Se que el problema es mío, porque le estoy dando el pecho y a la vez, no lo puedo evitar, estoy pendiente en que tengo que ir al colegio a buscar a la mayor, en preparar la comida que se nos hace tarde, en ir a comprar, etc.. Consigo adelantarme en muchas tomas y distraerla con actividades o con comida, pero en la mayoría quiere pecho y no hay forma de distraerla. Se que lo único que quiere es estar conmigo y más presencia, pero indudablemente hay cosas que no las puedo dejar. Puedo comer comida preparada un día, pero no todos los días.
Ahora aprovechando el buen tiempo, estoy todo el día en la calle y pronto en la piscina. En la calle me pide menos, porque ya entiende cuando le digo que cuando lleguemos en casa (a no ser que tenga hambre que entonces me lo dice y quiere teta).
Se notan las tetadas de mimicos y las de hambre, en las de mimos se queda con el pezón en la boca, apreta la cara al pecho y lo acaricia. En las de hambre o sed, traga y traga y cuando ya se ha saciado se suelta y se marcha.
Las tomas de la noche son las mejores, son las que disfruto de verdad. Se que es porque estoy más relajada, sin nada que hacer y entonces me conecto a mi hija. Nos tumbamos las dos y ahí la dejo, sin prisas, sin reloj, disfrutando del momento.
Son estos momentos los que me han hecho dudar de destetarla, los que me han hecho continuar con el pecho por el día.
Pero ya siento que es el momento. Entre una y otra llevo casi 4 años y medio de lactancia, de los que estoy muy muy orgullosa.
Voy a esperar a que mi marido termine el cursillo que está haciendo y, con su ayuda, la destetaré. Necesito su ayuda para que me ayude a tener entretenida a la peque, que me ayude a distraerla si yo estoy atendiendo a la mayor.
Quiero aprovechar el tiempo en la piscina y en la playa para hacerlo, sin prisas pero siendo constantes.
Se que mi hija está preparada pero la que no lo estaba era yo. Necesitaba asegurarme de lo que voy a hacer, necesitaba quitarme la sensación de culpa por hacerlo.
Ya iré contando cómo nos va.