis meses de vida.

Es posible que ellos/as necesiten un entrenamiento en cómo comunicar los mensajes y hacer las negociaciones de cambios de comportamiento.

En el apartado siguiente se presentan mensajes para dirigirse a las creencias y actitudes locales sobre los requerimientos de agua en los infantes. Estos mensajes son algunos ejemplos que han sido desarrollados en programas de promoción de la lactancia materna.

El proveer información correcta, adaptar los mensajes para dirigirlos a una población específica sobre sus creencias y preocupaciones, negociar con las madres para lograr que se comprometan a probar un nuevo comportamiento, puede ayudar a establecer la lactancia materna como una nueva norma comunitaria-

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Cómo comunicar el mensaje: “No dar agua”
Los siguientes mensajes han sido usados en programas para convencer a madres, sus familias y a los trabajadores de salud, de que los bebés que se alimentan exclusivamente con lactancia materna, no necesitan agua durante sus primeros seis meses de vida.

Las formas más efectivas de lograr esto depende de la audiencia y las prácticas, creencias, preocupaciones y limitaciones que tienen las personas en cada localidad.

Hacer que el significado de lactancia materna exclusiva quede claro.

Lactancia materna exclusiva significa alimentar al bebé únicamente con leche materna. Esto implica que no se le da agua, líquidos, té, preparaciones con hierbas ni alimentos sólidos durante los primeros seis meses de vida. (Es importante mencionar las bebidas y comidas que comúnmente se ofrecen a los infantes menores de seis meses en esa localidad. Un programa encontró que las mujeres no consideraban que el consejo “no dar agua” se refería al uso de té de hierbas u otros líquidos.)
Tomar las ideas que generalmente se asocian con el agua y aplicarlas al calostro.

El calostro es el alimento que le da la bienvenida a los recién nacidos. Es su primera vacuna; protege al bebé contra enfermedades.
El calostro limpia el estómago del recién nacido. El agua azucarada no es necesaria.
Explicar por qué un bebé amamantado exclusivamente no necesita agua.

La leche materna está compuesta en un 88% por agua.
Cada vez que una madre amamanta a su bebé, ella le da agua a través de su leche.
La leche materna tiene todo lo que el bebé necesita para saciar su sed y satisfacer su hambre. La leche materna es sin lugar a dudas el mejor alimento y bebida que se le puede ofrecer a un infante para que crezca fuerte y sano.
Resaltar los riesgos de dar agua a los bebés.

El dar agua a un bebé puede ser dañino y causarle diarrea y enfermedades. La leche materna es limpia, pura y protege contra enfermedades.
El estómago de un bebé es pequeño. Cuando toma agua, queda muy poco espacio para recibir la leche materna que es necesaria para que el bebé crezca fuerte y sano.
Atar las buenas prácticas de lactancia a la ingestión adecuada de líquido.

Cuando una madre piensa que su bebé tiene sed, ella debe amamantar inmediatamente. Esto asegurará que el infante reciba toda el agua que necesita.
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¿Cuáles son las necesidades de agua para los niños mayores de seis meses?
Las guías para el consumo de agua después de los seis meses son menos claras que para el primer semestre de vida de un infante.

Al cumplir seis meses, se introducen alimentos sólidos para complementar su alimentación. Estos son alimentos que se dan además de la leche materna para llenar los requerimientos nutricionales que tienen los bebés a esta edad.

Los tipos de alimentos que comen estos bebés afectarán a las necesidades que tengan de agua. En general, los requerimientos de agua que tienen los infantes entre los de 6-11 meses, pueden ser suplidos por la leche materna. Agua adicional puede también recibirse a través de frutas o jugos, verduras o pequeñas cantidades de agua hervida durante las horas de comida.

Se debe tomar la precaución de que el agua y los otros líquidos no reemplacen la leche materna.

El agua pude reemplazar o diluir el contenido nutricional de alimentos complementarios que se consideran “densos” en energía. Cereales ralos, sopas, caldos y otros alimentos con alto contenido en agua, generalmente caen debajo de las recomendaciones de niveles de energía que deben tener los alimentos complementarios que se recomienda ofrecer a los bebés como complemento de la leche materna (0.6 kcal/g).

Al reducir la cantidad de agua agregada a estos alimentos se puede mejorar el estatus nutricional de los/as niños/as de esta edad.

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domingo 13 de junio de 2010
La lactancia materna beneficia a pobres y a ricos

Esta visto que las cosas han de ser repetidas muchas veces para que sean tenidas en cuenta
Y además de muchas maneras. Y eso está pasando con la lactancia materna y sus beneficios.

Es sabido que en los paises en vías de desarrollo, la alimentación del niño con lactancia materna exlusiva durante los primeros meses de vida previene enfermedades y muertes. Y esto tambien ocurre en los desarrollados tal y como demuestran numerosos estudios Por ejemplo, en un estudio publicado en Pediatrics y comentado en EeP, en una cohorte de 18.819 niños nacidos en el Reino Unido, se redujo la hospitalización por diarrea (odds ratio[OR] ajustada fue de 0,37; IC 95%: 0,18-0,78) y por neumonías (OR 0,66, IC 0,47-0,929. En un articulo reciente en la misma publicación calculan el coste beneficio en Estados Unidos de la lactancia materna, y calculan que si el 90% de las familias alimentasen a los niños con lactancia materna exclusiva durante seis meses se ahorrarrían 13 mil millones de dolares anuales en enfermedades, incluyendo muertes.

Asi pues sorprende que este conocimiento, junto con otros, quede enunciado de forma difusa en el documento del Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición pediátrica (ESPGHAN). En él afirman "“…los beneficios en salud derivados de la lactancia materna (LM) son mayores en países en desarrollo que en los desarrollados e inversamente proporcionales al nivel socioeconómico de la población…”.
Pero menos mal que tenemos al comite de lactancia de la AEP que en Perlinfad responde a esta afirmación:
"Esta es una verdad obvia que puede inducir al lector a pensar que para aquellas personas con un buen nivel de vida no es tan importante dar el pecho, o bien que la lactancia materna es una práctica deseable en países menos favorecidos, pero no tanto en países desarrollados. Está claro que cualquier perjuicio, por pequeño que sea, será más grave y evidente en un país en el que la tasa de morbi-mortalidad infantil sea alta, pero esto no significa que los lactantes de los países desarrollados deban ser expuestos a riesgos innecesarios aunque estos sean leves. De hecho, no son despreciables puesto que los niños no amamantados en países de alto poder adquisitivo tienen mayor riesgo de morbilidad infecciosa, de hospitalización por infecciones e incluso de mortalidad neonatal y postnatal"
En este documento de lectura imprescindiable, se van comentando las afirmaciones de la EPSHGAN en cuanto a aspectos comola lactancia materna en madres infección por citomegalovirus, las curvas de peso e idoneidad de la lactancia materna para prevenir obesidad, la introducción de la alimentación complementaria.
Desafortunadamente el comité de nutrición europeo, pierde una gran oportunidad de hacer algo por la salud de los niños. En contraposición, la Pan American Health Organization (PAHO) desarrolla una campaña vinculada a la Copa Mundial de la FIFA que este año se centra en los beneficios de la lactancia materna para los bebés cuyo lema es : "La leche materna: ¡Primer alimento para campeones"¡

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